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    ¡Urgente, el Var!

    N° 2046 - 14 al 20 de Noviembre de 2019

    , regenerado3

    Cuando se acerca la definición de la presente temporada futbolística, el ambiente aparece enrarecido por algunos arbitrajes cuestionados duramente, principalmente por dirigentes de Nacional y de River Plate. Algo que no es la primera vez que ocurre, y que por lo común son apenas “fuegos de artificio”, que pretenden conformar a aquellos hinchas más alterados, aunque sin lograr ningún efecto concreto. En tantos años de comentarista, ante reclamos de este tipo, he preferido creer en la imparcialidad de los jueces, descontando que sus errores (o aun horrores), obedecían únicamente a su falta de discernimiento, al desconocimiento de las reglas de juego o al infortunio de no encontrarse en el lugar adecuado para mejor observar la jugada cuestionada. Nunca creí en un deliberado propósito de favorecer o perjudicar a algún equipo; aunque pude pecar de ingenuo o mal informado.

    ¿Que han existido errores —a veces gruesos— en algunos partidos últimos? Por cierto que sí, aunque no todos los reclamados. Lo que sí hoy me sorprende es que la pesquisa y los reclamos consiguientes se fundan, no solamente en los partidos del equipo presuntamente afectado, sino también en presuntos errores arbitrales en otros partidos, que pueden incidir en la definición del torneo de que se trata.

    Y ante esa tarea, casi detectivesca, basada en imágenes televisivas de ardua dilucidación —que deben repetirse un montón de veces desde diversos ángulos— cabría preguntarse por qué la dirigencia de la AUF no extrema el celo para instalar el VAR con la mayor prontitud posible, de modo de corregir los errores arbitrales que se detecten, y evitar esa sensación de permanente sospecha sobre quienes tienen la ardua tarea de administrar justicia en el campo de juego.

    Volvamos al fútbol. Con un nuevo clásico por delante, la periodicidad de nuestra columna nos impone echar un rápido vistazo a la serie de partidos disputados últimamente. Coincidente con la anterior edición de Búsqueda, una nueva fecha del Clausura vio gananciosos a los dos equipos grandes, manteniéndose pues incambiada la distancia entre ellos. En tanto lo más novedoso fue una nueva victoria de Progreso (igualando a Nacional en la punta del torneo), y la inesperada derrota de Cerro Largo, en Melo, que lo alejaba de la lucha por la tabla anual.

    Con la ventaja psicológica de jugar primero Peñarol se anotó su cuarta victoria al hilo ante Cerro. Aunque su fútbol no mejoró demasiado, encontró la mejor versión de Xisco Jiménez desde su debut, aportando dos goles de alta factura, y cambiándole la cara a la ofensiva aurinegra. Arribado súbitamente para suplir las bajas del Toro Fernández, Brian Rodríguez y Darwin Núñez, le tocó debutar sin su mejor condición física y fue muy magro su aporte. Pero tras la ulterior lesión de Viatri, e ingresando ya como titular, el español apareció en su real dimensión de goleador (con cuatro anotaciones en los tres últimos partidos). A ello se sumó un claro repunte de Gargano en la mitad del terreno y la frescura ofensiva del Chico Pellistri. Ello bastó para estabilizar una interna complicada por los malos resultados anteriores; al punto que tras esa clara victoria sabatina, Peñarol pudo dormir momentáneamente esa noche como puntero del Clausura.

    Tras dos derrotas consecutivas, Nacional logró triunfar al día siguiente. Y ese resultó, en rigor, su mayor mérito. Álvaro Gutiérrez hizo cambios en el equipo, aunque sin mejorar el pobre rendimiento de los partidos anteriores. El Fénix de Carrasco lo tuvo a mal traer en varios pasajes, pero no supo definir ante el arco de Mejía, hasta que —ya casi al final del primer tiempo— Bergessio, de cabeza, logró abrir el tanteador. Sin mejorar mayormente, igual Nacional pudo mantener a raya los embates del rival, e incluso estirar la ventaja ya sobre el final, tras un autogol albivioleta, provocado por una genialidad de Sebastián Fernández. Mantuvo pues la punta, al igual que lo hiciera Progreso por la tarde, a la espera del decisivo enfrentamiento entre ambos, cuatro días después.

    En la fecha siguiente, de este último fin de semana, fue nuevamente Peñarol el que jugó primero, trasladando la responsabilidad a aquellos con los que dirimía las posiciones de vanguardia. Y su victoria (la quinta consecutiva), lograda casi al final del partido, premió su labor superior ante un River Plate desconocido respecto del que venía de vencer a Nacional. Inesperadamente, el equipo aurinegro contó esta vez con el papel protagónico de Christian Rodríguez, que aún no había exhibido en este torneo Clausura, y a su influjo hubo varias figuras lucidas, como el argentino Rojas, subiendo con criterio y peligro por la zona izquierda del ataque aurinegro. Frente a un rival que casi no llegó a su área, Peñarol creó varias situaciones de gol contra el arco brillantemente defendido por Olveira. Y cuando el match ya expiraba, la victoria llegó por la vía de un penal rematado impecablemente por el capitán aurinegro, premiando así los superiores méritos del equipo de Diego López.

    Y al día siguiente, condicionados por este resultado (que nuevamente dejaba a Peñarol momentáneamente a la cabeza del Clausura) los otros aspirantes al título, Nacional y Progreso, midieron fuerzas en el Parque Paladino. El partido no respondió a la atracción que había despertado. La prematura expulsión del lateral Rosso hizo que el equipo “gaucho” asumiera una posición de neta defensa regalándole el campo y la iniciativa al adversario. Pero, aún con nuevos cambios, por el contraste de la fecha anterior, Nacional careció de jerarquía sin hilvanar ninguna jugada de peligro para el arco del dueño de casa. Y recién promediando la etapa final, cuando el nerviosismo cundía en las filas tricolores y Álvaro Gutiérrez apelaba a algunas variantes, un corner desde la izquierda fue cabeceado en el primer palo por el juvenil zaguero Laborda, para decretar la agónica victoria de su equipo (la que luego consolidó Mejía, con una espectacular atajada cuando ya expiraba el tiempo reglamentario).

    Sin mejorar, Nacional logró volver a la senda del triunfo, cortando esa sangría de puntos que redujo la amplísima ventaja que le llevaba a Peñarol, y mantener esos dos puntos de diferencia, factiblemente decisivos en la dilucidación del clásico de la próxima semana, apenas a cuatro fechas del final del Clausura.

    Aunque es arriesgado aventurar un pronóstico ante la rampante irregularidad de ambos contendores, es claro que Peñarol viene en alza en su rendimiento, y podrá disponer —por primera vez después de mucho tiempo— de todo su plantel. En tanto, Nacional ha mostrado un franco descenso en su fútbol, perdiendo insólitamente gran parte del puntaje acumulado en su avasallante remontada previa.

    Pero cualquiera sea el resultado, ojalá que el ambiente caldeado por las fuertes (y no siempre justas) críticas que han merecido algunos últimos arbitrajes, no impida que el legendario Estadio Centenario vuelva a ser testigo de una nueva fiesta del fútbol.