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Llevar uñas largas y llamativas, una tendencia mundial que ya está instalada en Uruguay

Llevar las uñas cada vez más largas y llamativas es una tendencia mundial que ya está instalada en Uruguay; lejos de ser un hábito superficial o caprichoso, refleja la importancia del cuidado personal y la autoestima

Llevar las uñas cada vez más largas y llamativas es una tendencia mundial que ya está instalada en Uruguay; lejos de ser un hábito superficial o caprichoso, refleja la importancia del cuidado personal y la autoestima

"Hay algo en hacerte las uñas que genera una fortaleza, una especie de coraza, de empoderamiento. Históricamente son la garra; cuanto más largas las tenemos, mayor es la defensa. Quizás ancestralmente traemos algo de eso, de sentirnos protegidos al tener las uñas hechas, ya sea que estén largas, o preparadas". 
Mientras que para algunos las uñas son una parte del cuerpo que no despierta otra cosa más que pura indiferencia, está claro que para Evelyn Martirena son mucho más que la estructura convexa que cubre la yema de los dedos. Son su lienzo en blanco, su fuente de inspiración y, sobre todo, de trabajo. Hace dos años y medio dirige Coco, un estudio uruguayo especializado en estética de uñas, principalmente esculpidas, y que además brinda talleres presenciales y online. 

En el mundo, el nail art es un mercado que mueve millones. Solo en Estados Unidos, se estima que factura unos 5.000 millones de dólares anuales, mientras que se proyecta que la industria de las uñas generará 16.000 millones de dólares anuales a escala global para 2024, según datos de la consultora Grand View Research.

Tini Stoessel

Marcas como Chanel, Bulgari, Louis Vuitton, entre tantas otras, ahora incluyen en sus producciones a profesionales que sean capaces de trabajar cada uña con la precisión de un diamantista. Las llevan las estrellas del momento como Billie Eilish, Kim Kardashian, Rihanna y reggaetoneras y raperas como Cardi B, Rosalía y Tini Stoessel.

Más que un accesorio o plus a sus atuendos, sus uñas a esta altura son parte de la marca personal de cada una de ellas. Pero no hace falta trasladarse hacia producciones de marcas de lujo ni mirar el videoclip de una cantante del momento. Las uñas que parecen inspiradas en las de todas ellas se empiezan a ver más seguido en las calles, en el trabajo, en el supermercado. Y, de a poco, también conquistan las manos de las uruguayas, que se animan mientras también se multiplican los negocios dedicados al nail art.

En Instagram se encuentran al menos 120 cuentas uruguayas -en su mayoría de Montevideo- que se dedican al cuidado y la estética de las uñas. 

Evelyn cuenta que hace un año empezó a sentir el boom. Alejandra Malvasio, que fundó Malva en 2017, coincide y agrega que en plena pandemia el negocio "explotó" tanto, que en octubre tuvo que abrir su segundo local en Punta Carretas. Próximamente, planea expandir la marca a través de franquicias y abrir un tercer local en Carrasco. "Hay un boom. En 2020 trabajamos más que en 2019, la gente venía y venía", detalla. 

Malva cuenta con un numeroso abanico de colores para el esmaltado y otro con decenas de diseños. Foto: Adrián Echeverriaga

Cuadradas, almendradas, stiletto, redondas, con forma de ataúd (coffin nails); en acrílico, en gel o kapping semipermanente; con dibujos, con glitter, con piedras. Para quienes recién entran, el mundillo de las uñas parece infinito. Términos desconocidos, olores nuevos y fuertes pero nada desagradables, lugares coloridos y acogedores. Y un ilimitado abanico de texturas, diseños y formas.

Poder y autenticidad. El cuidado de las uñas existió desde siempre, o casi. Se dice que Cleopatra se las pintaba con henna, una tinta en polvo de color terracota. En el antiguo Egipto, las uñas largas y decoradas eran signo de estatus, una muestra muy clara de no pertenencia a la clase de trabajadores manuales. 

Los esmaltes específicos para uñas se crearon recién en 1920. Las primeras uñas esculpidas, en tanto, surgieron a raíz de un accidente. En 1954, el odontólogo norteamericano Fred Slack trabajaba en una consulta cuando se le rompió una uña y, para arreglarla, decidió utilizar acrílico dental. Junto con su hermano, también dentista, encontraron en aquello un posible negocio, perfeccionaron la invención y crearon Patti Nails, la primera casa de uñas esculpidas. 

