N° 2048 - 28 de Noviembre al 04 de Diciembre de 2019
, regenerado3N° 2048 - 28 de Noviembre al 04 de Diciembre de 2019
, regenerado3Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáTal como hace bastante tiempo lo habíamos anticipado, estamos en presencia de un final de la temporada futbolística pleno de incertidumbre en cuanto a su definición. Es que la llamativa irregularidad que han mostrado casi todos los participantes (en especial los que tradicionalmente son los mayores candidatos a obtener el título en disputa) les ha hecho alternarse en las posiciones de vanguardia, con ventajas tan abultadas que parecían decisivas, pero que luego se desvanecían rápidamente, como por arte de magia. Con la particularidad de que, en esta oportunidad, en ese vaivén entre los dos eternos rivales se han ido entrometiendo algunos equipos que no estaban en los cálculos de casi nadie. Los casos más notorios son el de Progreso, compitiendo por la punta del Clausura y el de Cerro Largo, aún en carrera en la Tabla Anual.
Tan complejo y variable es el actual panorama, a un paso de su culminación, que es virtualmente imposible vaticinar qué es lo que finalmente ocurrirá. Una muestra de ello fue lo que pasó en paralelo a la publicación de nuestra última columna. En la tarde anterior, Progreso —que tras el empate entre Peñarol y Nacional y los dos puntos que reclamara ante la AUF, había quedado como único líder del Clausura— cayó sin levante, en su propia cancha, ante un implacable Cerro Largo, dilapidando así una preciosa oportunidad para afirmarse en la vanguardia del torneo, apenas a dos partidos de su conclusión.
Este impensado traspié de Progreso dejó abierta la puerta para que Nacional —que le escoltaba a un solo punto— procurara por la noche, en su visita al Franzini, vencer a Defensor y recuperar en solitario la punta del torneo. Sin embargo, fracasó en su intento. El equipo tricolor llegó a esa cita envuelto en una delicada situación interna, tras una semana convulsionada en razón de la muy enérgica postura de su Comisión Directiva, que —sintiéndose perjudicada por un grueso error arbitral en el reciente partido clásico— había amenazado con quitarle el respaldo al Ejecutivo de la AUF si no procedía a la remoción de las principales autoridades del arbitraje uruguayo. A poco de iniciado el encuentro, un preciso tiro libre de Felipe Carballo pareció abrirle a Nacional el camino a esa victoria vital para su futuro en el certamen, pero a los minutos llegó el sorpresivo empate violeta. El rendimiento tricolor fue declinando con el transcurso del partido. Sin embargo —ya cerca del final— sobrevino un nuevo fallo arbitral en su perjuicio, cuando el juez Pablo Giménez pasó por alto un claro penal cometido contra el juvenil Vecino. Para peor, en la réplica violeta hubo una fuerte infracción de Cardaccio, por la que fue justamente expulsado. Y, para complicar más la cosa, quiso el destino que en la ejecución subsiguiente llegara el gol que le daría la victoria al dueño de casa, y trascartón, la correcta expulsión del zaguero Corujo.
Ardió Troya cerca del vestuario de los jueces, y los hinchas tricolores se fueron del Parque Rodó sintiéndose otra vez injustamente perjudicados. Y así como, en apenas diez días (así titulamos una de nuestras últimas columnas) Nacional había dilapidado la muy amplia ventaja que le llevaba a todos sus rivales, tampoco supo aprovechar el imprevisto traspié de Progreso para recuperar la punta del Clausura. Y, para peor, quedó expuesto a que, al día siguiente, una victoria de Peñarol frente a Fénix le permitiera recuperar el liderazgo en las dos tablas.
A diferencia de lo ocurrido en otras situaciones semejantes, esta vez Peñarol no dejó pasar la inesperada oportunidad que se le presentaba en bandeja. Pero aunque su rival tenía una sola victoria en su haber, no fue un hueso fácil de roer. Tanto que, aprovechando una grave desinteligencia de la última defensa aurinegra, sacó una pronta ventaja en el tanteador. Un nervioso y errático Peñarol solo pudo llegar a la igualdad con un gol de penal (bien concedido) en el final del primer tiempo. Y tuvo que remar duro y parejo en el complemento para que, ya cerca del final, llegara el gol de la victoria de Xisco, tras una gran maniobra del juvenil Pellistri, la figura cumbre de su equipo. Y así el aurinegro —casi desahuciado unas semanas atrás— logró enhebrar varias victorias al hilo y encaramarse en solitario a la punta del Clausura, a solo dos fechas de su culminación.
¿Qué puede pasar de ahora en adelante? Otra vez, la coincidencia temporal de esta penúltima etapa del Clausura con la entrega y publicación de esta columna nos priva de los insumos necesarios para formular un pronóstico al respecto. No sabemos si ayer miércoles hubo un ganador en el decisivo partido entre Peñarol y Progreso, que tendría la gran ventaja de depender de sí mismo para quedarse con el título en disputa. O si, en cambio, hubo un empate, en cuyo caso Nacional habría recobrado su chance de quedarse con el campeonato, sujeto a una factible victoria esta noche, ante un Rampla Jr. ya descendido. Claro que aún deberá jugarse una fecha más, pero los resultados que se registren en la presente pueden aclarar, aunque sea en parte, el complejo desenlace de esta tan aleatoria temporada.
Lamentablemente, en estos últimos días se ha puesto en tela de juicio la cristalinidad de algunas labores referiles, lo que quedó de manifiesto con el duro reclamo tricolor, al que ya hicimos referencia, al que luego se sumó el retiro de sus representantes de sus cargos en la AUF. Ya lo hemos dicho: no creemos en la deshonestidad de nuestros árbitros, más allá de haber coincidido en que existieron errores graves en algunos de los últimos partidos, que perjudicaron a Nacional (tal como en tiempos pasados le ocurrió a Peñarol, e —incluso con una frecuencia aún mayor— a muchos equipos chicos). Parece ocioso señalar que, a diferencia de los televidentes, el juez no tiene en la cancha la posibilidad de ver una y otra vez las jugadas que se cuestionan. Por tal tazón —y a ello ya nos referimos más de una vez por este mismo medio— ¡es imperiosa la inmediata puesta en marcha del VAR en nuestro fútbol!
Pero, en todo caso, nos preocupa grandemente esta medida de la directiva tricolor, por cuanto, quiérase o no, introdujo un indebido elemento de presión para los jueces que deben arbitrar en estas instancias culminantes y decisivas del año futbolístico, los que quedan expuestos a ser crucificados públicamente ante cualquier fallo que pueda ser considerado perjudicial para los intereses de cualquiera de los candidatos a la obtención del actual certamen.
No resulta sencillo, entonces, vaticinar quién será el ganador del Clausura; ni tampoco puede asegurarse que este tramo decisivo del torneo transcurra con la normalidad deseable. Por ello, el pronóstico —cuasi meteorológico— elegido como título de esta columna.