En realidad lo defino como un tributo porque más que un homenaje alude al
reconocimiento y agradecimiento, a la admiración y al agradecimiento, que
también es algo que aprendí de mamá, la gratitud. Quiero agradecerle a ella
todo lo que nos dio, a mí como hija, a mis hijos como nietos y a la gente que
la quiso, a los amigos, al entorno. Y especialmente al público, que está
permanentemente agradeciendo y reconociendo a esa mujer que dejó huella en los
uruguayos. Por eso hacemos este tributo tan cerca de la fecha de su
fallecimiento (22 de setiembre de 2023), porque creo mucho en la memoria, en
recordar para mantener vivas las almas de los seres que quisimos y que queremos
mantenerlos entre nosotras. Y de alguna manera también estoy cumpliendo un
deseo de mi madre. Al finalizar las funciones de La pipa de la paz, el
público siempre le pedía que dijera unas palabras. Nunca se podía terminar con
el aplauso, ella pedía silencio y ahí la gente esperaba que le regalara una
palabra. En una función dijo: “¡Chau, no me olviden!”. Si bien creo que la
gente es de recordar, tiene que haber alguien que ayude a recordar. Mis hijos y
yo mantendremos su recuerdo vivo.
Este primer Día de la Madre sin Cristina debe ser muy removedor, ¿cómo lo
siente?
Siento que es un día que no puedo pasar por alto porque en mi familia el
Día de la Madre nunca se pasó por alto. Mi madre me regalaba a mí también como
mamá. Para nosotras siempre fue un día para celebrar, porque es un día muy de
la mujer, de las figuras femeninas. Mamá y yo, como feministas, también
empoderamos a la mujer-madre. A veces hay un olvido a la mujer empoderada desde
el lado de la mujer cabeza de familia, desde el lado de la mujer que se queda
en la casa por elección y no por obligación. Me gusta destacar a esas mujeres
que están con sus hijos, que quizás están postergando algo de su vida personal,
laboral, pero lo están eligiendo. Y esa también es una forma de poder en la
mujer, elegir dónde quiere estar sin ser juzgada. Esto me parece muy importante,
no ser juzgada por elegir otra cosa que no sea lo políticamente correcto o lo
que está de moda, tener un empoderamiento desde el punto de vista laboral y de
posicionamiento frente al hombre.
Los cumpleaños eran fechas especialmente festivas para compartir con su madre, su abuela Carmen y sus amigos.
Cristina tomó decisiones que no eran habituales para la época. Se
divorció con una bebé chiquita, no se volvió a casar y continuó trabajando
fuera de la casa por muchas horas.
Mi madre no
tuvo alternativa, fue un hogar monoparental y era una mujer entregada a su
trabajo. Yo iba a un colegio de doble turno y cuando mamá no podía estar, me
quedaba con una niñera. Pero si bien no tuvo alternativa, siempre fue una madre
que se las ingeniaba para estar presente. Siempre estuvo en los momentos clave
de mi vida. Fue una madre que nunca faltó a una fiestita del colegio, por
ejemplo. Quizá quien vea de afuera podrá pensar: bueno, sí, pero no estaba
nunca. Pero estaba. Y a pesar de que fue una madre que no le interesaba la
cocina, ni le gustaba, se las ingeniaba para cocinarme cuando volvía del liceo.
Y sobre todo, después en mi adultez, esa presencia fue incondicional
acompañándome en la crianza de mis hijos. Siempre estuvo muy presente. Por eso,
el dolor, este sentimiento de pérdida y orfandad es más grande. Las madres que
están cerca son las que dan más felicidad, pero después son las que más duelen
en la pérdida.
¿Y entonces cómo surgió la idea de este tributo con tanto dolor por su
pérdida?
Es una mezcla
de emociones, de sensaciones extrañas. Todo esto que está pasando en mi vida es
nuevo. Llegué a esta altura de mi vida sin haberme enfrentado nunca a una
muerte. Es raro. Somos una familia muy pequeña, al no haber tenido un padre
presente, eso redujo mi familia.
¿Y sus abuelos maternos?
Yo tenía tres
años cuando murió mi abuelo y siete con mi abuela, recuerdo vagamente cuando mi
mamá me dijo que había muerto la abuela pero nunca duelé. Nunca duelé de verdad
como ahora. Entonces lo que siento es nuevo para mí. Es más, lo estoy hablando
con mi psicóloga. Empecé a hacer terapia porque estaba transitando el duelo y
me pareció bueno tener un espacio para hablarlo. Y a la vez que muere mi madre,
me entero que voy a ser abuela.
