A fuerza de selfies, sonrisas y vamo' arriba, Daniel Martínez encaró la recta final en pos de un cuarto gobierno del Frente Amplio con "sensibilidad humana"
A fuerza de selfies, sonrisas y vamo' arriba, Daniel Martínez encaró la recta final en pos de un cuarto gobierno del Frente Amplio con "sensibilidad humana"
A fuerza de selfies, sonrisas y vamo' arriba, Daniel Martínez encaró la recta final en pos de un cuarto gobierno del Frente Amplio con "sensibilidad humana"
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáLos plátanos no solo son la odiosa pelusa, también son una sombra espectacular cuando el sol se pone inclemente. Así se hace tolerable la espera en el Parque de San Carlos, última escala de la última gira electoral por el interior de Daniel Martínez, el último domingo antes del balotaje del 24 de noviembre. Hay asado y chorizos en los parrilleros. Hay banderas de Casa Grande, del Movimiento de Participación Popular, el Partido Comunista, Asamblea Uruguay, Liga Federal, muchas del Frente Amplio, pocas de Uruguay. En los parlantes suena Pablo Milanés, La Vela Puerca y No Te Va Gustar. Al candidato a la Presidencia del oficialismo lo esperan el exintendente de Maldonado Óscar de los Santos, la alcaldesa local Alba Rijo, el eventual futuro ministro del Interior Gustavo Leal y el empresario Luis Polakof, dueño de la cadena de supemercados El Dorado, que son las caras más visibles de poco más de un centenar de personas. Hay muy pocos medios de prensa.
A las 15.20 llega Martínez con el look habitual que el candidato ha mostrado en campaña: camisa de manga corta o arremangada, pantalón de vestir y paciencia de oro. Martínez, ingeniero, 62 años, exintendente de Montevideo, exministro de Industria, expresidente de Ancap y exsenador, tiene siempre una sonrisa en el rostro, siempre un sí a una selfie o a la firma de una bandera y siempre un "vamo' arriba" para quien lo pida. La gira Voto a Voto lo llevó ese día y los dos anteriores por Minas, José Pedro Varela, Treinta y Tres, La Charqueada, 18 de Julio, Chuy, La Coronilla, Castillos, Rocha, Maldonado y ahora San Carlos. Esta vez, las recorridas, las charlas con vecinos (potenciales votantes) y los encuentros con la militancia (fieles votantes) recaen sobre sus hombros.
Su compañera de fórmula, Graciela Villar, está haciendo lo mismo por Salto, Artigas, Rivera, Tacuarembó, Durazno y Flores. Otros dirigentes frenteamplistas hacen lo mismo por su propia cuenta. Su esposa, Laura Motta, esta vez no lo acompaña: el día anterior llegaron su hija y nietos desde Madison, Wisconsin. El ingeniero Martínez llega al parque luego de darle un abrazo al diputado "rebelde" Darío Pérez, de Liga Federal, por quien siente gran afecto. El breve discurso ante un público más cautivo que abundante lo hace parado sobre la caja de una Volkswagen Pick Up. Los escenarios alternativos son una constante de estos encuentros: en Libertad (San José) usó una mesa de madera, en Suárez (Canelones) se paró sobre el borde de un cantero y en Sauce (Canelones) habló al pie de la estatua a Artigas. Las congregaciones de no más de 200 personas también son el común denominador; las grandes multitudes quedaron para la primera vuelta.
Y el discurso repite puntos que llegan al corazón y alimentan la esperanza: insiste en que una victoria suya sería otro Maracanazo, dice que el del FA es "el primer proyecto en 50 años de gobernar con alma y con sensibilidad humana", afirma que se logró que Uruguay fuera el país "primero en ingresos por habitante y en la distribución de riqueza" de la región, pide por favor no caer en la soberbia y demonizar al que piensa distinto, habla de repartir 2.000 efectivos más de Guardia Republicana en todo el país para atender la seguridad y reclama un último esfuerzo militante. "¡A pelear voto a voto!". A las 15.51, luego de otra larga serie de fotos, abrazos, sonrisas y firmas, rubricados siempre con un "vamo' arriba" por parte del candidato, Martínez y su equipo ponen primera rumbo a Montevideo. "Vamos que se nos viene el clásico", dijo un integrante de su staff.