Y aunque en muchas partes del mundo ver a las mujeres con las uñas arregladas, esculpidas y decoradas fue siempre la norma, las uruguayas, catalogadas como clásicas y poco arriesgadas a la hora de vestirse y maquillarse, parecían mantenerse reticentes a esta tendencia, hasta ahora. ¿Cómo se explica el repentino paso de la típica "francesita" y los esmaltados comunes en color bordó a las uñas de colores estridentes y diseños llamativos? Las teorías son muchas. 

Hay algo en lo que las profesionales de las uñas parecen estar de acuerdo: la pandemia, lejos de poner un freno a estos negocios, les dio un impulso nunca antes visto. Malvasio, de Malva, cree que el boom del nail art forma parte de una explosión general del autocuidado en pandemia. "Hay una tendencia a que el beauty iba a resurgir y se iba a abrir a Uruguay, que la mujer uruguaya iba a incorporar en sus hábitos", señala. Y agrega que también existe un factor psicológico relacionado con el aislamiento. "La clienta buscaba algo para generar un poco de mimo a la autoestima". 

Durante 2020 la dueña de Malva, Alejandra Malvasio, sintió una explosión en la demanda y abrió un segundo local para atenderla. Foto: Adrián Echeverriaga

Martirena, de Coco, coincide: "La gente no tenía actividades, no podía reunirse en ningún lado, y su salida era venir a hacerse las uñas. Dos horas escuchando música, haciendo algo para ellas. Con el home office, que trae mucho encierro, empezás a estar en un círculo muy pequeño; entonces tomaban ese rato como ‘su momento'". 
La propietaria de Coco también remarca algunas conductas de sus clientas en los primeros meses de pandemia: "Muchas dijeron que durante un tiempo no se las iban a hacer. Y ellas mismas al tiempo dijeron que no se las podían ver así, descuidadas. Ya no les interesaba que los demás no las vieran, y eso fue muy lindo. Ver que se hacían las uñas para ellas mismas me generó mucho orgullo".

Evelyn Martirena, de Coco. Foto: Lucía Durán

Martirena, que tiene 30 años y se hace las uñas desde los 16, es plenamente consciente del impacto anímico que puede tener llevar unas uñas cuidadas. "Tiene toda la parte ancestral de la defensa, y también de lo anímico. Más que el color, la prolijidad en sí, es como que completan un look", añade. Luego agrega otra explicación que resulta muy difícil de refutar: a diferencia de un maquillaje, un peinado o una prenda de ropa, las uñas no necesitan de espejos; están siempre en el campo visual. Y todo lo que es belleza, dice, provoca placer. "Una rosa, ver una pintura, un atardecer, algo lindo. Es una cuestión de placer visual para uno mismo".

Florencia Bondanza, al frente de Lucite Nails hace siete años, también es testigo de los efectos que produce cuidarse y decorarse las uñas. "La uña es el detalle que hace la punta en blanco. Hay clientas que escondían las manos y después se ve el cambio de actitud. Es muy lindo todo eso, es una parte de mi trabajo que me encanta", comenta. Destaca el caso de una clienta que se comía las uñas, algo que afectaba su autoestima. Llegó a creer que era un mal ejemplo para su hija. "Me contaba cómo había mejorado su autoestima el tenerlas siempre preparadas, sanas", subraya. 

Coco se especializa en unñas esculpidas en acrílico, a las que se les puede dar la forma deseada. Foto: Lucía Durán

La mismísima Rosalía acaparó titulares de diarios con declaraciones acerca de las uñas. La cantante, caracterizada (entre tantas otras cosas) por llevar siempre uñas extravagantes, dijo a El País de Madrid que las uñas simbolizan feminidad y que "sirven de arma". El diario español también citó al profesor de Ciencia Política en la Universidad de Málaga Manuel Arias Maldonado, quien dijo que "las uñas cuidadas para gustar se presentan aquí como un adorno para gustarse. Cuidarse las uñas equivale a cuidar de sí".

Con el diario británico The Guardian, en tanto, Rosalía fue más allá: "Llevar las uñas largas es un símbolo radical de feminismo, muy extremo. Significa mucho más que ser guapa, es poder". En esa línea se expresa Evelyn Martirena: "Las uñas son tuyas, todo lo que vos te hagas para vos es tuyo, somos una expresión de algo, de nuestras opiniones, de nuestro sentir, entonces hacer algo porque a mi marido o a otro le gusta, choca en el alma. Con eso de ‘a vos no te gusta pero a mí sí, también se va rompiendo de a poquito. Es ganar territorio en algo más", opina. 

