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Hablar de moda cuando parece que llega el fin del mundo

Las marcas estaban ansiosas por volver a las pasarelas físicas, pero parte del mes de la moda —que abarca las semanas de Nueva York, Londres, Milán y París— coincidió con el anuncio de la invasión a Ucrania y el mostrar ropa sin caer en la frivolidad se convirtió en un desafío

Entre el comienzo del tercer año de la pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania, transcurrió el mes de la moda. Puede que no fuera el mejor momento para mostrar ropa en Europa, que atraviesa una nueva crisis de refugiados, o tal vez sí, justamente lo que necesitaba era una distracción para poder tolerar el peso de la realidad.

Lo cierto es que la industria de la moda por fin ha logrado recomponerse de los distintos golpes del coronavirus, que forzaron a las marcas a cerrar sus tiendas físicas y a mostrar sus colecciones de forma digital. Había ansiedad por conectar con el público, con el tangible, aunque el contexto indicara lo contrario —las semanas de la moda de Nueva York y Londres transcurrieron con normalidad, mientras que el anuncio de Vladímir Putin de la invasión a Ucrania llegó durante las semanas de Milán y París.

En las presentaciones de la colección otoño-invierno 2022, las marcas de lujo se enfrentaron a ese dilema: cómo mostrar su trabajo sin parecer frívolas, distanciadas de la realidad. Algunas optaron por alzar la voz, otras propusieron usar la moda como una forma de escapismo.

Solidaridad con Ucrania. Quien tomó la postura más firme fue Demna Gvsalia, director creativo de Balenciaga. Antes del comienzo del show recitó un poema en ucraniano, sin traducción. “Es un poema para Ucrania, sobre la fortaleza, el amor y los hijos que protegerán el territorio”, dijo. Y agregó: “No es una explicación muy detallada, pero las personas a las que está dirigido lo entenderán”. Esta causa es personal para Demna —desde el año pasado se hace llamar por su nombre, sin el apellido— porque hace 30 años tuvo que huir de Georgia, su país natal, cuando un movimiento separatista de la región de Abkhazia, vinculado a Rusia, comenzó una guerra civil. En ese momento se convirtió en refugiado “y nunca dejó de serlo”, como él mismo ha dicho. Además, sobre cada asiento había una remera amarilla y azul para los asistentes, que el propio diseñador usó.

“De alguna manera, para mí, la moda no es importante en este momento”, dijo Demna a Vogue. Su puesta en escena, que replicaba una tormenta de nieve, originalmente pretendía ser una crítica a la indiferencia de la humanidad ante el “desastre ecológico”, aunque en el contexto de los hechos recientes cobró un nuevo significado. Los modelos atravesaron ese paisaje inhóspito y artificial con carteras en forma de bolsas de basura. Luego del show, las redes sociales tanto de Balenciaga como de su director creativo borraron todas sus imágenes y quedaron en blanco en señal de solidaridad.

El diseñador italiano Giorgio Armani tuvo un gesto similar durante su desfile en el marco de Milan Fashion Week. “Decidí no musicalizar la pasarela como señal de respeto hacia las personas que están siendo afectadas por esta tragedia”, informó antes de dar comienzo al show. Las modelos caminaron en medio de un silencio solemne, que le dio un tono sobrio y hasta triste al evento.

Ante la tragedia, otros diseñadores decidieron tomar el camino inverso y refugiarse en la belleza. Por ejemplo, Rick Owens, que se caracteriza por difuminar las fronteras entre lo hermoso y lo tradicionalmente feo, presentó una de las mejores colecciones de su carrera. “Cuando uno está angustiado la belleza es una de las cosas que nos da esperanza. En eso estaba pensando cuando diseñé esta colección”, dijo al periodista Tim Blanks.

Rick Owens, Giorgio Armani y Balenciaga. Fotos: AFP. Rick Owens, Giorgio Armani y Balenciaga. Fotos: AFP.

