En su nuevo local, el restaurante Sushi True sumó a las clásicas preparaciones con pescado crudo una decena de platos de la cultura nipona y nikkei
En su nuevo local, el restaurante Sushi True sumó a las clásicas preparaciones con pescado crudo una decena de platos de la cultura nipona y nikkei
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáSushi True y en especial su sushiman y propietario, Danny Sadi, son referentes del pescado crudo de calidad en Montevideo. Formado en Argentina, Sadi pasó por la escuela de Coco Weissmann en el Parador La Huella, en José Ignacio, para después instalarse en la capital. Primero elaboró sushi a domicilio, después estuvo detrás de las barras de varios locales y finalmente montó su propio espacio. Durante siete años recibió a sus clientes en una pequeña casa en Pocitos, en la calle Obligado casi Bulevar España, donde servía principalmente sushi. Hoy tiene, además, una barra montada todo el año en Inmigrantes y en verano se divide entre el Grand Hotel en Punta del Este y La Susana en José Ignacio. En 2021, después de buscar distintas locaciones y con una pequeña expansión en mente, concretó su mudanza a un nuevo local, solo a una cuadra del anterior. Ubicado desde marzo en la emblemática esquina gastronómica de Viejo Pancho y Obligado, Sushi True es hoy un restaurante de dos plantas, con un salón a la calle con capacidad para 18 personas, barra de tragos a cargo de Sebastián Cella, barra de sushi, una importante cocina y en el subsuelo hay livings para 12 comensales sentados en almohadones tatami y una tentadora cava de vinos a la vista.
Con esta nueva locación y una cocina acondicionada por la empresa de catering que solía funcionar en el lugar y que dirigía el chef Esteban Briozzo, Sadi cumple en esta etapa su sueño de ofrecer además de sushi, comida japonesa. Para ejecutar estas preparaciones lo asesora el cocinero Mauro Fernández, ex chef ejecutivo de Sheraton Montevideo. Juntos desarrollaron un menú que incluye ramen, okonomiyaki (tortilla japonesa), sopa de miso y más recetas, que se suman a las gyozas (empanadas cocinadas al vapor o plancha), tiraditos nikkei y cebiche que ya preparaba el sushiman. En el salón, como parte del equipo se encuentra Pia Aznárez, esposa de Sadi y experiente moza y pastelera.
La mesa de dos de Galería visitó el nuevo Sushi True el jueves por la noche y, si bien llegó a descargar el menú que se vincula a un código QR, se animó a vivir lo que Sadi define como "experiencia", que es un menú degustación de las distintas preparaciones de cocina caliente del restaurante. En esta propuesta, habitualmente suman algunas piezas de sushi, pero en este caso fueron expresamente obviadas.
De abrebocas llegaron un sentador caldo de miso y dos croquetas de salmón y arroz, crocantes y especiadas, elaboradas con el arroz de sushi, ligeramente ácido y dulce, aportando un sabor distinto y agradable a esta preparación. Al mismo tiempo, se sirvieron dos tragos elaborados por Cella, con la única consigna de que fueran aperitivos: un sour con fernet inspiración del momento (jugo de pomelo, limón, cordial de eucaliptus) y un fluffy Garibaldi. Este último se inspira en un trago creado en el bar Dante de Nueva York, que se elabora con campari y jugo de naranja, y que gracias a una juguera especial queda con una capa de espuma en la superficie. En este caso Cella logra la espuma con albúmina y le agrega, además, cordial de mandarina y jugo de naranja, y lo decora con una nube de algodón de azúcar con sriracha. Este último detalle, aunque vistoso y divertido, jugó en contra a la seguidilla de 10 platos que formaron la cena, pues el dulce genera sensación de saciedad.
A continuación, llegaron las gyozas, que se ofrecen en el menú dentro de las entradas y se presentan en pequeñas vaporeras de bambú. Eran dos empanaditas cocidas al vapor para cada comensal, una de cerdo y camarón y otra de sirí. Ante la sorpresa de un bocado jugoso de cangrejo, Sadi develó que la humedecen con el caldo del ramen y eso las vuelve muy húmedas, delicadas.
La cena continuó con un cebiche de pesca muy fresca, acidez media y cero picante, un detalle que apreciarán la mayoría de los montevideanos, pero que no respeta la receta tradicional peruana. El guiño a la cocina peruana y japo-peruana (nikkei) en Sushi True está presente desde hace años y es un detalle que se recibe como un despertador en el paladar.
Para seguir, ofrecieron unos buñuelos de pulpo llamados takoyaki y un suculento okonomiyaki -tortilla de harina, como un crepe de repollo que en este caso también lleva panceta y más vegetales-. Por encima, mayonesa, algas y viruta de bonito llamada katsuobushi. En un nuevo guiño a la cocina japo-peruana, como siguiente paso, prepararon un pan bao negro (pan al vapor) muy suave y esponjoso, relleno de un pequeña pieza de pesca rebozada, muy crocante. El contraste de sabores genera una sensación divertida en la boca. Este ambiente alegre se experimenta en todo el salón y se hace sentir rápidamente en las mesas, gracias a la doble altura del techo en la primera planta. Para ese momento, los tragos dieron paso a una copa de vino rosado La Flor, de la bodega argentina Pulenta. La carta de vinos en este nuevo local está firmada por la sommelière Soledad Bassini e incluye más de 50 etiquetas.
El opíparo menú continuó con un ramen, un intenso caldo japonés que en los últimos años se ha impuesto en diversos restaurantes. En este caso fue de sabor más suave, delicado, servido como es habitual con fideos de arroz, panceta, alga y huevo.
Finalmente, se probó el katsu sando, sándwich típico japonés que se prepara con cerdo empanado y frito, repollo y mayonesa, y se sirve dentro de un pan esponjoso. En este caso, es un pan de molde, más rústico que el de la preparación original.
Con el último aliento llegó el postre, en un menú ambicioso pero diferente, que mantiene al comensal expectante de las novedades que saldrán de la cocina, una manera distinta de vivir este restaurante que tanto se destaca por sus elaboraciones de cocina fría. El bonsai es un plato creado por el pastelero fernandino Andrés Sánchez en homenaje al árbol de cerezo japonés, que se materializa en un tronco de chocolate amargo con sésamo y sal, coronado con una gran nube de algodón de azúcar rosado, y debajo un refrescante helado de matcha con crocante de frutos secos.
Si bien para comer en el nuevo Sushi True no es necesario elegir entre la cocina caliente o el sushi, es interesante animarse a explorar nuevos sabores, ajenos a la cocina local, quizás de una manera más liviana, combinándolos. Parece importante recordar que el desafío para Danny Sadi, en sus más de 15 años de trayectoria, ha sido y sigue siendo sorprender a sus clientes.