Irene Moreira pasó de ser una desconocida a convertirse en ministra de Vivienda; luego de años de militancia, dejó el Partido Nacional para respaldar a su marido, Guido Manini Ríos
Irene Moreira pasó de ser una desconocida a convertirse en ministra de Vivienda; luego de años de militancia, dejó el Partido Nacional para respaldar a su marido, Guido Manini Ríos
Irene Moreira pasó de ser una desconocida a convertirse en ministra de Vivienda; luego de años de militancia, dejó el Partido Nacional para respaldar a su marido, Guido Manini Ríos
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáIrene Moreira era una desconocida en la política hasta las elecciones de octubre. Excepto en Artigas, donde había desarrollado una carrera como dirigente del Partido Nacional, su nombre no decía nada para la enorme mayoría de los uruguayos, que de un día para otro se enteraron de que era la esposa de Guido Manini Ríos, el ex comandante en jefe del Ejército que se lanzaba a la política con un partido nuevo llamado Cabildo Abierto.
El militar y sus cabildantes eran una incógnita para las elecciones nacionales. Nadie sabía cómo votarían y terminaron siendo la sorpresa: obtuvieron unos 270.000 votos (11% del total), unos 30.000 menos que el histórico Partido Colorado. Ese resultado le permitió conseguir 11 lugares en Diputados y tres en el Senado. La segunda banca del Senado la obtuvo Moreira, y ahí su nombre comenzó a sonar con más fuerza.
Se empezó a hablar de sus inicios en política en Artigas, de su historia con Manini Ríos -a quien conoció cuando tenía 15 años y él 21-, y de su padre, Roque Moreira. La posibilidad de que ella y su marido pudieran compartir el trabajo en el Senado producía curiosidad, pero la expectativa duró poco, porque luego de que Luis Lacalle Pou ganara la presidencia, Moreira fue designada ministra de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.
Moreira no quiere revelar su edad. "Cinco punto algo", dice sonriente en la charla con galería en la mañana del viernes 14, en el living de su apartamento de la rambla de Punta Carretas. A su izquierda hay una mesa con fotos familiares de diferentes épocas, entre ellas las de su casamiento con el senador Manini Ríos, y también de sus hijos, Micaela y Bruno. A la derecha, contra el ventanal, se encuentra una discreta vitrina con condecoraciones militares que pertenecen a su marido.
Es la única referencia al pasado militar que hay a la vista, pero la vida de Moreira estuvo marcada en buena medida por la carrera de su marido. Primero, porque mientras él estaba en actividad ella se acostumbró a mudarse por distintos departamentos del país. Y después, porque crio sola a sus hijos durante varios meses, cuando él estaba en el exterior en alguna misión internacional.
Manini Ríos le había prometido a Moreira que el día que dejara el Ejército se irían de viaje, una actividad que les gusta compartir. Sin embargo, los planes políticos truncaron esa idea. Sin viaje, Moreira se quedaría sin algo que le fascina: manejar en carreteras del exterior el Volkswagen Bora gris que conduce por las rutas uruguayas. Dice que ha pasado una enorme parte de su vida en la Ruta 5 y que incluso ha llegado a ir a Artigas por el día. En general, ella maneja y su marido va de acompañante. También ella es la encargada de llevar el auto al service, y es quien aclara que los abollones no son su responsabilidad, sino de su hijo.
Moreira es abogada y trabaja, sobre todo, temas relacionados con derecho de familia. Hizo la carrera en dos etapas; comenzó en la Universidad de la República, pero la interrumpió por la maternidad. Cuando quiso revalidar para seguir los estudios en la Universidad Católica, no le reconocieron las materias cursadas. Así, empezó de cero y se graduó en el 2000.
Al igual que a su marido, le gustan los libros de historia y de política. Dice que hablan de esos asuntos y que, en las últimas semanas, también estuvieron conversando sobre algunos artículos de la ley de urgente consideración (LUC) que el gobierno enviará al Parlamento.
Al día siguiente de la entrevista, Moreira prometió como senadora junto a su marido. Pero su pasaje por el Parlamento será fugaz, porque el 2 de marzo asumirá como ministra de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.
¿Por qué decidió ser ministra?
Siempre luché por la diputación. A pesar de la buena votación no conseguí la banca, sí la obtuve en Senado. Pero en esta coyuntura, al no aceptar Guido ningún ministerio, era importante tener otra cara visible de Cabildo dentro del Poder Ejecutivo. Me ofrecieron, lo pensé bastante y ahora es un desafío grande que quiero afrontar.
Usted era dirigente del Partido Nacional. ¿Cómo fue la decisión de dejar esa colectividad para acompañar a su marido?
