Claudia Umpiérrez: “Nosotras aprendemos a convivir con el palo en la rueda“

¿De dónde nace su lema Insistir, persistir, resistir y nunca desistir? Es una frase que vi en Internet con la que me sentí identificada. Tuve una historia de vida medio particular, creían que no iba a poder caminar cuando nací por un problema de cadera (luxación congénita de cadera), pero pasé de eso a dedicarme al fútbol profesional. Recién empecé a caminar a los tres años, fue muy duro para mis padres.

Entre tantas ocupaciones, ¿cuándo y cómo encuentra el tiempo para ser madre? Esa es mi ocupación principal, acomodo todo en torno a eso. El papá cumple un rol muy importante también, trabajamos en equipo. Además, la familia siempre estuvo ahí para cuidar de Naomi si los dos estábamos de viaje. Pero a medida que fue creciendo se volvió más difícil el tema de las ausencias. Me fui por 40 días en mi primer mundial, en 2016, y ella tenía un año, no se acuerda. Pero ahora que está más grande… He llegado a ir con el cochecito a los entrenamientos. Tenía que amamantar y era difícil encontrar la comodidad. Me llevaba la ordeñadora mecánica a los partidos, los vestuarios no estaban pensados para un equipo arbitral donde uno de los árbitros fuera mujer.

¿Cómo vivió la pérdida de un embarazo? Me enojé un montón, me preguntaba por qué a mí. Después me di cuenta de que les pasa a miles de mujeres, pero claro, nadie postea en redes sus desgracias. Yo había postergado mucho la maternidad, te transmitían eso de que un hijo te corta la carrera. A Naomi la tuve igual. Recién el año pasado quedé otra vez embarazada, pero a los cuatro meses, cuando ya sabíamos que era una nena, nos enteramos de que tenía una malformación genética que no era compatible con la vida. Como en la primera ecografía no había salido nada, ya le habíamos contado a Naomi de la hermana. Fue un crecimiento para todos explicarle que hay cosas que no dependen de uno. La interrupción voluntaria del embarazo es una ley que debería revisarse, porque en mi caso me hicieron el aborto dentro de mi servicio de salud porque fue una trisomía incompatible con la vida, pero si no hubiera sido incompatible, como un síndrome de Down, no me hubiesen dado la posibilidad porque ya habían pasado las 12 semanas. Hubiera quedado por fuera del sistema y, si no quería tenerlo, que en un caso así es muy respetable, tenía que hacerlo ilegal.

Si su hija el día de mañana le dice que quiere dedicarse a lo mismo que Ud., ¿qué le diría? Creo que no va a querer porque no le gusta nada el fútbol. Naomi vivió la última parte de mi carrera, cuando me generaba más tristezas que felicidad el deporte, y yo le estaba transmitiendo ese dolor. Ella me preguntaba por qué los malos siempre ganan, entendía todo pero bajado al lenguaje de la escuela. Y me daba tanta bronca, porque en realidad los malos no siempre ganan, pero cuesta mucho pelear contra ellos porque tienen poder, tienen amistades. En caso de que quisiera dedicarse a esto le diría lo que le digo siempre, que si sueña con algo tiene que trabajar, porque nadie le va a regalar nada. Y yo tampoco le voy a dar ayuda extra, porque a mí nadie me la dio y me parece que conseguir las cosas por mérito propio siempre es lo mejor.