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Rodrigo Álvarez quiere que más mujeres lo escuchen. El
uruguayo es el creador de Neurona Financiera, una comunidad que tiene por
objetivo ayudar a las personas a tener una relación saludable con el dinero y
tomar el control de sus finanzas. Uno de sus contenidos más conocidos son los podcasts,
con unas 100.000 escuchas mensuales que provienen principalmente de Argentina,
Uruguay, Chile y México. De esas 100.000, solo
25% de sus oyentes son mujeres, pese a sus esfuerzos por acercarlas. “He
hecho capítulos especiales hablando de temas relacionados con mujeres y no
logro vencer esa barrera”, lamenta Álvarez. Las cifras lo llevan a concluir que
los titulares sobre finanzas personales —al menos en sus podcasts— no
son algo que interese especialmente al público femenino.
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Pero esa brecha no se limita al podcast
de Álvarez. Aunque parezca una frase del siglo pasado, el mundo del dinero,
todavía hoy, sigue siendo mayoritariamente de hombres.
Aún existen casos como el de Paula,
de 39 años, quien gana un sueldo más alto que su esposo pero no tiene cuenta
bancaria; todas están a nombre de él. Su situación deja entrever varias cosas.
La fuerza laboral femenina creció, pero eso no quiere decir que las mujeres
hayan tomado el verdadero control de su dinero y alcancen un bienestar
financiero, es decir, una capacidad de tomar decisiones con información,
confianza y seguridad financiera tanto a corto como a largo plazo. Ese número
de mujeres económicamente activas aumentó 250% en los últimos 40 años. Sin
embargo, 65% de los 1.700 millones de personas aún no bancarizadas son mujeres,
según datos del Global Findex. Y en América Latina, una de cada dos aún no
tiene cuenta bancaria.
Al mismo tiempo, aunque las mujeres
trabajan y ganan cada vez más dinero, una encuesta del US Bank revela que se
comprometen poco con sus finanzas personales, pese a que a nivel mundial poseen
unos 20.000 millones de dólares en riqueza. Y todo indica que económicamente
tendrán una relevancia cada vez mayor: sobre todo porque son más longevas que
los hombres. En Estados Unidos se estima que en 10 años “el 65% del patrimonio
financiero va a estar en sus manos”, informa la magíster en Finanzas y
directora de Shellman Wealth, Stephanie Shellman. El estudio del US Bank
coincide con esa visión: “Las mujeres de hoy tienen un poder sin precedentes
para usar el dinero para influir en nuestra sociedad, y si seguimos unos
sencillos pasos para comprometernos más y antes con el dinero, podemos
lograrlo”.
¿Qué pasa? Ni buena ni mala. La relación que las mujeres tienen con
el dinero, según los estudios, es más bien respetuosa y cautelosa, diferente a
la de los hombres. Para ellas, con el dinero no se juega. “Por su forma de ser,
más protectora, pensamos más en el dinero como medio para mejorar la vida. Es
más fácil para la mujer pensar en el dinero en ese sentido”, apunta Shellman. Y
agrega: “Nunca me pasó que me haya consultado una mujer para jugar con el
dinero, y han venido hombres para eso, aunque no se puede generalizar”. La
visión de Shellman tiene su punto en común con otro de los hallazgos de la
encuesta de US Bank: las mujeres valoran la seguridad financiera.
Stephanie Shellman
Esta característica tiene su raíz
en otra, también detectada por el US Bank entre las 3.000 mujeres encuestadas y
mencionada por los especialistas consultados: ellas se tienen menos confianza
para gestionar el dinero.
Aunque la formación en finanzas es
un debe en la educación formal tanto para hombres como para mujeres, Sabrina
Castelli, CEO de Mujer Financiera —comunidad que busca ayudar a las mujeres a
manejar su dinero de forma eficiente—, dijo en el podcast argentino Concha
que la falta de confianza de las mujeres ante el dinero empieza en casa:
“Nuestra mamá nos habló de en qué nos teníamos que fijar en nuestra pareja pero
no nos habló de cómo manejar nuestra economía. Claro que sin malas intenciones,
y como consecuencia del desconocimiento.
