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Generación NoMo (por su nombre en inglés No Mother) es el término con el que actualmente se identifica a las mujeres que no desean tener hijos por elección o por circunstancia, también conocidas como chilfree o childless. El término fue acuñado por la psicoterapeuta y escritora Jody Day, creadora de Gateway Woman, una red mundial de apoyo a las mujeres que por situaciones diversas deciden no tener hijos. Estos movimientos globales van ganando cada vez más adeptos, y Uruguay no es la excepción. La última Encuesta Nacional de Comportamientos Reproductivos (Encor) que realizó el Instituto Nacional de Estadística en 2015, reveló que de la muestra seleccionada, 18,6% de hombres y 27,4% de mujeres de 35 a 44 años tomaron la decisión de no ser padres desde el punto de vista biológico. Entender cuál es el perfil de estas personas y cómo ha ido evolucionando este porcentaje es crucial para determinar el presente y el futuro de este fenómeno.
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El docente y asistente de investigación del Programa de Población de la Facultad de Ciencias Sociales, Mathías Nathan, explica que las personas que esgrimen su deseo por no tener hijos son individuos pertenecientes a los sectores urbanos, con un nivel de educación alto y con una vida laboral que requiere una dedicación de tiempo completo. Estos factores comienzan a tener mayor peso en las personas con edades más avanzadas. Si bien el porcentaje de personas que declara su deseo de no tener hijos se presenta ya desde rangos etarios muy tempranos -como ser de 15 a 24 y de 25 a 34 años-, aumenta considerablemente en las edades más avanzadas. Los principales factores que determinan esta decisión, según Nathan, tienen que ver con los recursos económicos y con una postergación de la maternidad/paternidad en primer lugar que termina resultando en una vida sin hijos, mayoritariamente para el caso de las mujeres.
Cuestión de dinero. Las personas con una situación económica estable ven un alto costo en salir del mercado laboral para dedicarse al cuidado de sus hijos. Asimismo, lo consideran costoso en términos de crianza, ya que, al tratarse de personas con un determinado nivel de educación, las aspiraciones para sus hijos serían altas, lo que confluye en un panorama en el que el proyecto de tener hijos parece inviable. Este es el caso de Romina, una joven de 30 años, especializada en el área de marketing, que entiende que el factor económico es uno de los argumentos que influyó en su decisión de no ser madre. "Tener un hijo significa para mí destinar dinero para su educación, salud, vestimenta y atención, y sinceramente prefiero destinarlo para otras cosas que me resulten más satisfactorias. Hay muchas mujeres que se sienten realizadas cuando tienen un hijo, y me parece perfecto, yo prefiero enfocar mis energías en otras áreas para sentirme plena", comenta. Tal como establece el informe, la razón económica tiene un gran peso: 31,5% de los encuestados hombres declara no reunir las condiciones económicas ni de tiempo para la crianza de los hijos. En este sentido, Nathan opina que el mayor porcentaje de respuesta en este segmento está relacionado con la forma de concebir los roles de género que la sociedad asigna tanto para el hombre como para la mujer, y si bien el número de hogares en donde la equidad de los aportes de ambas partes viene creciendo, la idea de que el hombre continúa siendo el principal proveedor del hogar los lleva a encontrar en la economía el primer factor para decidir no tener hijos.
La postergación de la maternidad es uno de los elementos sobre los que Nathan hace mayor énfasis. Para el especialista en Sociología y Demografía, este es uno de los principales factores que explica el porcentaje de mujeres que terminan no teniendo hijos. "Las mujeres con una carrera en el mercado de trabajo son más propensas a plantearse aspiraciones que compiten con la maternidad. Hay proyectos que llevan a postergarla o trayectorias con inestabilidad conyugal que de alguna manera limitan la opción de ser madres". Con respecto a la inestabilidad de pareja como un factor a tener en cuenta sobre la decisión de tener hijos, Carolina Farías, licenciada en Piscología e integrante del Instituto de Psicología de la Salud de la Universidad de la República, opina que estas decisiones están más relacionadas con el poder y la libertad de cada uno, que con la situación de pareja en concreto. "Estamos en un proceso en el que se pueden hacer elecciones en la vida sobre cómo vivirla y qué decisiones tomar. Los mandatos tan fuertes en la sociedad como estudiar, trabajar, asentarse como un miembro productivo y ser padres dejan de tener tanta presencia. Las personas son más conscientes que tener un hijo es una elección, no una obligación".
