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"Son todas obras temporales porque son únicas, nunca vuelven a suceder. Nunca volvemos a envolver el mismo edificio, no construimos otros Muelles flotantes, no hacemos otra Cortina del valle. Son proyectos de una vez en la vida y nunca más”, dijo Christo entusiasmado ante la inauguración de La Mastaba, en Londres, en 2018. La escultura flotante, compuesta por 7.506 barriles magenta y azules, fue parte del entorno de Hyde Park durante tres meses. Medía 20 metros de alto y 30 de ancho.
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Christo y su binomio creativo Jeanne-Claude crearon 22 obras de esta escala, diferentes entre sí, pero iguales en el sentido de que eran efímeras y que de esa manera desafiaban eso estático, eterno, que a veces tiene el arte —de hecho, seguimos yendo a visitar museos con obras del 1600 y no conocemos qué hacen nuestros contemporáneos—. También interpelaban, e interpelan, al establishment con su escala: las obras no se pueden almacenar, comprar o vender; pertenecen al público, que al transitar su ciudad se enfrentan a una presencia grandilocuente que los remueve de su rutina.
Por eso, cuando el Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry anunció que abriría sus puertas el 8 de enero con una muestra de Christo y Jeanne-Claude, la gran incógnita era qué sería lo que llegaría a Uruguay. “Christo para realizar sus proyectos había desarrollado una metodología por la cual no aceptaba fondos de empresas ni de privados, sino que autofinanciaba sus proyectos con voluntarios y con la venta de dibujos y bocetos preparatorios. La muestra que vamos a traer, con más de 50 obras, son en su mayoría bocetos de estos grandes proyectos y también obras de su primera época, sus primeros objetos empaquetados que fueron el inicio o la semilla de lo que serían esos proyectos de gran envergadura”, explicó a Galería Leonardo Noguez, director del MACA.
En 1995 cientos de miles de personas visitaron la obra en el Reichstag de Berlín, que estuvo envuelto durante varios días. Foto: AFP
Christo y Jeanne-Claude no aceptaban dinero de capitales privados para sus instalaciones de gran escala, sino que financiaban sus obras con la venta de bocetos y maquetas. Foto: AFP
Las piezas provienen, en su gran mayoría, de las familias de los artistas, a las que se suman algunas obras de coleccionistas privados, según Noguez. Esta exhibición —a un año de la muerte de Christo—, junto con la apertura de la Fundación Amalia Amoedo y el skyspace de James Turrell, consolida a Uruguay, especialmente a Punta del Este, como uno de los nuevos epicentros del arte.
“No había mejor exposición para iniciar esta nueva etapa que con Jeanne-Claude y Christo, que de alguna manera también trabajaron la desmesura, lo imposible, eran realmente unos soñadores y el museo, de alguna manera, es el resultado de un sueño”, aseguró Noguez. El 8 de enero también habrá una muestra de León Ferrari y, además, se podrá ver la colección permanente del museo con una variedad de artistas, tanto nacionales como internacionales —un punto alto es una reciente adquisición de Gonzalo Fonseca, un artista uruguayo del Taller Torres García—. Todas las muestras serán libres y gratuitas, algo importante para la Fundación Pablo Atchugarry
La última gran obra. En la década de 1970, prácticamente al comienzo de sus carreras, Christo y su esposa Jeanne-Claude fantasearon con hacer una de sus icónicas “envolturas” sobre el Arco del Triunfo de París. Lo miraban desde su apartamento en la Avenue Foch e imaginaban cómo sería empaquetarlo. La idea fue presentada en 2018 y en 2021, varios años después de la muerte de ella y uno después de la de él, finalmente se llevó a cabo. La pareja no vivió para verlo, pero para su sobrino, Vladímir Javacheff, fue una perfecta celebración. El primer sueño de Christo fue el último en ser cumplido. “Seguir no sería ético. Este es el último empaquetado”, dijo Javacheff a El País de Madrid.
Para empaquetar el monumento de 50 metros de altura se utilizaron 25.000 metros cuadrados de tela de polipropileno reciclable de color plata con reflejos azulados y 3.000 metros de cuerda roja, materiales habituales en la obra de Christo y que se pueden ver en los bocetos y dibujos que creó para financiar los 14 millones de euros que costó hacerlo. Parisinos y visitantes de todo el mundo pudieron disfrutarlo —u ofenderse, como lo hicieron algunos— durante 16 días durante el mes de setiembre.
Pablo Atchugarry viajó este año a ver la última genialidad de Christo y, ya con la muestra del MACA gestándose, escribió: “Durante casi sesenta años la pareja de artistas Christo y Jeanne-Claude soñó con intervenir con una de sus obras el Arco del Triunfo de París. Durante 15 años Pablo Atchugarry soñó con un museo abierto de arte contemporáneo en su sitio en Uruguay. Hoy ambos sueños se hacen realidad. Los invitamos a agendar esta fecha en la que celebraremos el inicio de una nueva etapa al servicio de la cultura, aportando a la comunidad una de las obras más desafiantes del arquitecto Carlos Ott que formará parte del legado y del sueño de Pablo Atchugarry desde que creó la fundación hace quince años”.
