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Llega al cine No respires 2, de los uruguayos Rodo Sayagués y Fede Álvarez

Después del éxito de No respires, de Fede Álvarez, su socio creativo Rodo Sayagués incursiona en la dirección con No respires 2, la secuela, que se estrena mundialmente este jueves 12

Editora de Galería

Después del éxito de No respires, de Fede Álvarez, su socio creativo Rodo Sayagués incursiona en la dirección con No respires 2, la secuela, que se estrena mundialmente este jueves 12

Rodo Sayagués y Fede Álvarez son más que una dupla creativa: son dos piezas de un mecanismo que funciona como un reloj. Desde que el cortometraje Ataque de pánico los llevó a Los ángeles sin escalas, Sayagués fue coguionista de dos de las producciones dirigidas por Álvarez: Posesión infernal (2013), la primera experiencia de ambos en Hollywood, un reboot de la franquicia de Sam Raimi Evil Dead; y No respires (2016), una película completamente de la autoría de ambos. Fue tal el éxito de esta última en taquilla (el presupuesto fue de 10 millones de dólares y se recaudaron 158 millones) y también entre la crítica, que surgió la oportunidad de hacer una secuela. Entonces se dio el enroque: Rodo Sayagués tomó el timón de la dirección y coescribió con Fede Álvarez No respires 2. Y allí, en el guion, vino el segundo enroque: Norman Nordstrom (Stephen Lang), el hombre ciego que en la primera parte escarmienta de manera sádica y sangrienta a unos jóvenes intrusos que quieren robar su casa, se vuelve en esta segunda parte, que transcurre ocho años después, protagonista de la historia. Phoenix (Madelyn Grace), una niña de 11 años a su cuidado, se ha vuelto el centro de su vida, y cuando otros intrusos vienen ahora por ella, nuevas facetas y motivaciones del personaje salen a la luz.

El primer largometraje de Sayagués -filmado en Belgrado y en Detroit- es más que ambicioso: duplicó la inversión de la primera entrega, y se filmó y completó en 2020, en plena pandemia.

Galería conversó con Sayagués y Álvarez -desde Los ángeles- por Zoom a propósito del estreno de No respires 2 este jueves 12, no solo en Uruguay, sino también en gran parte del mundo en simultáneo. La charla es una muestra fiel de lo bien que funciona este engranaje: responden en turnos, jamás se pisan y el respeto mutuo se percibe en casi cada afirmación.

¿Cuáles son los principales desafíos de escribir una secuela?
FA:
Con cualquier secuela uno lo que tiene que pensar obviamente es por qué la gente va a ver la secuela. Generalmente están buscando las emociones que recibieron en la primera película, que les gustó sentir, que las quieren sentir de nuevo. Miedo, acción, lo que haya sido que les dio la primera película también tiene que estar en la secuela, e incluso más fuerte, porque hay más expectativa; la historia tiene que ser mejor. Ese es el desafío. Y sabíamos que no queríamos cometer el error de muchas secuelas, que es simplemente hacer lo mismo, exactamente igual, de nuevo, y ya está. Para evitar eso y llevar la historia para un lado completamente original, nuevo, agarramos al tipo que era el malo en la uno y lo convertimos en protagonista de la dos. Eso no significa que sea el bueno esta vez, pero sí significa que vamos a conocerlo más y tener una aventura más cercana a este personaje. En No respires es un villano que se sale con la suya, y queríamos ver qué pasaba con este personaje, si va a entender quién es y las cosas que hizo o va a seguir en negación total.
Ahora que la inversión de No respires 2 será el doble de la primera película, ¿la presión también se duplica?
RS: Siempre está el aspecto del negocio, filmar películas acá es caro y tiene que tener sentido a nivel económico. Pero tratamos de no pensar en eso.
FA: Para nosotros es tener más juguetes, más herramientas para poder hacer una historia más grande.
RS: Filmar es caro y no hay vuelta. Entonces sí, obviamente al final del día se necesita que la película funcione para poder seguir contando este tipo de historias, pero el foco nuestro está siempre en darle a la gente que le gusta este tipo de cine algo que disfrute, que de alguna manera los toque y haga que les valga la pena ir al cine.

