¡Hola !

En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
$ Al año*
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

¡Hola !

En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
$ por 3 meses*
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
* A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
stopper description + stopper description

Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

Suscribite a Búsqueda
DESDE

UYU

299

/mes*

* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

¡Hola !

El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

Las otras heridas de la pandemia

En un año con menos cenas, reuniones y encuentros familiares, las ausencias se sienten

En un año con menos cenas, reuniones y encuentros familiares, las ausencias se sienten

Antes de la pandemia mi papá no extrañaba tanto a sus nietos. No le daba tiempo. Siempre había algún cumpleaños, algún asado de domingo o algún motivo para juntarse. El encuentro cara a cara era "la" forma de estar en contacto, de seguirles los pasos, de hacer esa pregunta incómoda sobre estudios, novios o salidas. Desde hace más de ocho meses -él los tiene perfectamente contados- esas instancias se redujeron al mínimo. Y en tiempos en que hablar por teléfono es una rareza, sobre todo para los jóvenes y adolescentes -como es el caso de los seis nietos en cuestión-, las ausencias se sienten todavía más.

Esta semana publicamos una nota a partir de un estudio realizado por la Facultad de Psicología de la Universidad de la República sobre el impacto psicológico de la crisis del Covid-19 en los adultos uruguayos. Los resultados son sorprendentes. Según el trabajo, realizado entre junio y octubre, quienes más sufrieron los meses de confinamiento fueron los hombres, las personas solitarias, los adultos jóvenes o de mediana edad y de niveles socioeconómicos bajos. Entre ellos, lo que más aumentó fueron los síntomas de depresión y ansiedad, sobre todo los de tipo fóbico, que estiman se puede haber incrementado al doble de lo que sería habitual en un año normal. Cuando algún caso encendía la luz de alerta, el equipo a cargo se comunicaba vía email e intentaba contactar a la persona por teléfono. Durante el proceso de investigación, derivaron a unas cien personas a alguna policlínica de salud mental.

En el informe, las personas mayores de 60 años no aparecen entre los más afectados por el coronavirus. De hecho, quienes se definían como jubilados y pensionistas fueron los que menos expresaron tener síntomas depresivos: 13%. Una explicación podría ser que el estudio de Udelar y su seguimiento se realizó de forma online y voluntaria, una herramienta que este grupo etario no siempre domina. Otra podría ser que los veteranos de hoy ya pasaron muchas crisis -desde grandes guerras hasta debacles financieras o catástrofes naturales-, sobreviviendo a todas ellas; estar unos meses confinados, en un mundo con servicios y formas de comunicación que no siempre existieron, no parecería ser tan grave.

El resultado del estudio, sin embargo, no coincide con el que reflejó la línea 0800 1929, que ASSE puso a disposición de las personas que se sentían afectadas por el aislamiento. Allí, desde mediados de abril, cuando comenzó a funcionar, se registraron 13.500 llamadas por casos de depresión, ansiedad, aislamiento y soledad (en ese orden de importancia). Por cada hombre llamaban aproximadamente tres mujeres; la mayoría mayores de 61 años, le dijo el director de Salud Mental de ASSE, Pablo Fielitz, a Leonel García, autor de la nota. "Son los que más han sufrido el confinamiento", resumió.

Parece haber coincidencia en ese sentido. Y la gravedad del impacto radica, sobre todo, en lo irreversible de las consecuencias. A nivel físico, las cifras de organismos internacionales indican que si bien toda la población está en riesgo de contraer el Covid-19, las personas de la tercera edad tienen mayor probabilidad de enfermar gravemente si se infectan. Según la Organización Panamericana de la Salud, los mayores de 80 años mueren a una tasa cinco veces mayor que la media. Al cierre de esta edición, Uruguay había alcanzado 71 víctimas mortales, la mayoría hombres y mayores de 75 años. Quienes más ingresaron a CTI también fueron hombres, entre 64 y 75 años.

A nivel psicológico, quizá todavía sea demasiado pronto para evaluar los efectos de la pandemia. En las últimas semanas se habló mucho de la situación de los jóvenes, que tras varios meses de confinamiento estaban ansiosos por volver a tener clases presenciales y por aprovechar la llegada de la primavera para organizar "juntadas", ahora que podían ser al aire libre. También se analizó el caso de los niños más chicos, que pasaron el invierno sin tener contacto con sus pares ni hacer ejercicio. La mira se corrió de los veteranos, que la siguen mirando pasar por la ventana, en el mejor de los casos como congelados en el tiempo, esperando que la nueva normalidad les abra las puertas.

El domingo, a la vuelta de uno de esos mandados de fin de semana, pasé por la casa de mi padre y estacioné en la puerta. En el auto estaba uno de mis hijos, que bajó la ventanilla y conversó con él unos minutos. Fueron pocas palabras. Es difícil generar la intimidad de una charla desde la vereda y con tapabocas. Esa situación extraña provocó una sonrisa primero y algunas lágrimas después. No hubo besos ni abrazos, solo las ganas. "Es que los extraño", justificó él, como sabiendo que lo que se perdió en 2020 ya no va a volver.