Los números hablan por sí solos: 80% menos de consumo de agua, 50% menos de energía eléctrica requerida, 50% menos de generación de residuos, 80% de energía producida por planta fotovoltaica, 1,8 toneladas de emisiones de CO2 menos por año.
Los números hablan por sí solos: 80% menos de consumo de agua, 50% menos de energía eléctrica requerida, 50% menos de generación de residuos, 80% de energía producida por planta fotovoltaica, 1,8 toneladas de emisiones de CO2 menos por año.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáEstas son algunas de las cifras que destacan a la Casa CLT San Nicolás si se la compara con una construcción tradicional. Diseñada por Estudio Dovat, la casa significa una obra visionaria que marca el camino hacia la construcción residencial ecoamigable, siendo recientemente galardonada con el Premio Nacional de Eficiencia Energética que otorga el Ministerio de Industria, Energía y Minería.
La arquitecta detrás de este proyecto innovador es Carolina Dovat, quien asumió el desafío de construir la primera vivienda unifamiliar de CLT (Cross Laminated Timber) del país, reconocida por su bajo impacto ecológico.
Dovat conversó con Galería sobre algunos aspectos trascendentales para entender por qué Casa CLT San Nicolás se presenta como un faro de eficiencia energética y responsabilidad ambiental.
¿En qué tiempos se desarrolló el proceso de construcción de Casa CLT San Nicolás?
Fue una obra en la que lo más grueso duró seis meses, y después tuvimos dos meses de terminaciones. Estos tiempos incluso fueron porque teníamos una curva de aprendizaje, probablemente podría hacerse un poquitito más rápido si tuviéramos más práctica. Lo mismo nos pasó a la hora de proyectar por adentrarnos en un sistema constructivo completamente nuevo para nosotros, que implicaba un cambio metodológico también a la hora de pensar.
¿Qué innovaciones arquitectónicas destacan en términos generales?
Las innovaciones son un poco relativas a nuestro contexto. Nada de lo que hicimos es nuevo en el mundo. Sí, es la primera construcción de una casa que se hace en Uruguay con este sistema constructivo, tratando desde la base de poner en valor las posibilidades que nos daba esta forma de trabajo. En ese sentido, sí es innovación. La consigna inicial fue hacer una casa de bajo impacto ambiental. Para esto trabajamos con un material que se llama CTL, que por sus características tiene el CO2 encapsulado dentro de lo que es la estructura de madera. Con esta elección buscábamos la menor cantidad de uso de cemento en cimientos. Hay algunas carpetas de arena y portland, pero realmente la cantidad de cemento es mínima. Para nosotros, la sustentabilidad también está dada por buscar materiales de bajo impacto, como el bambú para los pisos y maderas locales para los revestimientos interiores. Por otra parte, hay decisiones de diseño que buscan que la orientación aproveche mejor el aislamiento, tanto para la iluminación natural como para la ventilación y la calefacción. Me parece muy importante hablar del diseño porque si no, pareciera que nos quedamos en un campo únicamente técnico. En el estudio creemos que la arquitectura tiene que mejorarles la vida a las personas, utilizando todo lo que las posibilidades contemporáneas y los avances tecnológicos permiten para ese bienestar. Antes que todo lo técnico, tiene que haber un diseño que apoye el concepto integral, que cause emoción.
¿Qué otros beneficios tiene la construcción con madera contralaminada CLT?
