En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
¡Hola !
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Jay Shetty creció en una familia en la que uno podía convertirse en una de tres cosas: médico, abogado o fracasado. Cuando, en lugar de asistir a su ceremonia de graduación, se marchó a India para convertirse en monje y meditar todos los días durante cuatro a ocho horas, leer textos escritos en el 800 a.C., cultivar la gratitud y dedicar su vida a ayudar a los demás, sus padres (incluso su hermana pequeña) estaban convencidos de que había elegido, claramente, la tercera opción.
¡Registrate gratis o inicia sesión!
Accedé a una selección de artículos gratuitos, alertas de noticias y boletines exclusivos de Búsqueda y Galería.
El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
Unos años después, Shetty se ha convertido en uno de las influencers más populares del mundo, con más de 38,5 millones de seguidores y suscriptores en sus redes. Ha creado On Purpose, un exitoso y megapopular podcast de salud y bienestar, que alcanzó los 52 millones de descargas en su primer año. Los videos de su canal de YouTube suman visualizaciones que se cuentan por millones; son cientos, y acumulan miles de millones.
Entre sus admiradores se encuentran nombres de diferentes ámbitos y afinidades como Will Smith, Jada Pinkett Smith, Deepak Chopra, Arianna Huffington, Ellen DeGeneres, Oprah Winfrey y el prestigioso psiquiatra Robert J. Waldinger. En total, su comunidad de seguidores es de poco más de 41 millones de usuarios; aunque él prefiere usar otra expresión y referirse a los followers como su "familia en línea". En 2017, la revista Forbes lo nombró una de las 30 personas menores de 30 años más influyentes del mundo. En abril de 2020 publicó Piensa como un monje, best seller absoluto que en noviembre de ese año fue editado en español por Grijalbo.
Lo que dice la ciencia. Cada vez más, la ciencia (en especial la neurociencia) respalda con nuevos experimentos los beneficios de la meditación (aunque, en su esencia, la meditación no busca beneficio alguno). Shetty no es un improvisado y, teniendo en cuenta la importancia de la ciencia como lenguaje en el mundo actual, desde las primeras páginas de su libro ya presenta algunos de los casos más conocidos de experimentos científicos relacionados con la práctica de la meditación, el cultivo de la gratitud y la voluntad de servicio presentes en los textos esenciales del hinduismo, los Vedas, sobre los que Shetty ofrece una breve cata.
Y menciona el caso de Andy Puddicombe, cofundador de la aplicación Headspace. Y el de Yongey Mingyur Rinpoche, cuya actividad cerebral fue estudiada mientras meditaba, dando como resultado un cerebro 10 años más joven que el promedio de su edad biológica. También menciona al filósofo, genetista y escritor francés Matthieu Ricard, monje tibetano conocido como "el hombre más feliz del mundo". Tras varios estudios se hallaron en Ricard "el nivel más elevado de ondas gamma -las asociadas con la atención, la memoria, el aprendizaje y la felicidad- registrado en la historia de la ciencia". Aunque Ricard no es el único. Shetty hace una breve revisión de otros casos. Lo que lleva al siguiente punto, el eje de su libro.
Pensar como un monje. Según el autor, que actualmente está casado y vive con su esposa Radhi Devlukia en Los Ángeles, California, al pensar como un monje se aprende a superar la negatividad y entender la felicidad como un estado dinámico, no como algo estático que simplemente se consigue y luego no se pierde o no se transforma.
"Si quisieses saber cómo dominar una cancha de baloncesto, podrías recurrir a Michael Jordan; si anhelaras innovar, quizá te fijaras en Elon Musk; para aprender a interpretar podrías estudiar a Beyoncé", dice Shetty. "¿Y si quisieras entrenar tu mente para hallar paz, tranquilidad y un propósito en la vida? Los monjes son expertos en la materia", enuncia. "Los monjes pueden resistir las tentaciones, abstenerse de criticar, lidiar con el dolor y la ansiedad, acallar el ego y llevar una vida llena de propósitos y sentido. ¿Por qué no aprender de las personas más tranquilas, felices y centradas de la tierra? Para los monjes es muy fácil estar calmados, serenos y relajados, estarás pensando. Viven recluidos en un entorno apacible en el que no tienen que enfrentarse a un empleo, una pareja sentimental ni el tráfico de la hora punta. Quizá te preguntes de qué podría servirte pensar como ellos en el mundo moderno. En primer lugar, un monje no nace, se hace. Son personas con orígenes de todo tipo que han decidido transformarse". Y eso fue lo que hizo. Lo que sigue es un relato en el que aparecen algunos de los patrones que el cine y la literatura han explotado hasta convertirlos en clichés. Lo interesante es que existe la posibilidad de que sean clichés por eso mismo: porque son exageradamente ciertos y comprobables.
Encuentro con el monje. De ascendencia india, Shetty creció en el norte de Londres, donde se crio con sus padres y su hermana menor. La historia oficial, la que cuenta él en su libro, dice que fue un pésimo alumno en la secundaria, que los expulsaron de dos colegios y que tuvo que pedir que le dieran una nueva oportunidad para quedarse en el tercero, de donde también quisieron echarlo. Tuvo su temporada de excesos, su primavera de drogas y alcohol.
