El puesto que ocupa actualmente es de supply chain finance, desde el que se encarga de manejar programas financieros para distintos clientes con un rol operativo.
Este año tuvo la posibilidad de venir un mes: “Con el home office se te abre la oportunidad de estar más tiempo en un lugar; trabajé unas semanas y después tuve vacaciones”, agrega Justina. Los horarios eran los de Suiza, y Justina cuenta que fue desafiante: por dos semanas tuvo que levantarse a las cuatro de la mañana y trabajaba hasta las 14 horas.
El horario de finalización no era tan difícil, ya que le permitía ir a la playa luego, pero el de inicio le complicaba las salidas nocturnas. De todas maneras, prefiere “la oportunidad de estar acá”, afirma.
“Vengo todos los veranos a Punta del Este y lo elijo porque aparte de que tenemos unas playas divinas, es un balneario que ofrece mucho, tanto para divertirte como para pasar un verano tranquilo. Vengo con familia y amigos y es un momento en que en general la gente está de vacaciones, te podés reunir con todo el mundo y pasar tiempo de calidad”, dice Justina.
A pesar de que el verano en Suiza sorprendió “muchísimo” a Justina, no tenía ni idea de que hacía tanto calor en verano: “Son lugares que uno relaciona más al esquí y deportes de invierno, porque son países más fríos, al igual que la gente. Pero los veranos son muy disfrutables, se hace vida de playa pero en un lago, parecido a lo que se hace en el sur argentino”, cuenta.
Aun así sigue prefiriendo Punta del Este. “Lo que más me gusta es la vida de balneario, uno siempre está relajado. Últimamente los veranos se están poniendo muy internacionales con los DJ que llegan, también con las ofertas gastronómicas. En mi caso me encanta que todo mi círculo de amigos y familia están en un mismo lugar. Siempre alquilo casa con mis amigas una semana; es un lugar de toda la vida en el que siempre paso bien y cada vez que puedo vuelvo”, asegura.
Agustina Gatto
Agustina Gatto estudió Comunicación en Uruguay y se fue hace cinco años a Ámsterdam cuando terminó de estudiar. Actualmente trabaja en una fintech que se dedica al reporte financiero: “Me fui por curiosidad, ganas de vivir afuera, explorar un poco el mundo, ya había tenido una experiencia de intercambio en España mientras estaba en la facultad y me encantó”, dice Agustina.
“Elegí Holanda porque es un país con una cultura muy diferente y hay mucha gente. Algo que tienen en común con Uruguay es que es un país chiquito, pero a su vez tiene una diversidad cultural muy grande. Además practico el inglés y el holandés, que me cuesta pero en eso estamos”.
Agustina cuenta que todos los años intenta venir a Punta del Este con su novio. “El año pasado no vinimos y nos arrepentimos un montón. Ahí nos dimos cuenta de que siempre íbamos a venir en fin de año”.
Siempre elige Punta del Este porque allí está su familia y amigos. “Además me parece un lugar espectacular para veranear, tiene de todo, no tiene nada que envidiarle a cualquier destino europeo, ya sea por la parte social, la diversidad de las playas y la naturaleza”, opina.
Más allá de estar en pareja, siempre les dedica tiempo a sus amigas y a su familia. “Intento dividirme, salir a fiestas, a comer. Punta del Este tiene una diversidad culinaria increíble, cada año hay propuestas nuevas”.
Ralf Lindmayer
Ralf Lindmayer estudió Agronomía en Uruguay en 2018. En ese entonces trabajaba en una empresa de administración de campos y exportación de alimentos, y luego trabajó en una empresa vinculada al trading de biocombustibles y elaboración de combustibles.
En Ámsterdam trabaja desde hace tres años en una empresa multinacional estadounidense que se dedica al trading de alimentos. “Me fui porque tenía 27 años, empecé a ver mi vida para atrás y dije: si no tengo esta experiencia de vivir afuera ahora es posible que no la tenga nunca más. A fines de 2015 estuve en Alemania trabajando y cuando volví estaba convencido de que cuando me recibiera iba a tener una experiencia viviendo en Europa”, dice Ralf.
Lo que más aprecia de Punta del Este es la parte social, cuenta Ralf, que está en pareja con Agustina Gatto. Su día en el balneario empieza al mediodía: “Almorzamos generalmente en grupo o en pareja, después vamos a la playa y generalmente tenemos eventos nocturnos, fiestas, asados, reuniones, restaurantes”, comenta. Según él, este estilo de vida se concentra entre fines de diciembre y principios de enero; “después hacés una vida más tranquila y aprovechás más la playa”.
