Desde 2010 el Laboratorio Tecnológico del Uruguay (Latu) cuenta con un irradiador como parte de un proyecto piloto que ha permitido irradiar diversos alimentos e insumos médicos con el objetivo de comercializar y exportar productos en pequeña escala. Ahora, por primera vez en el país, una planta a escala industrial estará lista para 2013 con una inversión de capitales nacionales de 7 millones de dólares.
Algunos ejemplos de uso son el control de patógenos —agentes que producen una enfermedad— para eliminar insectos en trigo, arroz y legumbres, para retardar la maduración, hongos o bacterias en frutas, para inactivar parásitos y microbios y prolongar la vida útil de carne, pollos, pescados y mariscos y retardar la brotación de alimentos frescos como papas, cebollas y ajos.
También sirve para la esterilización de productos médicos y de envases.
En el Latu han irradiado alimentos como hamburguesas para que las puedan comer personas que padecen enfermedades que afectan al sistema inmunitario, a las defensas, como trasplantados o enfermos de VIH, que deben cuidar su alimentación para evitar contaminación.
Por qué.
El proyecto piloto comenzó en 2003 y se encuentra en sus etapas finales, próximo a la instalación de la tecnología a escala industrial por primera vez en el país.
“Uruguay estaba en la zaga de América Latina, éramos los únicos con Paraguay que no teníamos ni siquiera la posibilidad de realizar experiencias”, dijo a Búsqueda el licenciado Aníbal Abreu, responsable de la Unidad de Irradiación del Latu y presidente de la Comisión Nacional de Irradiación (CNI).
El comercio internacional empezó a demandarlo pero Uruguay no tenía la tecnología. Al principio la justificación era una alta inversión para un pequeño mercado interno
“Pero después Uruguay se empezó a preocupar y la industria lo empezó a demandar”, relató Abreu.
Los citrícolas se encontraron con problemas para ingresar al mercado norteamericano porque les solicitan irradiar estos alimentos para disminuir problemas como el sarna de citrus, hongos o la mancha negra. Por otra parte, los productores apícolas tenían mercados casi cerrados por no contar con la tecnología. Algunos optaron por realizar experiencias en el exterior y contratar irradiadores en distintos países pero en pequeñas cantidades.
“Los problemas de calidad fitosanitarios con esta tecnología lo podemos solucionar”, dijo Abreu.
Fue por eso que se empezó a formar un grupo nacional de trabajo y en 2011 finalmente se creó el Comité Nacional de Irradiación (CNI), creado por el Poder Ejecutivo e integrado por el Ministerio de Ganadería, de Industria, de Medio Ambiente, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA), el Instituto Nacional de Carnes (Inac) y el Latu —que lo coordina— junto con privados.
La primera etapa consistió, entre otras cosas, en traer al país el primer irradiador a escala piloto y hoy prestan el servicio para determinar la cantidad de radiación que debe ser utilizada para cada producto que se quiera irradiar.
“Se ha pasado a la segunda etapa de trabajo: la etapa industrial”, indicó Abreu.
El presidente del Comité Nacional de Irradiación explicó que la nueva etapa consiste en que el sector privado incorpore la tecnología. Este fue el objetivo del trabajo del Latu y del Comité que recibió el apoyo del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA)
Ya hay una empresa que cuenta con un proyecto concreto y varios privados estudiando la posibilidad de incorporar la tecnología.
“Nuestro trabajo es seguir identificando empresas que quieran disponer de la tecnología. En el Latu trabajamos para crear experiencia, para poder aplicarla a la escala industrial. El mismo camino que recorrimos nosotros van a recorrer ellos”, dijo Abreu.
El especialista destacó que desde 2008 Uruguay tiene normativa de alimentos irradiados (Decreto 589/008).
Nueva planta.
Se instalará en Uruguay una planta de irradiación multipropósito a escala industrial que empezará a trabajar a fines de 2013.
Actualmente están tramitando los permisos y la declaratoria de interés nacional.
El proyecto está a cargo de la firma Natudor SA de capitales nacionales con una inversión aproximada de 7 millones de dólares.
El objetivo de la planta es “atender dos grandes rubros: al sector de material médico descartable para esterilizar y al sector alimentos para alargar la vida de mercado” de los productos, dijo a Búsqueda el ingeniero Antonio Montalbán, miembro del directorio de Natudor SA La firma integra el CNI.
Aún no está definida su ubicación, aunque ya decidieron será próxima a las rutas de acceso a Montevideo, en el eje de ruta 5 y ruta 1.
Montalbán explicó que el proyecto está “en los comienzos” porque están definiendo el plan de negocios y realizando reuniones con la lista de clientes. “Está siendo muy bien aceptado”, comentó el ingeniero.
“Las empresas con las cuales nos entrevistamos nos manifiestan la necesidad de contar con un servicio de este tipo para esterilizar o descontaminar sus productos”, dijo Montalbán.
El procedimiento consiste en reducir la “carga microbiológica contaminante” de bacterias u hongos que pueda tener el material que se va a irradiar.
Se han hecho algunas pruebas en Uruguay de irradiar productos y las empresas han tenido que enviar pequeños lotes a Argentina para realizarles el procedimiento.
“Esperamos poder hacer todo eso acá”, dijo Montalbán.
El ingeniero explicó que esta tecnología será utilizada para irradiar los productos y alimentos que hoy está irradiando el Latu.
“El Latu nos sirve de busque insignia, nosotros después lo pasaremos a la escala industrial y comercial”, señaló.
Natudor SA contará con un irradiador industrial para grandes volúmenes “continuo, de fuente panorámica con piscina” que utiliza como fuente de radiación al Cobalto 60. Así describió Montalbán la tecnología que llegará al país.
Deberá contar con paredes de hormigón de 1,80 metros de ancho para “blindar las radiaciones del exterior”. Además, cuando no está en posición de irradiación, la fuente —que se encuentra siempre emitiendo— estará a cinco metros de profundidad debajo del agua que “hace de blindaje”. A la hora de irradiar, esta fuente se eleva y circula al material en forma continua, así permite tratar grandes volúmenes.
El Cobalto 60 será de origen argentino y una vez utilizado se reenviará allí. Montalbán aclaró que la planta no produce ninguna emisión de líquidos, sólidos o gas, no produce contaminación al ambiente.