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Ubicado en el Camino de Los Horneros, entre la Ruta Interbalnearia y la 101, El Almacén Boutique comenzó siendo, como su nombre indica, una pequeña tienda destinada a abastecer a los vecinos de los barrios privados y las oficinas instaladas en la zona de La Tahona. En medio de la pandemia, hace un año, los dueños de la empresa, los supermercadistas Alejandro Fernandez, Estefanía Loidi y Oscar Peña, decidieron darle mayor relevancia a su tímida propuesta de cocina, pero no llamaron a un proveedor de rotisería, fueron en busca de Mauro Fernández, ex chef ejecutivo de Sheraton Montevideo, a quien conocieron en una cena en la casa de un amigo en común. Con el hotel cerrado, Fernández entonces asesoraba a Danny Sadi en su apuesta para sumar a Sushi True un repertorio de preparaciones japonesas.
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Al inicio la apuesta fue tímida, algunos platos y una propuesta de rotisería cuidada, tartas, empanadas, panes. No obstante, Fernández no llegó solo, lo acompañaron su segundo en la cocina Federico Cabrera —que también es panadero—, el cocinero Ignacio Ruiz y la pastelera del hotel Valentina Feuerstein. “En el salón está Martín Casasco, que también viene de Sheraton; Jorge Costa, que estaba en hotelería; y Natalie Ferrari, la única local”, agregó el chef.
Con este equipo era solo cuestión de tiempo para que el espacio de restaurante diseñado por la arquitecta María Invernizzi fuera ganando terreno a las góndolas y heladeras, que hoy ocupan solo un tercio de la sala, principalmente destinadas a la venta de bebidas, vinos y quesos. Tal fue el éxito que a los seis meses los propietarios convirtieron al chef en socio. “Al principio me dio miedo hacer algo tan distinto. Pasar de la hotelería a la restauración y más con el matiz de supermercado, pero rápidamente el restaurante se terminó comiendo al almacén”, dijo el chef a Galería.
A El Almacén Boutique se puede ir desde la mañana temprano. La panadería incluye viennoiserie francesa con croissants de distintos tipos, panes de masa madre y tartas, aunque el momento de mayor movimiento es en el almuerzo. “En el menú hay desde empanadas de carne breseada a un pulpo. Tenemos públicos muy distintos, tratamos de llegarles a todos de alguna forma. Incluso hacemos pizzas de masa madre”, mencionó el chef. El equipamiento de la cocina que está semi a la vista es de primera línea y el servicio de los mozos es de una sofisticación inusual para un espacio de este estilo.
El área de rotisería es fuerte en el take away, sobre todo con empanadas, tartas y ensaladas. Al mediodía ofrecen, además, un menú ejecutivo de tres pasos que cambia todos los días. “De noche hay mucho delivery. Tenemos la posibilidad de llevar a las casa de los barrios cercanos cualquier plato del menú, así como también elaborar cenas a domicilio, algo que es cada vez más común”, comentó Fernández. Es en estos eventos privados que el chef confiesa que se siente más desafiado, pues entre sus pasiones está la de diseñar menús de pasos, especialmente armonizados con vinos. Sus “Cenas con expertos” en Sheraton eran una cita recurrente entre los amantes de la gastronomía local. Ese público lo sigue convocando de forma privada. “En esas comidas puedo volver a demostrar lo que sé hacer”, agregó.
En El Almacén el menú es un híbrido entre una cocina de rotisería fina y un restaurante de hotel cinco estrellas. Allí conviven platos elaborados con minutas, como una corvina a la plancha con calabazas asadas y una hamburguesa casera de carne o vegana, un chivito de lomo con unos papardelle al wok o una milanesa de lomo napolitana.
El mediodía del domingo en que la mesa de Galería llegó a almorzar allí eran las 13.15 horas, la sala estaba llena y la mayoría de las mesas ocupadas. “Sobre las 12 horas ya solemos tener todo reservado, no solo los domingos”, dijo Jorge Costa, el mozo, a los comensales. Si bien el salón ha ido ganando espacio frente a la góndola, el espacio interior no es muy grande y el mobiliario parece haberse armado con lo que había, algo que podría reformularse para mejorar la experiencia en comodidad y estilo. “En poco tiempo vamos a cerrar el deck atrás del almacén, donde actualmente se resguardan algunas mesas con un cerramiento plástico”, agregó después el chef.
Aquel día la comida se inició con una burrata con tomates, aceitunas y micro verdes, y una porción de fainá. Aunque tentador desde el nombre, la cocción en horno convencional resta sabor y textura a esta preparación, que se luce mucho más cuando es asada en horno de leña.
Como principales se eligieron una lasaña preparada con masa de pasta, como debe ser, bañada en salsa de tomate fresca, rellena con carne picada gruesa a mano —que fue previamente estofada—, espinaca, jamón y queso; y un baby beef con criolla, chimichurri y papas escrachadas, muy tierno. “Las carnes que usamos son todas de pasturas, salvo la entraña de la parrilla”, comentó el chef. Quedó pendiente probar el asado ventana o cuatro costillas breseado durante horas, servido con puré de papas aireado, pues a las 13.30 del domingo ya se había acabado.
En esta oportunidad la mesa se compartió con una niña que eligió unas supremitas empanadas de pollo, que eran nuggets congelados industriales. El menú infantil es un debe en la mayoría de los restaurantes, pues tiende a pensarse en la solución rápida y no en el disfrute del comensal: milanesa, nuggets, hamburguesa, spaghetti y nada más. Este gran equipo tiene un debe en creatividad con sus clientes más pequeños.
En el terreno de las bebidas, hay licuados, jugo de naranja, limonada, refrescos, aguas y cervezas artesanales e industriales, además de la selección de vinos disponibles en góndola. Entre estos se eligió un Don David malbec, que combinó bien tanto con la lasaña como con la carne.
El Almacén Boutique tiene todo para crecer. De hecho, en pocas semanas inaugurará una parrilla, que suplantará a una estación de fuegos que se había instalado para los fines de semana en la entrada. Allí asarán cortes de carne seleccionados y otras preparaciones.
Para terminar el almuerzo, después de mucho considerar, entre las tartaletas de frutas, el crumble de manzana y arándanos y el flan, se optó por un clásico arroz con leche, que llegó cremoso, con canela espolvoreada por encima. Un buen final para uno de esos lindos mediodías soleados de invierno, que invitan a comer a la intemperie, con vista a los jardines de La Tahona. n
Camino de Los Horneros Km 3, Canelones. Teléfono 098 247484. Todos los días de 8 h a la medianoche. Precio promedio por persona: 700 pesos.
Por la burrata, la lasaña, el ojo de bife, las supremitas de pollo, el arroz con leche, aguas y el vino, Galería pagó 2.851 pesos.