En diciembre de 2016 el actor Brendan Fraser concedió una entrevista para el
canal de YouTube de la empresa de medios AOL por su aparición en la tercera
temporada de la serie The Affair. En el primer minuto, el actor
puntualizó que ni siquiera aparecía en el trailer que acababan de
mostrar en el programa. Y sí: su presencia en esa producción televisiva había
sido muy modesta, por no decir escasa. En la entrevista, que fue la primera que
dio en años, Brendan no parecía el mismo hombre que un día había impuesto su
imagen en taparrabos con George de la selva, ni aquel que parecía
comerse el mundo tras protagonizar la franquicia de La Momia tan solo 10
años atrás. Cabizbajo, con los ojos vidriosos y la voz entre apagada y
quebrada, su tristeza se hizo tan evidente que aquella entrevista no tardó en
volverse viral.
Tres años antes, en 2013, el director de cine Darren Aronofsky vio en el
teatro la obra de Samuel D. Hunter llamada The Whale (La Ballena), y
salió profundamente movilizado de la sala. “Estaba llorando con todos esos
extraños entre el público”, contó a Jimmy Fallon en The Tonight Show.
“Pensé que sería interesante llevar la historia al cine, porque la gente ya no
llora con películas”, subrayó. Para ese entonces ni él, ni mucho menos Fraser,
imaginarían que aquella casual ida al teatro derivaría en uno de los regresos
más singulares en la historia del cine. Efectivamente, Aronofsky llevó esa
historia a la pantalla, rescató a Fraser de los escombros y el actor pasó de
más de una década de reclusión a alzar un Oscar, la estatuilla más deseada en
la industria del cine.
“Empecé en
este negocio hace 30 años y las cosas no fueron fáciles para mí, pero sí conté
con algo que no agradecí hasta que dejé de tenerlo. Gracias por este
reconocimiento. Ha sido como si hubiese estado buceando en el fondo del océano,
y el aire de mi respiración en la superficie lo hubiesen vigilado algunas
personas de mi vida”, dijo Brendan Fraser al levantar el premio Oscar a los 54
años con los ojos llenos de lágrimas, antes de agradecer a sus tres hijos
—Griffin, Leland y Hodel— y a su pareja, Jeanne Moore.
Para encarnar a Charlie, Brendan Fraser aumentó 30 kilos, aunque la clave
de su transformación estuvo en el imponente trabajo del equipo de maquillaje,
encargado de crear los pesados prostéticos que le dieron la contextura obesa,
labor que obviamente ganó el premio Oscar a mejor maquillaje.
La contextura obesa de Charlie (Brendan Fraser) en The Whale se logró con los prostéticos de 130 kilos que le colocaban cada día de rodaje.
Cada día de rodaje implicaba unas cinco horas de colocación de estas
prótesis, que además le exigían a Fraser un enorme trabajo de fuerza para
realizar cualquier movimiento, por lo que no tuvo que hacer un gran esfuerzo
para simular las dificultades al levantarse del sillón o caminar en andador de
una persona de casi 300 kilos; el actor padeció ese tormento entre prostéticos
como si lo viviera en carne propia, tanto que cada día sentía vértigo al
quitarse los 130 kilos con los que tenía que cargar durante la filmación.
“Desarrollé músculos que no sabía que tenía. Incluso tenía una sensación de
vértigo cuando al final del día me quitaban todas las prótesis, como te sentís
al bajar del barco y pisar tierra firme. Era esa misma sensación ondulante”,
explicó a Variety tras pasar por el festival de Venecia, donde fue
aplaudido durante 10 minutos seguidos al finalizar la película. Desarrolló, también,
un enorme respeto por las personas que lidian a diario con estos desafíos.
“Aprendí que hay que ser increíblemente fuerte, a nivel físico y mental, para
habitar ese tipo de físico”.
La transformación de Fraser no fue solo externa. El actor vio una enorme
cantidad de dramas, comedias, documentales y realities para entender
cómo era la vida de una persona con obesidad. Colaboró, además, con la
Coalición de Acción contra la Obesidad (OAC) con el objetivo de conocer más
sobre esta enfermedad, y charló con muchas personas que llegaron a someterse a
cirugías bariátricas. “Puede que sea la primera y última vez que haga algo así,
entonces decidí darlo todo. Eso es lo que hice”, apuntó el actor. En entrevista
con The New York Times, sostuvo: “Después de haber interpretado este
papel, sentí que me salvaba”. “La última vez que me quité el maquillaje, me
emocioné mucho. Sentía que me estaba despidiendo de un tipo al que conocía de
una forma muy personal”.
