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    Obama augura el fin del embargo e insta a “dejar atrás el pasado”; Castro niega tener “presos políticos”

    “El embargo va terminar, lo que no puedo decir es cuándo”. La frase resume uno de los mensajes centrales de la visita de Barack Obama a Cuba, la primera de un presidente en activo de Estados Unidos en 88 años, y en cuya concreción participó activamente José Mujica durante su Presidencia (2010-2015). Mujica trasmitió a Raúl Castro un mensaje conciliador de Obama para facilitar el diálogo entre ambos y buscar una salida a un conflicto de más de medio siglo, según informó Búsqueda en junio de 2014 en una exclusiva que traspasó fronteras.

    Obama aterrizó en La Habana el domingo 20 en el avión presidencial Air Force One junto a su esposa e hijas y políticos de primera línea de Estados Unidos. El lunes 21, aclimatado a la isla gobernada por los hermanos Fidel y Raúl Castro desde hace 57 años, Obama dijo que las diferencias en torno a los valores democráticos, las libertades y los derechos humanos frenan el proceso de deshielo entre ambos países, resabio de un 'capítulo' de la Guerra Fría que estuvo al borde de convertirse en una guerra atómica.

    “Estados Unidos cree en la democracia. Defenderemos los derechos humanos universales, incluido el derecho a la libertad de expresión, de reunión y de religión”, afirmó en su primer día en suelo cubano. Obama destacó que Washington mantiene relaciones normales con países que defienden otros sistemas políticos y citó a China, un régimen dictatorial controlado por el Partido Comunista, como ocurre en Cuba.

    “Un obstáculo desfasado”

    El martes 22, en el Gran Teatro de La Habana, Obama dijo ante la cúpula del gobierno cubano que “es el momento de dejar atrás el pasado y mirar a un futuro de esperanza. Sí se puede”.

    Con esas palabras pronunciadas en español, idioma que empleó para destacar sus ideas centrales, Obama cerró su discurso parafraseando al activista César Chávez; el “sí se puede” se convirtió en su lema de campaña en las elecciones de 2008.

    Al alentar el final del embargo económico de Estados Unidos, Obama provocó que el público cubano apludiera de pie sus palabras. “Pido al Congreso de Estados Unidos que levante el embargo”, cuya vigencia por más de medio siglo el presidente norteamericano consideró un “obstáculo desfasado”.

    Obama enfatizó en su voluntad de reconciliación con el pueblo cubano, de un lado y otro del estrecho de la Florida. Habló del “dolor” de los exiliados y dijo que “el futuro de Cuba tiene que estar en las manos del pueblo cubano”.

    Su mensaje de 36 minutos, transmitido en vivo por la televisión cubana, estuvo salpicado de referencias al prócer nacional cubano, José Martí, venerado en La Habana y en el exilio, con sede en Miami. Al comenzar recitó “Cultivo una rosa blanca”, versos del también poeta Martí que Obama interpretó como “una oferta de paz”.

    Dirigiéndose a Castro, quien presenció el discurso desde uno de los palcos del teatro y a quien reconoció legitimidad en muchas de sus críticas, Obama dijo: “Señor presidente, no debe temerle a las voces del pueblo cubano y a su capacidad de hablar, de reunirse y de votar por sus líderes”. Y agregó que tampoco “debe temer ninguna amenaza por parte de Estados Unidos”.

    “Hay dos cubanos-americanos en el Partido Republicano pelándose por decidir quién es el mejor para suceder al primer presidente afroamericano y competirán después contra el candidato demócrata, que será una mujer o un socialista. ¿Quién nos iba a decir eso en 1959?”, dijo.

    Obama animó al gobierno comunista a facilitar las actividades de las empresas privadas en Cuba, unificar la moneda y extender el acceso a Internet en la isla.

    El presidente estadounidense afirmó que “la democracia es la vía para conseguir los avances” y definió la libertad como “el derecho de todos los hombres para ser honestos, para vivir y hablar sin hipocresía”.

    “¡Menciónala ahora!”

    Con gesto adusto, al comparecer el lunes 21 en una rueda de prensa conjunta de más de una hora —a petición de la Casa Blanca—, Raúl Castro negó que haya presos políticos en su isla y exigió a un periodista “la lista” de opositores encarcelados para así liberarlos.

    “¡No voy a permitir! Dame la lista ahora mismo de los presos políticos para soltarlos. ¡Menciónala ahora! Dime el nombre o los nombres y si hay esos prisioneros políticos antes de que llegue la noche van a estar sueltos. Ya”, respondió Castro al reportero de la cadena de televisión CNN Jim Acosta, de ascendencia cubana.