La estadounidense Betina Goldstein es una de las embajadoras a escala mundial del nail art. Ha pintado las uñas de Nicole Kidman, Bella Hadid, Shira Haas, Kendall Jenner, Serena Williams y muchas más. La artista de las uñas explicó a The Porter que si bien el nail art es tendencia hace muchos años, ahora siente que "la gente está usando el arte de las uñas como un medio de libertad creativa".

Entonces, aquello de darles tanto protagonismo a las uñas deja de parecer un capricho o uno más de tantos hábitos en busca de querer gustar al otro. Y se convierte, más bien, en una especie de oda a la autenticidad.

Del Caribe hasta Europa. Podría decirse que el mundo de las uñas está dividido en varios submundos, y que cada uno predomina o proviene de diferentes partes del globo. Hay un estilo típicamente europeo, otro más bien latino, y hasta Rusia es dueña de uno propio. El europeo se caracteriza por las uñas cortas, que pueden ser totalmente naturales o recubiertas por una fina capa de gel que en apariencia las deja más fuertes, brillosas y resistentes. El estilo de Goldstein encaja con esa descripción. Pero no por ser cortas estas uñas están desprovistas de personalidad. En ellas también hay lugar para los dibujos, el glitter y hasta las perlas o piedras. 

Malvasio explica que en Rusia las uñas se llevan casi como un accesorio de lujo. Dentro de este estilo, predominan las uñas largas y las piedras y los brillos más que los colores. El latino, en tanto, es extravagante: uñas esculpidas, largas, casi siempre en punta y de colores estridentes. 

Billie Eilish

En el creciente mercado uruguayo de las uñas ya hay un lugar para cada uno de estos estilos. A Malva, por ejemplo, la mayoría de las clientas va por un estilo europeo, aunque tampoco falta la adolescente que se acerca con el video de TikTok o deseando salir del local con las mismas uñas de Tini Stoessel. 

Las manicuras del local despliegan un catálogo similar a un abanico con varias decenas de posibles colores, y otro con una cantidad similar de diseños. Sin embargo, cuenta Malvasio, las clientas casi siempre se acercan con la foto de alguna uña que vieron en Pinterest o Instagram. 

En Coco y Lucite Nails pasa lo mismo. "En Instagram hay fotos de todos mis trabajos. Ellas vienen y me piden lo que quieren, casi siempre sacado de Pinterest, y más o menos jugás con el estilo, le hacés tu propio diseño sobre algo parecido", apunta Bondanza. Martirena, de Coco -quien también brinda talleres presenciales y online de uñas esculpidas- recalca que para cada clienta crea un diseño único. "A veces eligen un diseño mío y quieren el mismo, y les digo de hacer algo que sea para ellas, que cada una se lleve lo suyo". La dueña de Coco suele mostrar varios diseños y preguntar a la persona "a cuál de ellos le echa primero el ojo", y qué otros le gustan, para luego incluir algo de cada uno. "Siempre trato de que más que tendencias, sigan lo que ellas tienen ganas de hacerse", dice.

Aunque también trabaja con uñas naturales, Coco se especializa en las esculpidas en acrílico, un polvo que se mezcla con monómero y se convierte en una especie de perla semilíquida que se aplica sobre la uña para luego darle la forma buscada. "Me conocen por el esculpido porque lo promocioné mucho como mi fuerte. Todas vamos teniendo letreritos en la frente sobre en qué somos fuertes. Yo no hago mucho cartoon y dibujos, sin embargo, hay colegas que la rompen en el área y su público lo pide. Mi público es esculpido", detalla.

De guiarse por las tendencias, la forma que hoy lidera es la almendrada. Este modelo de uña larga, según las especialistas, resulta más cómodo y práctico para el día a día por su punta redondeada. La cuadrada, tan vista hace algunos años, es más fácil de quebrar y además tiende a engancharse en el pelo o la ropa. 

Evelyn Martirena, de coco, brinda talleres presenciales y hace poco incursionó en la modalidad online, donde convocó a alumnas de Argentina, España y Suiza. Foto: Lucía Durán

Aunque las formas y los diseños son muchos, los estudios especializados en uñas ofrecen un servicio cada vez más personalizado. Es probable que a una persona que trabaja con una computadora se le recomienden uñas almendradas, y que a una embarazada se la empuje a usar sus uñas naturales, ya que durante esos meses la sangre llega en mayor cantidad a la matriz de la uña, lo que les da un aspecto más saludable. 

