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Antonio García Villarán: artista, iconoclasta y youtuber

En su faceta de youtuber, el español se revela como un divulgador del arte que dispensa opiniones y observaciones controvertidas, y también como un docente generoso y un showman sumamente entretenido

Es andaluz, reside en Sevilla. Usa lentes, lleva el pelo largo y luce una barba de chivo con la que a veces hace una trenza. También unas remeras que en ocasiones son vistosas y que usualmente tienen que ver con algo relacionado con el arte o la cultura de Oriente, ya sea India, China o Japón. Doctor en Bellas Artes, Antonio García Villarán es también artista plástico (sus obras se hallan en distintas instituciones y colecciones privadas) y docente (imparte talleres virtuales y presenciales en su propia academia, CREA 13, ubicada en Sevilla, y ofrece cursos de dibujo y pintura online en la plataforma Udemy).

García Villarán es, además, uno de los youtubers que ofrece parte del contenido más interesante que puede encontrarse en la plataforma, al menos en español. Y es evidente que se toma en serio su papel, asumiendo una postura cuestionadora y a la vez divulgadora del arte.

Con un estilo sumamente amigable y a la vez un tanto excéntrico, cada jueves sube nuevo contenido a su canal de YouTube (buscar por "Antonio García Villarán"), que suma más de un millón de suscriptores. Sus videos, además de divertidos, son verdaderas clases magistrales acerca de la obra de artistas como Francisco de Goya, Max Klinger, Edvard Munch, Felicien Rops o James Ensor. También sobre lo que -literalmente- esconden las obras de Pablo Picasso. Y además habla del arte digital, de Internet, del mercado del arte actual y de la popularidad de los tokens no fungibles (NFT) dentro del mundo artístico.

En cada entrega de video se revela como un iconoclasta que dispensa opinión y observaciones controvertidas. Comparte detalles jugosos, anécdotas poco conocidas de artistas y del mundo y el negocio del arte. Reflexiona e invita a reflexionar y adoptar una mirada crítica ante todo lo que se presenta como arte. Con habilidad, humor, muchos fundamentos y elegancia cuestiona y destroza conceptos firmemente instalados. Por ejemplo: la visión romántica del artista y del arte, el valor artístico de Jean-Michel Basquiat, el supuesto aporte de Frida Kahlo, qué dicen los artistas cuando dicen que son autodidactas. Aporta un punto de vista crítico a la validez de los criterios actuales para endiosar a intocables como Salvador Dalí, Joan Miró, Eduardo Chillida, Yoko Ono, Damien Hirst o Jeff Koons, entre otros.

Considera que Vincent van Gogh es el peor de los pintores impresionistas y que la obra de Andy Warhol es cursi y repetitiva. Expone las razones por las que piensa que la Mona Lisa es un retrato de segunda categoría. Y destroza, con argumentos bien plantados, a Banksy. Cuando habla de artistas masculinos se refiere a ellos en femenino. "Tranquila, Ampudia, tranquila", le dice a Eugenio Ampudia, que es una especie de archienemigo suyo: un artista conceptual conocido por haber realizado un concierto para plantas (que, por supuesto, también analizó).

Pero junto con las bromas y las excentricidades, en cada entrega también se nota que García Villarán es un docente que disfruta de lo que hace, el tipo de profesor que comparte información de manera muy generosa, irradiando y contagiando pasión por el arte. Presenta a artistas considerados extraños como Edward Gorey. Analiza y desmenuza piezas emblemáticas o prácticamente desconocidas o misteriosamente infravaloradas. Además de hablar sobre temas puntuales, recomienda libros, películas y videos que contribuyen a ampliar la mirada sobre esos temas.