¡Qué emociones encontradas!
Y lo más loco
de todo esto, no lo conté nunca, es que a mi hijo Daniel le estaban dando la
noticia de confirmación del embarazo mientras que mi mamá se estaba muriendo.
Mi hijo llegó cuando la abuela ya había fallecido porque él venía del sanatorio
de recibir la mejor noticia de su vida. Fue impresionante porque además no me
lo dijo en ese momento. Me enteré 20 días o un mes después cuando nos juntamos
en casa y nos dieron la noticia del embarazo. Y en un momento le dije: “¡Qué
lástima no se lo dijiste a la abuela!”. Y me contestó: “Mamá, me dieron la
noticia cuando la abuela estaba falleciendo”. Me corrió una electricidad por
todo el cuerpo. Lo que es la vida, la vida y la muerte como una unidad, como un
infinito, un todo, un devenir.
¿Y cómo ha transitado el duelo en estos siete meses?
Ahora estoy
contenta porque esa semana del Día de la Madre la voy a pasar arriba de un
escenario. El Tributo a Cristina Morán será el jueves 9 de mayo en Ava.
Pero te cuento que me costó mucho conectar con mi trabajo. Después de que murió
mamá no podía cantar, no me salía la voz, no podía cantar ni en el baño. En
esos momentos había empezado un perfeccionamiento vocal con una docente y tuve
que cortar las clases porque no podía cantar.
Por la angustia contenida…
Fue tremendo, no podía cantar pero ahora siento su energía en mí. Ella
era una leona, con una fuerza increíble que mostró hasta el último momento. Y
siento que mientras se iba, me estaba legando, me estaba imprimiendo esa fuerza
y ahora con este espectáculo la fuerza me vino como un rayo que me iluminó y
sentí que mi madre me decía: “Mi fuerza vital la tenés vos”. Ahora siento una
fuerza increíble para hacer este espectáculo. Después del bajón y de recluirme
en El Pinar, de caminar mucho para conectarme con el mar y la playa, que amo y
que me hizo bien, ahora me siento mejor. Un día escuché su voz que me decía:
“Bueno, nena, basta de recluirte, basta de caminatas para conectarte con la
naturaleza, conectate con vos y con el laburo, que es lo que tenés que hacer”.
¿Quiénes la acompañarán en el espectáculo?
El cantante
Gabbo Ibarra, el pianista Martín Foderé y el bailarín Joaquín Núnez, que son
excelentes. Estoy copada. El escenario es una locura, con un telón rojo al
fondo, sonido, luces, vestuario, todo. La puesta en escena es de Rich Suárez.
¿Será un show musical?
Lo defino como un espectáculo musical evocativo, tiene que ver con la
memoria pero a la vez con el fluir del hoy, no es nostálgico ni para llorar. Es
recordar con alegría a través de la música, que es una conexión que teníamos.
Todas las canciones del espectáculo tienen alguna historia que nos une, las
conocí por ella, nos gustaban o son temas que le hubiera gustado cantar.
Siempre decía que tenía pendiente ser cantante. No le dio el tiempo. Entonces
todas las canciones tienen una historia entre nosotras.
¿De qué estilo son esas canciones?
Me gusta
cantar en español, entonces armé un popurrí en español. Hay canciones de
Serrat, de Gardel, de Eladia Blázquez, de María Elena Walsh, por decir algunos
autores. Hay un par de tangos, una samba, algún vals, y Como la cigarra,
Honrar la vida, todos temas que tienen una conexión entre nosotras. Es
un repertorio muy lindo, variopinto en cuanto a selección musical. Después en
el espectáculo habrá una pantalla enorme en la que vamos a pasar imágenes y
también habrá sorpresas que me movilizan mucho. Será un espectáculo fresco,
nada estructurado ni acartonado, pero muy profesional. Será como era ella y
como soy yo, un espectáculo descontracturado, natural, con pocas palabras y
bastante música, aunque seguramente surgirá alguna anécdota.
Carmen pasó su infancia en los estudios de Canal 10 durante la emisión en vivo de Domingos Continuados. En la foto: con el camarógrafo Wilson Bueno y sus amigas, Merceditas y Bettina, compinches de los domingos.
¿Qué momentos rescataría de su infancia siendo la hija de la mujer más
conocida de Uruguay?
