"Y con eso me retiro, me voy a trabajar, gurises", dice un joven de veintipocos años después de haber derribado los 10 bolos (strike) en una partida de bowling. Afuera, la sensación térmica no supera los cinco grados. Dentro de las oficinas de Globant algunos juegan al ping pong o a los bolos mientras otros trabajan de pie en un escritorio de altura regulable, otros en mesas algo más clásicas con el mate al lado, algunos teclean desde un sillón reclinable, mientras otros almuerzan o mantienen reuniones virtuales en alguna de las tantas salas de reuniones (18) o los 13 pequeños cubículos para llamadas ubicados en medio de la oficina.
Ir a esta oficina es un acto totalmente voluntario y, sin embargo, circulan unas 60 personas, un número atípico después de meses en los que la casa se convirtió en el único espacio de trabajo. En esa planta de 2.700 metros cuadrados ubicada en la nueva y cilíndrica torre 2 de World Trade Center Free Zone, nadie parece estar enterado del clima invernal. El ambiente allí parece más bien opuesto a todas las características que se le adjudican al invierno. Hay espacios llenos de colores vibrantes, plantas por todas partes, salas de reunión elevadas que se erigen como pequeños edificios y hasta árboles rodeados de asientos que forman pequeños jardines internos. Afuera, una parrilla todavía reluciente y un jardín parecen estar a la espera de temperaturas más agradables para su estreno.
Estas oficinas de Globant en Uruguay se inauguraron el 14 de julio y se despegan tanto de la idea de un espacio de trabajo tradicional que por momentos hasta parecen parte de un experimento. Y de cierta forma, lo son. Si bien fueron proyectadas antes de la pandemia, su ejecución responde en su totalidad a las nuevas tipologías de trabajo que se impusieron desde marzo del 2020. "No tenemos certeza de si realmente funciona o no. Por ahora es teoría y recién cuando vuelva todo el mundo a usar la oficina como corresponde vamos a saber si las ideas implementadas eran adecuadas o no. Aprenderemos en el camino", confiesa el vicepresidente de Real Estate de Globant, el argentino Eduardo Oppenheimer.
Cuatro mundos. Entre los diferentes espacios de las oficinas hay una suerte de portales que intentan separar las zonas entre "cuatro mundos" y al mismo tiempo conectarlos entre sí: el mundo imposible formado por áreas de dispersión, recreación y chill out; el mundo en equilibrio, con una sala de entrenamiento, el mundo natural, donde la vegetación es aún más visible y el mundo digital, con un diseño más centrado en los espacios de trabajo colaborativos e individuales.
En estas oficinas, las alternativas para elegir dónde y cómo trabajar abundan. Hay desde salas de reuniones temáticas hasta otras elevadas que se erigen como pequeños edificios, y cabinas telefónicas que, pese a estar en el medio de la oficina, cuentan con una total aislación acústica
En Uruguay, la flamante oficina se suma a la instalada en Aguada Park, donde hoy unas 180 personas trabajan para clientes asociados al gaming. En las nuevas, hay lugar para más de 300 personas; sin embargo, el aforo por el momento es de 80. Los empleados se registran en un sistema que muestra los lugares disponibles y luego acceden a la oficina a través de una cámara de reconocimiento facial. Una vez que entran, las alternativas para decidir dónde y cómo trabajar abundan. Dentro de cada uno de esos "mundos" hay diferentes salas de reuniones cuyos diseños se inspiran en paisajes y sitios tan diferentes entre sí como un submarino, la montaña, el mar, el espacio y las nubes. Tanto Oppenheimer como el country manager de Globant, Diego Garagorry, explican que ninguna oficina de Globant en el mundo es igual a otra. Cada una es única. En este caso, dentro de la planta también hay espacios que ni se parecen entre sí.
