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La mirada de Harvard sobre Uruguay: en el siglo XXI puede volver a ser un país de primera categoría

Entrevista con la directora ejecutiva del Latin America Research Center de Harvard, Fernanda Miguel, y el senior lecturer de la misma universidad, Michael Chu

“Uno podría pensar que Harvard le está haciendo un favor (a Uruguay). La verdad es todo lo contrario. Harvard agradece que exista un Uruguay donde pueda ubicar al LARC”. Con estas palabras Michael Chu, senior lecturer de Harvard Business School, inauguraba hace dos meses el Latin America Research Center (LARC) en Montevideo, un instituto de investigación regional de Harvard Business School (HBS). Hasta ahora, y durante 20 años, este centro se ubicó en Buenos Aires, pero las circunstancias actuales del país vecino forzaron a la prestigiosa universidad a buscar otro destino. “Se consideraron todas las alternativas posibles: San Pablo, Bogotá, Lima, Ciudad de México fueron opciones. Fuimos atrás de todas, pero nos pareció que Montevideo era la mejor ubicación”, señaló Chu en diálogo con Galería.

Hoy el LARC, uno de los más de 100 centros de investigación que tiene Harvard alrededor del mundo, se encuentra apostado en el latu, y como su nombre lo indica está 100% dedicado a la investigación. Es decir, en él no se dictará ningún tipo de curso. Se trata de un centro pequeño, pero moderno y muy luminoso, con casi todos los espacios integrados, de manera de favorecer el trabajo en equipo. La directora ejecutiva es Fernanda Miguel, economista y MBA de HBS, argentina que hace años reside buena parte del año en Uruguay. “Yo acá, en Uruguay, estoy feliz”, comentó a Galería. Por su parte, Chu nació en China, pero se crió en Uruguay y se siente muy uruguayo. Es también MBA de HBS. Hoy vive en Boston, es profesor en la Universidad de Harvard, y cada tres meses aproximadamente viaja a Uruguay. “Como uruguayo, me llena de orgullo que el centro de investigación de la institución que represento esté instalado aquí, en la ciudad y país donde crecí y me formé”, expresó en aquel discurso de inauguración, ante el presidente Luis Lacalle Pou y otras autoridades nacionales.

En entrevista con Galería, Miguel y Chu contaron sobre los objetivos de LARC, su manera de trabajar e investigar y la oportunidad que implica para Harvard establecerse en Uruguay.

¿Qué rol cumple un centro de investigación de Harvard en Uruguay?

M. C.: Lo que hace LARC es lo que hacen los otros centros de investigación, aunque obviamente lo que hace el centro en Estambul es diferente a como lo hace el de América Latina. La iniciativa de montar centros de investigación nació hace un par de décadas, cuando HBS se dio cuenta de que el mundo se había globalizado. Entonces, uno no podía pretender ser un líder en capital intelectual sobre la economía, sobre el mundo empresarial, si no desarrollaba capital intelectual a escala global y si no estaba al tanto de las cosas interesantes que estaban pasando en el mundo, desde la perspectiva local, no desde cómo se veía en Boston. Entonces, se empezaron a abrir varios centros en el mundo. LARC fue de los primeros.

La columna vertebral de un centro de investigación es apoyar la investigación y la docencia de HBS, cuya pedagogía es muy particular, es el método del caso. De ahí que cuando yo entro a una clase, no dicto cátedra. Cuando entro a una clase, los estudiantes ya han leído un caso y lo que se da es una discusión. Es un método socrático. Con mi colega John Kim investigamos (el plan Ceibal) y escribimos el caso. Luego cada uno lo dio en su curso del programa MBA de Harvard.

Fernanda Miguel, directora ejecutiva de Latin America Research Center de Harvard Fernanda Miguel, directora ejecutiva de Latin America Research Center de Harvard

¿Hacen investigaciones solo empresariales o cualquier tipo de investigación?

