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De la mano del feminismo y la innovación, el mercado de los juguetes sexuales se expande

Esta industria se expande y todo indica que seguirá creciendo en los próximos años

Si todo marcha según lo planeado, el 2022 será el año en que por primera vez en la historia una empresa de juguetes sexuales saldrá a la Bolsa. Lelo, fabricante sueco de juguetes eróticos creado en 2003 —conocido por la industria como el Apple de los productos de placer—, trabaja en su salida a la Bolsa de Londres para finales de este año, lo que le daría un valor de más de 1.200 millones de dólares. 

Claro está que una decisión tan trascendental como esta no se toma a la ligera, ni en cualquier momento. En este caso, la histórica salida responde a un hecho que hace un tiempo viene acaparando titulares: el auge del mercado de los juguetes sexuales. 

Desde su creación, la marca tiene como objetivo revolucionar el mercado del placer y los juguetes eróticos a través de sus diseños innovadores, alejados por completo de la manera en que siempre fueron concebidos. ¿Y si nuestros artículos íntimos fueran tan atractivos como los que exhibimos con más orgullo?, fue la pregunta que impulsó a Filip Sedic, Eric Kalen y Carl Magnusson a ponerse manos a la obra hasta lograr que esos objetos que no hacen más que brindar placer puedan, por fin, ocupar su merecido lugar sobre la mesa de luz. “Tras lanzar al mundo los primeros productos de Lelo, hemos rescatado a la industria del placer de las tinieblas, la hemos embellecido y la hemos presentado a un público mundial totalmente nuevo”, asegura la propia empresa en su sitio web. 

La frase puede tener sus verdades, aunque peca de jactanciosa; lejos de ser mérito de una sola empresa, detrás del auge hay años de lucha en pos de la libertad sexual, nuevas olas feministas y una oferta que crece en casi todos los rincones del mundo. Pero es cierto: la industria del placer sexual poco a poco sale de ese lugar oscuro y tabú que ocupaba hace solo algunos años. Ya no se centra en muñecas de goma, disfraces de policía o enfermera y vibradores con forma fálica. Ya no se habla de los mal llamados “consoladores”; ahora, los succionadores de clítoris se cuelan cada vez más en las conversaciones. Son cada vez más las personas que compran por primera vez alguno de estos “chiches”. Y luego compran otros. A todo eso se le suma el impulso de la pandemia, que también tuvo su papel en toda esta historia. Durante el encierro impuesto en buena parte del mundo en 2020, la industria facturó unos 33.640 millones de dólares, según datos de la consultora Grand View Research. Y el 60% de las ventas fueron de productos femeninos como el succionador, los simuladores de sexo oral o vibradores para estimular el punto G. El mismo estudio proyecta que el mercado crecerá un 8% hasta 2028 y sus ventas serán de 52.000 millones.

Aunque recibe el nombre de succionador de clítoris, lo que en realidad hacen estos juguetes es emitir ondas vibratorias que lo estimulan sin tocarlo Aunque recibe el nombre de succionador de clítoris, lo que en realidad hacen estos juguetes es emitir ondas vibratorias que lo estimulan sin tocarlo

¿Por qué ahora? Los juguetes sexuales existen desde hace miles y miles de años. El más antiguo del mundo data del año 28.000 a. de C. y es una piedra de aspecto fálico de unos 20 centímetros de largo y tres de diámetro encontrada durante una excavación en Alemania. Mucho más cerca en el tiempo, durante la época victoriana (siglo XIX), los juguetes sexuales fueron usados para masturbar a las mujeres y así combatir la supuesta histeria femenina. 

Fue recién después de la II Guerra Mundial que se empezó a vivir una verdadera revolución sexual, se empezó a hablar de placer sexual femenino y los juguetes sexuales comenzaron a esconderse en el fondo del placard. Pero el nuevo boom es diferente: busca ser libre de tabúes, mucho más cercano a una idea de autocuidado y bienestar personal que a la de objeto clandestino, sucio y escondido. “Fue tabú hasta la II Guerra Mundial y luego tuvo un boom muy importante, aunque con un componente de silencio y no aceptado. Hoy, podrá en algunos casos no ser aceptado, pero integra la cotidianidad de mucha más gente que hace 20 años”, señala Weinstein. 

La pandemia tuvo mucho que ver, aunque fue un acelerador de una tendencia que ya se venía afianzando. 

“Tú eres tu compañero sexual más seguro. Mastúrbate, usa juguetes. Aprovecha este tiempo para descubrir qué te hace bien”, recomendaba el Departamento de Salud de Nueva York durante los primeros meses del 2020. Al parecer, el mundo entero siguió estos consejos. Weinstein explica que si bien “puede o no que haya dos”, el uso de juguetes sexuales “empieza siendo una conducta de corte individual”. Y la pandemia, con cuarentenas estrictas en muchas partes del mundo, acentuó aún más las conductas individuales, “entre ellas, el uso del juguete sexual”. “En este momento en Chile hay más de 40 sitios de juguetes sexuales”, dice Weinstein, una evidencia más de este comportamiento que impulsó la pandemia y que implica “un crecimiento de la sexualidad como placer individual”.