Rodo Sayagués en el set con Stephen Lang, el protagonista de No respires 2

Fede Álvarez dirigió la primera entrega de No respires y en la secuela coescribió el guion con Sayagués.

¿Cómo se dio el cambio de director?
FA:
Estábamos acá en la oficina y yo le dije a Rodo: "Che, ¿por qué no la dirigís?". Fue más o menos por ahí la cosa. Rodo quería dirigir y estábamos siempre pensando cuál podría ser la película ideal para eso, y la verdad que no se nos ocurrió ninguna más ideal que esta. Él creó los personajes conmigo y un montón de las cosas que ves en pantalla en la primera película son crédito de él, ideas de él. Es como que fuera un bebé que es de los dos, lo tenía yo y ahora se lo paso a él. Por eso creo que la película funciona tan bien. Un periodista me dijo: "La podrías haber dirigido vos y sería muy parecida". Y eso está bueno para nosotros. No porque Rodo estuviera intentando que se pareciera, sino porque naturalmente se da. Pedro Luque es el director de fotografía de las dos, entonces visualmente está por ahí. Tonalmente hay cosas que cambian porque no somos el mismo ser humano. Rodo trae su propio punto de vista a la película y se siente un cambio que creo que la audiencia va a apreciar y le va a gustar. Que se sienta familiar pero que sea diferente. Que encuentre las cosas que le gustaron de la primera pero que traiga muchas cosas nuevas, y eso todo viene del lado de Rodo.

La música es fundamental en las películas de este género para crear el clima. ¿Qué tanto se involucran en ese aspecto?
FA:
En todo participamos 100%. Cuando vinimos a Los ángeles no vinimos a ser empleados de nadie, la idiosincrasia uruguaya no va muy bien con esa idea. En Uruguay es difícil hacer estas cosas como un trabajo de oficina, y tuvimos mucha suerte de tener libertad acá. Y el control también tenés que tenerlo para que se sienta tu impronta; tenés que estar en todo, ni que hablar. Rodo, como director en esta película, decide la música, el casting, los sets, absolutamente todo, nada es impuesto. Cada elemento que ves en la película es culpa y mérito del director.
RS: En cuanto a la banda sonora, las cuatro películas que hemos hecho acá siempre estuvieron a cargo de la misma persona, Roque Baños, un compositor español que admiramos mucho y que es además amigo. Tiene un talento increíble y tenemos una relación muy íntima con él, entonces el proceso creativo es muy cercano. Estamos en comunicación todo el tiempo, él nos va contando cosas, le damos sugerencias, participamos mucho, pero obviamente es todo mérito de él.

Han llegado a componer canciones. En La chica de la telaraña (2018, dirigida por Álvarez), hay una de Sayagués, y también en Posesión infernal.
RS:
Sí, lo que sucede es que tanto Fede como yo tocamos música. No me animo a decir que somos músicos, porque siento que nos queda grande. Pero de hecho nos conocimos tocando música cuando éramos adolescentes. Nos gusta mucho y tenemos nuestro miniestudio de grabación, entonces siempre que las películas requieren algo que está a nuestro alcance hacer, acorde a nuestras capacidades, lo hacemos. En el caso de la película anterior, Fede necesitaba un pedacito de una canción medio heavy metal y justo era algo que yo, con unos amigos, estábamos grabando y le sirvió. Y terminó en la película. Después Fede en No respires grabó una viola para la banda sonora. En esta yo grabé una guitarra eléctrica que de hecho la grabé en Uruguay, en el estudio La Mayor, de Fede Moreira. Son gustos que nos permitimos. De repente decís: Si esto lo puedo hacer, ¿por qué no?

