La actriz protagoniza Noche americana, la ópera prima filmada en Montevideo del cubano-uruguayo Alejandro Bazzano, director de La casa de papel, que se estrena este jueves 24
La actriz protagoniza Noche americana, la ópera prima filmada en Montevideo del cubano-uruguayo Alejandro Bazzano, director de La casa de papel, que se estrena este jueves 24
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáHay huelga de pilotos en Roma y uno de los vuelos cancelados tiene como destino el Río de la Plata. Un joven uruguayo que vive los últimos estertores de una relación (Alan Daicz) y una bella actriz argentina de fama mundial (Florencia Raggi) quedan varados y van a parar al mismo hotel, un lugar peculiar, con un guardia de seguridad que se caracteriza como Michael Jackson para entretener a los huéspedes y mozas vestidas como rubias tejanas: todo está listo para recibir a una comitiva de empresarios estadounidenses que todavía no ha llegado. En el transcurso de esa Noche americana, todo puede pasar.
Esta comedia negra, ópera prima del cubano-uruguayo Alejandro Bazzano, director, entre otras cosas, de episodios de La casa de papel y Mar de plástico, se filmó el año pasado en Montevideo. El Radisson Victoria Plaza, donde transcurre casi toda la historia, fue a la vez locación y residencia para gran parte del elenco. Los fines de semana, Raggi se escapaba para su casa de José Ignacio, donde pasaba largas temporadas con Nicolás Repetto desde antes, incluso, que la pandemia precipitara una mudanza definitiva.
La actriz y exmodelo de 49 años, hija de la actriz Nilda Raggi, sin embargo, está en una oficina llena de libros de su casa de Buenos Aires cuando se conecta a la videollamada con Galería, puntual y sonriente. Las funciones de la obra Ella en mi cabeza (una nueva puesta en escena de la exitosa obra escrita por Oscar Martínez a principios de los 2000), en cartel desde fines de enero en el teatro Metropolitan Sura de la calle Corrientes, la obligan a dividir su semana y, entre jueves y domingo, es del otro lado del río donde reside. Después, vuelve a alejarse del ruido en el Este uruguayo.
A propósito del estreno de Noche americana este jueves 24, la actriz —que hace énfasis en la importancia de ver las películas “el primer fin de semana” que están en el cine porque después “hacen una contabilidad de cuántos espectadores fueron y las empiezan a sacar de salas”— conversó sobre el proyecto, que llegó a sus manos en plena pandemia como “un regalo del cielo”, y sobre lo que rescata de la pandemia, su vida en Uruguay, el nido vacío y el manejo de su privacidad.
¿Qué le atrajo del personaje de Michelle, la protagonista del filme?
Lo sentí como un desafío porque pocas veces se da la posibilidad de, en un mismo rol, tener tantos géneros diversos, atravesar tantas situaciones, de la comedia al drama, al thriller; entonces era una oportunidad para desplegar un montón de matices y crear un personaje muy rico. Era una gran invitación.
¿Cómo describiría al personaje desde su perspectiva y cómo lo trabajó?
Michelle es una actriz argentina famosa internacionalmente, es una celebridad que así vive también su vida: es una diva, se siente diva. Tiene una familia, una hija, un marido de hace unos años que es su representante y abogado, y conflictos familiares venideros. Y es una mujer muy aguerrida, muy profesional, muy buena actriz, porque viene de recibir unos premios en Europa, o sea que es prestigiosa y trabajadora, y muy intensa. Ciertas cosas la desbordan creo que por su gran intensidad.
¿Se identificó con la fama de su personaje, que la reconocen en todos lados y le piden fotos y autógrafos? ¿En algún momento se hartó de esas cosas, como le sucede a Michelle?