Casi la mitad de las mujeres (47%)
asocian la planificación financiera con palabras negativas como miedo,
ansiedad, insuficiencia y hasta pavor, mientras que solo 31% de los hombres lo
hace. Un 69% de los hombres asocia la gestión del dinero con palabras positivas
como felicidad, entusiasmo y orgullo, frente a un 53% de las mujeres, agrega el
mismo estudio.
Los datos no sorprenden si se tiene
en cuenta que durante siglos la mujer estuvo relegada de ese mundo. De hecho,
hay quienes —como Castelli— dicen que las nuevas generaciones son las primeras
en ser y proyectarse económicamente independientes, en todo sentido. A eso
también se refiere Álvarez: “Quizás antes había mujeres que pensaban que si
iban por el camino tradicional, se iban a terminar casando con un hombre, y ese
hombre iba a ser el proveedor. Eso era antes. Hoy la mujer necesita construir
su propio plan, independientemente de si tenga o no un marido, que era lo que
hace 40 años no pasaba”.
Y basta con recordar a las mujeres
de generaciones anteriores como las abuelas, bisabuelas o incluso madres.
¿Cuántas de ellas eran económicamente independientes, manejaban y administraban
su propio dinero y el de su hogar? Seguramente, muy pocas.
Fue en ese mundo, mientras ellas se
dedicaban a las tareas del hogar y ellos trabajaban, proveían el dinero y lo
administraban, que se creó la industria financiera. “Por y para ellos”, dice
Castelli en el capítulo Financiera de Concha Podcast. Hasta hoy se trata
de un sector dominado por hombres. Dato curioso: en Inglaterra hay más fondos
dirigidos por hombres llamados Dave que por mujeres, según datos de la empresa
de servicios financieros Morningstar.
Como todo, esa relación algo
distante, cuidadosa y respetuosa no es en sí misma negativa. Según Shellman, el
hecho de que las mujeres no confíen demasiado en sus decisiones cuando se trata
de dinero, las lleva a consultar. “Mi experiencia muestra que son más abiertas
a escuchar recomendaciones de profesionales, lo que las ayuda a no equivocarse
tanto, a diferencia de alguien que piensa que lo sabe todo”, apunta.
El creador de Neurona Financiera
percibe algo similar. Mientras que sus podcasts son por lejos escuchados
por más hombres, sucede lo contrario con sus programas de formación asociados a
finanzas personales, en los que se definen objetivos financieros y se construye
un plan para conseguirlos. “La mayoría de mis alumnos son mujeres. Le sacan un
provecho enorme y quedan recontentas con el contenido. Se genera un vínculo
precioso”, comenta. “Tal vez eso quiera decir que lo que necesita la mujer es
más ayuda en el acompañamiento o se siente más insegura para hacerlo sola,
mientras que quizás el hombre se siente más seguro”, concluye.
Rodrigo Álvarez
Eso, al fin y al cabo, tiene sus
pros y contras. Por un lado, al tener una baja confianza y buscar la seguridad,
la mujer tiende a no arriesgarse. Entonces, invierte menos y de forma más
conservadora que el hombre. E invertir, según los especialistas, es
prácticamente imperativo en estos días por varias razones: la ya mencionada
mayor longevidad de las mujeres, la cada vez mayor debilidad de los sistemas
jubilatorios y la posibilidad de, mediante inversiones, conservar el valor del
dinero e incluso incrementarlo considerablemente en el largo plazo. “En Uruguay
están saliendo mejores productos, mejores para esto. No es de un día para el
otro, es paso a paso, y cuanto antes se empiece, mejor”, indica Shellman. La
economista Bárbara Mainzer, especializada en finanzas y banca privada,
coincide: “Vamos a vivir más tiempo y vamos a precisar más plata. Es muy
importante que entendamos como administradoras qué hacer, qué no hacer. Vamos a
tener que ahorrar con tiempo mientras estemos a tiempo. Esta temática es
particularmente relevante para las mujeres”.