Hay miles,
pero tal vez destacaría dos momentos o espacios en los que a mí me gustaba
estar con ella. Uno era los domingos en el canal. Pasaba todo el domingo en
Canal 10 mientras ella hacía en vivo Domingos Continuados. Mientras era
niña, no me perdía ningún domingo en el canal. Recordá que el programa duró 20
años, empezó siendo yo una niñita y terminó siendo jovencita. Pasar los
domingos de mi infancia en el canal era maravilloso, aunque no estaba todo el
tiempo con ella. Yo era una niña buena pero bastante inquieta, traviesa, hacía
de todo. Por ejemplo, tenía una amiga que es hija de una de las telefonistas
emblemáticas del 10, que todavía nos encontramos y recordamos esa época. Las
dos queríamos que llegara el domingo para juntarnos ahí. Mamá era una diva de
la época, entonces tenía un camarín lleno de vestidos porque durante el
programa, que duraba toda la tarde, se cambiaba cinco veces. Entonces yo me
maquillaba, me vestía con su ropa y como era un programa con público, en la
tanda yo demostraba mis dotes histriónicos. Me acuerdo que una vez uno de los
escenógrafos del canal me enseñó a cantar un tango. Lo han visto con otra,
de Gardel, fue el primer tango que canté en mi vida, tenía 9 años. Canté frente
a toda la platea gigante de Domingos Continuados con un micrófono de
madera de utilería y producida como una grande. Hacía todo tipo de pillerías.
¿No tenía vergüenza?
No, no tenía
ninguna vergüenza y me divertía mucho. Y el otro momento que recuerdo se dio
cuando aparecieron los primeros equipos de video portátiles para exteriores.
Como pionera que era, lo primero que hizo mamá fue salir al interior para
mostrarlo en la televisión. Entonces yo iba a esos viajes, que los recuerdo
especialmente. Todavía cierro los ojos y puedo sentir cuando dormía sobre su
pecho. Eran viajes larguísimos en la Onda, que paraba en mil lugares. Y ese era
un momento solo de nosotras, donde nadie molestaba, porque siempre había fans,
gente que venía a saludarla en el estudio, cuando íbamos al cine, a todos lados
venían 150 personas a pedirle un autógrafo, a darle un beso y me daban un beso
a mí también. Yo no podía más. Yo quería a mi mamá solo para mí. Y en ese
momento que viajábamos al interior en ómnibus sentía que yo la raptaba. En ese
momento, me dormía, me acurrucaba y ahí nadie me podía sacar a mi mamá. Y eso
también es una imagen que viene muy bien en esta fecha cercana al Día de la
Madre, porque está buenísimo tener tiempo físico con los hijos, darse un
abrazo, acurrucarse. Es muy lindo vivirlo porque esas cosas se quedan en la
infancia. Después de grande ya no es igual y lo siento con mis hijos, que ya no
quieren tantos mimos de la madre. Pero ese momento era muy nuestro y solo
nuestro porque mi infancia fue de todos.
En Canal 5, Carmen estuvo al frente de la conducción del magazine Para pasarlo bien y su madre Cristina trabajaba en la producción artística.
Cristina era de todos y Carmencita también. ¿Le molestaba que la llamaran
Carmencita?
Ella no
paraba de nombrarme, Carmencita esto, Carmencita lo otro. ¿Cómo me va a
molestar que me digan Carmencita?, al contrario, yo soy esa. Me encanta, siento
la voz de mi madre llamándome: Carmencita, nena. Valoro mucho esos momentos que
para mí eran tan difíciles de conseguir, por eso creo que yo fui una madre que
estuvo tanto con mis hijos, porque yo tuve que compartir a la mía. Esos
momentos de mamá laburando y yo divirtiéndome y gozando fueron lindos pero
distintos a los que vivían otros nenes. Mientras los otros estaban en familia
con la raviolada del domingo, yo estaba en el canal corriendo, saludando gente,
cantando, subiendo al control o entre las cámaras.
Un mundo de fantasía, pero en el que aprendió el oficio que después se
transformaría en su carrera.
Sin querer
aprendí de todo. Ella toda la vida fue un radar, nunca se le perdía nada y yo
heredé esa cosa de radar y también lo aprendí. Porque en mis espectáculos hago
producción, el guion, escribo la gacetilla, de todo. Lo sé hacer porque lo
aprendí de ella. Y me encanta. Como buena actriz formada que soy, me dejo
dirigir y me entrego, pero si no, soy un pulpo que puede hacer todas las
tareas.
¿Y qué más heredó de su madre?