M. C.: La misión explícita del HBS es educar a líderes que van a hacer una diferencia. Esos líderes pueden venir del sector privado, del sector público o de la sociedad civil. Lo que nos interesa, entonces, es la conducción de organizaciones en la realidad del mundo, cómo superar los desafíos que enfrentan las entidades en un momento dado. Cómo las personas a cargo de esas organizaciones pueden lograr los objetivos definidos.

¿Les resulta fácil que las organizaciones les abran las puertas para que ustedes investiguen?

F. M.: La mayoría de las veces nosotros, o el profesor, tenemos el contacto, entonces eso te facilita bastante la entrada en la organización. En el caso de que no lo conozcamos, hacemos lo que llamamos una call-call (acercamiento). La mayoría de las veces tenemos muy buena recepción.

M. C.: En una organización, cuyo CEO es un graduado de Harvard, la entrada es mucho más fácil porque entienden el uso del caso. Para las personas que no lo conocen, hay todo un proceso de explicación porque el caso es un bicho raro: no es periodismo, no es historia, no es artículo para revista académica. Entonces, tenemos que explicar que el caso describe una realidad para poder generar una discusión de calidad en nuestras aulas. Tenemos que explicar también que el hecho de que el HBS quiera escribir un caso sobre una compañía, no quiere decir que esté respaldando su modelo de negocio. Muchos de los casos más ricos y difíciles de conseguir son los casos de fracaso.

Más del 95% de los casos que escribimos es en colaboración con la organización, esto quiere decir que compartimos información. Nosotros escribimos lo que nos parece, pero nunca se va a enseñar y menos diseminar por el mundo, sin que la compañía le dé el visto bueno. Si no llegamos a un acuerdo, el caso no se cierra. Son situaciones rarísimas.

Cuando realizan estas investigaciones, ¿ayudan también a la empresa a encaminar la situación, les dan lineamientos para mejorar?

F. M.: La escritura de los casos se enfoca en la elaboración del instrumento pedagógico exclusivamente. Dicho esto, el proceso implica entrevistas entre la empresa y el profesor, que muchas veces lleva a un proceso de reflexión que puede ser muy valioso para ambas partes.

Michael Chu, senior lecturer de Harvard Business School Michael Chu, senior lecturer de Harvard Business School

Dentro del área organizacional, ¿hay algún rubro que les interese en particular dentro de la región?

F. M.: Los temas de gran interés y relevancia son entrepreneurship (emprendedurismo), sustainability (sustentabilidad), agribusiness (agroindustria), income inequality (inequidad de ingresos), entre otros.

¿Actualmente cuántas investigaciones se están llevando a cabo desde Larc?

F. M.: Tenemos unos 15 casos ongoing, en promedio, en toda la región.

¿Cuántos investigadores trabajan para Larc?

F. M.: Acá tenemos a la directora de Research y a dos investigadoras más. Después tenemos un investigador en Brasil y uno en México.

¿Por qué tomaron la decisión de instalarse en Montevideo?

M. C.: Montevideo es importante porque es un lugar donde la gente quiere y le gusta vivir. larc requiere de profesionales que puedan lidiar con situaciones complejas, que tengan empatía con el manejo de las organizaciones, que tengan facilidad para entender los números y se sientan cómodos con principios económicos y, a su vez, que puedan comunicar todo eso por escrito, por lo menos, en dos idiomas. Incluso, tenemos recursos que son trilingües. Este perfil es demandado en todo el mundo, son personas con mucha movilidad en término de sus habilidades. Por eso es importante estar en un lugar donde a los profesionales que necesitamos para el centro les guste vivir.

En segundo término, es necesario estar en un lugar donde podamos reclutar el talento, porque el centro es un organismo vivo y necesitamos de profesionales con estas características que se nos unan. De hecho, ya hemos reclutado a la primera profesional uruguaya, una investigadora.

Y tercero, como organización dedicada a la creación de capital intelectual, necesitamos estar en un lugar donde la libertad de expresión y de pensamiento sea total. Porque no queremos pedirle permiso a nadie de lo que escribimos y pensamos.

¿México o San Pablo no cumplen con estas condiciones? Allí Harvard tiene oficinas administrativas.