Calidad y sustentabilidad como bastión. La conciencia ecológica que estaba presente en la presentación de Balenciaga es una inquietud recurrente entre las marcas de moda, sobre todo en las de lujo—de hecho, los conglomerados LVMH y Kering tienen objetivos de sustentabilidad para los próximos años—. Mientras Demna optó por una imagen fuerte y poética para denunciar la crisis climática, otros como la inglesa Stella McCartney y la uruguaya Gabriela Hearst lo hicieron desde la construcción de las prendas, los materiales y la cadena de producción.

McCartney, pionera en cuanto a materiales sustentables, presentó una alternativa al cuero hecha con la piel de las uvas. “Así, todo el vino que te tomaste en la pandemia se transforma en una cartera”, explicó medio en broma, medio en serio a Vogue. Hearst, por su lado, sigue usando cuero, tanto en la marca que lleva su nombre como en Chloé, porque entiende que es “un desperdicio de la industria de la carne”, y mientras que la gente siga comiendo carne seguirá habiendo cuero.

Para los tejidos de Chloé optó por cachemira reciclada —uno de los modelos hechos con este material se llama Climate success (Éxito climático)—. La fibra, proveniente del pelo de las cabras, es uno de los más nobles y cotizados por su suavidad, durabilidad y capacidad para mantener la temperatura corporal. Para su marca homónima, Hearst eligió cachemira reciclada para camperas y cachemira virgen tejida por artesanas de Manos del Uruguay para los clásicos ponchos uruguayos, aunque con una silueta contemporánea y colores pastel.

Pero el uso de materiales alternativos no es el único recurso que tiene un diseñador para crear una colección sustentable. Los jóvenes diseñadores Peter Do —nueva promesa de la moda estadounidense, de 29 años— y Matthieu Blazy —nuevo director creativo de Bottega Veneta, de 35— escogieron el camino de crear colecciones atemporales, elegantes y versátiles que, en definitiva, es una posición en contra del consumo masivo y la renovación del guardarropas en cada temporada. Las prendas son hechas a mano con materiales de alta calidad y durables. Una versión discreta del lujo ecológico, pero no por eso menos interesante.

El viejo truco de las colaboraciones. Por momentos, la moda parece haber alcanzado un punto de saturación: las marcas se preguntan constantemente qué pueden proponer y cómo pueden hacer para generar ruido. Cuando Alessandro Michele debutó en 2015 como director creativo de Gucci, el cambio en la marca fue radical: le dio su impronta maximalista, barroca y extravagante. Sin embargo, en las últimas colecciones sus trucos comenzaron a perder efecto y por eso empezó a recurrir a la colaboración con otras marcas. El año pasado fue con Balenciaga —perteneciente al mismo conglomerado, Kering— y para este invierno decidió aliarse con Adidas Originals. De esta manera, logró incorporar una faceta más casual y deportiva a la marca. El trabajo en conjunto fue un éxito y los trajes, vestidos y abrigos con el logo de ambas tienen alta demanda.

Cinco tendencias que dominaron la pasarela

Minifaldas

En su colección primavera-verano 2022 de Miu Miu los protagonistas fueron las polleras, camisas y buzos, recortados a su mínima expresión. A partir de ese momento, las minifaldas aumentaron su popularidad de forma exponencial: 900 personas al día buscan el término “miniskirt” en Lyst, un popular sitio que comercializa marcas de lujo. Para la temporada de invierno la marca liderada por Miuccia Prada redobló la apuesta y también incluyó microshorts, tanto para hombres como para mujeres. Las faldas micro se pudieron ver en otras colecciones como las de LaQuan Smith, Courrèges y Coperni, consolidándolas como una de las tendencias más fuertes para otoño-invierno 2022. Sin duda, la moda de mostrarlo todo está dirigida a un público joven, que es al que apuntan estas marcas.

Coperni, LaQuan Smith, Dion Lee. Fotos: AFP. Coperni, LaQuan Smith, Dion Lee. Fotos: AFP.