Yo empecé en la política en la cuna. Mi padre (Roque Moreira) fue coordinador de la fórmula (Mario) Aguerrondo-(Alberto) Heber (en 1971). Él es de Paysandú, se vino de adolescente a Montevideo a hacer la carrera militar. De Artigas era mi madre, Myriam, que falleció. De ahí es el vínculo con Artigas. Cuando Guido, que nunca había pensado en hacer política, decide involucrarse, mi padre insistió en llevarlo al Partido Nacional. Guido tomó la decisión de aceptar la candidatura de Cabildo, que era lo más difícil. Estábamos a la intemperie, no había organización, no había estructura, había que pelear con molinos de viento. Siempre nos acompañamos y esta vez no iba a ser diferente.
Usted tiene varias campañas en sus espaldas, pero ninguna como esta. ¿Cómo fue la experiencia?
Guido acepta un miércoles, el jueves yo viajé a Artigas, reuní a la agrupación y conté que mi marido había tomado la decisión y que iba a apoyarlo. Y la agrupación decidió ir conmigo. Fue muy fuerte, tuve que renunciar a mucho, no solo era votante, era convencional, integraba la Comisión Permanente del partido. Integraba el Instituto Manuel Oribe, el Centro Josefa Oribe. No era una simple votante, renuncié a todo por algo que no sabía qué podía ser. Evidentemente nos fue bien, representamos el sentir de una población que estaba ansiosa por ese discurso de sentirse respaldada y entendida, porque en 180 días obtener 270.000 votos no es poca cosa, es un hecho inédito en Uruguay. No salimos de un partido, arrancamos de cero. Me han pasado cosas increíbles, a compañeras les digo que tengo ganas de hacerme un librito con recuerdos de la campaña. Yo antes iba a Artigas, también a Salto o Rivera, pero siempre en el norte. Ahora fue en todo el país.
Hasta esta elección, usted era la política de la casa. Pero ahora las cosas cambiaron y él se convirtió en protagonista.
Siempre pensé que el día que Guido se retirara del Ejército me iba a acompañar en política, nunca lo había hecho. Nunca me había votado, porque él vota acá (en Montevideo). El día que hicimos el lanzamiento de la campaña hay una foto de él mirándome en el escenario porque nunca me había visto así.
Estar casado con un militar tiene sus complejidades, porque muchas veces está fuera del país o tiene que mudarse dentro de Uruguay por destinos en diferentes departamentos. ¿Cómo fue su experiencia?
Lo que significa ser mujer de militar lo puede entender otra mujer de militar. Hay situaciones que otra mujer no podría entender. Guido me dejó con ocho meses de embarazo con mi primera hija y se fue seis meses de misión de observador militar de ONU en Irán e Irak. No había WhatsApp, nada. Él se enteró de que había nacido su hija tres días después por telex, porque teníamos unos amigos que eran representantes aduaneros que tenían telex y le enviaron "nació Micaela". Entonces, hizo ciento y pico de kilómetros para hablar en el único teléfono que había cerca. Después le tocó estar en Lavalleja, Salto, Río Negro y Tacuarembó. Cuando él se fue a Mozambique por un año, me fui a Artigas.
¿Cómo se manejó con la crianza de sus hijos?
La vida me llevó a la situación de ser madre y padre en varias circunstancias. Tener a mi primera hija sola, con el apoyo de mis padres. Cuando él no estaba, él usaba mucho el video e interactuábamos, mandaba mensajes grabados en VHS. Era la forma de que no se perdieran de hablar con el padre. Una vez antes de irse nos regaló un Schnauzer, y le dijimos a los chicos que si ellos cuidaban el perrito, en África iban a cuidar al papá. Le pusieron Shaka, como la serie Shaka Zulú.
En general se habla de usted como "la mujer de Manini". ¿Se siente subestimada o que no la valoran lo suficiente?
Las mujeres estamos acostumbradas a estar siempre conquistando nuestro espacio. Yo sé, y Guido también, que trabajé y aporté a la campaña. No fui una simple "señora de". Trabajé y milité para lograr lo que se logró. Que hablen.
Pero es la ministra esposa de Manini Ríos.
Eso no pasa con los cabildantes, tengo el reconocimiento de ellos. Eso más bien sucede en la prensa o entre los que están afuera, que dicen: "La mujer de Manini va al ministerio", como si fuera solo por ser su mujer.
¿Cómo maneja las críticas por redes sociales?
No respondo a las críticas. Mis cuentas de Twitter y Facebook las manejo yo. Vi el cabezudo de Carnaval, le buscó bien los rasgos de Guido, tanto en la cara como en las manos. No me pareció mal si la gente se divierte. Sé que anda también una canción de una de las murgas, pero no la escuché.
Entre quienes no lo votan, incluso algunos de los socios de la coalición, hablan de ustedes como nazis o extrema derecha. ¿Cómo lo toma?
Nos han dicho de todo, racistas, fascistas, el Bolsonaro uruguayo, Chávez, también que fuimos un invento de Mujica. De derecha, de izquierda, de extrema derecha, de extrema izquierda, un caballo de Troya. Nosotros no somos ni de izquierda ni de derecha, los problemas que realmente afectan a los uruguayos, como la inseguridad, no son de derecha ni de izquierda. La falta de una vivienda digna no es de derecha ni de izquierda. Estuvimos recorriendo hace unos días el asentamiento del Pantanoso y vimos una cruda realidad. Hemos recorrido las realidades de Artigas, que Bella Unión tenga más de 300 asentamientos es muy fuerte. Hemos visto gente comer de la basura, no nos merecemos tener un Uruguay así y vamos a trabajar para que eso cambie.
