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    Alumnos dicen sentir una mayor inseguridad en los centros de estudio, en los barrios circundantes y hasta en los baños

    Entre 2018 y 2022 empeoró el contexto educativo en enseñanza media, bajaron “un poco” los desempeños en lectura y matemáticas, aumentó el porcentaje de alumnos que dejó de asistir a clase y se deterioraron las habilidades emocionales

    En los últimos tiempos, la inseguridad en los centros educativos y sus alrededores ha sido uno de los temas de mayor preocupación de docentes, directores, alumnos y familias. Tal es así que en el último quinquenio aumentaron todos los valores de inseguridad en todos los tipos de institución de enseñanza media pública, liceos y centros de UTU.

    La sensación de inseguridad entre los alumnos se extiende desde las afueras de los locales de estudio —en el trayecto por el barrio, en la misma cuadra, así como en la puerta de la institución— hasta dentro del centro educativo: en pasillos, patios, salones de clase y, especialmente, en los baños. Allí una cuarta parte de los alumnos a escala nacional (24%) dicen sentirse inseguros, y más aún (hasta 36%) en las escuelas técnicas con ciclo básico tecnológico (CBT) y con formación profesional básica (FPB) de contexto más crítico.

    La percepción de violencia en el entorno barrial es aún mayor entre los directores de los centros de contextos desfavorables, en la región sur y en los centros públicos.

    Así surge de un capítulo del informe de la segunda edición Aristas Media, elaborado por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) y divulgado este miércoles 5. Aristas Media es una prueba nacional que mide los desempeños en lectura y matemática —entre otros aspectos— de los estudiantes de tercer año de educación media, abarca centros públicos y privados y compara resultados entre 2018 y 2022.

    Los datos principales del informe reflejan que en este período —que comprende dos años pandémicos— empeoró el contexto educativo, bajaron “un poco” los desempeños, aumentó la inseguridad, se deterioraron las habilidades socioemocionales y también subió el porcentaje de alumnos que dejaron de asistir a clase, con consecuencias sensiblemente más graves entre los sectores más desfavorecidos.

    Los liceos privados son “un mundo aparte, claramente, son otra cosa”, y todo esto “acentúa la brecha socioeducativa” entre los sectores ricos y pobres, aseguró a Búsqueda Carmen Haretche, directora del Área Técnica del Ineed.

    Esta experta está convencida de que hoy “el desafío para el sistema educativo y otras áreas de acción de la política pública es mayor al observado en 2018”, como destacó el Ineed en su informe. “Si bien hay aspectos de la estructura social que van más allá de los centros educativos y de las propuestas pedagógicas —por lo que trascienden lo que pueda hacerse desde la política educativa—, esto requiere una respuesta y la articulación entre diversas políticas públicas orientadas principalmente al apoyo de los niños y los adolescentes de contextos más desfavorables para evitar que se perpetúe la inequidad”, dijo Haretche, al comentar los principales datos de la prueba.

    Aristas Media —considerada la principal evaluación nacional de logros educativos— fue aplicada entre el 3 de octubre y el 4 de noviembre a unos 11.500 estudiantes de más de 600 grupos provenientes de 340 centros educativos públicos y privados. El trabajo tuvo la particularidad de evaluar a alumnos que cursaron los primeros años de educación media durante la emergencia sanitaria por Covid (en 2022 se retomaron de forma regular las clases) e incluyó cuestionarios sobre habilidades socioemocionales y el clima de relación en los centros. Participaron, además, directores y adscriptos.

    Un “poquito peor”.

    El informe del Ineed “pinta un panorama un poquito peor” en 2022, en cuanto a la evolución de los aprendizajes en lectura y aún más en matemáticas, comparado con 2018. Desde entonces, la cantidad de estudiantes con malos desempeños (aquellos que están por debajo del nivel 3 en una escala del 0 al 5) aumentó en ambas disciplinas. El 66% de los estudiantes en matemáticas (en lectura, 25%) se ubica por debajo del nivel 3, que aún es considerado insuficiente.