¿El lado positivo? Lo dicen las especialistas: “Si se
anima a invertir, hay estudios que muestran que a la mujer le va mejor”, indica
Shellman. Mainzer, por su parte, cuenta que al mirar las cuentas de trading
online, los perfiles que más plata perdían eran siempre masculinos. “Quizás
tenga mucho que ver con que eran más hombres los que estaban en eso, pero creo
que las mujeres somos más terrenales, planificadoras, con los pies en la tierra”,
asegura. Lo mismo opina Constanza Boix, fundadora de NudaProp, empresa que
comercializa la nuda propiedad como alternativa de inversión o de venta. “Las
mujeres somos más cautelosas, cuidadoras tanto de las personas como de las
finanzas. Hay un preconcepto con respecto a las inversiones donde vemos riesgo,
y al tener esa forma bien metida en el gen de cuidadoras, eso se traslada al
dinero”.
El estudio más reciente en
confirmar esta tendencia fue realizado por la empresa estadounidense Fidelity
—especializada en gestión de activos y fondos de pensiones— en octubre de este año y constató que en un
período de 10 años, sus clientas ganaron 0,4 puntos porcentuales más al año que
los varones. Una nota de The New York Times lo atribuye a “la manera en
la que compran y venden, o más bien, por la manera en la que no hacen esto”, ya
que las clientas de esta empresa compraron y vendieron la mitad de lo que lo
hicieron los clientes varones. Del otro lado, en el año 2001 un artículo de The
Journal of Finance señaló que los hombres compran y venden demasiado porque
tienen “una seguridad excesiva en sí mismos”. ¿La causa? Para explicarlo, The
New York Times cita al neurólogo William J. Bernstein, quien señala que se
debe a la testosterona, una hormona que reduce el miedo, aumenta la confianza
—tal vez en exceso— y la ambición.
En qué gastar. Hombres y mujeres consumen diferente. Aunque cierto
estereotipo tiende a señalar a las mujeres como gastadoras compulsivas —que en
un desliz emocional salen al shopping a quemar la tarjeta de crédito en ropa—,
lo cierto es que ellas no son más consumidoras que ellos. De hecho, el estudio
de US Bank reveló que las mujeres se ven menos desafiadas que los varones en
temas como el pago de facturas o simplemente llegar a fin de mes. Es cierto, no
obstante, que las mujeres tienden a gastar más en ropa, tratamientos estéticos
o cosmética. “Pero el hombre compra un auto”, señala Shellman. Pese a que se le
dificulta generalizar, Shellman también percibe que ellas son más conscientes
de los descuentos con tarjetas de crédito y los aprovechan cada vez que pueden.
“No sé si eso tendrá que ver con un sentido más práctico. Usamos mucho el
sentido común en ese sentido, y las finanzas personales tienen mucho que ver
con eso”.
En cualquier caso, el endeudamiento
por exceso de consumo está más asociado a asuntos psicológicos que de género,
dice Álvarez. “Muchas personas, tanto hombres como mujeres, utilizan el dinero
para suplantar necesidades que no tienen bien cubiertas, llámese autoestima, o
problemas que son más psicológicos que financieros”.
Hablemos de plata. A Shellman le sigue sorprendiendo lo poco que se habla de dinero en
Uruguay, sobre todo en charlas cotidianas e informales, algo de lo más común en
otros países. “Me llama mucho la atención que si vas a un restaurante, nunca
vas si no tenés a tres o cuatro amigos que hayan ido antes que tú y les hayas
preguntado, y es una decisión menor. Y los temas de dinero no los hablamos con
nadie. Poco a poco hay que ponernos más cómodos al hablar de estos temas, y
siendo mujeres aún más, hablar con amigas, compartir experiencias entre el
género y también en la familia”, sostiene. Al no hablar de dinero, las personas
se están perdiendo una oportunidad enorme. “Acá no se pregunta a los amigos
cuánto ganan, y eso te pone en una situación en la que al buscar trabajo, por
ejemplo, te falta información. El no hablar te impide comparar la experiencia”.