M. C.: larc es un organismo viviente. Necesitamos estar en un lugar donde podamos reclutar y operar. Cuando pensamos dónde mudar a larc se consideraron todas las alternativas posibles: San Pablo, Bogotá, Lima, Ciudad de México fueron opciones. Fuimos atrás de todo eso y nos pareció que Montevideo era la mejor ubicación.

Desde aquí, además, es relativamente fácil llegar a otros puntos, tiene facilidades logísticas y también una infraestructura transparente y clara, no solo en las leyes, sino también en lo financiero.

¿Cómo es el reclutamiento en Uruguay? ¿Piensan seguir contratando profesionales uruguayos?

F. M.: Como decía Michael, no es fácil reclutar por el tipo de profesional que buscamos. Por ahora, no estamos buscando a nadie más, pero esto es un organismo vivo y en la medida en que se necesite saldremos a buscar. Pero no siempre vamos a buscar a un uruguayo, si necesitamos un investigador en Brasil, buscaremos en Brasil.

Es verdad que Uruguay cumple con las condiciones que enumeran, pero también es una realidad que acá los jóvenes quieren irse a trabajar al exterior. ¿Cómo lo ven ustedes?

M. C.: Me gustaría pensar que larc puede ofrecer esas oportunidades por las cuales un joven profesional uruguayo encuentre acá lo que está buscando afuera. Yo creo que se está dando un proceso que de cierta manera incide en lo que son las ventajas de vivir en Montevideo. Con la era digital, Uruguay tiene una nueva oportunidad para insertarse en la corriente medular del mundo. Uruguay ya fue world class (primera categoría) en carne y lana. (A principios del siglo xx) cuando la carne y la lana eran esenciales para el mundo, el frigorífico más avanzado del mundo estaba en Uruguay y fabricaba el corned beef. Hoy estamos ante la creación de entidades uruguayas que se están insertando en la era digital en todo el mundo, en un mundo donde las distancias no importan. Por eso, creo que la era digital le vuelve a dar una chance a Uruguay.

Ahora, para mí uno de los temas importantes a resolver es quién se va a beneficiar de esa inserción. ¿Se van a beneficiar solo esos profesionales, que hoy podrían estar trabajando en las grandes capitales, pero se quedan en Uruguay porque este ofrece la posibilidad de insertarse desde acá, haciendo lo mismo? ¿O tenderá a beneficiar al país entero, a toda la población? Ahí está el rol de la educación pública. Porque hoy Uruguay puede producir profesionales de primera, pero el tema es que esos profesionales no salgan siempre de las mismas instituciones privadas, sino que salgan de la educación pública. Es una de las cosas que para mí está en juego cuando se habla de la transformación educativa. Uruguay se está posicionando para el siglo XXI, pero la mayoría del Uruguay no puede estar preparado si recibe una educación que fue buenísima para el siglo XIX o el siglo XX.

¿Es eso lo que le falta a Uruguay para despegar?

M. C.: Hubo una época en la que Uruguay ya despegó. La era digital le da la posibilidad de que las barajas se vuelvan a repartir y de insertarse en el siglo XXI. Por supuesto, hay que hacer cambios. Uno puede mirar la mitad del vaso lleno o la mitad del vaso vacío.

¿Piensan establecer vínculos con las universidades uruguayas, algún convenio?

F. M.: No necesariamente porque nuestro trabajo, como bien decíamos, es apoyar a los profesores de HBS. Nosotros acá no enseñamos. Damos apoyo en la parte de academia, fundamentalmente en research y educación ejecutiva. También colaboramos con el proceso de admisiones. Más allá de esto, sí, estamos trabajando en networking con ellas, tanto con las privadas como con la Universidad de la República. Estamos en conversación permanente.

A futuro, ¿Harvard tiene previsto instalar una escuela de negocios o ampliar su oferta en Uruguay?

M. C.: No. El centro LARC es un centro de investigación, no es un centro de docencia.

F. M.: Todo lo que es docencia se realiza desde HBS en Boston.