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En mayo del 2014, Soledad Shaw y una amiga suya estaban en un cumpleaños, y antes de irse a dormir decidieron pasar un ratito por una fiesta a ver qué tal estaba. Fue en ese lugar que vio por primera vez a Santiago Rosselló, a quien nunca se había cruzado, ni conocía siquiera de nombre. Ambos iniciaron una conversación que se extendió toda la noche y terminaron intercambiando sus números de teléfono para quedar en contacto. Tras varios días de chat, Soledad y Santiago salieron varias veces hasta que se ennoviaron y nunca más se separaron.
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La Semana de Turismo pasada Soledad y Santiago se fueron a disfrutar junto a su perra a una casa por la zona de La Juanita (José Ignacio). En esos días de descanso y en medio de una pandemia reflexionaron sobre su vida juntos, sobre todo lo que habían vivido y cómo se proyectaban a futuro, y tomaron la decisión de casarse.
Casi un año más tarde, el sábado 22 de enero, salió el sol por un rato para que Soledad, Santiago, sus familiares y amigos se reunieran en la Capillita de La Asunción (cerca de Punta Ballena), lugar elegido por la pareja para la ceremonia religiosa.
Cerca de las 17.30 horas la novia entró del brazo de su padre, Enrique Shaw, y recorrió el camino hacia el altar donde la esperaba Santiago. Ella llevaba un traje de líneas halter, minimalista, en muselina de seda metaliza perlada, de color off white agrisado, con una cola de cinco metros, creación de Pablo Suárez. El estilista Diego Alfonso se encargó del peinado, Flo Pollio del tocado y Pepi Filipelli del maquillaje.
Finalizada la ceremonia, los recién casados y sus invitados se trasladaron pocos kilómetros hasta la chacra de una de las tías de Soledad, en Laguna del Sauce. Un lugar especial para los novios no solo por su encanto, sino por el valor sentimental que le dan los momentos vividos allí.
Mientras se desarrollaba la fiesta se desató una gran tormenta, que en los primeros momentos los asustó, hasta que calmó un poco el viento y todos siguieron bailando y disfrutando hasta altas horas de la madrugada.
La pareja decidió realizar su luna de miel en dos etapas, una enseguida de la boda en Uruguay y otra en Europa en junio. Como les encantan los destinos de playa, decidieron disfrutar del calor de Uruguay en una espectacular casa frente a la playa en Punta Rubia, y luego, para acortar el invierno, viajar en junio a Italia. En ese país planean conocer la Costa Amalfitana, Cerdeña, y quizás aprovechar la cercanía para visitar alguna isla griega, pero aún se encuentran definiendo algunos detalles.