El proyecto de envolver el Arco del Triunfo fue presentado por Christo en 2018 y se concretó en 2021 de forma póstuma. Foto: AFP.
Boceto del proyecto. Foto: AFP.
Un binomio artístico. Christo y Jeanne-Claude nacieron el mismo día, el mismo año —13 de junio de 1935— pero a 3.800 kilómetros de distancia. Ella en Casablanca (Marruecos) y él en Gabrovo (Bulgaria). A fines de la década de 1950, una época de efervescencia para el arte, París los reunió y desde entonces, hasta la muerte de Jeanne-Claude, en 2009, fueron pareja y dupla artística. En los primeros trabajos a Jeanne-Claude se le atribuían los roles de publicista y manager, aunque con el paso de los años se reconoció su real contribución a la obra —una suerte que otras mujeres no corrieron—.
En 1964 la pareja se mudó a un pequeño espacio en Nueva York, donde la escena del arte contemporáneo, que excedía los límites del bastidor, estaba en plena ebullición. Allí se insertaron rápidamente en el circuito y entablaron amistades con pintores, escritores y filósofos, entre ellos Marcel Duchamp y Andy Warhol.
Sus primeras esculturas consistían en latas, botellas e incluso barriles envueltos en papel, plástico o tela, un concepto que luego trasladaron a una escala mucho mayor y su obra pasó a caracterizarse por sus piezas site specific de gran escala, trascendiendo las barreras tradicionales de la escultura, pintura y arquitectura. El concepto de “empaquetar” el Arco del Triunfo también lo hizo en el Pont Neuf (1985) de París y en el Reichstag de Berlín (1995).
Distanciándose de esa idea, en 2005 presentaron Los Portales, en Nueva York, una serie de arcos que formaban un camino de 37 kilómetros atravesando el Central Park. La obra consistía de 7.503 portales de 5 metros, decorados con tela anaranjada. The Gates duró 16 días y atrajo a cuatro millones de visitantes.
“La pintura es una superficie plana; con una escultura la superficie es elaborada por el artista: él puede dar vueltas, experimentar esa superficie diferente que es la escultura. Todo ese espacio está completamente diseñado por el artista. Ahora, lo que yo y Jeanne-Claude hacemos es tomar prestado ese espacio y crear pequeños disturbios durante unos días. Por supuesto, muchas personas intentan detenernos”, dijo en una entrevista con el museo Tate Modern de Londres.
En 1983 Christo y Jeanne-Claude rodearon con tela rosa 11 islas en Key Biscayne (Florida, Estados Unidos) para crear la instalación "Surrounded Islands".
Un sueño hecho realidad
Pablo Atchugarry fantaseó con tener un museo durante varios años. Pero el sueño empezó a convertirse en una posibilidad real en 2018, cuando se encontró con el artista y escultor uruguayo Wifredo Díaz Valdez. Atchugarry le dijo que se encargaría de gestar un museo donde podría exhibir sus obras y las de todos los artistas uruguayos “al máximo nivel”, según contó a Galería en enero de este año.
El artista uruguayo quiso que el museo sea una obra de arte en sí misma. Para lograrlo le encomendó el diseño al reconocido arquitecto uruguayo Carlos Ott y la ejecución del proyecto a la empresa familiar Atchugarry, dirigida por sus sobrinos.
Con su diseño, Ott buscó la armonía con el entorno y que la arquitectura no compitiera con el arte que albergaría. Por eso, los materiales y colores que predominan son pocos. El interior será neutro, con la iluminación justa y una vista moderada hacia el paisaje. El museo contará con tres salas expositivas para muestras contemporáneas itinerantes —principalmente de esculturas y pinturas— y una para la colección permanente. En esta última se pondrá el foco en el arte uruguayo, que se estima representará 50% de la colección.
La madera tan característica del edificio no estuvo presente desde el principio. Federico Atchugarry, ingeniero a cargo del proyecto, dijo a Galería que pensó en ese material luego de concluir que no había ninguno convencional con el que se pudiera lograr la forma curva planteada por Ott. Decidieron trabajar con madera uruguaya, de Eucalyptus grandis, que fue exportada a Francia donde se procesó, prensó y encoló. A Uruguay volvieron las piezas cortadas con un control numérico y la estructura se fue montando como un gran puzzle, en el que no hay una pieza idéntica a otra.
El Museo de Arte Contemporáneo Atchugarry (MACA) abrirá sus puertas el 8 de enero de 2022 con la muestra titulada Christo & Jeanne-Claude en Uruguay, una retrospectiva internacional que se exhibirá por primera vez en Sudamérica.
Uno de los bocetos que se podrá ver en el museo de Arte contemporáneo Atchugarry es el de la envoltura del monumento de Leonardo da Vinci.