Al
arte hay que entenderlo como una
industria en constante crecimiento, y como cada vez el país apunta más lejos
culturalmente, los impulsos para profesionalizarlo necesitan todavía más
fuerza. En medio de este escenario, la última noticia es que Uruguay tendrá su
primera Licenciatura en Artes Escénicas.
El Ministerio de Educación y
Cultura finalmente aprobó la carrera del Instituto Universitario de Artes
Escénicas (Iudae), que integra las disciplinas de danza, canto y actuación
después de tres años de gestiones y habiendo cumplido con varios requisitos,
desde aspectos de sanidad e infraestructura como los cuidados sobre la
salubridad del agua y la habilitación de bomberos, hasta contar con una
propuesta académica que contemple espacios con foco en la investigación y
extensión universitaria. Los estudiantes tienen una biblioteca propia y
especializada, brindan diferentes talleres en el Liceo Jubilar Juan Pablo, e
intervienen artísticamente diferentes espacios públicos y privados, además de
tener su propia producción de obras, funciones y trabajos teóricos.
Creado en 2021, este centro
educativo con sede en Puntas Carretas es dirigido por su fundador, Raúl
Zanella, y la actriz de la Comedia Nacional María Inés Pérez como directora
académica y artística. La dificultad en su rol es la de conjugar las
formalidades del mundo universitario con el espíritu de las artes.
Pérez, una apasionada de la
docencia —con 14 años de experiencia—, terminó por abocarse a los espacios de
desarrollo de otros artistas por encima de su propia carrera. “Llega un momento
en este rubro en que te baja cierta madurez, y a mí me sedujo mucho la idea de
poder habilitar un espacio para que otros puedan formarse y yo seguir creando”,
cuenta.
La carrera tiene una carga de 25
horas semanales, de lunes a viernes. Se divide en una etapa troncal y otra de
especificación en cualquiera de sus tres ramas, con la posibilidad de obtener
créditos optativos al anotarse a cursos de las especificaciones no elegidas.
Los estudiantes obtienen un título intermedio de técnico en Artes Escénicas
a los dos años de empezar. La primera generación de licenciados se espera para
2025 y las inscripciones para iniciar la carrera en 2024 ya están abiertas.
El Iudae
propone un cuerpo de casi 30 docentes con personalidades destacadas de la
cultura, como Roxana Blanco o Inés Dantes, y para el año que viene baraja
nuevos nombres, como Marianella Morena y Samantha Navarro.
No tiene
prueba de ingreso, por lo tanto perfectamente podría ser el primer acercamiento
al arte de algunos. Existen instancias de nivelación para diagnosticar a los
grupos, y en caso de que haya estudiantes con demasiada experiencia el
instituto cuenta con sistema de reválidas para poder avanzar más rápido en la
carrera, que en principio tiene una duración de cuatro años. “También la puerta
está abierta para aquellos que les quedó un pendiente en la vida”, dice Pérez,
destacando la valentía de quienes deciden hacerle un lugar al arte en sus
vidas.
Los
nuevos artistas integrales. Por ser la primera Licenciatura en Artes Escénicas, las expectativas de
los estudiantes son muy altas al momento de obtener un título que “formalice la
formación artística universitaria” en un país que ya dio importantes pasos en
comparación al resto de Latinoamérica, como la inclusión de una opción artística
en el bachillerato obligatorio.
El
diferencial de esta propuesta académica es la integración de las tres
disciplinas: danza, canto y actuación. Su plan de estudios, inspirado en
universidades e institutos de educación superior de España o Estados Unidos reconocidos
por su programa de artes, apunta a la diversidad de docentes y materias para
que los estudiantes exploren todos sus intereses artísticos y experimenten sus
posibles cruzamientos, para recién el último año abocarse a su especialización.
El trabajo sobre la técnica vocal es una constante para la formación en la carrera. Foto. Mauricio Rodríguez
“Tener un
título exige conocimientos que trascienden las disciplinas y prueba la
formación de licenciados capaces de crear, gestionar y producir sus propios
espectáculos”, asegura Pérez. “El perfil
de ingreso del estudiante no es solamente el de un buen artista, sino el de un
profesional que tiene conocimientos de escritura, investigación, entonces de
repente puede decidir no ejercer de actor, bailarín o cantante, pero va a estar
preparado para desarrollarse en cualquier otro ámbito”.
