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Los que
dicen que ya nada es como
antes exageran, pero sí es cierto que todo el tiempo nos enfrentamos a cosas
nuevas. Afortunadamente, porque eso quiere decir que evolucionamos, nos
desarrollamos, avanzamos. Qué triste sería vernos siempre en el mismo lugar.
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Pero hay un
aspecto de la vida de las personas en que estos cambios se están haciendo cada
vez más notorios y están modificando algunos paradigmas de la sociedad: la
gente vive más tiempo y en mejores condiciones físicas y mentales. Esto,
indefectiblemente, altera modos, estilos, propósitos, comportamientos,
intereses. Y detrás aparecen productos en el mercado que llegan, a veces con
cierto retraso, para satisfacer necesidades ya creadas, en un movimiento
inverso a la lógica consumista a la que estamos acostumbrados, que va creando
necesidades para luego vender las soluciones.
En este
número, sin que nos lo hubiéramos propuesto, publicamos dos artículos que
reflejan consecuencias en la sociedad provocadas por el aumento de la
expectativa de vida, una más directa que el otra.
En primer
lugar, en el ciclo sobre economía plateada que venimos realizando desde el
primer jueves de junio, la periodista Magdalena Cabrera se enfoca en esta
entrega en investigar algunas de las ofertas más novedosas que el mercado tiene
referidas a ocio y recreación para los mayores de 65 años.
Ahora este
sector de la población ya no solo hace talleres de bordado, clases de
hidrogimnasia, integra un coro o asiste a un club de la tercera edad. Hoy los
jubilados quieren viajar por placer con pareja o amigos, hacer intercambios
para estudiar idiomas en el exterior y alojarse en casas de familia, ir al
cine, al teatro, a un museo o concierto en grupo, salir a comer, aprender gaming,
TikTok o Twitch para divertirse con los nietos.
Definitivamente
ha cambiado el estilo de vida y el sentir de la nueva generación de las
personas mayores de 65, que llegan a esta edad con ganas de dar rienda suelta a
la vitalidad que sienten y de hacer todo lo que no pudieron hasta ese momento
porque tenían otras obligaciones. Los avances en la medicina los han dejado a
los 60 en un estado de salud óptimo para hacer todo lo que deseen. Y ellos
quieren divertirse y pasarla bien. Estudios hablan de altos porcentajes de
personas de esa edad con hobbies y con el hábito de salir con pareja o
amigos. Esto quiere decir que los mayores están saliendo de sus casas, cosa que
los médicos ven con buenos ojos, y están gastando más en esparcimiento, cosa
que al mercado le encanta. Pero recién ahora se está identificando a este nuevo
nicho, que tiene todo por explotarse. Claro que este sector de la población
tiene sus propios requerimientos y será tarea de expertos en marketing y en
experiencia de usuario que logren adecuar las propuestas a lo que ellos
necesitan. Por ejemplo, buscan transporte cómodo y seguro, trato personalizado por
parte de personas amables, pacientes y confiables, y cuando planifican un viaje
prefieren trabajar con agentes o guías que les dan más tranquilidad y
garantías. Solo hace falta estudiar el público para crear luego los servicios
que se ajusten a ellos.
Quienes están
trabajando en este sector se sorprenden de cómo ha mejorado la calidad de vida
de esta generación, lo activos que son y que saben perfectamente lo que
quieren: de cuatro que consultan por algún programa o servicio, dos concretan,
algo que no sucede entre el público más joven.
La otra nota
que publicamos en este número que evidencia otro cambio de la sociedad en esta
misma línea es la referida a la menopausia y el climaterio. Aunque desde hace
años se viene hablando de este tema, en el artículo escrito por Federica
Chiarino queda claro que la información al respecto escasea, y que aún no se
conoce suficiente sobre esta etapa que puede afectar bastante la calidad de
vida de las mujeres.
Pero más allá
de esto, nuevamente lo que salta a la vista es cómo ha cambiado la vida de las
personas y por consiguiente sus necesidades a partir de que vivimos más años.
Antiguamente las mujeres morían a los pocos años de tener su menopausia,
entonces este problema no existía, no había una etapa que transitar, no se
precisaban soluciones, y mucho menos había planteos sociales.
Sin embargo, la vida hoy es
más larga, las personas van pasando por diferentes etapas a las que hay que
encarar, dar soluciones, aportar información, comprender y desarrollar
productos acordes a las necesidades. De eso se trata vivir bien, tener calidad
de vida y disfrutar de los días y las noches plenamente.