Algunos cabildantes le dieron dolores de cabeza y hubo que tomar medidas para eso.
Si te referís a un buzo con unas letras había cien personas, creo que de las cien personas nadie sabía lo que significaba. Lo que pasa es que a Cabildo se lo mira siempre con lupa. Lo que otros pueden decir y se toma como broma, anécdota, para Cabildo es gravísimo.
Pero también hubo dirigentes con declaraciones poco felices, como Martín Sodano, a propósito de las mujeres que abortan.
Sí, sí.
Cabildo votó bien en zonas carenciadas de Montevideo, donde históricamente tiene apoyo el Frente Amplio. Ustedes no pertenecen a esos sectores. ¿A qué atribuye ese respaldo?
La gente siente que nos identificamos con ellos, que los respaldamos. Cuando Guido asumió su primer cargo, en San José, tuvo una compañía y recorrió las 20 casas de los soldados para ver in situ la situación y ver cómo podía apoyar. Yo en política también, siempre tuve la cercanía con la gente, de estar en sus casas, recorriendo lugares. No me parece que porque hoy me toque vivir en la rambla no vaya a un asentamiento.
¿Por qué cree que el discurso de ustedes llegó a esos sectores?
Porque han sufrido mucho. La inseguridad, por ejemplo. El que tiene alguna posibilidad pone alarma, rejas, tiene mil sistemas para protegerse. Ahí no, ahí están siendo víctimas de sus propios vecinos. Hay mucho para hacer.
¿Se considera feminista?
Sí, sí. Defiendo que la mujer tenga los mismos derechos. Los derechos adquiridos no se van a modificar. La pelea es fundamental para que la mujer tenga igual cargo y salario que cualquier hombre. Lo que no me identifica es estar manchando una iglesia. No creo que la lucha vaya por ahí.
Muchos dicen que si no se es de izquierda, no se puede ser feminista.
No, la lucha de esos derechos no tiene ni derecha ni izquierda. Mujeres de los partidos tradicionales hemos estado militando en esto desde hace muchísimo tiempo, desde la red de mujeres políticas. Se ha querido tomar esa bandera como exclusividad de un sector y lo vamos a demostrar en estos cinco años de gobierno, no solo se va apoyar lo que ya está sino que vamos a seguir avanzando en el tema. Cabildo si no es el partido que más respetó la cuota, es el segundo. De 11 diputados hay tres mujeres, de tres senadores hay una mujer, de dos ministros una mujer. En el interior había muchísimas candidatas mujeres.
¿Por qué cree que entonces se identifica con la izquierda?
Marketing político. Trabajaron muy bien el tema, pero la defensa de la mujer no es de derecha ni de izquierda.
Como abogada, ¿cómo observa la situación vinculada al pedido de desafuero de Manini Ríos por el caso Gavazzo?
Queremos terminar esto de una vez. Guido lo que hizo lo hizo bien, no quitó un punto ni una coma. Otros podrían ser los responsables, pero no sé.
Mujeres en el gobierno
El 1º de marzo asume el nuevo gobierno y Beatriz Argimón se convertirá en la primera vicepresidenta electa. Lucía Topolansky, que hoy ocupa ese cargo, accedió a ese puesto luego de la renuncia de Raúl Sendic.
El nuevo Poder Ejecutivo tendrá dos ministras: Azucena Arbeleche en Economía y Finanzas e Irene Moreira en Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente. Habrá dos subsecretarias: Carolina Ache en Relaciones Exteriores y Ana Ribeiro en Educación y Cultura.
Nota de la dirección
El 6 de febrero Búsqueda publicó un artículo en el que se informaba que Roque Moreira Salgado, coronel retirado, candidato a intendente por Artigas y padre de la futura ministra de Vivienda Irene Moreira figura en los registros públicos como director de Palomar S.A., propietaria de un campo del Instituto Nacional de Colonización ubicado en Artigas y que tiene una extensión de 1.300 hectáreas. En su perfil de LinkedIn, la senadora electa declara que ella es directora de esa sociedad anónima desde el 2008.
La información está basada en documentos oficiales de Colonización que están en poder del semanario. Tras la publicación, la esposa del líder de Cabildo Abierto y senador electo Guido Manini Ríos escribió a la sección Cartas al Director diciendo que se trataba de "una información inexacta" y que el citado documento, del año 1974, "consigna una información totalmente falsa".
Desde la redacción de Búsqueda se había intentado consultar a Moreira sobre el tema en reiteradas oportunidades, sin éxito. La entrevista con galería había sido agendada con anterioridad y durante el encuentro con la actual senadora no se hizo referencia al tema.