Se trata de
un perfil de egreso que amplía los horizontes para el artista. Para los
estudiantes, si bien las artes tienen “un buen lugar” en Uruguay, un título
universitario implica un reconocimiento no solo en el ámbito nacional sino
también internacional, que consideran muy importante a la hora de apuntarse a
posgrados y becas.
El nivel de los alumnos es prometedor. En su primer trabajo como
directores, los estudiantes de tercer año presentaron una creación colectiva en
la categoría Teatro y ganaron la Movida Joven 2022. Pero ni Rodrigo Barsa,
Luana Sabidussi, Oriana Madrugo o Belén Furtado —quienes además serán los
primeros licenciados de la carrera— sabían exactamente a qué venían cuando
ingresaron al instituto. Si bien existía en ellos una vocación por la danza o
la actuación, estos muchachos de entre 20 y 30 años desconocían algunas de las
fusiones posibles entre las diversas ramas del arte hasta que comenzaron a
estudiar. “Hay una apertura a que cada alumno tenga su voz y se vaya
encontrando y formando como el artista que quiere ser. (En tercer año) son solo
cuatro estudiantes, muy distintos, y cada uno destaca en el área que más le
convence”, cuenta Pérez.
Luana Sabidussi, Belén Furtado, Oriana Madrugo y Rodrigo Barsa; la generación de tercer año del Iudae será la primera en recibirse como licenciados. Foto: Mauricio Rodríguez
La historia de búsqueda de una de sus estudiantes, Luana, es tan
ilustrativa como especial. Ella es de Artigas, Bella Unión, y cuenta que venir
a Montevideo a estudiar fue como aprender una nueva cultura dentro de su propio
país. Mucho más cercana a Brasil y empapada de carnaval, recién en Iudae
descubrió todo lo que el teatro tiene de danza y todo lo que la danza puede
tener de samba: “Son muchísimas; cosas que cuando te estás formando por hobby
no te las enseñan”, cuenta, “pero todo se conecta”.
Luana aspira a que más personas conozcan sobre esta opción de estudios en
el suyo y otros departamentos, y asegura que la Licenciatura en Artes Escénicas
será una puerta abierta para que el país pueda posicionarse en el continente
como “una de las mejores cunas de artistas” formados.
Los muchachos reflexionaron sobre todo aquello que la escena demanda. Hoy
en día es bastante común que un director le pida a un artista que simbolice con
su cuerpo conceptos abstractos y complejos, como un nacimiento o una violación.
Algo que requiere de un manejo de la significación y herramientas de
interpretación que el actor debería traer de fábrica. “Los artistas tenemos que
ser completos, saber poner una luz, escribir, dirigir, actuar, cantar. El Iudae
nos está preparando para eso, para la escena de hoy, con los distintos perfiles
del arte”, concluye Rodrigo.
Foto: Iudae
Ahora bien, esta profesión no es para cualquiera y sus estudiantes son
terminantes al respecto. En esta carrera se tiene que estudiar muchísimo, estar
en contacto con el mundo de la psicología, la historia, y dispuesto a “dejarte
atravesar”, cuentan. No vuelven a casa a “desconectar”, porque ya no existe
recostarse a ver una película sin detenerse a pensar en la actuación y cómo se
habrán sentido los actores, qué herramientas mostraron... “La carrera entrena
una sensibilidad y una percepción increíbles. Una entrega total del cuerpo y
del alma. No es una carrera que hacés para tener un título y olvidarte”, dice
Oriana.
Sin embargo, es una carrera de descubrimiento tanto individual como
colectivo, donde la palabra competencia es impensable, al menos dentro
del instituto. “No se fomenta la política del casting ni de la
audición”, según Pérez, porque el trabajo en equipo tiene un sentido
complementario y no competitivo.
Está más que claro que para estos chicos estudiar artes escénicas en
solitario no funcionaría; “se trata de ir a la confrontación, y para eso
necesitás un otro. Es desconocerse pero de verdad”, concluyen.