Álvarez considera que en Uruguay, la plata es un tema tabú tanto para hombres
como para mujeres. “Tendemos a ocultar lo que ganamos, porque pensamos que se
nos mide por lo que tenemos en vez de por lo que somos”, apunta.
Según la encuesta de US Bank, no
obstante, a las mujeres les cuesta más. Mientras que 61% de los hombres habla
de plata con sus amigos, solo 52% de ellas lo hace.
La importancia de llegarles. En el mundo cada vez existen más productos financieros
específicos para mujeres, desde contenido didáctico como podcasts y
libros, hasta herramientas como aplicaciones que facilitan la planificación
financiera. Si bien en esencia los consejos sobre finanzas son los mismos para
todos, la cantidad de productos exitosos que apuntan a ellas parece hablar por
sí sola. Boix cree que cuando está dirigido a una mujer, el mensaje por lo
general tiene más impacto y posibilidades de lograr su objetivo. “Que haya
acciones y empresas que estén direccionando el mensaje hacia las mujeres para
arrimarlas al fogón es una estrategia muy necesaria. Entre las mujeres hay un entendimiento
adicional; una ya pasó por algo y entiende por lo que pasó otra mujer. Capaz
los conceptos básicos son los mismos, pero el mensaje llega diferente porque
hay otra empatía”, indica.
Y que en Uruguay haya referentes
femeninas en el tema como Shellman o Mainzer también abre puertas, según
Boix.
Shellman entiende que su profesión
tiene como objetivo, a fin de cuentas, “cuidar a las personas”. Su misión con
los clientes no es hablar de gráficas, ni de la suba o baja de la bolsa, sino
crear una “situación de humanidad, hablar sobre la vida”. “Ese foco atrae más a
las mujeres, y al tener más mujeres en el oficio empezamos a cambiar eso”,
detalla. Para Shellman, en su sector aún se comete el error de complejizar en
lugar de simplificar. Y a diferencia del hombre, la mujer manifiesta cuando no
logra entender algo. “Las finanzas personales hay que pensarlas como una
extensión de lo que uno ya hace en casa. Las cosas importantes son
supersencillas y cualquier persona lo puede hacer, y hay que transmitir el
mensaje en un idioma común y sencillo”, apunta.
Bárbara Mainzer
Mainzer, presidenta de CFA Society
Uruguay (una asociación global de profesionales en inversión), es optimista con
respecto a la relación actual entre las mujeres y las finanzas, ya que cree que
es un vínculo que solo seguirá mejorando año a año. El cambio es cultural, pero
también lo atribuye al impacto de la inclusión financiera: “Está derivando en
que las mujeres tengan más control, que puedan manejar su dinero, que
participen en el mundo financiero. Hoy cobrás por banco, tenés fintech,
Midinero, un montón de cosas que antes no tenías. Muchas veces, cuando las
mujeres cobraban en la mano, les sacaban todo”, apunta.
Boix también cree que ya no hay
marcha atrás. Lo nota en NudaProp, ya que en los últimos años las mujeres
—tanto vendedoras como quienes deciden invertir en nuda propiedad— se mostraron
más activas. “Vemos esa evolución tanto para inversiones como para propietarias
mayores de 65 años, que quieren vender la propiedad y quedarse en su casa”.
Aunque tradicionalmente haya sido un mundo de hombres,
lo cierto es que las mujeres, poco a poco, están dominando su bolsillo. Y para
las que aún no se animan, los especialistas empiezan por el comienzo: el dinero
es libertad. Lo dice la propia etimología de la palabra ahorrar, que
proveniente del árabe hurr, que significa “libre”. “La plata te da
libertad, te da opciones, y la educación financiera te permite llegar a esa
libertad”, concluye Mainzer. Y cuando se trata de dinero, la plenitud no tiene
que ver con cantidad, sino más bien con calidad. No es más rico quien tiene más
dinero, sino quien toma decisiones financieras con solvencia. Las oportunidades
se presentan a diario y alcanza con tener algo de plata en el bolsillo para dar
el paso.