Nuevos jugadores. Uruguay atraviesa la pandemia sin cuarentenas estrictas. Sin embargo, el país tampoco escapa a la expansión de este mercado. Los sex shops aumentan sus ventas, la oferta se amplía de la mano de emprendimientos con nuevas miradas y jugadores de otros rubros se unen al negocio. Este último fue el caso de medierías Sí Sí y de la tienda de accesorios Symphorine. Este año, ambas añadieron juguetes sexuales a su cartera de productos, aunque con una particularidad: se venden solo online. En el caso de Sí Sí, los productos se incluyen dentro de la categoría “Sexual Wellness”. El sitio cuenta con seis opciones de juguetes vibradores y aceites íntimos. Symphorine —marca del Grupo Lolita—, por su parte, incluye los sex toys en el sitio web dentro de la categoría “otros”. Ofrece geles lubricantes, succionadores de clítoris, tres modelos de anillos vibradores, balas vibradoras y al menos otros 11 modelos de vibradores diferentes, entre otros productos. La marca apostó con fuerza a este segmento: “Estamos en constante búsqueda de tendencias y notamos que algunas marcas líderes internacionales apostaron por incluir estos accesorios en su mix comercial. Pensamos que era hora de que Symphorine también lo hiciera”, comenta Florencia Cohen, CEO de la empresa. Antes del lanzamiento, la marca introdujo a sus seguidoras de Instagram en el tema y luego les preguntó si querían que añadieran accesorios eróticos. “Nos parecía una enorme oportunidad para tomar una postura y marcar un cambio, ya que hasta ahora no habíamos tomado como marca posturas tales frente a temáticas sociales. Aprovechando que nuestro público son mujeres jóvenes (las mismas que están cuestionándolo todo para lograr su bienestar), era una oportunidad increíble para dar un paso más hacia la normalización del placer femenino, que deje de ser un tabú”, apunta. Para el lanzamiento convocaron a una sexóloga que mostró y explicó el funcionamiento de los diferentes productos. Las acciones continuaron junto con influencers y sexólogas bajo el lema “Chau tabúes, hola placer”. 

Este anillo vibrador de Symphorine se coloca sobre el pene erecto a modo de estimulador. Además, viene con lengua para el contacto con el clítoris. Este anillo vibrador de Symphorine se coloca sobre el pene erecto a modo de estimulador. Además, viene con lengua para el contacto con el clítoris.

Todos los sitios online de venta de juguetes eróticos de Uruguay exigen ser mayor de edad para ingresar. 

Más allá de las marcas, las sexólogas también notaron un crecimiento en el uso de juguetes sexuales. “Se observó en nuestro país un incremento explosivo de su uso, ya sea por primera vez o para renovar los clásicos, y se reflejó en las consultas debido al confinamiento por la pandemia”, apunta la psicóloga y sexóloga Rosana Pombo. Se notó, según dice, sobre todo en mujeres sin pareja, quienes exploraron en el mundo de la masturbación, la capacidad de los orgasmos múltiples, su intensidad y placer. Pero no fueron las únicas. Las parejas, sobre todo las estables con sexo rutinario, incorporaron los juguetes sexuales a sus encuentros. Las que ya los usaban, añadieron variedad y novedad. Diego Lacuesta, gerente comercial de Boutique Erótica, considera que la pandemia “dio más tiempo para nutrirse de experiencias nuevas”, entre ellas, los juguetes sexuales. Cuenta que durante los primeros meses hubo mayor demanda de juguetes con mando a distancia. “Eso involuntariamente unía a las personas. Son juguetes que podés manejar de país a país”. Pombo, directora de Plenus Centro Médico Sexológico, agrega que “aportaron mayor realismo” a los encuentros eróticos virtuales.

En sus nueve años de trabajo en la empresa, Lacuesta ha notado “un cambio bastante grande”. Aunque sigue existiendo cierto prejuicio, la aceptación es mucho mayor. “Nos hemos encargado de brindar mucha más información. Antes la gente tenía la idea de que un sex toy era un vibrador con forma fálica. Nosotros vamos mucho más allá de eso, y a la gente, al nutrirse de más información, le brotó la curiosidad. Ahora nos visitan mucho más que antes”, señala. 

Desempleada justo cuando empezó la pandemia, Fernanda Kosak se encontró entre la espada y la pared: “O lloro o emprendo”, relata a Galería. Y entre todos los negocios posibles, se imaginó a sí misma como una buena propietaria de un sex shop. “Tenía la idea de que era un buen negocio porque era algo que no pasaba de moda, no se vencía, era interesante y acá en Uruguay lo que se hacía me parecía horrible”, recuerda. En abril de 2020 ya había abierto Vibras, una tienda sexual con perspectiva de género. “Estoy muy comprometida con el feminismo y la perspectiva de género en general, y sabía que acá los sex shops no lo tenían, que era algo grotesco, falocéntrico”.

