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En el Centro de Montevideo, Atorrante busca retomar la esencia de los cafés
Ubicado en San José y Aquiles Lanza, a pocos metros de la intendencia y frente al Mercado del Inmigrante, el local (donde supo funcionar una verdulería) fue restaurado a nuevo, pero se integra a la perfección con el entorno, dando la sensación de haber estado allí desde siempre.
Ubicado en San José y Aquiles Lanza, a pocos metros de la intendencia y frente al Mercado del Inmigrante, el local (donde supo funcionar una verdulería) fue restaurado a nuevo, pero se integra a la perfección con el entorno, dando la sensación de haber estado allí desde siempre.
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Son las 8.30 de la mañana y el Centro de Montevideo ya comienza a despertar. Hace media hora que Atorrante Café abrió sus puertas y el movimiento de personas se hace notar tanto fuera como dentro del local. Algunas de ellas llegan en busca de un café para llevar rumbo al trabajo, otras quieren un espacio para compartir un desayuno o disfrutar una simple taza cargada de cafeína.
Un interior amplio y bien iluminado conjuga la estética industrial -con techo, paredes y columnas de hormigón a la vista y estructuras de hierro negro en las ventanas- con la calidez de la madera del mobiliario y el verde de las plantas naturales, creando un entorno acogedor y confortable.
Por los laterales del salón se distribuyen mesas redondas y cuadradas, típica de los cafés de antaño. En el centro, entre dos columnas de hormigón, hay una gran mesa rectangular comunitaria, ideal tanto para el que va solo a sumergirse en la lectura -sea propia o de la que hay allí a disposición- como para un grupo de personas que necesita de un espacio amplio.
A dos meses de su inauguración, es difícil despojarse de la sensación de que Atorrante siempre estuvo allí. Y esa fue, precisamente, la esencia que los socios y directores -Nicolás Fumía, Joaquín Rubio, Martín Pittaluga y Jorge Jover- quisieron transmitir desde un principio. "Básicamente, el punto fue hacer algo en el local de modo que pareciera que siempre estuvo acá. Es una esquina interesante, muy transitada y es un local con mucha antigüedad en su construcción. Para materializar el diseño del local nos apoyamos en el artista plástico Alfredo Ghierra por su conocimiento en arquitectura y patrimonio", comenta Fumía.
La decisión de elegir el Centro como punto para abrir el café tampoco fue casual. Más allá de ser el lugar en el que creció y con el que siempre estuvo vinculado, Fumía busca revalorizarlo como punto gastronómico y social. "Siento que en los últimos años el Centro ha sido despreciado por diferentes motivos. Apostamos a lo gastronómico en este lugar porque Cordón, Pocitos y Ciudad Vieja es donde se nuclean la mayor parte de las propuestas y nos parecía que el Centro había perdido su esencia, la estética y el concepto del cafetín con base bohemia y conceptual. Entonces entendimos que era un lugar importante para volver a esta propuesta", explica.
Especialidad y calidad. Atorrante apuesta a ofrecer un producto de máxima calidad. Para ello se proveen del café de especialidad de Seis Montes, una empresa uruguaya que compra el grano crudo de diferentes orígenes y lo tuesta en el país. Con esta materia prima, Atorrante elabora una selección variada. "Contamos con el Fecafé, que es una preparación estándar con poca complejidad, el caballito de batalla, para aquel que quiere un café y no quiere entrar en el detalle de la explicación del barista. Luego contamos con una selección especializada para las personas que quieran entrar en el mundo más específico del café.
A esta propuesta se le suma una carta simple, con pocos productos pero de porciones abundantes. Las opciones de bollería y sándwiches se sirven durante todo el día. Hay pain au chocolat, roll de canela, croissant y pastelería, que incluye cookies, carrot cake, alfajores, brownie y pastafrola, estos últimos elaborados en Santé por la chef Irene Delponte.
Para los que deseen un almuerzo liviano, se ofrece una ensalada de mix de verdes con tres opciones de sándwiches: el tostado clásico, de jamón y queso en pan blanco y negro; una focaccia con capocuelo, queso cabra y rúcula y un imperial con pan de molde de masa madre, mortadela, queso dambo, mostaza Dijon y pepinillos.
Con esta carta, Atorrante busca ofrecer una propuesta "económica y democrática con pocos productos, pero bien cuidados", respetando la filosofía de que menos es más y extendiéndola a todo tipo de público. Al mismo tiempo, sus impulsores apuestan a potenciar lo que denominan "preparación para la tarde-noche", una iniciativa basada en la tradición del bar Hispano, que consiste en ofrecer junto con el vermú o el whisky una serie de pequeños platos con productos más elaborados: escabeche de cerdo, lengua de cordero a la vinagreta y conejo, salame, aceitunas marinadas y morrones en conserva para acompañar la bebida.
En cada detalle de Atorrante queda en evidencia el esfuerzo por retomar la tradición del cafetín como lugar bohemio y de encuentro previo o posterior a la cita cultural. "Somos rehenes de la nostalgia y queríamos hacer algo que saliera de lo que se hace actualmente, que retomara lo patrimonial y la esencia del Centro como encuentro cultural. Por eso surgió la intención de volver al cafetín", resume Fumía.
Menú ejecutivo, take away y rooftop. Desde que abrió sus puertas, entre semana las horas con más movimiento han sido las de la tarde. Los días sábado la dinámica cambia. "Es un día más tranquilo, los clientes llegan al local en una actitud más descontracturada, vienen en familia y pasan más tiempo en el café", cuenta Fumía. De todos modos, apostando al horario del mediodía, está previsto sumar a la carta una opción de menú ejecutivo "abundante y económico".
Como proyectos a futuro, Fumía planifica habilitar una de las ventanas laterales sobre Aquiles Lanza para instalar un take away en el que los clientes puedan realizar su pedido al paso sin tener que ingresar al local. También quiere recuperar el sótano y habilitar la azotea para utilizarlos como espacios.