Tiempo después, sabiendo que tenía que responder al mandato de sus padres y buscando el éxito económico más inmediato posible ingresó a la Escuela de Negocios Cass, de la Universidad de Londres, clasificada como una las mejores de su rubro en Europa. Le fascinaban las historias de gente que pasaba de no tener nada a tener todo (o algo) y buscaba, a través de esta vía, convertirse en una de esas personas. "En la universidad empecé a darme cuenta del valor del esfuerzo, el sacrificio, la disciplina y el empeño en alcanzar tus metas. El problema es que en esa época no tenía objetivos aparte de conseguir un empleo decente, casarme algún día y, quizá, tener una familia; lo típico. Sospechaba que había algo más profundo, pero no sabía qué era". Y fue allí, en la Escuela de Negocios, donde tuvo un encuentro que le cambió la vida. Aunque no fue precisamente en una clase. Un amigo le pidió que lo acompañase a una charla de un monje en el marco de una actividad extracurricular.
-¿Qué pinto yo en la charla de un monje? -respondió.
Shetty solía asistir a "conferencias de CEO, famosos y otras personas de éxito en la universidad, pero un monje no me interesaba lo más mínimo", cuenta en la introducción de Piensa como un monje. "Prefería escuchar a ponentes que realmente hubiesen conseguido alguna cosa en la vida". Pero su amigo insistió y allí fueron los dos.
Ese monje era Gauranga Das, de poco más de 30 años, que había estudiado en el IIT de Mumbai, "el MIT de la India, un lugar al que es prácticamente imposible acceder", dice Shetty. "Le había dado la espalda a esa oportunidad que mis amigos y yo perseguíamos para convertirse en monje. O estaba loco o había descubierto algo importante". El estudiante al que le fascinaban las historias de gente que pasaba de no tener nada a tener algo, los relatos de personas pobres que terminaban amasando fortunas, se topaba con algo diferente que le resultaba fascinante. "Ahora, por primera vez, me encontraba ante alguien que había hecho lo contrario a propósito. Había renunciado a la vida que, según la sociedad, todos deberíamos desear. Pero, en lugar de ser un fracasado resentido, daba la impresión de estar alegre y en paz, de tener seguridad en sí mismo. De hecho, nunca me había topado con nadie que pareciese tan feliz. A mis 18 años, había conocido a mucha gente rica. Había escuchado hablar a no pocas personas famosas, fuertes, guapas o las tres cosas a la vez. Pero creo que no había conocido a nadie verdaderamente feliz".
Así emprendió un camino de búsqueda: la de la realización interior, la del descubrimiento de valores y propósitos más allá de la satisfacción egótica e inmediata. "Quería crecer como persona", resume. "No solo quería entender los conceptos abstractos de humildad, compasión o empatía, sino también vivirlos. Y tampoco quería simplemente leer sobre cosas como la disciplina, el carácter y la integridad, sino vivirlas". Así que durante los siguientes cuatro años compaginó dos mundos: pasaba de ir a bares y restaurantes en Londres a meditar y dormir en el suelo en un ashram en India. "En Londres estudiaba Administración de Empresas, con énfasis en conductismo; hacía prácticas en una consultoría grande y dedicaba el tiempo libre a estar con mis amigos y mi familia. Y en el ashram de Mumbai leía y estudiaba textos antiguos, y pasaba casi todas las vacaciones de Navidad y verano conviviendo con monjes. Mis valores cambiaron poco a poco. Me di cuenta de que quería estar rodeado de ellos. De hecho, quería sumergirme en su mentalidad. Me parecía que el trabajo que hacía en el mundo empresarial tenía cada vez menos sentido. ¿De qué servía si no influía positivamente en nadie?".
Luego de tres años de intensa práctica en diferentes ashram, Shetty asegura que uno de sus maestros le dijo que su acción tendría más impacto en los demás si salía al mundo y compartía su experiencia. Endeudado y sin méritos sobresalientes en su currículum, volvió a Londres, a la casa de sus padres. No podría decirse que abandonó el monasterio, sino, más bien, que lo llevó con él. Retornar a Londres significó reencontrarse con antiguos compañeros de la Cass, ahora devenidos empresarios pasados de estrés, que le pidieron consejos para enfrentar mejor el día a día.
En la antigüedad, los monjes y los maestros iban de lado a lado compartiendo sus enseñanzas. En la actualidad, envían su mensaje a la web. Por supuesto, como subir prácticamente cualquier material a la web, es una tarea que no requiere mayores complicaciones. Es fácil encontrarse con personajes que transmiten escasa credibilidad, presumen capacidades que en realidad no tienen y difunden mensajes pasteurizados y simplificados, supuestamente inspirados en antiguas y exóticas escuelas filosóficas, que aromatizan como valiosas enseñanzas listas para compartir en el muro de Facebook, pero que, en los hechos, apenas rozan la superficie. Shetty parece ser consciente de eso. Por tal motivo intentó diferenciarse, sostiene, asumiendo que no es un maestro, sino un estudiante que comparte una experiencia con las enseñanzas de los antiguos.
