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Valeria Tanco: "No hago nada que tenga que ver con la religión"

Edad: 43 • Ocupación: Comunicadora • Señas particulares: Es fanática de mirar básquetbol; se lleva mejor con los gatos que con los perros; empezó a hacer terapia a los cinco años

¿Cómo es su relación con su hermano Carlos Tanco? Somos superpegados. Tenemos una relación divina desde que somos chicos; tengo cuatro años y medio más que él y compartimos un montón de cosas. Siempre miramos mucho fútbol, sobre todo en mundiales. Pero con el básquetbol es diferente; es muy fanático, sabe mucho más del tema y tengo que pedirle permiso para poder ver los partidos con él.

Entonces su gusto por el básquetbol viene de familia… Mi abuelo materno fue juez de básquetbol, uno de los más importantes de este país, Mario Hopenhaym, y está en el Salón de la Fama de la FIBA. Mi hermano jugó al básquetbol mucho tiempo; somos una familia de basquetboleros y de gente vinculada a ese deporte. Además, mi hermana del lado materno (Gabriela Freire) es dirigente del Club Tabaré, el club nuestro de toda la vida.

Del lado materno usted viene de familia judía. ¿Practica la religión? No hago nada que tenga que ver con la religión. La práctica del judaísmo se cortó en mi abuela, aunque ella ya no lo practicaba. Éramos de juntarnos en las fechas judías pero en realidad no teníamos ni idea de lo que se festejaba. Eso me da pena, me hubiera gustado saber y me gustaría profesar alguna fe, me parece que es algo que está bueno.

De todas maneras, pudo casarse por la Iglesia. Sí, me casé por la Iglesia porque mi exmarido es católico. Él ya se había casado una vez y quise que hubiera algo más. Es una ceremonia hermosa. Lleva una preparación que estaría buenísima que se hiciera en el casamiento por civil; tenés charlas y les podés dedicar un tiempo a tu relación y a ese compromiso que vas a asumir. Igual no funcionó el matrimonio.

Tiene una hija de 15 años. ¿Cómo es su relación con ella? Estoy reaprendiendo a relacionarme porque ser madre de una adolescente es distinto que serlo de una niña. La amo profundamente, nos llevamos muy bien, pero es un aprendizaje que te lleva a cambiar de lugar y a relacionarte de otra manera. Uno va creciendo con ella en la maternidad y cuando pensás que más o menos la tenés clara viene la adolescencia y te cambia todo. Y ahí tenés que empezar de nuevo.

Vive con ella, su pareja actual y un perro que le hace caso a toda su familia menos a usted. ¿Es así? Un perro que es una novedad; al que más caso le hace es a Sebastián (su pareja). Hacía casi un año que no teníamos animales y un amigo nos empezó a hacer una especie de chantaje emocional mandándonos fotos de los hijos de su perro, porque no se los iba a poder quedar. Como no había nada en casa, terminamos trayendo a Beto. Es fatal y a mí es a la que menos caso le hace. Yo soy una persona de gatos, teníamos uno que se llamaba Lukas Podolski, como el jugador de fútbol, pero se murió de golpe el año pasado cuando tenía 6 o 7 años. Nunca pensé que iba a querer tanto a un animal, era un gato divino.

Tiene un libro que se llama Miss Terapias. ¿A qué edad fue por primera vez al psicólogo? Empecé a hacer terapia cuando tenía cinco años. Era seguro que me tenía que operar de vegetaciones y tenía terror a los médicos, entonces mi mamá decidió que fuera a terapia a ver si podía sacarme ese miedo. Al final no tuve que operarme, mi papá es muy testarudo, se puso a consultar médicos y logró que zafara de la operación. De todas maneras, quedé con esa idea de que el psicólogo me gustaba y después pedí yo para ir varias veces. En la infancia fui como cuatro veces con la misma psicóloga y después empecé a recorrer otros.

¿Nunca pensó en estudiar psicología? En algún momento sí, pero fue muy breve la cuestión de estudiar. Hice quinto y sexto en el IAVA y ahí me encontré con un libro que tenía todas las corrientes; empecé a leer y a interesarme un poco, pero me duró un rato nomás.

¿Actualmente está en terapia? Sí, fue por un motivo personal y decidí que era momento de volver. Pensé que no iba a querer hacer más terapia; cuando estaba escribiendo el libro y cuando lo publiqué no estaba haciéndo.

¿A qué libro vuelve siempre y por qué? Qué tema con los libros. Vuelvo a un libro que se llama Curious Pursuits de Margaret Atwood, que encontré de casualidad entre libros en inglés. Su pensamiento me provoca admiración y siempre encuentro cosas distintas cuando lo leo. Tengo libros que amo profundamente, pero no soy de releer porque siento que tengo mucha cosa nueva para hacerlo.

Si tuviera que elegir entre radio, prensa o televisión, ¿con cuál se queda? A mí me gusta editar, incluso más que escribir. La edición fue lo único que terminé de educación formal, y el inglés que di hasta el Proficiency. La radio me seduce un montón y me parece que me sale más o menos, pero es un lugar en el que me siento muy bien. La tele es una experiencia nueva. Me gusta el proyecto Vespertinas y el programa que estamos haciendo; me siento muy bien con mis compañeras, somos muy distintas y eso es algo que está bueno.

¿La televisión cambió en algo su vida cotidiana? Todavía estoy acostumbrándome a los horarios porque no es que conducimos y nos vamos, estamos trabajando y proponiendo cosas todo el tiempo. Además, a mí me sale la veta de productora, y se me ocurren cosas que son bienvenidas. Pero me cambió muchísimo, sí, porque una cosa es trabajar desde casa, que era mayormente lo que hacía hasta el año pasado. Tener que estar todos los días cuatro, cinco o seis horas en un lugar fijo que no es mi casa es una cosa totalmente distinta.