Uno de sus ilustradores favoritos es Alfred Kubin, a quien por supuesto le dedicó un video. "Hace algo que muy pocos pueden hacer: dibujar el subconsciente, dar forma a la pesadilla, a nuestra parte más oscura, más grotesca", explica en el video dedicado a la obra y la torturada y delirada vida del escritor e ilustrador expresionista austríaco, precursor del surrealismo, famoso por sus creaciones oscuramente grotescas. El video 20 mujeres artistas es una auténtica maravilla. Lo mismo el de Gambito de Dama y el arte de Lowbrow, Caravaggio y Escher. Lo mismo los dedicados a las representaciones de dios, el diablo y los ángeles en la historia de la pintura. O los de las performances de Marina Abramovic. Cada nuevo episodio es una fiesta.

Su concepto estrella. Notablemente en sintonía con la indomable crítica de arte mexicana Avelina Lesper, García Villarán es bastante más que un iconoclasta ingenioso y canchero. Aun cuando dinamita lo que la sociedad del espectáculo y la cultura del consumo erigió como tótems, siempre logra rescatar de entre los escombros aquello que considera auténtico, o al menos, aquello que él juzga que tiene un valor artístico digno de ser destacado y compartido. En definitiva, mostrar que no todo es blanco o negro, y que en el arte, las obras maestras no son la regla sino la excepción. Entre los varios aportes que pueden endosarse a García Villarán se halla el de haber acuñado la expresión hamparte, nacida de la conjunción entre hampa y arte, que él define como "el arte de no tener talento", y del que escribió su manifiesto (ver recuadro).

"Un artista nunca se gana el derecho de ser artista. Tiene que demostrarlo continuamente", dice el punto seis del Manifiesto Hamparte. "Aunque haya hecho una gran obra de arte, esto no significa que todo lo que haga sea arte. Puede hacer Hamparte consciente o inconscientemente. Si lo hace inconscientemente, será un hampartista puro. Si lo hace de manera consciente para evidenciar y denunciar lo que está ocurriendo en el mercado y en el mundo del arte, o bien por el simple placer de hacerlo; es un hampartista realista. Pero todas las obras que se creen bajo estos términos serán Hamparte".

Mucho de todo esto se encuentra, precisamente, en El arte de no tener talento. Revolución Hamparte, un libro donde el docente de chivita trenzada analiza diferentes movimientos artísticos y la obra de grandes maestros, al tiempo que cuestiona los cánones establecidos a la hora de valorar el arte. En el trabajo, García Villarán aclara que la expresión hamparte, que él escribe con mayúscula, no es un insulto, sino una forma de definir las obras que cumplen con las premisas de su Manifiesto Hampartista. Y aclara lo siguiente: "No podemos confundir una obra de arte de baja calidad con una obra de Hamparte. Un cuadro de un principiante podría ser una obra de arte de perfil bajo y una obra que consiste en una fecha pintada en blanco sobre un lienzo negro es una obra de Hamparte aunque la haya realizado el artista japonés On Kawara, fallecido en 2014 y de reconocido prestigio en las élites de este mundillo".

García Villarán se ha referido a este artista conceptual en uno de sus videos (los artistas conceptuales son a menudo blanco de sus críticas más implacables). Cuenta, por ejemplo, que en enero de 1966 inició una serie de obras que consisten simplemente en pintar con letras blancas sobre un fondo oscuro la fecha (JAN.4.1966) del día en el que realiza la pintura. "Me parece una idea tan simple, tan vacía, tan sencilla y tan ingenua que no puedo pensar en compararla con obras de artistas contemporáneos suyos como Francis Bacon o Louise Bourgeois. Y mucho menos aguantan la comparación con las obras de Goya o el Bosco. Para mí eso es Hamparte". Hamparte que ha sido acogido, como apunta García Villarán, en sitios como el Museo de Arte Moderno de Nueva York, el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles, el Museo de Arte de Dallas y el Museo Guggenheim, entre varios más.