Caminar bajo la niebla. Pensar como un monje no significa convertirse en monje. Shetty cita al benedictino David Steindl-Rast, cofundador de gratefulness.org: "Un laico que aspira conscientemente a vivir siempre en el ahora es un monje". En su libro, además de la cata de escritos védicos y de ofrecer un test de personalidad védica, Shetty recorre otras escuelas filosóficas de Oriente y Occidente, comparte relatos y alegorías de textos de diferentes tradiciones religiosas, incluye referencias pop, repasa obras cinematográficas y clásicos literarios, al tiempo que presenta una variada cantidad de ejercicios orientados a la identificación de las emociones, un mejor manejo del estrés y la ansiedad, entre otras herramientas. Y hace foco en la importancia de la práctica.
La práctica, se sabe, hace al maestro. Si día tras semana, tras mes, tras año, uno arranca la jornada quejándose de todo, de lo que sea, con el tiempo se convertirá en alguien muy bueno... para quejarse y desparramar malhumor. En cambio, si se practica la gratitud, la compasión y el amor, los cambios serán notables. Y aun en tiempos de confinamiento, nadie vive encerrado en una cáscara de nuez, por lo que su actitud y sus acciones encontrarán resonancia en los demás.
Un viejo texto zen dice que rodearse de buenas personas es como "caminar bajo la niebla y la llovizna: aunque la ropa no se empape se va volviendo cada vez más húmeda". Shetty sugiere buscar lugares y momentos de silencio, observar el interior de cada uno por medio de la meditación (deformación de una palabra en sánscrito que muchos especialistas aseguran que significa "absorción") y, sobre todo, liberarse de la negatividad, rodearse de personas que animan y a la vez desafían, personas que tengan el efecto de la niebla y la llovizna de aquel viejo cuento.
El monje, el empresario, el millonario, las críticas. Algunas voces críticas hacia su trabajo sostienen que el gurú piensa como monje pero vive como un empresario millonario. Lo cual es cierto. También, que proclama el valor de no hacer comparaciones al tiempo que sugiere pasar más tiempo con aquellas personas que pueden considerarse negativas, especialmente las quejumbrosas, generando una división entre uno y los otros.
"Soy un empresario", reconoció en una entrevista con Deutsche Welle. "Tengo una casa que no tenía cuando era monje. Pero sigo creyendo que trato de infundir la mentalidad de monje en lo que hago y cómo hago esas cosas". Y explicó que su objetivo no es aniquilar el deseo, sino transformarlo. "El deseo material es: quiero para mí y para nadie más. El deseo espiritual es: recibiré para servir y dar más a cambio". Su propósito, aseguró, es animar a los demás a transformar el deseo material en un deseo espiritual.
"La vida de Shetty, al menos desde fuera, parece una contradicción. Su carrera se basa en compartir conceptos de Dharma y perdón transformacional, pero lo hace ganándose la vida con los anuncios de YouTube y entrevistando a celebridades en su podcast. En el libro, ofrece consejos para las personas que sienten que pasan demasiado tiempo en las redes sociales y advierte contra nuestra tendencia a ‘idear una versión deshonesta de nosotros mismos'. Sin embargo, eso es seguramente lo que está haciendo, como vlogger y gurú de las celebridades", sostiene Sam Wolfson en una nota publicada en The Guardian. "No estoy en contra de la idea de un monje magnate", escribe más adelante. "Pero cuestiono la idea de que podemos cambiar nuestras vidas simplemente cambiando nuestro pensamiento o demostrando compasión. Eso está bien para la persona cuyas pequeñas quejas se interponen en el camino de disfrutar de la vida. Pero ¿es un consejo útil para el joven negro asustado ante la amenaza de un oficial de Policía, o para alguien a quien le quitan el beneficio por discapacidad o para la víctima de agresión sexual paralizada por su trauma?", se pregunta Wolfson.
También se lo ha criticado porque, en definitiva, no dice nada nuevo. Lo cual también es absolutamente cierto. Todo lo que comparte Shetty tanto en sus libros como en el podcast y los videos puede sonar familiar, medianamente conocido, puede hallarse en relatos y parábolas, y es lógico que así sea, ya que son enseñanzas que tienen miles de años. Los Vedas, los Upanishads, la Bhagavad Gita, y el Dhammapada, algunos de los principales insumos de su libro, nacieron un tiempo considerable antes de Cristo. Se dice que el más antiguo de los Vedas, el Rig-veda, fue compuesto en algún punto entre el 1500 y el 1000 a. C. Se estima que el Dhammapada, uno de los textos fundacionales del budismo theravada,tiene más de 2.500 años. Es que, "si buscas una idea nueva, lee un libro viejo". La frase, atribuida a Iván Pávlov, abre Piensa como un monje.
Y ahí reside parte del secreto del éxito de Jay Shetty. Y en su habilidad para transformar lecciones milenarias y nociones abstractas en consejos y ejercicios que cualquiera puede aplicar. Porque, como él mismo lo dice: "Si yo puedo aprender a pensar como un monje, cualquiera puede".