Yo empecé a ser conocida muy chiquitita, entonces para mí es algo muy natural. Tengo más años de conocida que de no conocida, y también es uno cómo se para frente a eso. Cuando empecé a estar con Nicolás (Repetto) tal vez me vino un reconocimiento vía él que me abrumó un poco, pero todas fueron situaciones, como todo en la vida, para conocerme a mí misma y decir: a ver cómo trasciendo esto, y qué es lo que elijo de esto. Y lo que elegí es seguir siendo una persona completamente común, más allá de si mi trabajo hace que alguien me conozca o no me conozca. Entonces no estoy para nada atenta a eso, a si me están mirando o no, a si estoy desarreglada, o si me piden autógrafo, si no me piden; no me hace bien. Nunca dejé de hacer nada, nunca sentí una limitación por ser conocida, o sea que no lo vivo para nada como un peso. Aprendí a ser así. Lo aprendí porque era una gran necesidad para mí sentirme una persona más, no alguien diferente o especial.
¿Cómo fue trabajar con Alejandro Bazzano? ¿Qué impronta le dio al rodaje?
Alejandro me cayó bien desde el primer Zoom que hicimos, él en España y yo en Uruguay. Tuvimos mucha afinidad. En el set me sentía muy confiada, porque su mirada era muy clara y también lo que pedía; tuvimos muchas charlas. O sea que no me asombra pero sí reconozco que lo que me parece mejor de la película es cómo logró amalgamar todos estos distintos géneros en algo que tenga verdad y que sea sumamente atrapante, que no es nada sencillo. Veo pocas películas que pasen por distintos registros y no me haga ruido. En este caso, cuando vi la película, valoré eso y se lo felicité enormemente.
El rodaje fue casi todo en el hotel Radisson. ¿Rodar y hospedarse también ahí modificó la atmósfera?
Sumó a la película estar todos juntos. Los que venían de España, de Argentina, no nos teníamos que mover, solo Sofía Lara, que hace de mi hija, se iba a su casa; el resto estábamos todos ahí, en el hotel. Eso colabora un montón para el proyecto, porque te vas conociendo más, compartís la comida, estás como en un viaje más profundo. Yo me iba los fines de semana a mi casa y volvía. Durante la semana y las previas de los ensayos estuve instalada en el hotel y eso sumó muchísimo.
Está haciendo la obra Ella en mi cabeza en Buenos Aires, una especie de clásico ya del teatro argentino. ¿Cómo fue volver después de la pandemia y con esa obra?
Maravilloso. Sobre todo porque era de la mano de Javier Daulte, que es un directorazo, con el cual quería trabajar hace muchos años; y junto a Joaquín Furriel, que lo admiro muchísimo, lo mismo que a Juan Leyrado. Así que era un proyecto que tenía que hacer sí o sí. Ella en mi cabeza es una obra que se hizo hace muchos años, y se respeta el texto de Oscar Martínez, que es quien la escribió, pero esta es otra mirada. Han pasado 15 años para todos y el director es otro, o sea que quien la vio aquella vez va a encontrar una mirada distinta. Así que estoy con esa adrenalina... Yo igual había hecho teatro por última vez en el 2019, así que no había pasado tanto tiempo, pero con las consecuencias que dejaron en todos nosotros estos dos años de pandemia es distinto.
¿Rescata algo positivo de la pandemia, del confinamiento?
Aprendí a los ponchazos a tener la certeza de que no hay certezas. De que vivimos en la incertidumbre total y que nada se puede planificar. Era lo mismo que pasaba antes, pero no lo tenía, por lo menos yo, tan a flor de piel.
¿Fue en esas circunstancias que decidieron instalarse en Uruguay con Nicolás?
La idea, el proyecto, estaba de antes, pero la situación lo aceleró un poco. Tenemos casa en Uruguay desde hace casi 30 años, y siempre fue el deseo en algún momento estar más allá que acá. Pasaron, ya, algunas épocas en que estuvimos más allá que acá, pero ahora hay una mudanza de por medio.
El hecho de que sus hijos, Renata (23 años) y Francisco (20), ya estén grandes, ¿tuvo que ver con la decisión?