En la etapa de construcción, una primera ventaja es la posibilidad de prefabricación o de industrialización, pero a diferencia de otros sistemas prefabricados o industrializados, en los que se asocia con la estandarización, el CLT lo que te permite justamente es hacer proyectos únicos pero cortados en una planta industrial. Esa ventaja tiene mucho sentido cuando analizamos la capacidad creativa de los arquitectos, más allá del apoyo que da la tecnología. Que la fabricación se haga de manera robotizada asegura la eficiencia. Es decir que se une lo mejor de los dos mundos, por decirlo de alguna manera. Otra ventaja es la velocidad de montaje; es una construcción en seco, limpia y exacta. La liviandad también destaca, ya que el CTL pesa un 30% menos respecto al hormigón. Esto también impacta en la calidad de los trabajos desde una perspectiva social. A la hora de manipular las piezas y en las tareas de montaje se utilizan grúas pequeñas con ruedas, herramientas manuales y a batería, favoreciendo un mejor ambiente de trabajo, sin tanto polvo, con más calidad de aire. A su vez, que el montaje sea estructural hace que la producción de residuos sea significativamente menor. Cada pieza tiene su etiqueta y está pensada específicamente para un determinado lugar. Nada falta ni sobra. No hay trabajos de adaptación en obra. Otra ventaja, no menor, es la posibilidad de construir en altura para un sistema liviano. Podemos tener ejemplos en el mundo de edificios de hasta 25 pisos, mientras que en Durazno se está construyendo uno de seis.
Luego de finalizada la etapa de obra, ¿cuáles son las ventajas del CLT en la práctica?
La aislación térmica y acústica es notoria, así como la capacidad aeroscópica que tiene el material, es decir que puede regular la humedad del ambiente haciendo que se sienta sensorialmente muy agradable. Es un ambiente siempre seco y también, si uno lo deja a la vista en el interior, tiene las ventajas del diseño biofílico, como la reducción del estrés y el bienestar emocional en general. Por otra parte, al no introducirse componentes tóxicos en la construcción, ya que la madera no los requiere, se crean ambientes más sanos para habitar.
Una particularidad del proyecto es la incorporación de terrazas verdes. ¿Qué rol cumplen?
Las terrazas verdes reducen las reflexiones de calor hacia la atmósfera y ayudan a regular la temperatura de la casa. Estas tampoco son una cosa nueva per se, pero sí la combinación con una estructura de madera y un techo fotovoltaico. Este conjunto hace una construcción, al menos, llamativa en nuestro medio. Después hay otras particularidades que caracterizaron la etapa de obra, como la reducción del 80% del consumo de agua, el 50% de energía y el 50% de residuos.
¿Cómo se gestiona el agua de lluvia a través de estas terrazas?
El sistema de regulación del caudal de lluvias se basa en 30 centímetros de tierra y plantas nativas, que absorben parte del agua para poder vivir. La tierra, a su vez, actúa como si fuera una especie de esponja que va liberando el agua gradualmente hacia la red, ayudando a reducir las inundaciones.
¿Cómo se seleccionaron los materiales de construcción para lograr los estándares de eficiencia energética?
Las decisiones más importantes desde el punto de vista de eficiencia energética están dadas, primero, por la envolvente compuesta por una estructura de madera de CLT, las terrazas verdes y las ventanas, que son con DVH + RPT (doble vidrio hermético y ruptura de puente térmico). Se comprobó que esta envolvente es un 30% más eficiente energéticamente que si se hubieran tomado decisiones más “tradicionales”, por llamarlas de algún modo. Esa comparativa se hace con lo que se llama el escenario business as usual, que sería cómo se hubiera construido este proyecto manteniendo el estándar de lo que se hace comunmente en la industria. Por otra parte, como queríamos tener estufa a leña sumamos una de doble combustión y alto rendimiento, que tienen bajísimas emisiones de CO2. Comparadas con las estufas abiertas, el impacto es más o menos 70-30, o sea, 70% del calor queda dentro de la vivienda y solo un 30 del calor producido va a la atmósfera. Otra decisión fue la incorporación de los sistemas de calefacción y refrigeración eficientes, como el BRB. La casa tiene su planta fotovoltaica en la cubierta norte, que son 26 paneles de un metro y medio cuadrado. Esos paneles que desarrollan energía limpia son básicamente la decisión más grande que impacta en la eficiencia de la casa. La cubierta produce en el orden del 80%-85% del requerimiento anual y todo funciona con energía eléctrica. A su vez, toda la iluminación es LED de alta eficiencia.
Más allá de los desafíos técnicos, ¿qué implica en términos de inversión construir este tipo de edificaciones?
