Lecciones de una pionera

Pero una de las principales enseñanzas que dejó Cristina, y que la hace aún más grande y admirable, es sobre el lugar de la mujer y sus derechos. En una sociedad que lucha todos los días por derribar la hegemonía patriarcal, encontrar a una mujer de más de 90 años, hija de un tiempo en el que las desigualdades de género no se cuestionaban y la independencia era muy poco valorada, decir que la mujer tiene que ser económicamente independiente siempre, porque sin eso no puede ser ni hacer nada más, es un mensaje muy poderoso para las mujeres de su edad y todas las que vienen detrás. Que ella haya utilizado su imagen, su prestigio, su lugar de referente, de formadora de opinión, de líder, para enviar una sentencia así al mundo la hace aún más inmensa. Lo hizo porque entendió el lugar de poder que se ganó con una trayectoria impecable y usó ese poder para el bien. Eso lo hacen los grandes. Pero ella en su mensaje (difundido por el Banco Mundial, #MujeresUruguay) da un paso más y, desde un lugar de humildad total, se pone de ejemplo para demostrar que las barreras se pueden romper. Dice que con su regreso a la televisión a los 90 hizo añicos el techo de cristal: un movimiento feminista sin precedentes. A los 90 años, esta mujer tuvo la fuerza para salir a derribar una vez más los esquemas preestablecidos. Que una mujer de esa edad —sin ser Mirtha Legrand, que es argentina— condujera un programa en la televisión parecía impensable. Y lo hizo. Y se ganó la admiración absoluta de todos.