¡Hola !

En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
$ Al año*
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

¡Hola !

En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
$ por 3 meses*
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
* A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
stopper description + stopper description

Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

Suscribite a Búsqueda
DESDE

UYU

299

/mes*

* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

¡Hola !

El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

Motivos (y excusas) para regalar

Regalar bien es un arte que requiere e involucra atención, dedicación y conocimiento

Regalar bien es un arte que requiere e involucra atención, dedicación y conocimiento

La Navidad, o las fiestas para los no creyentes, son el momento de la familia. Es tiempo de reunirse (este año en grupos más reducidos que lo habitual), de conversar con los otros, de hacer alguna -aunque mínima- evaluación de lo pasado y de desear buenos augurios, éxitos, sueños cumplidos y por cumplir. Pero es también, aunque cueste admitirlo, tiempo de regalos. Y la nota que escribió Patricia Mántaras para este número deja demostrado que hay mucho más que un mero acto materialista en el hecho de obsequiar algo a alguien; también hay intenciones, conocimiento del otro y, por supuesto, un gesto de amor envuelto en papel de seda y moña satinada. Tanto es así que los mecanismos internos que pone en funcionamiento el acto de regalar han sido objeto de estudio para psicólogos, antropólogos y hasta expertos en marketing. Incluso se han esbozado diferentes perfiles psicológicos de los regaladores.

Es imposible leer la nota y no intentar identificar qué tipo de regalador, pero sobre todo qué tipo de receptor somos. Tanto para un lado como para el otro, el abanico es amplio: en el primer grupo puede estar el narcisista, el perfeccionista o el emocional, por ejemplo, y en el otro está el receptor difícil o el que directamente cambia todos los regalos que llegan a sus manos, por citar solo dos.

Varios testimonios que aparecen en el relato dejan en evidencia cómo esta acción a la que a veces no le prestamos demasiada atención y se suma a la cotidianidad como una más de tantas rutinas o tradiciones, habla de nosotros y nuestra historia. En la nota, de hecho, aparecen anécdotas geniales, como la de un niño que durante toda su infancia regaló paquetes de lana a sus compañeros de escuela, recibiendo como contrapartida una mirada atónita en el mejor de los casos o un gesto de desdén la mayoría de las veces. También hay historias de regalos fallidos o de obsequios insólitos a los que, con el tiempo, el receptor les terminó agarrando cariño. Aunque quizá no sean tan jugosos para el anecdotario, todos tenemos en la memoria algún regalo perfecto, ese que nos cumplió un sueño siendo niños o nos hizo sentirnos queridos de adultos. Yo, por ejemplo, todavía recuerdo el par de patines con tutú haciendo juego, el conjunto de anillo y pulsera que me dieron mis padres para mis 15 o la llegada sorpresiva de alguna mascota, desde gatos a conejos.

Uno de los datos más curiosos de la nota es el que dice que hombres y mujeres se involucran de manera diferente en la búsqueda de un regalo. La aseveración está respaldada por un estudio de la Universidad Loyola de Chicago, que analizó el comportamiento de niños pequeños invitados a un mismo cumpleaños: mientras que casi todas las niñas habían ido a elegir y comprar el regalo con sus madres, casi todos los varones ignoraban qué había dentro del paquete. En algunos países también está medido cuánta gente devuelve o cambia algún regalo de Navidad: en Estados Unidos lo hace una de cada tres personas, en España dos de cada 10. En mi casa, soy la cambiadora compulsiva, una conducta que quizá, si la fuerza de voluntad me lo permite, modifique de ahora en más.

Según los expertos, regalar bien es un arte que requiere e involucra atención, dedicación y conocimiento. Pero, al parecer, ser un buen receptor también tiene sus trucos, que no todos dominan (o dominamos). La nota cierra con tres consejos imperdibles, sobre todo el último, así que vale la pena llegar hasta el final. En el camino, aprovechar que estamos viviendo un momento histórico diferente para valorar lo importante y buscar en los regalos un motivo para sentirnos bien y hacer sentir bien a los demás. ¡Feliz Navidad!