    El dictador cubano consideró “incorrecto” que se le pregunte por los “presos políticos” porque “no se pueden politizar los derechos humanos”. Dijo que ningún país cumple con todos los instrumentos jurídicos en esa materia —“algunos cumplen más y otros cumplen menos”— y defendió la sanidad gratuita —limitada en Estados Unidos— como un derecho humano que sí existe en Cuba.

    Castro reclamó el fin del “bloqueo” y la devolución de las tierras de Guantánamo, y eludió dar a conocer su “preferencia” sobre los candidatos presidenciales Hillary Clinton y Donald Trump: “Todavía no puedo votar en Estados Unidos”.

    Mientras Obama contestaba a la prensa, un funcionario cubano se acercó a conversar con Castro. Atento a esa salida de libreto, el presidente norteamericano interrumpió: “Excuse me?”. Castro explicó luego que no había entendido si la pregunta sobre presos políticos iba dirigida a él.

    Otro asesor cubano se le acercó a hablarle a Castro y al rato, el hermano de Fidel Castro cortó la comparecencia: “Si me quedo aquí yo sé que me harán 500 preguntas. Yo dije que iba a contestar una. Voy a contestar una y media”.

    Para el retrato del saludo final, el presidente cubano tomó del brazo a su homólogo estadounidense como para alzar las manos entrelazadas, en un gesto de victoria propio de la iconografía revolucionaria. Sin abandonar su sonrisa, Obama rechazó la invitación y su brazo quedó colgando extrañamente en el aire.

    “Un símbolo del cierre”

    La normalización de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, declarada oficialmente el 17 de diciembre de 2014, tuvo unas de las primeras señales de distensión en mayo de 2013 en La Habana por intermediación directa del entonces presidente uruguayo José Mujica al oficiar de nexo entre Obama y Castro, informó Búsqueda en su momento.

    En 2014, Obama recibió en Washington a Mujica, a quien definió como un “líder regional” y le confió su disposición a llegar a un “acuerdo” con Cuba. “Me quedan dos años, este es el momento”, le dijo Obama a Mujica y le pidió que transmitiera el mensaje a los Castro. El segundo mandato de Obama acaba en enero de 2016 y Castro fijó su retiro para 2018.

    La Habana sumó gestos de acercamiento a Washington a “condición” de que no hubiera “imposiciones” del gobierno de Estados Unidos, según supo Búsqueda. La de esta semana es la tercera reunión entre Castro y Obama desde que anunciaran la “distensión” de sus relaciones. Los anteriores ocurrieron en Panamá, durante la cumbre de las Américas, y en Nueva York, cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas; todas en 2015.

    Preguntado por ABC News, Obama mostró disposición a reunirse con Fidel Castro, de 89 años, si lo permite su salud. “Sólo como un símbolo del cierre de este capítulo de la Guerra Fría”, dijo en declaraciones reproducidas por Associated Press.

    Luego de su discurso oficial del martes 22, Obama se reunió con disidentes y opositores cubanos, algunos de los cuales habían sido detenidos por fuerzas de seguridad del régimen el domingo 20, horas antes de su llegada a La Habana, informó la disidente Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), que cifra en alrededor de 90 la cantidad de presos políticos que hay en la isla.

    En la embajada de Estados Unidos en La Habana, Obama dijo que uno de los objetivos que persigue al normalizar las relaciones con Cuba es “escuchar directamente” al pueblo y garantizar que tenga “voz” en esta nueva etapa: “Muchas veces requiere un gran valor ser activo en la vida civil aquí en Cuba”.

    Al encuentro asistieron destacados opositores como la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, el periodista opositor Guillermo Fariñas, el activista de derechos humanos Elizardo Sánchez y el dirigente de Arco Progresista, Manuel Cuesta Morúa, entre otros.

    El lunes 21, Obama conversó con “cuentapropistas” y empresarios del naciente sector privado de La Habana. En ese encuentro participaron ejecutivos de compañías estadounidenses como Airbnb y PayPal.

    Horas antes, Obama inició su itinerario en el Memorial de Martí, donde colocó una ofrenda floral y la banda militar cubana interpretó el himno de Estados Unidos. Luego, el presidente estadounidense fue recibido con todos los honores en el Palacio de la Revolución, sede del poder castrista.

    Obama completó su agenda en Cuba con la asistencia a un partido de béisbol entre la selección nacional de la isla y los Rays de Tampa Bay en el Estadio Latinoamericano, desde donde se trasladó al Aeropuerto Internacional José Martí con destino a Argentina.

    Edición 1859
    2016-03-17T00:00:00