Fucsia y violeta

En cada temporada hay un color que, más allá de los clásicos beige, azul, blanco, negro y rojo, se vuelve el favorito de los diseñadores y, de repente, no hay tienda que no lo use en sus prendas. Según las pasarelas de las últimas semanas de la moda, el fucsia y el violeta serán los tonos de moda en los próximos meses. Esa tendencia ya había sido anticipada por Pantone, que en diciembre del año pasado había anunciado que el violeta sería el color del año en 2022, específicamente un tono llamado por la empresa Very Peri. La expresión es un símbolo del espíritu de los tiempos y del momento de transición que estamos atravesando. A medida que emergemos de un intenso periodo de aislamiento, nuestras vidas físicas y digitales se han ido amalgamando. Con la expansión y popularización del metaverso y de la comunidad artística en el espacio digital, Very Peri ilustra la fusión de la vida moderna y cómo los colores de moda en lo virtual influyen en la vida real y viceversa”, explicaron.

Valentino, por otro lado, se inclinó por el fucsia y realizó más de la mitad de la colección en ese color. Entonces, el desafío del director creativo, Pierpaolo Piccioli, estuvo en jugar con las siluetas, volúmenes y texturas para lograr que cada look se distinguiera de los otros. Y lo logró.

Valentino, Prada, Bottega Veneta, Prabal Gurung. Fotos: AFP. Valentino, Prada, Bottega Veneta, Prabal Gurung. Fotos: AFP.

Básicos subversivos

Existen ciertos básicos que logran mantenerse prácticamente ajenos a los cambios en la industria de la moda: camisetas de algodón, musculosas acanaladas, pantalones de vestir y camisas de popelina. Podrán ser más cortos o más largos, más anchos o más angostos, pero trascienden las temporadas. Cada vez más, algunas marcas están intentando darles un giro diferente a estas piezas usando superposiciones de telas, texturas y tajos. Esta tendencia, que comenzó el año pasado, ya se volvió una constante para varias grifas como Isabel Marant, Ester Manas y Prada.

Isabel Marant y Ester Manas. Fotos: AFP. Isabel Marant y Ester Manas. Fotos: AFP.

Corsés

Los últimos años de la década de 1970 y los primeros de 1980 trajeron de vuelta el corsé, pero no como prenda interior opresiva, sino como algo digno de lucir. Y, como siempre, no es casualidad. Este regreso coincide con los movimientos de liberación sexual y las subculturas góticas y punk de Londres, que toman una pieza asociada a la represión y, al apropiársela, la transforman en rebelión. Ahora el corsé está de moda de nuevo, aunque con ciertas innovaciones: puede ser en cuero, como propuso Fendi, con tela deportiva como lo hizo Gucci en su colaboración con Adidas o con un aspecto utilitario, casi como un chaleco antibalas, al estilo Balmain y Dior.

Gucci, Fendi y Balmain. Fotos: AFP. Gucci, Fendi y Balmain. Fotos: AFP.

Estilo preppy

Las marcas de moda se alimentan cada vez más de las redes sociales y esta temporada la popularización de la estética “preppy” en TikTok e Instagram tuvo su influencia. El término se usó sobre todo en los años 80 para referirse a la forma en la que los estudiantes de clase alta se apropiaban de las insignias de su universidad y, combinándolas con su propia ropa, creaban una suerte de uniforme.

Los chalecos, pantalones a cuadrillé, camisetas estilo polo, faldas plisadas, camisas, mocasines y corbatas, característicos de este estilo universitario, aparecieron salpicados prácticamente en todas las colecciones de invierno 2022. Quienes aplicaron la tendencia de forma más literal fueron Louis Vuitton, Rokh y Miu Miu.

Louis Vuitton, Telfar y Miu Miu. Fotos: AFP. Louis Vuitton, Telfar y Miu Miu. Fotos: AFP.