De un lado, esta rosa de Vibras Tienda Sexual es succionador de clítoris o pezón. Del otro, una lengua vibradora que imita el sexo oral. Recargable y de silicona médica.  De un lado, esta rosa de Vibras Tienda Sexual es succionador de clítoris o pezón. Del otro, una lengua vibradora que imita el sexo oral. Recargable y de silicona médica. 

Todos los juguetes son curados según esta perspectiva. Además, tanto en la web como en el Instagram se realizan posteos sobre sexualidad y género, todo en lenguaje inclusivo. “No digo ‘esto es para mujer, esto para gais, etcétera’. Creo que esto es algo mucho más integral, que cada uno puede usar como quiera y donde quiera”. La mayoría de sus clientes son mujeres de entre 18 y 35 años, muchas que compran un juguete sexual por primera vez. 

Ideal para quienes buscan la discreción absoluta, Vibras también ofrece este pequeño Lipstick Vibrador recargable Ideal para quienes buscan la discreción absoluta, Vibras también ofrece este pequeño Lipstick Vibrador recargable

Basándose en su experiencia, Kosak no cree que el confinamiento haya influido en el boom de los juguetes sexuales. “Me cuentan por qué buscan juguetes y nadie me dice que es por estar encerrada. Me parece que es una profecía autocumplida de los medios. (Dijeron) ‘En tal sex shop aumentaron las ventas’, y todo el mundo empezó con eso. Fue una mentira repetida que terminó haciendo que la gente efectivamente compre más. Si pensabas que la gente no compraba y de repente lo ves en todos los programas de televisión, lo vas normalizando”. Desde que abrió Vibras, Kosak detectó en Uruguay siete nuevos sex shops que se definen como feministas. 

El rey. “El clímax ya no es la culminación de una intensidad creciente, sino un estado efímero, muy fácil de provocar, que no requiere más que pulsar un botón”. La oración forma parte de una crónica de la periodista Llucia Ramis, publicada en La Vanguardia y titulada Mi experiencia con un succionador de clítoris. Ramis habla únicamente del succionador Satisfyer, el primer succionador de clítoris. El éxito de este juguete, no obstante, deja entrever varias de las particularidades de este nuevo boom de los accesorios eróticos. La marca desterró la forma fálica en un elemento que, según los testimonios, dirige al orgasmo en pocos segundos y sin preámbulos. Hoy existen muchas marcas de succionadores en el mercado, aunque Satisfyer sea la marca que los popularizó. A inicios del 2020, tuvo que duplicar su producción debido al aumento de la demanda.

Lo que hacen estos accesorios no es precisamente succionar. En realidad, transmiten vibraciones sin llegar a tocar el clítoris. Emiten ondas expansivas y pulsaciones excitantes, según describe el producto. De esta forma, evitan irritaciones y molestias. Existen succionadores de todo tipo y con diversas funciones; desde uno que vibra al ritmo de las canciones elegidas hasta otros que incluyen masajeador o son capaces de hacer llegar a orgasmos múltiples. Por eso, los precios también son muy variados. Dependiendo de la marca y sus funciones, van desde los 2.000 hasta los 11.000 pesos. Pero más allá de las marcas, funciones y precios, el succionador de clítoris tiene un mérito especial: llevó a que las mujeres se animen, por fin, a hablar de masturbación y a situaciones tan impensadas hace unos años como pedir el juguete sexual de regalo de cumpleaños o amigo invisible.  

A la hora de comprar cualquier juguete sexual, la sexóloga Vanesa Martínez subraya que los de mayor precio suelen ser de mejor calidad y durabilidad. “A la larga, terminan siendo más económicos que los otros”, asegura, y recomienda los de silicona médica.

El mercado de los juguetes sexuales creció, y el uso naturalizado de estos objetos llegó para quedarse, apunta Martínez. Pero las sexólogas siempre insisten en un punto: son un complemento, no un reemplazo. Por lo tanto, no aconsejan que se conviertan en la única forma de masturbarse, ya que inhiben la imaginación y pueden desencadenar en dificultades para conseguir el orgasmo en una relación con otro o la masturbación sin estos juguetes. 

En su crónica de La Vanguardia Ramis escribe, refiriéndose al Satisfyer: “Está despojado de connotaciones eróticas. La foto de uno de mis grupos de WhatsApp es un Satisfyer. Unas compañeras de trabajo compraron, juntas, nueve de golpe”. Por eso, Pombo subraya la importancia de usarlos como un elemento innovador, un complemento de la experiencia. Desde esa perspectiva, los juguetes “han beneficiado a la salud sexual y enriquecido el placer sexual en pareja, así como reivindicado y legitimado el placer femenino de la mano de la masturbación”. 

Aunque está en auge, pocas industrias tienen tanto potencial de crecimiento como la de los juguetes sexuales. Alcanza con pensar en todos aquellos países donde el placer sexual aún sigue siendo un tabú y en las nuevas generaciones que, por el contrario, los integrarán a su cotidianidad.