También asegura que en Ámsterdam se vive una vida “espectacular” con muy poca inseguridad. La gente vive muy bien, pero lo que más extraña es “el buen clima, la onda más latina”. “Se extraña eso en el invierno europeo, y ahí es cuando venimos a Punta del Este a disfrutar el verano”.
Camille Kilian
Camille Kilian es ingeniera de Sistemas. Se fue de Uruguay en 2015 y estudió Computer Engineering and Computer Science en Florida Atlantic University, en Boca Ratón.
“Me fui a estudiar a Miami porque quería probar una experiencia afuera y me pareció el momento indicado. Mi plan era irme cuatro años a estudiar y volver, pero después de recibirme me dieron la oportunidad de trabajar tres años y no quería perderme de eso. Me adapté muy bien a Miami y me gusta mi vida ahí, entonces me quedé”, cuenta Camille.
Recientemente terminó una maestría en Análisis de Datos en University of Miami y está trabajando como BI Developer.
“Principalmente vengo a Punta del Este por mi familia y amigos. Por suerte, hoy en día, con el trabajo remoto es más fácil pedirse unos días para trabajar desde casa y venir a visitar. Venimos a veranear desde que soy chiquita con mi familia, y se volvió una tradición pasar fin de año acá. Hace ya bastantes años que con mis amigas alquilamos una casa unos 10 días y pasamos las vacaciones juntas”. Muchas de esas amigas viven a su vez en el exterior, así que el verano es el momento del año en que están todas en un mismo lugar. “Eso es increíble”, dice Camille.
Según ella, Punta del Este “lo tiene todo”; no solo las playas, la vida nocturna, la gastronomía, sino lo más importante: la gente. “Me cruzo con conocidos que nunca veo y paso el mayor tiempo con mi familia y amigas. Al estar todos de vacaciones es más fácil armar planes estando en Punta del Este que en una visita normal a Montevideo, que todo el mundo está en su rutina diaria. Por otro lado, a pesar de que a veces es medio frío en cuanto a clima, tiene los mejores atardeceres del mundo”.
Andrés López
Andrés López estudió cinco años en Uruguay Ingeniería en Alimentos, pero al no convencerle, no terminó la carrera.
Tenía un conocido que se había ido a navegar a Europa y, en cierta forma, admiraba que se hubiera animado. A él también le gustaba navegar pero no sabía cómo concretarlo.
En un viaje con amigos a Ibiza en 2021 aprovechó para escribirle y pedirle trabajo, porque ya tenía experiencia. El año anterior había ido Europa a navegar como tripulante en regatas: “No me pagaban, pero ahí empecé a ver como era”.
A una semana de regresar de las vacaciones, tuvo respuesta: “Me dijo que un capitán se había ido y tenía un barco libre. Sin pensarlo me fui y empecé, me dieron un barco y me dijeron: acá vas a vivir durante unos meses. Esto lo hice hasta 2022”, cuenta. “Llevaba clientes de Ibiza a Formentera, vivía en un barco. Vivimos ‘al fondeo’, que quiere decir que estábamos anclados en el mar, sin tocar tierra”.
Hoy está con un proyecto que empezó el año pasado, cuando fue a visitar a su familia a Punta del Este. Su padre, Juan Carlos López Mena, tenía la intención de vender un barco y en Uruguay estaba complicado. “Los clientes del país no suelen venir a ver este tipo de barcos para comprar”, dice Andrés. Con su padre coincidieron que la mejor opción era llevarlo a Europa, y como Andrés tenía contactos allá y experiencia, en un par de meses armaron el proyecto: “Planificamos las rutas, fechas, contratamos gente, que fueron una mezcla de amigos y profesionales, porque es un barco grande y no es fácil. Éramos 13 tripulantes, entre los que había amigos del colegio, personal de la empresa (Buquebus), jefes de máquina superpreparados, amateurs de la náutica, y en 42 días cruzamos el océano y llegamos a Valencia para acondicionarlo. Hasta la fecha sigue en proceso”. Estiman que para marzo esté pronto.
Andrés viene todos los veranos a Punta del Este para ver a sus amigos y familia, y para disfrutar de las playas y las fiestas. “Alquilamos una casa en Manantiales con amigos para hacer previas y asados”, cuenta.
Aunque vivió unos años en Ibiza, que “supuestamente es uno de los mejores lugares del mundo”, opina que Punta del Este “le da mil vueltas”. “Mientras más viajo, más me doy cuenta de que Punta del Este es uno de los mejores lugares para vacacionar”.
Fotos: Valentina Weikert y Adrián Echeverriaga