Presión social. Si bien existen estos movimientos que reivindican y promueven el ideal de un proyecto de vida sin hijos y desestiman a la maternidad y paternidad como un rol a cumplir en la sociedad, aquellos que deciden no ser padres aún sufren la presión de sus pares. Tal es el caso de Fiorella, que continuamente es cuestionada por su decisión. "Sentí mucho la presión social, me catalogaron de egoísta, me preguntaron si no me gustaban los niños o si estaba incapacitada desde el punto de vista biológico", explica. La decisión de no ser madre no fue algo que se dio por postergación, desde los 18 años tuvo claro que era una responsabilidad que no quería llevar adelante. "No necesariamente el rol de la mujer está vinculado al de ser madre. Prioricé otras cosas y no me considero menos realizada por no tener hijos", asegura. Las afirmaciones en torno al reloj biológico o las preguntas como ¿quién te va a cuidar cuando seas mayor? son materia recurrente. A sus 40 años y con un cargo gerencial en una empresa de asistencia en viajes, Fiorella explica que ese tipo de comentarios son frecuentes para ella, especialmente por parte de los hombres, y que en ocasiones su postura respecto al tema ha sido un inconveniente al momento de entablar una relación. Pero esta presión no es únicamente para las mujeres, también los hombres pasan por situaciones similares. Así lo describe Álvaro, docente de Historia, que nunca consideró la paternidad como un proyecto de vida. Son ya 20 años los que Álvaro comparte con su pareja y la presión social a la que se exponen ambos resulta abrumadora. "Fue muy dura sobre todo por parte de los amigos. Me enojaba profundamente cuando me cuestionaban sobre mi decisión. Me han dicho ‘egoísta', me han preguntado a quién iba a heredar el apellido o a quién iba a dejar todas mis cosas. Tener un hijo es para mí una responsabilidad enorme y no me siento en condiciones de poder llevarlo adelante".
Nada egoístas. Lejos de ser considerados egoístas por no traer hijos al mundo, para la psicóloga Carolina Farías resulta más egoísta o infantil tener hijos sin considerar si realmente es ese el deseo. "Se los carga mucho con el pensamiento de que de mayores van a estar solos y que no piensan en quién los cuidará en el futuro. Uno no tiene hijos para que lo cuiden, decide tener hijos porque quiere ver crecer a una persona y asumir esa responsabilidad. Son acusaciones muy fuertes y alejadas de la realidad, pero muy arraigadas a los mandatos de cumplir con determinados mojones en la vida", explica.
Más allá de la presión que la sociedad pueda ejercer respecto a la decisión de no tener hijos, hay una realidad que no se debe negar, y es que en el mundo, el porcentaje de las mujeres y hombres que no tienen el deseo de ser padres va en aumento. En el caso de Uruguay, actualmente, este porcentaje no ha sido tan significante como para explicar la caída de la natalidad. No obstante, según opina Nathan, se proyecta un aumento en los próximos años. "Lo que yo visualizo, a partir de una proyección que hago tomando en cuenta determinados factores, es que, por efecto de un comportamiento crecientemente asociado al aplazamiento de la maternidad en determinados sectores de la población, este porcentaje va a empezar a aumentar conforme el retraso se siga prolongando entre los sectores medios y altos, lo que va a generar mujeres sin hijos".
LIGADURA TUBARIA Y VASECTOMÍA
En Uruguay, la Ley 18.426 de Defensa del Derecho a la Salud Sexual y Reproductiva promulgada en 2008, incluye en su artículo 3 la ligadura tubaria y la vasectomía con consentimiento informado de la mujer y del hombre como un derecho de los usuarios y una obligación de los prestadores de salud. Está indicado ante la sola voluntad del individuo, sin consideración o valoración respecto a la edad, paridad, ni patologías como requisito. Toda persona mayor de 18 años, cualquier menor (de cualquier edad) legalmente casado o emancipado puede solicitar el consentimiento para acceder a la esterilización.
MOVIMIENTOS GLOBALES
La idea de no tener hijos es un tema que ya tiene su historia. En 1972, en la ciudad de Palo Alto, California (Estados Unidos) se creó The National Organization for Non-Parents (NON), una agrupación que promovía la vida sin hijos como una respuesta a la estigmatización y a la presión social que vivían estas parejas chilfree. La organización (que luego cambió su nombre a Alianza Nacional por la Paternidad Opcional) fue creada por Shirley Radl, un ama de casa y madre de dos hijos que escribió un libro titulado Mother's day is over, en el que hacía un recorrido por su vida antes y después de la maternidad, y desbancaba los mitos sobre el tema. En mayo de 1972, la revista LIFE publicó un artículo sobre la maternidad en Estados Unidos, el aumento de la natalidad y la contracara del tema con la creación de la organización.