"Estamos asistiendo al desarrollo de lo que entendemos como arte contemporáneo de una manera simplemente contemplativa", escribe en El arte de no tener talento. Revolución Hamparte. "Pocas son las miradas críticas que nos hacen dudar sobre las diferentes ramas de este árbol que crece ante nuestros ojos dando frutos muy sabrosos, pero también otros podridos". Y aclara que a pesar de que aborda el hamparte desde el punto de vista de la expresión plástica, esta modalidad también se manifiesta en muchas disciplinas, incluyendo la música, el cine o los videojuegos.

"El talón de Aquiles de todo aquel que defiende cualquier cosa como si de una obra de arte se tratase es la ambigüedad del concepto ‘arte'. Y esto es algo que el Hamparte no niega. Solo apunta a la reflexión sobre los objetos llamados ‘obras de arte' que se hacen valer sin que para su creación se requiera esfuerzo ni talento. La naturaleza del arte es ambigua, pero no el valor económico que se le da a los objetos como objetos mismos. Esta clase de arte, que puede ser hecha por cualquier persona de cualquier condición, sería suficiente para que nos planteásemos si su valor debería o no ser elevado. No entro en juicios conceptuales de qué puede o no ser arte. Claro que puede ser arte, pero sería un tipo de arte carente de valor económico y de simple solución intelectual. En este caso, Hamparte. El estándar de calidad de estas obras puede ser alcanzado sin necesidad de dedicar mucho tiempo a su concepción, sin contar con conocimientos previos respecto a técnicas y sin tener especiales habilidades para su ejecución, y es por esto que estaríamos frente a una pieza poco valiosa. No sería muy aventurado decir, entonces, que el valor económico de una obra recaería en la idea genial, o al menos trabajada conceptualmente, en el conocimiento sobre la técnica utilizada y en las habilidades y el esfuerzo propios y necesarios para que la obra se lleve a cabo con éxito", escribe García Villarán, que también está en Twitter, Facebook, Instagram, donde sube historias todos los días, y Twitch, desde donde realiza transmisiones más extensas. "Imagínate esto mismo en otras disciplinas, por ejemplo en el campo de la arquitectura. ¡Cuántos edificios se habrían caído ya si tan solo una de estas premisas no se hubiesen cumplido!".

Manifiesto Hamparte
Por Antonio García Villarán

1. Si uno o varios objetos fabricados en serie y que además están a la venta en el mercado común son presentados como obra de arte es Hamparte. (Por ejemplo: un vaso con agua.)

2. Si la obra consiste simplemente en la elección de un objeto (objet trouvé, found art o ready-made) que es convertido mágicamente en obra de arte por el hecho de colocarlo en un espacio expositivo cualquiera es Hamparte. (Por ejemplo: el botellero de Duchamp.)

3. Si no es necesario tener talento para realizar una obra como la que se muestra, si está llena de lugares comunes e ideas manidas es Hamparte. (Sobran ejemplos.)

4. Si el único valor que tiene la obra está sustentado fundamentalmente por un concienzudo texto teórico/filosófico/político que no encuentra su reflejo real en la obra es Hamparte. (Sobran ejemplos, en especial en las instalaciones o las performances.)

5. La fantástica y mágica atribución de valores inexistentes a objetos que son comercializados en el mercado del arte con precios exorbitantes es Hamparte. (Por ejemplo: las esculturas de globos de animales de Jeff Koons.)

6. Un artista nunca se gana el derecho de ser artista. Tiene que demostrarlo continuamente. Aunque haya hecho una gran obra de arte, esto no significa que todo lo que haga sea arte. Puede hacer Hamparte consciente o inconscientemente. Si lo hace inconscientemente, será un hampartista puro. Si lo hace de manera consciente para evidenciar y denunciar lo que está ocurriendo en el mercado y en el mundo del arte, o bien por el simple placer de hacerlo; es un hampartista realista. Pero todas las obras que se creen bajo estos términos serán Hamparte.

7. En definitiva, el arte de no tener talento es Hamparte. (Otra vez, sobran ejemplos.)

Extraído del libro El arte de no tener talento. Revolución Hamparte, Planeta, 2019.