Fraser acompañado de dos de sus tres hijos, Holden y Leland. Foto: AFP, Mike Coppola
El rescate. Brendan Fraser salvó a Brendan
Fraser. Darren Aronofsky le tendió la mano, pero el actor fue quien aprovechó
esa oportunidad para terminar de rescatarse a sí mismo. Probablemente, The
Whale no hubiera obtenido el destaque que tuvo de no haber sido por la
impresionante y conmovedora actuación del actor, conocido también por otras
películas taquilleras como Al diablo con el diablo y Viaje al centro
de la tierra.
Al recibir el Oscar, Fraser se refirió a aquellos que “vigilaban su
respiración en la superficie del océano” mientras él “nadaba en la
profundidad”, en un claro paralelismo de su vida con su interpretación en The
Whale. Aronofsky fue una de estas personas “vigilantes”.
El actor acompañado del director de The Whale (La ballena) Darren Aronofsky y su compañera de reparto Hong Chau. Foto: AFP, Emma McIntyre
Tras hablar sobre su inspiración en la obra de teatro para hacer la
película, Aronofsky fue consultado por Jimmy Fallon acerca de la elección de
Fraser. Aronofsky relató que concretar la película le tomó tanto tiempo, en
parte, porque no sabía cómo llevar adelante el casting para elegir al actor.
De repente, se topó con el trailer de una película brasileña de bajo
presupuesto. Allí estaba Fraser, actuando en uno de los tantos roles
secundarios que tomó en esa década alejado de Hollywood para no abandonarse por
completo. “Él estaba increíble. Para ser honesto, nunca había visto ninguna de
sus películas, ni George de la selva, ni Hombre de California (Encino
Man); vi La momia, pero no mucho. Fue algo así como una bombilla que
se apagó, y pensé: tiremos los dados”, dijo este visionario que dirigió la
también aclamada El cisne negro, película que llevó a Natalie Portman a
ganar el Oscar como Mejor actriz. “Hubo un momento en que la gente lo amaba. No
tenía idea de este gran impacto o que la gente se estaba volviendo loca por
él”, subrayó. El papel requería de una actuación que pudiera aportar toda la
fuerza de una estrella, y a la vez autenticidad, y la búsqueda fue agotadora
hasta que dio con Fraser. “Pensé en todas las estrellas de cine para el papel
de Charlie. Ninguna tenía sentido ni encajaba hasta que me encontré con
Fraser”, cuenta Aronofsky. El actor nunca había interpretado un papel tan ajeno
a sí mismo, y esa fue otra razón por la que Aronofsky lo eligió. “Dijo que
quería un actor que se reintrodujera. Y yo quería que alguien me reintrodujera”,
apuntó Fraser. Y al ganar un premio en los Critics Choice, le dijo a Aronofsky:
“Yo estaba en el desierto. Y probablemente debí dejar un rastro de migas, pero
tú me encontraste”.
¿Qué pasó con Brendan Fraser? De pronto,
aquellos ojos azules de párpados inferiores hinchados volvieron a aparecer, ya
no en un cuerpo fibroso de taparrabos ni entre trajes de aventurero. Muchos ni
se dieron cuenta de su repentina desaparición hasta que lo volvieron a ver con
algunas cuantas décadas encima, pero ni los años ni los 130 kilos de
prostéticos lograron camuflar la inconfundible mirada de Brendan Fraser. ¿Qué
pasó en todo este tiempo? Una extensa entrevista al actor de la revista GQ
realizada por el periodista Zach Baron en 2018 se tituló “¿Qué pasó con Brendan
Fraser?”, y la explosión generada en Internet una vez publicada —fue la nota
más leída en la historia de la revista— dio cuenta del insospechado fenómeno
Brendan Fraser. El contenido del artículo, no obstante, ameritaba ese
estallido. Casi escondido entre una chorrera de texto, después de hablar sobre
sus caballos, sus hijos —uno de ellos con trastorno del espectro autista— y sus
años de ausencia de la gran pantalla, aparece el momento en el que Fraser dice
todo lo que estuvo años sin decir, y el principal motivo de su desaparición.
