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Una mesa escondida en el bosque

La chef Coco Gandini consolida Cuarzo, su propuesta orientada a los vegetales y el mar en Santa Isabel de La Pedrera

Desde el camino que se recorre para llegar, Cuarzo invita a cambiar la frecuencia y  conectar con algo especial. Al costado de la calle de ingreso a Santa Isabel de La Pedrera sus propietarios, la chef Coco Gandini y su pareja Gonzalo Zas, colocaron carteles de madera con cuarzos dibujados que guían el sinuoso recorrido que lleva hasta su restaurante. La calle angosta y una vegetación tupida, casi selvática, ayudan a aclimatar a los comensales que cada vez se adentran más en el bosque, hasta que a mano izquierda aparece un nuevo cartel iluminado con la palabra Cuarzo. “Este mineral es el que más abunda en el suelo de esta zona, tiene la capacidad de transmutar energías negativas a positivas y lo vemos todas las noches. Los clientes llegan entreverados por el camino, ofuscados porque es difícil estacionar en nuestras calles, pero se van dando besos y abrazos, felices, charlando con la mesa de al lado”, contó Gandini.

La invitación de esta dupla de 35 años es a comer en el bosque de su casa. Comparten con el restaurante la cocina, huerta y carpintería. Allí todo lo hicieron ellos, el diseño del paisaje natural de la entrada, los bancos, las mesas, el fogón y las sillas, a las que solo le faltan unos almohadones para dar confort. Como resultado, generaron un espacio acogedor e íntimo, hogareño.

“Compramos el terreno con la idea de mudarnos acá hace cuatro años. Esta es la tercera temporada del restaurante, pero la primera sin vicisitudes”, contó Coco. Esta cocinera es reconocida entre los capitalinos por su trabajo en la cocina del Jockey Club. “Cuando llegamos nos encontramos con un monte tupido de acacias y espinas de la cruz. A machetazos hicimos el camino y después armamos el fogón donde cocinamos algunas de las preparaciones. Mi pareja es terapeuta, ninguno había agarrado nunca ni un clavo ni un martillo. Construimos la cocina y arriba dos habitaciones, todo con materiales reciclados y tratando de talar lo menos posible. Al final, entendimos que el restaurante que proyectamos en otro sitio del terreno podía ser en nuestra casa”, relató. 

En Cuarzo comulgan con el concepto de kilómetro 0, se intenta que todo provenga de las cercanías y lo cumplen hasta con el personal de la sala, como Rodrigo Falero y Juana Paparamborda, jóvenes que llegaron a este tranquilo balneario durante la pandemia y se quedaron.

La naturaleza no solo cobra protagonismo en la puesta en escena de Cuarzo, sino también en los platos. Los ingredientes que más llaman la atención en la carta son los hongos silvestres, en especial el hongo pollo con el que hacen milanesas y un estofado indio tikka masala. Este hongo es firme, carnoso y no pierde consistencia al cocinarse. “Salen en verano en los troncos de eucaliptus añejos o tacones de árboles y se les llama así porque en crudo tienen olor a pollo. Nosotros los recolectamos en campos antiguos de La Paloma y San Antonio que ya tenemos mapeados de tanto caminar la zona”, explicó Gandini.

También a partir de la recolección la chef prepara pakoras de algas (especie de tempura india frita), croquetas con hongos boletus que encuentra en otoño y seca para conservarlos, hace escabeche con hongos de eucaliptus clásicos y usa frutos nativos como el mburucuyá, el arazá o el chalchal, con el que elabora una salsa.

Estas croquetas y las pakoras fueron de las primeras entradas que se probaron la noche del miércoles en la que mesa de dos de Galería se unió a otros tres comensales para cenar en Cuarzo. Era una noche cálida con una brisa serena que desprendía el perfume de los árboles. El concepto del restaurante es de plato compartido, todo llega a la mesa a medida que va saliendo de la cocina. La carta es casi 100% vegetariana, a excepción de algunos productos del mar. Este es el caso de un valiente cebiche de cazón, ácido y picante como lo hacen en Perú, servido en un plato helado. También se probó la ensalada de remolacha ahumada con queso de cabra, duraznos, cebolla encurtida, verdes y almendras, y el tikka masala que nada tenía que envidiarle a la receta originaria con pollo en vez de hongos. El bacanal continuó con el fainá con baba ganoush, una combinación de medio oriente poco usual en Uruguay, pero que funciona muy bien, y las milanesas de hongo pollo con sweet chilli y chucrut de diente de león. Para acompañar estos platos se bebió el agua filtrada del pozo del lugar que se incluye en el cubierto, vermú y un Albariño de la bodega José Ignacio que acompañó bien a las preparaciones fritas de la noche.

Quedaron por probar la burrata cremosa sobre ensalada de tomates antiguos de la huerta, pesto melisa y flores comestibles, un provolone con chutney de tomates, los camarones de Valizas a la provenzal y el fish and chips.

Para finalizar la noche, llegaron unos jugosos duraznos caramelizados con helado de vainilla y garrapiñada, torta de chocolate amargo y coco con base crocante de almendras y sorbet de butiá, y una variedad de cuatro quesos elaborados por productores de la zona como La Faustina y dulce de zapallos de Gandini.

Santa Isabel de La Pedrera. Teléfono 094 259 151. Miércoles a domingo por la noche. Toda la semana de Carnaval abierto. Precio promedio por persona 1.000 pesos.

Por la milanesa de hongo pollo, el cebiche de cazón, las croquetas de boletus, los duraznos caramelizados, los quesos con dulce de zapallo y el Albariño de Bodega José Ignacio, Galería pagó 3.320 pesos.

A saber

En un espacio de tienda venden las conservas de Cuarzo junto con cucharas, bancos y demás piezas de Gonzalo Zas bajo la marca Splinter.

Ir con repelente puesto

La panera con panes de masa madre y distintas harinas merece especial atención.

Cuarzo intenta ser lo más sostenible posible, la casa cuenta con un sistema de humedales y las aguas se tratan y se reutilizan en el riego.