"Agarramos al tipo que era el malo en la uno y lo convertimos en protagonista de la dos", dicen los realizadores sobre el giro de la secuela.

La niña actriz, Madelyn Grace, es fundamental en la historia de No respires 2. ¿Qué tan difícil fue primero elegirla y después dirigirla?
RS:
Fue difícil porque nos dimos cuenta después de escribir el guion de que todo este puzzle que estábamos armando dependía fundamentalmente de encontrar a la actriz para ese personaje. Yo miraba después para atrás en la historia reciente del cine y pensaba cuántas películas hay que están sostenidas por un actor de esa edad y cuántas veces eso sale bien. Salió en Mi pobre angelito, en Sexto sentido, donde encontraron a un chico de 10, 11 años que tiene esa magia, pero eso pasa una vez cada 10 o 20 años. Por suerte apareció Madelyn, que es increíble, que tiene todo eso. Tiene talento, gracia, carisma, magia, mucha energía y muchas ganas de hacer esto. La primera bendición y suerte fue encontrarla, y luego en el rodaje trabajar con ella también facilitó todo porque le encanta actuar, lo hace desde que tiene cinco años. Para ella es como un juego, se divierte en el set.

Madelyn Grace interpreta a Phoenix, una niña de 11 años al cuidado de Norman Nordstrom (Stephen Lang).

¿El rodaje fue en plena pandemia?
RS:
Sí, habíamos empezado la preproducción antes, en febrero de 2020, y estuvimos trabajando unas seis semanas cuando se paró todo. Ahí volvimos a nuestras casas por unos meses hasta que se encontró la manera de filmar en este contexto, y ahí volvimos y terminamos la película en una situación muy, no te voy a decir improvisada, pero sí de adaptación y flexibilidad. Nunca sabíamos si la semana siguiente íbamos a seguir filmando, porque nos llegaban cuentos de otros rodajes que se suspendían en países cercanos a donde estábamos, entonces era todo día a día, con mucho protocolo de seguridad que alteraba el estilo de rodaje que conocemos. Pero bueno, llegamos al final, se terminó; contra todos los pronósticos pudimos completar la película y creo que somos de las pocas que se filmaron enteramente y se completaron en 2020.

Ahora surgió una figura nueva que se ocupa de gestionar y de que se cumplan los protocolos sanitarios en los rodajes. ¿Contaron con alguien que desempeñara ese rol?
RS:
Sí, apareció una persona que se encarga exclusivamente de diseñar protocolos, porque cada rodaje es distinto y tiene distintas dinámicas y necesidades. Así que tuvimos a alguien que se ocupó de eso, la policía covid le decíamos (risas).

A partir de la pandemia y el confinamiento muchas películas se están estrenando casi en simultáneo en el cine y en plataformas de streaming. ¿Con No respires 2 va a ser así?
FA:
No, solo en cines. Es casi una posición política nuestra, y del estudio también. Creemos que hay ciertas películas, la nuestra sobre todo, que son para experimentar en una sala de cine, con el sonido que solo te puede dar el cine y la experiencia comunitaria que tiene eso de juntarse a ver de qué va la historia. Yo creo que va en cada uno, y obviamente depende de cómo están las cosas en cada país con el covid, pero si se puede hacer de manera segura yo creo que hay que aprovecharlo e ir al cine. Es muy cómodo quedarse en casa y mirarla ahí, pero no van a tener la chance de verla por streaming hasta dentro de un tiempo.