    Estos resultados hacen que las metas de aprendizaje que se fijó la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) para este año, de reducir la cantidad de alumnos en los niveles más bajos de desempeños, sean “más difíciles de alcanzar”, concluye el Ineed en su documento de 334 páginas.

    Sobre los niveles de desempeño en lectura, los estudiantes que no alcanzan el nivel 3, por ejemplo, logran deducir el significado de palabras o de expresiones de uso frecuente, pero no pueden reconocer, jerarquizar y resumir información explícita e implícita que se presenta con sintaxis compleja. En lectura inferencial también alcanzan a resumir el asunto general del texto a partir de distintas informaciones, pero no logran identificar ideas secundarias y elaborar conclusiones. En lectura crítica establecen una correlación entre el estilo y el contenido de un texto a partir de información explícita, pero no pueden hacerlo desde el conocimiento general.

    En el caso de matemáticas, el 66% de los alumnos no pueden calcular un promedio. Y si bien logran extraer información sencilla de tablas estadísticas y resolver ecuaciones de primer grado con solución entera, no consiguen interpretar información estadística analizando en conjunto gráficos y tablas. En aritmética realizan operaciones combinadas entre números enteros que implican sumas, restas, multiplicaciones y divisiones, pero no cuando hay mayor nivel de complejidad.

    El trabajo también constata que aumentó la “inequidad de los aprendizajes”, por lo que en aquellos centros de contextos desfavorables la caída en los desempeños ha sido significativamente mayor. Los resultados de las pruebas en tercero de liceo concluyen, además, que tanto en matemática como en lectura los desempeños están directamente vinculados al rezago.

    Asimismo, la desvinculación temprana de los estudiantes aumentó un par de puntos. En 2022, el 4% de los alumnos de tercero de educación media había dejado de asistir a clase en agosto o antes, el doble de 2018, y es aún mayor en los contextos más desfavorables donde aumenta la asistencia intermitente. Mientras, entre los centros privados “casi no hay” estudiantes que hayan dejado de asistir.

    Otro hallazgo refiere a un “deterioro” en las habilidades socioemocionales de los jóvenes en 2022 frente a 2018. El Ineed detectó una “disminución” de las habilidades inter- e intrapersonales en todos los contextos, pero —otra vez— en orden creciente desde el contexto muy favorable hasta el muy crítico. En esa línea, también aumentaron “levemente” las conductas de riesgo.

    En todos los aspectos considerados, los centros privados muestran los mejores resultados, luego vienen los liceos públicos y por último las escuelas de UTU.

    Oportunidades de aprender.

    Los investigadores analizaron asimismo cuáles son las decisiones que los docentes toman para determinar qué temas dan y qué temas no y también cómo los dan, lo que refiere a las oportunidades de aprendizaje. Y encontraron que estas también son inequitativas, ya que en términos generales en los contextos más bajos los docentes presentan a los alumnos actividades que son más sencillas.

    “Este énfasis es muy importante porque, lógicamente, si el docente no le da al alumno la oportunidad de aprender, este no aprenderá, y esto también se reflejará en mayores brechas en los desempeños”, indicó Haretche, al referirse a las decisiones que dependen de los docentes en las aulas. Según la experta, “en los contextos más bajos también se enseñan cosas más fáciles y en los contextos más ricos se enseñan cosas más difíciles”, y esto también impacta en los aprendizajes.

    A su vez, un porcentaje significativo de docentes plantea a sus estudiantes trabajos para los que considera que están preparados y una mayoría no enseña otros asuntos. “Hay un porcentaje que lo hace, pero depende mucho de la actividad y es mayor la cantidad que no enseña los temas que los alumnos tienen más flojos”, indicó Haretche. Entre las actividades menos trabajadas en matemáticas aparecen probabilidad y estadística.

    Así es que los resultados muestran que todo está “un poquito peor” pero también que el sistema “no se fue al fondo del tacho” tras la pandemia, valoró Haretche, para quien “hay que iniciar un proceso que exige una muy fuerte articulación de distintas políticas de apoyo a los sectores más críticos, porque estos fenómenos trascienden lo meramente educativo o pedagógico”.

    “Es fundamental trabajar en la formación docente para que las oportunidades de aprender no sean tan inequitativas”, completó la experta.