Creo que más que un tema de inversión hay un tema cultural. Al menos en nuestro medio la construcción en madera está asociada a algo muy estándar, de nivel más bajo si se quiere. Es decir, uno no piensa en un edificio de alta calidad hecho en madera. El CLT viene a derribar fuertemente esa creencia, porque tiene la capacidad de construir espacios de alto estándar, tanto en cuanto a la solidez como a la eficiencia energética y la calidad de terminaciones. Por eso creo que el beneficio no debe medirse con la inversión inicial, sino con una mirada financiera a mediano o largo plazo, porque el impacto de las reducciones en los consumos de energía tiene un ahorro significativo en el tiempo. Hoy existen un montón de herramientas financieras para proyectos con perspectiva sustentable.
¿Hay incentivos impositivos que impulsen a asumir desafíos como este?
A nivel de la Comap (Comisión de Aplicación de la Ley de Inversiones), todo lo que se compute como gasto en estructura de CLT es 100% deducible y ese es un gran beneficio para inversores. Para los arquitectos, el impulso debe estar en el convencimiento personal de que hoy todos tenemos la responsabilidad de una construcción más sustentable, considerando que nuestra industria es una de las más contaminantes del planeta. Está en nosotros poder tomar decisiones para reducir ese impacto.
¿Cómo evalúa el impacto de Casa CLT San Nicolás en la comunidad local en términos de conciencia ambiental?
Creo que de la misma manera que para nosotros significó recorrer un camino de aprendizajes, para la comunidad también lo es. Hay creencias colectivas que están erróneamente orientadas, como suponer que la madera no puede ser un material sustentable porque se está cortando un árbol. Sin embargo, hay que entender qué tipo de madera debe ser y cómo se debe gestionar el bosque para que sea una decisión ambientalmente amigable. Este es solo un ejemplo para entender que en este proceso tuvimos mucho que aprender y que la sociedad en su conjunto tiene por delante un aprendizaje también. El hecho de que nosotros, como profesionales, ayudemos a difundir por qué es importante apostar a este tipo de construcciones hace que podamos colaborar como agentes de cambio. La conciencia no se genera desde la individualidad; para que haya impacto, el cambio debe ser colectivo.
¿Qué significó para el estudio haber ganado el Premio Nacional de Eficiencia Energética?
Un honor y un orgullo. Este premio, en realidad, nace desde el lugar de la experimentación y de la convicción de que el cambio tiene que surgir desde nosotros mismos. Todas estas medidas que venimos relatando son cosas que nosotros leíamos, pero hasta que no pudimos medir a través del estudio qué se exigía para poder presentarse al premio, no teníamos manera de cuantificar el impacto. También fue importante vivir la experiencia en carne propia en cuanto a lo que implicaba habitar, visitar un espacio de estas características, proyectar cambiando la mentalidad y construir teniendo una conciencia plena de lo que se está haciendo. Entonces para nosotros este premio fue, de alguna manera, el espaldarazo que necesitábamos para seguir visibilizando el tema. En cierta manera, nos ayudó a que podamos estar hablando de esto.
¿Existen planes para implementar conceptos similares de eficiencia energética en proyectos futuros?
Sí, estamos trabajando en varios proyectos que naturalmente incluyen decisiones como las que hemos ido relatando, pero hay que medir un poco el impacto que tiene una medida que se toma frente al beneficio real en el funcionamiento o en la etapa de construcción que vaya a tener ese proyecto. En el caso de la casa de San Nicolás, mucho tenía que ver con una forma experimental de poder ver todas las medidas juntas aplicadas, incluso cuando algunas de ellas son difíciles de justificar desde el punto de vista económico. Pero necesitábamos poderlas experimentar. Sin embargo, cuando trabajamos para clientes de diversos programas e industrias, tenemos que ir buscando cuáles son las que corresponden y realmente produzcan un beneficio. Así que sí, efectivamente tenemos al menos tres proyectos más que implican construcción en madera.