Dinámicas. Cuenta el responsable de prensa de la fórmula del FA, Enrique Rivero, que el ingeniero Martínez duerme entre siete y ocho horas por día, tiene una rutina de ejercicios al levantarse y antes de dormir e intenta hacer "una ingesta" cada dos horas. Toma agua mineral sin gas y mate con yerba medicinal. Si está en Montevideo, en la sede por calle Juncal, una empresa contratada le trae una vianda con comida balanceada para almorzar y cenar. Hace falta mucha energía para afrontar estos días.
Voto a Voto se llama este último tramo de la campaña y pocas definiciones son más acertadas. El 39% de adhesiones obtenidos en la primera vuelta, más el hecho de que ningún partido de la oposición les haya brindado su apoyo, obliga a eso con miras a la segunda. Lo hacen los dirigentes frenteamplistas, que se organizan para recorrer los distintos puntos del país. Lo hacen los militantes, animados por el propio Martínez. Lo hace el mismo Martínez, acuciado por las encuestas que no le sonríen, un último debate que no movió la aguja, una sensación de derrota que está empezando a hacer carne en algunos militantes y dirigentes y chispazos de "fuego amigo", como el del expresidente José Mujica -"ningún presidente puede hacer un carajo sin una fuerza colectiva", dijo en un acto-, que flaco favor le han hecho.
La dinámica de la gira fue cambiando sobre la marcha. En la recorrida por Santa Catalina y Paso de la Arena, el miércoles 6, la charla con vecinos y comerciantes fue a la vista de comitiva y prensa. Al día siguiente, durante el trayecto por las ciudades canarias de Toledo, Suárez y Sauce, los mano a mano ya no fueron públicos y lo único visible para los periodistas resultaron los encuentros para la militancia. En Santa Catalina se produjo el sonado encuentro con el exlíder tupamaro Jorge Zabalza; en Paso de la Arena, casi todas las preguntas de los vecinos giraron en torno a la seguridad.
Si la gira es con la fórmula, la que habla primero es Villar. Los discursos de la candidata a vicepresidenta son muy conciliadores y están varios decibeles abajo de aquella presentación en sociedad cuando habló de la lucha "entre oligarquía y pueblo". En Suárez, ante varias decenas de personas y más banderas del FA que de Uruguay (otra constante), reclama: "No nos deseen suerte, salgan a pedir el voto para que el compañero Martínez sea presidente". El mensaje está claro. El compañero Martínez, a su turno, también es mesurado e integrador, admite algunas fallas en el tema seguridad, pero apunta a la importancia de "gobernantes con sensibilidad humana" y habla de su rival, Luis Lacalle Pou, como "el hijo de Lacalle". Ante la televisión dirá no haberse dado cuenta del giro.
Para Martínez, "el factor humano", "la sensibilidad humana" y "las relaciones humanas" son centrales en un gobernante y en la forma de gobernar. En Nueva Helvecia, explica que solo así algunos entienden al Plan Ceibal "y otros no entienden por qué gastar en ceibalitas". No hace falta nombrar a los "otros" que, justo ese mismo día, se paraban en un mismo estrado en Montevideo. "¡Felicitaciones! Al final lograron salir en la misma foto!". Del programa de la coalición opositora dice que tiene "exceso de agua jane, porque está todo lavado" y que "le preocupa más lo que dice que lo que no dice". Insiste con el "Maracanazo", que sería su triunfo, y que da "miedo" -se afirma en la palabra- "que se retroceda en lo conquistado". Martínez, a veces tildado de ser excesivamente tibio, en los últimos días también ha sabido mostrar los dientes. En la plaza Libertad de Colonia Valdense, junto a unos juegos mecánicos -calesita y autitos chocadores- un tanto derruídos, el ingeniero empieza a demostrar que el tiempo apremia: "No se puede detener este proceso, dar cinco años es retroceder 20, ¡a convencer!".