Hace unos tres años fundaron la compañía productora Bad Hombre. Empezaron produciendo proyectos propios pero ahora abrieron la cancha. ¿Cómo fue el proceso?
FA:
Produjimos las cosas que han salido nuestras desde que empezamos. El año pasado hicimos una serie para Apple TV, Llamadas (Calls), que justo Uruguay por una cosa rara no tiene el servicio de Apple todavía, pero prometían que pronto saldría. Esa fue la primera producción en televisión. Después hicimos No respires 2, y La masacre de Texas, un clásico de terror, que escribimos juntos (con Rodo) y también debería salir antes de fin de año. Es algo que nos interesa hacer por eso que decía de no depender de alguien más y ser empleados de un estudio; para poder crear nuestras cosas, tomar materiales y convertirlos en películas donde podamos inyectar mucho de nosotros y nuestra propia idiosincrasia. Como uruguayos, si venimos a Hollywood y simplemente intentamos encajar y hacer lo que hacen los directores americanos sería como mimetizarnos culturalmente y toda nuestra uruguayez desaparecería. Entonces, ¿para qué logramos el milagro de haber venido desde allá hasta acá y hacer películas? Me parece que nos sentimos con la responsabilidad de inyectar nuestra propia idiosincrasia y cultura en las películas para que haya más diversidad de historias, de puntos de vista. Nuestras películas siempre caen acá como medio raras, los americanos siempre nos dicen: "Qué rara era la película de ustedes". Y lo raro es un poco eso, el punto de vista, porque los uruguayos no nos dicen que son raras. Pero hemos visto que cuando se estrenan hay una audiencia a la que le encanta, porque en este género nos ha ido muy bien a nivel americano y a nivel mundial; o sea que hay algo en esa idiosincrasia nuestra que viaja muy bien.

Hace tres años Fede Álvarez y Rodo Sayagués fundaron la compañía productora Bad Hombre, que les permite trabajar de manera independiente.

Después de la gran acogida que tuvo la primera, que fue éxito de taquilla y de crítica, ¿cómo se encara el estreno de la segunda?
RS:
Queremos que a la gente le guste. Es eso básicamente. Que les guste como les gustó la primera. En esta industria, en este tipo de trabajo, uno tiene que aprender a manejar también esas expectativas porque es todo muy volátil e incierto, y más ahora que de repente mañana anuncian que cierran los cines, y yo qué sé. Entonces simplemente estamos pensando en hacer nuestro trabajo. Sabemos que la película va a llegar a la gente y estamos con muchas ganas de escuchar qué le parece al público. Cuando se trata de una secuela naturalmente tendemos a hablar sobre cómo la segunda parte se compara con la primera, y es como una especie de competencia. Para mí, más que una competencia es una convivencia. Nosotros queremos que las películas convivan, que se conviertan como en una película larga de tres horas, como puede ser Harry Potter.
FA: Lo que más queremos, sobre todo en lo que tiene que ver con Uruguay, es lo que hicimos con (el corto que se viralizó) Ataque de pánico en su momento, que fue darle a nuestro país y a nuestros amigos y a la gente de Uruguay un poco de espectáculo de Hollywood pero en su casa; que se mezclaran dos mundos que nunca se habían mezclado antes. Y esa intención sigue estando. En esta película queremos que la gente vaya sabiendo que, aunque sea de Hollywood, con todo lo que eso conlleva, con todo el espectáculo que eso trae, siempre van a encontrar cosas uruguayas en la pantalla, que mejor no contarlas porque es más divertido que las encuentren cuando vean la película. En una película, Como perros y gatos (2001, infantil), había un personaje que aparecía con una remera de la selección uruguaya, y nos gusta poder hacer esas cosas ahora. También con actores como Christian Zagía, que es nuestro amigo y actor desde que hacemos cortos en Uruguay y cada vez tiene papeles más grandes y en esta tiene uno muy importante. Creo que eso es lo que más me gusta: darles películas de Hollywood para que el público pueda ir y descubrir esas cosas de Uruguay, que es prácticamente surrealista.
RS: Ahora pienso que cuando éramos chicos eso era una especie de fantasía. Pensábamos: imaginate si un día alquilás una película o vas al cine y está Bruce Willis y de repente al lado está (Jorge) Esmoris. Qué increíble ver eso, y ahora sucede (con Zagía junto a Stephen Lang). Es mágico de alguna manera.