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Serrano Abella fue orador del primer acto de los “autoconvocados”, el grupo de productores agropecuarios que luego conformó Un solo Uruguay, el movimiento que reclama mejoras para el sector y que se manifestó en varias ocasiones en distintos puntos del país.
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Sin duda alguna el Serrano Abella era el comunicador idóneo y representativo del sector agropecuario para abrir una convocatoria masiva del movimiento de los “autoconvocados” —recién generado— y que involucraba a todos los sectores productivos del país.
Su forma, su credibilidad, su compromiso y su conocimiento fueron los motivos para que los “autoconvocados” le plantearan la comunicación pública de los problemas y las reivindicaciones de un movimiento agropecuario sin antecedentes.
Fue un claro No Va Más de todos los presentes al gobierno.
Sin dudas, el campo “se hizo sentir” y para eso, la voz del Serrano Abella era la indicada.
Lamentablemente, un año después, las soluciones no solo no llegaron sino que ni siquiera fueron consideradas por el actual gobierno.
Y volviendo al orador... ¿quién no conoce al Serrano? ¿Quién no conoce a su señora Pelusa o su hijo Polilla? El Serrano Abella se mete en las casas y corazones de los uruguayos, pidiendo permiso, con respeto y deja que también lo conozcamos a él. Debemos rezar por un país con muchos “serranos”.
Él siempre le habla y defiende a la gente de campo y no a la gente con campo; tal como él mismo dice. Es claro y duro cuando tiene que serlo, pero también blando y sentimental en muchas ocasiones.
Quedan muy pocos como el Serrano, personas y personajes con tradición y opinión, con amor al campo y a su gente, como lo era también otro emblemático periodista: el doctor Eduardo J. Corso.
Propongo que quien no lo conozca lo deje entrar a su casa, a oficinas, autos, tractores… que sean parte de su palabra (pausada, firme y realista); es un ser humano que glorifica al ser humano, al uruguayo, al campo: siempre levantando la bandera de nuestro país rural.