A redoblar. La gira del último fin de semana, que llevó a Martínez por Treinta y Tres, Lavalleja, Rocha y Maldonado, fue mucho menos recargada que la anterior. Esa fue una verdadera maratón de 38 actividades en tres días por Paysandú, Río Negro, Soriano, Colonia y San José, con jornadas que arrancaban a las 8 y nunca terminaban antes de las 21.30, pasando las noches en Las Cañas y en la colonia de vacaciones del Pit-Cnt en Punta Gorda, cerca de Nueva Palmira. El candidato fue acompañado en esa ocasión por su esposa, que mantuvo un bajo perfil. Y fue toda una prueba de resistencia y esperanza.
La esquina de Gustavo Rivas Costas y 25 de Agosto, en Libertad, San José, estaba en plena ebullición electoral el domingo 10 en la noche. En el cantero central, sobre la vieja Ruta 1, ondeaban banderas blancas, coloradas y cabildistas. Por 25 de Agosto, en la puerta del comité Héctor Vinelli, un centenar de frenteamplistas esperaba, intercalando A redoblar con La ola esperanza, la llegada de Martínez, que ocurrió a las 20.46. El cronograma inicial, hacía rato solo buenas intenciones, programaba esta actividad -la número 37 en dos días y medio-, a las 19 horas.
El frío de esa noche obligó a Martínez a ponerse una campera, y el trajín a darle el micrófono a uno de sus asesores: Jorge Chileno Rodríguez, un militante del Partido Demócrata Cristiano muy cercano al presidenciable oficialista e integrante de su comando. Él enumeró la cosecha iniciada en Algorta, Río Negro. Cada voto vale y merece un aplauso con miras al balotaje del 24 de noviembre.
"En Algorta, en una obra de Mevir, hablamos con 10 obreros que tenían dudas; ¡Daniel les habló y todos le dijeron que lo iban a apoyar!". Aplausos. "En Guichón (Paysandú), el dirigente colorado David Helguera, que aglutina mil votos, le manifestó su compromiso con él". Más aplausos. "En Paysandú nos vimos con gente del PERI, que afirmaron ser neutrales pero también tener sintonía con Martínez". Palmas y más palmas. Luego de relatar encuentros con gente del Partido Independiente y deportistas de Dolores, Soriano, dijo que "el referente colorado de Carmelo Daniel Conde también se inclinó" por el exintendente de Montevideo. Ruidosa aprobación. "En Nueva Palmira, un marino jubilado que votó a Cabildo Abierto y un referente de Sartori van a apoyar a Martínez, ¡no quieren a Lacalle Pou presidente!". Aplausos y silbidos. "Nicolás Bonjour, un convencional colorado de Colonia, nos afirmó que el batllismo de verdad no puede votar junto con Manini Ríos". Ovación. Y ese domingo, a través de una videoconferencia, Martínez habló desde Colonia con "unos 30 ciudadanos colorados reunidos por el alcalde del Municipio A (de Montevideo), Gabriel Otero, en una casa (de Pueblo Victoria) ¡y todos le dieron su apoyo!". Muchos, muchísimos aplausos.
A su turno, Martínez hizo un discurso notoriamente más corto que los anteriores de ese mismo día; el tiempo apremia y el cansancio lo amerita. Parado en una mesa de madera, se basó en los logros de 15 años de administración frenteamplista: Plan Ceibal, Operación Milagro, crecimiento con distribución y la agenda de derechos. Enfatizó en no enojarse con los que piensan distinto, pero resaltó que el 24 "se enfrentan dos modelos de país". Contó muy molesto que le "hackearon" su cuenta de Twitter, donde aparecía atacando al cantante Lucas Sugo, quien participó en un acto de su rival (en realidad, se alteró el código HTML de un tuit real suyo). Y volvió a pedir a sus militantes que conversen con sus vecinos, que conquisten voto a voto, que no la den por perdida, que vayan "por otro Maracanazo", alusión futbolera a la que había comenzado a apelar días atrás. Mientras el candidato habla, el Chileno, cigarrillo en los labios y cansancio pintado en el rostro, toma aire apoyado en la camioneta. "Creo que ahora nos vamos a Rincón de la Bolsa. Creo. Ya ni sé qué es lo que nos falta...".