La franquicia de La momia, protagonizada junto con Rachel Weisz, significó el salto a la fama mundial de Brendan Fraser. Foto: Univeral Pictures
Corría el año 2003, y Fraser asistía a una comida en el Hotel Beverly Hills
organizada por la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA, por
sus siglas en inglés), encargada de organizar los Globos de Oro. En medio de una
sala llena, el periodista y crítico de cine Philip Berk —quien había presidido
la HFPA— se acercó a saludarlo. Le estrechó la mano, y luego sucedió: “Me pasó
su mano izquierda por detrás, me agarró una nalga y uno de sus dedos me alcanzó
el ano, y luego lo empezó a mover”, contó el actor en la entrevista. Fraser
sintió pánico y, como pudo, se sacó de encima la mano de Berk. Pero nada volvió
a ser igual. “Me sentí como un niño con un nudo en la garganta. Creía que me
iba a poner a llorar”. Recuerda que al salir del lugar se tropezó con un
policía, pero no se animó a contarle lo que acababa de vivir. Al llegar a su
casa, no obstante, se lo contó a su esposa. Pasaron 15 años para que se animara
finalmente a hacerlo público, motivado en parte por el movimiento MeToo,
surgido en 2017 para denunciar el acoso sexual a raíz de las acusaciones contra
el productor de cine Harvey Weinstein.
Ese episodio de 2003 fue tan solo el principio de su larga ausencia.
Fraser se empezó a deprimir y, lo peor, comenzó a creer que era merecedor de lo
que le había pasado. “Me culpaba y me sentía miserable”, relató a GQ.
Asegura que contarlo fue liberador, aunque el silencio y la inacción de
la industria lo acercaron nuevamente al pozo depresivo del que le había costado
mucho tiempo salir. El representante de Fraser le pidió a la HFPA que se
disculpara con el actor, y lo único que Berk hizo fue escribir una carta en la
que parecía desligarse del asunto: “Si hice algo para enojar al Sr. Fraser, no
fue a propósito y pido disculpas”. La HFPA, por su parte, concluyó tras hacer
una investigación interna que Berk “tocó inapropiadamente” a Fraser, pero que
“tenía la intención de ser tomado como una broma y no como un avance sexual”. A
los pocos años, en 2021, Berk fue expulsado de la organización después de
compartir un artículo que describía a la agrupación Black Lives Matter como un
“grupo de odio racista”.
Fraser no volvió a pisar una ceremonia de los Globos de Oro, ni siquiera
este año, pese a estar nominado a mejor actor. “Es por la historia que tengo
con ellos. Y mi madre no crio a un hipócrita. Me pueden llamar muchas cosas,
pero eso no”.
Brendan Fraser tenía 29 años cuando protagonizó la película George de la selva, estrenada en 1997. Foto: Walt Disney Pictures
Aunque fue el abuso sexual de Philip Baker lo que llevó a Fraser a
deprimirse y recluirse, el actor también ha explicado que hubo otros motivos
que también contribuyeron a su desaparición. No muy amigo de la figura de doble
de riesgo, Fraser sufrió numerosas lesiones a raíz de las escenas de acción que
rodaba, y su cuerpo le empezó a pasar factura. Al final, terminó sometiéndose a
varias cirugías: una laminectomía que no salió bien y hubo que repetir, otra de
reemplazo de parte de la rodilla y varias intervenciones en la columna, además
de una operación para reparar sus cuerdas vocales. Al episodio de abuso sexual
le siguieron unos siete años entre cirugías y hospitales, el divorcio de su
esposa, la muerte de su madre. Aquellos ojos vidriosos durante la entrevista
concedida en 2016 eran solo la consecuencia de muchos años devastadores para el
actor. Pero, como bien dijo Aronofsky en la entrevista con Jimmy Fallon, “una
vez que alguien es una estrella, siempre es una estrella”. Y Fraser es un claro
ejemplo de que pese a todas las tormentas, el brillo nunca se pierde.