Para todos, quienes se comen las uñas (onicofagia) resultan clientes ideales, ya que además de brindar el servicio de siempre, los ayudan a dejar atrás un hábito compulsivo. Malvasio señala que a esta clientela se le recomienda llevar uñas esculpidas, aunque cortas, para que el cambio no sea tan radical. Y dentro de este público también están los hombres. Bondanza cuenta que tiene un público masculino fiel que pide uñas esculpidas para dejar de morderlas. "A ellos les simulo una uña natural con un molde que se adapta con tijeritas", explica. Dentro del público masculino, la dueña de Lucite Nails también destaca a los guitarristas. "Les queda repráctica, se las recubren y después le dan y le dan. Hay que salir a decirlo un poco más porque es una ayuda". En ese sentido, entiende que hay una oportunidad con la clientela masculina, que sigue siendo mínima.

Bondanza utiliza y prefiere el gel para esculpir las uñas. En general, las uñas en gel dejan un aspecto más brillante y natural, mientras que las esculpidas en acrílico tienden a ser más duras y resistentes. Tanto en acrílicas como en gel se requiere de un mantenimiento cada unos 20 días, tiempo que dependerá del cuidado que cada cliente les dé a sus uñas. 

El precio de las uñas esculpidas en Uruguay suele estar entre los 1.000 y 2.000 pesos. Otra de las técnicas que pisa fuerte en Uruguay es el kapping, que consiste en cubrir la uña natural con un gel que la refuerza, la endurece y la protege. Martirena lo compara con el vidrio protector del celular. Esta técnica también tiene una duración de unos veinte días y requiere (al igual que las esculpidas) de un mantenimiento o bien de un retiro del esmalte a manos de un especialista.

¿Un mito?. "Voy a dejar que mi uña respire", es una frase bastante escuchada entre quienes llevan cada tanto uñas esculpidas. Tanto Martirena como Bondanza aseguran que aquello no es más que un mito. La dueña de Coco opina que hoy la calidad del servicio también se mide por el cuidado de la uña natural. "Hoy le da estatus a la técnica si al sacarte la esculpida o semipermanente, tu uña natural está impecable. Significa buen servicio".

Explica que las uñas "no respiran por aire", sino que toman el oxígeno que necesitan a través de la sangre, es decir, la calidad de la uña depende, según la especialista, del dedo en que esté apoyada. Bondanza acota que "la uña se nutre por dentro". "Hace siete años que hago las uñas y las uso esculpidas sin parar". Agrega que el trabajo manual o lavado de platos no es excusa para no hacerse las uñas. "Si están bien hechas, duran bien. No importa de qué trabajes, acá ninguna sale a no lavar platos. Podés hacer de todo. Yo hago las uñas con las uñas hechas", dice entre risas. 

El gel es el componente preferido de Florencia Bondanza, de Lucite nails. Foto: Lucía Durán

De todas formas, el mundo del nail art está muy lejos de imponer formas, largos, colores o materiales. En estos lugares se incentiva la libertad de elegir, y las posibilidades son incontables. Hay una tendencia, no obstante, que ninguna especialista niega: usar uñas esculpidas, largas o cortas, decoradas o simplemente sanas y cuidadas es un camino que, en general, no tiene vuelta atrás.

La inmigración: ola impulsora

Evelyn Martirena, dueña de Coco, tiene una teoría. Si cada vez hay más uruguayas que se animan a llevar uñas llamativas, es porque además de verlas en estrellas mundiales, las vieron en sus pares. Y entre esos pares, comenta, las inmigrantes de países caribeños parecen ser las pioneras de la tendencia en Uruguay. "La mujer venezolana o cubana es una mujer coqueta, que ya por su cultura es así. Nosotras éramos de decir: ‘No nos hacemos nada', o ‘sí, pero que no se note'.", explica. En Uruguay, según ella, la oleada de inmigrantes de estos países tuvo una mayor influencia que la de cantantes o estrellas mundiales. "¿Por qué la uruguaya recién ahora se empezó a hacer cosas? Por el contacto constante con las inmigrantes, porque ahora trabajan con nosotras y nosotras nos vamos animando a medida que vemos a otra, y no la vemos juzgada". Las caribeñas, a su entender, impulsaron el servicio en Uruguay con la apertura de locales especializados en uñas, que muchas veces se complementan con el cuidado de pestañas.