Además de generar todas las opciones posibles para trabajar dentro de un mismo lugar, otro objetivo de Globant es que el empleado pueda sentirse tan cómodo como en su casa, o más. Pero no se trata solo de ofrecer un ambiente cómodo y estimulante. La empresa argentina -con sede en Buenos Aires, 16.251 empleados en 2020 y presencia en 18 países- busca, sobre todo, que este espacio se convierta en uno de interacción social, algo que ni el Zoom, ni ninguna otra plataforma virtual desde el sillón o escritorio de casa han logrado reemplazar. "La vamos a utilizar como hub social, como medio de que nuestros empleados adquieran esa cultura que tanto nos interesa que tengan en Globant, un lugar de mucha interacción entre la gente, que tengan muchísimas alternativas para trabajar y no únicamente esto de venir a sentarse en un escritorio ocho horas y listo", señala Oppenheimer del otro lado de una pantalla gigante ubicada en la sala de reunión inspirada en un submarino.
Más allá de todo esto, en resumen, se pretende algo mucho más básico: que la gente quiera volver a la oficina. La intención, cuenta el ejecutivo, es que el trabajo -una vez que pase la pandemia- se realice 50% en la casa y la otra mitad desde este nuevo espacio. Para cualquier empresa, volver a atraer a sus trabajadores a la oficina es un desafío. "El espacio de trabajo tiene que ser un lugar que le dé aire, lo renueve, donde el colaborador se sienta muy cómodo, que la pase bien. Hay que tratar de que la gente entre a un lugar donde tenga muchas ganas de estar y lo disfrute, incentivarlos a que vengan más allá de las intenciones de quedarse en su casa. Necesitamos que la gente venga, socialice, interaccione. Se trata de buscar las formas para atraerlos", resume el ejecutivo de Globant.
Estímulo permanente. En estas oficinas todo tiene un porqué. Desde la abundancia de plantas hasta los colores, materiales utilizados y el aire que se respira. Mientras que en las oficinas tradicionales predominan los colores neutros, en Globant hay desde una mezcla entre luces de neón, colores vibrantes y diseños de todo tipo en las paredes y en el techo, hasta efectos visuales, como el de una puerta que con un juego de luces parece profunda y no lo es, o un espejo en una sala de reuniones que -cual Gran Hermano- permite al que está desde el otro lado ver lo que pasa. Con un simple cambio de luces el espejo se transforma en ventana y la ventana del otro lado, en espejo, invirtiendo ese rol de Gran Hermano de una sala a la otra. Como ese efecto, hay varios otros que pretenden simplemente motivar, mantener a la gente despierta, alerta y alegre.
El uso de vegetación, en tanto, busca generar la conexión necesaria de los empleados con la naturaleza mientras trabajan. Oppenheimer cuenta que en esta oficina está todo centrado en la biofilia, un recurso arquitectónico que consiste en insertar aspectos de la naturaleza en la construcción de edificios y en el diseño de interiores con el objetivo de reconectar a las personas con el entorno natural, tan dejado de lado a veces en las ciudades densamente pobladas.
El aire, en tanto, se preserva saludable mediante filtros de dióxido de carbono que verifican a través de sensores que su circulación sea la adecuada. "La pandemia se va a terminar y la buena circulación de aire sigue siendo importante para el bienestar de la gente", apunta Oppenheimer. La iluminación, por otro lado, se maneja de manera automática o manual. En la planta hay sensores inteligentes que la modifican en función de la luz natural que entra por los ventanales que rodean toda la oficina.
La diversidad y la accesibilidad son otros dos aspectos que ocuparon un lugar central a la hora de diseñar esta oficina. Los baños son sin género, lo que acompaña a la diversidad que se percibe en todo el espacio, donde conviven desde empleados con el pelo completamente cubierto de canas hasta jóvenes recién entrando a la mayoría de edad. De hecho, Globant pretende ser mucho más diverso de lo que es hasta ahora. Y todas sus oficinas están preparadas o en camino para recibir a todo tipo de personas.
Este nuevo espacio, para Globant, significa no solo una apuesta a las nuevas formas de trabajo, sino que también implica poner más fichas en Uruguay, ya que la empresa planea contratar a unas 200 personas más antes de fin de año, que trabajarán tanto en el World Trade Center como en las oficinas de la empresa en Aguada Park. "A principios del año pasado arrancamos con 500 personas, hoy somos 800 y pensamos llegar a mil antes de fin de año", cuenta Oppenheimer.