Ella era una mujer de gran compromiso social. De verdad, no de la boca
para afuera y además, era una mujer del sí, una mujer positiva, me parece que
está bueno destacarlo. Lo que descubrí en el proceso de acompañarla en su
tiempo final, de acompañarla toda la vida, fue que he logrado autovalorarme, en
el sentido de decir: fui una gran hija, fui la hija que esa mujer necesitaba al
lado. No cualquier hija está al lado de Cristina Morán como estuve yo. Fui su
hija y compañera, y cuando teníamos opiniones diferentes, el amor superaba
todas las diferencias y seguíamos adelante pese a todo. Entonces ella fue una
gran madre y yo fui una gran hija. Eso es algo que aprendí ahora. Y otra cosa
que heredé, que no me había dado cuenta hasta ahora, es la fuerza. No me había
dado cuenta porque ella siempre estaba dispuesta a dar, a entregarse, incluso
como hija era un lugar cómodo tener una madre que podía todo. En su tiempo
final, dije: “Mi mamá ya no es aquella leona; ahora el toro (por mi signo) que
tiene que arremeter contra el trapo rojo soy yo”. Y arremetí con todo y banqué
todo lo que había que bancar con muchos ovarios. Ese es el gran legado. Y qué
bueno que ahora lo tengo porque esa protección ya no está, o está en otro
sentido, en el espiritual. Pero sí me dejó la fuerza, me despertó y me dijo:
“Nena, vos podés sola”. Es muy importante para mí que me haya bajado esa
información y ese poder va a surgir en el espectáculo (se emociona).
Cristina y Carmen compartieron el escenario del Teatro Solís en la obra Maldita, febrero 2020.
¿Cree que Cristina sacrificó parte de su vida sentimental por usted?
No sé... si yo no hubiera existido… Ella tuvo una pareja durante 13 años
que fue un padre del corazón, fue como mi padre así que no sé si sacrificó
algo. Fue una mujer que siempre eligió y mientras quiso tener su pareja la
tuvo, pero no fue una pareja con cama adentro. Ella era una evolucionada para
la época, se divorció cuando yo tenía tres meses y después, ¿qué se puede
esperar de una mujer de esa época? Que la señora se vuelva a casar. Pero ella
tuvo un novio cama afuera, nunca se quedó a dormir en mi casa. Entonces no sé
si sacrificó algo, siempre eligió en su vida. Ahora recuerdo que una vez en una
entrevista que hicimos juntas dijo que no se había animado a tener otro hijo,
que no me había dado un hermano. Y no lo hizo por el qué dirán. Supongo que sentiría
que ya era demasiado: divorciarse, tener novio cama afuera y, además, tener un
hijo de alguien que no fuera su esposo. No lo hizo porque era extremadamente
cuidadosa de mí, tuvo miedo al qué dirán por mí. Después vivió como quiso, hizo
lo que quiso.
¿Y en algún momento les preguntaba a sus nietos cuándo iban a tener
hijos?
Nunca. No,
jamás. Yo tampoco. Éramos iguales en eso.
¿Pero a ella le hubiera gustado ser bisabuela?
Ay, hubiera
adorado. Pero no lo decía porque era tan respetuosa de la privacidad, de la
vida de los demás y de las elecciones de las parejas, de los momentos de cada
uno. Nunca jamás lo planteó, pero sería muy feliz ella con el nacimiento de su
bisnieto; le encantaban los niños, hubiera sido una locura. Estaría loca de
amor.
¿Y cuándo nacerá?
Fecha probable de parto: 8 de mayo. El día antes del espectáculo.
Nacimiento y espectáculo, todo celebración.
Mucha felicidad toda junta. Todo cierra, el tributo y el regalo del
bisnieto. Las canciones que elegí son tan lindas que quiero que la gente las
disfrute conmigo.
¿Será una oportunidad de tener a Cristina cerca nuevamente?
Sí, y además pasaremos unos videos de momentos que vivimos juntas. Hoy
estábamos editando unas imágenes y me emocioné mucho. Quiero repasar todo para
que nada me sorprenda. No me quiero desarmar mientras canto. Será difícil pero
muy bello. Esta es la manera más linda para poder duelar acompañada del
público. Siento que su presencia me va a iluminar con su fuerza.
Tributo a
Cristina Morán. Jueves 9 de
mayo, 20 h, cena al finalizar el show, en Ava Experiencia Gourmet
(Rambla Wilson 2180). Por reservas: Lucía Dalmao, 091 716 060.