El breve discurso termina y la seguridad del presidenciable intenta meterlo lo antes posible en la Hyundai, limitando al mínimo los interminables pedidos de selfies. "¡Una más, Pelado!", "¡Acá, presidente!", "¡Vamos, Martínez, salude a la gente!". "¡Vamos, Martínez, que no queremos volver a comer torcaza!". Por más que esté a un paso de caer extenuado, el exintendente siempre tiene una sonrisa y un "vamo' arriba" a mano. La Hyundai pone primera rumbo a Montevideo, tan querido y tan cercano, a solo 50 kilómetros. Para entonces solo quedaban fuerzas para ir a Ciudad del Plata, ultimísima escala de ese tramo. De aquí en más hay que convencer y arengar, como si fuera el capitán de un cuadro en la previa a un partido chivo. Como Maracaná.
EL MANO A MANO
Aunque todo voto es bienvenido, el primer objetivo del candidato en gira ha sido, tras los indefinidos, los colorados. Así lo señalaron a galería integrantes de su comando y se ha repetido en las recorridas. Se buscan colorados como Baltasar Brum, sobrino nieto del expresidente, portador de uno de los nombres más ilustres de esa colectividad. Este, líder del grupo Ortodoxia Batllista, un grupo bastante menor que no participó en la última interna colorada, formalizó su apoyo a Daniel Martínez en la sede de la fórmula de la calle Juncal, un exlocal de Federal Express con un rincón infantil en la planta baja. "Estos son batllistas, pero de Pepe Batlle, no de Jorge", dice el ingeniero mientras los fotógrafos inmortalizan el encuentro. "Estamos más cerca desde el punto ideológico de Martínez que de Lacalle Pou. Es increíble que un batllista tenga que salir a explicar por qué no vota a un herrerista", dice Brum a la prensa. Martínez no formula declaraciones. Lo suyo en esta etapa no serán las entrevistas, sino los mano a mano.
¿Y cómo funcionan esos mano a mano? Con la ayuda de dirigentes locales del Frente, sabedores de quién vota o deja de votar a quién en cada pueblo o barrio, Martínez dialoga, escucha las propuestas y responde: seguridad, empleo, economía, propuestas para el agro, propuestas para la lechería. A veces va solo y a veces está junto con su compañera de fórmula, Graciela Villar. Recién después hará un encuentro con la militancia, con un discurso más o menos largo según apriete el reloj.
La prensa no accede a estos mano a mano; sí lo registra a veces su equipo de avanzada, que se desplaza en un ómnibus con la figura del candidato ploteada en su costado.
Ni el ómnibus ni la camioneta llevan dirigentes frenteamplistas. "La idea es que ellos mismos vayan a pedir el voto por su cuenta a otros lados o, si quieren estar acá, que vengan por sus propios medios. Si no, es muy lindo salir siempre en la foto con el candidato", dicen en el entorno de Martínez. Así, en la recorrida por Santa Catalina junto a la fórmula se acercaron Cristina Lustemberg, Carlos Varela, Claudia Hugo y Lucía Topolansky; en el encuentro con vecinos de Paso de la Arena estuvieron Topolansky, los eventuales futuros ministros Gustavo Leal y Lucía Etcheverry y hasta el exdiputado tupamaro Daniel Placeres, quien renunció a su banca para ser enjuiciado por el caso Envidrio. A Toledo fue Sebastián Sabini y a Sauce Luis Gallo y José Carlos Mahía.
Si bien por donde va Martínez tiene que avanzar a paso de tortuga por los saludos y pedidos de selfies, hay cosas que rompen los ojos. El triunfalismo existente en dirigentes frenteamplistas en las tres últimas campañas ahora no está. "Uno camina, recorre los pueblos y ve que hay muchos indecisos. La estrategia es ir por ahí", dice el director nacional de Medio Ambiente, Alejandro Nario, en Nueva Helvecia. "Se puede", repiten. "Hay que pelear hasta el final", insisten. Pero nadie suelta un "ganamos", aquellos que sobraban en las otras ocasiones. De hecho, las concentraciones de gente son notoriamente menores a las de las recorridas de Tabaré Vázquez y José Mujica.