Claro, la no escolaridad de ellos también lo definió, y el que ellos despegaran a sus proyectos y sus estudios en distintos lugares, también; eso lo aceleró. Sucedió todo junto.
¿Hay una sensación de nido vacío en la casa o la llevan bien?
No, horrible (risas). Sobre todo para mí es difícil atravesar el nido vacío, pero ahí estoy: remangándome y a pasarlo (risas). Aprendiendo a soltar.
Hace más de 25 años que está en pareja con Nicolás. ¿Cómo es un día cualquiera en sus vidas? ¿Tienen rutinas?
No, la verdad es que no tenemos mucha rutina. Ahora mi rutina es estar mitad de la semana en Buenos Aires y mitad en Uruguay, así que no... Y es lo que también me gusta de mi trabajo, que a veces se puede generar una rutina porque no está habiendo trabajo, y otras veces hay y todo se modifica y se da vuelta para todos lados.
Siempre se muestra muy agradecida de la vida. ¿Cómo lleva el paso del tiempo y cómo encara cada etapa que va viviendo?
Tratando de ver que cada etapa tiene sus pro y sus contra y, sobre todo, concentrarme en los pro, porque los contra van a venir sí o sí y se van a hacer ver. Entonces descubrir los pro, que tal vez no están tan a la vista, porque me parece que es por ahí, que si nos quedamos solamente con lo que vamos perdiendo en cada etapa… Por ejemplo, lo de mis hijos, si me ahogo en ese mar ya no sirve. Tengo que encontrar cuáles son todos los pro, que ellos están bien, y tratar de elegir ir caminando por ahí, o estar más atenta a eso, o alimentar más eso y no tanto lo otro. Y, con dificultades, ir tratando de soltar como parte del movimiento natural de la vida, que a veces nos cuesta más y a veces nos cuesta menos. Pero por más que haga todo un trabajo y lo pueda expresar, no es que no me cueste (risas).
Es muy activa en Instagram, pero hace unos años ya se fue de Twitter y nunca volvió. ¿Por qué?
No lo entendía, entonces me fui (risas). Yo entré a las redes sociales bastante tarde, como que me resistía, y después dije: bueno, a ver. Primero tenía Facebook, y después tuve Twitter e Instagram, pero me pareció que empleaba demasiado tiempo y atención y no me beneficiaba. Entonces cerré Facebook, Twitter, y me quedé solo con Instagram, porque de hecho estudié un poco de fotografía. Igual ahora no estoy sacando nada de fotos, así que no generemos expectativas (risas). Me parecía que era más ameno, por las imágenes, y a la vez no quería quedarme tan afuera de lo que estaba sucediendo. Instagram me parece, entre comillas, divertido. A veces puedo hablar de mis proyectos, a veces muestro algo mío que tal vez no se ve tanto cuando me hacen una entrevista o cuando estoy actuando y que quiero compartir. Pero tampoco le presto tanta atención.
En Noche americana peligra la privacidad de la protagonista cuando amenazan con divulgar información íntima de su celular. ¿Le preocupa en lo personal que eso pueda pasarle?
En la peli no son solamente imágenes o videos, porque de alguna manera ella igual es actriz y se expone; no tiene tantos pruritos con respecto a que se la vea con poca ropa o en una situación amorosa. El tema es que en ese teléfono que le han usurpado hay información de ella y de su marido, non sancta, que no estaría bueno que se supiera. Pero yo no tengo mucho que ocultar, así que no estoy atenta a eso. Obviamente no me gusta que se meta nadie en mi intimidad, siendo conocida o no siéndolo; pero no tengo por qué estar asustada de nada, ni por información ni por imágenes. No guardo (ese tipo de) imágenes... no me va por ahí (risas).
Además de Noche americana filmó otra película más en Uruguay.
Sí, El asistente, dirigida por un argentino, Augusto Tejada. Mismo equipo, misma productora, Bourke, misma distribución, de Disney. Está buenísima. También es una comedia negra, pero más comedia, no tiene el suspenso de Noche americana. El protagonista es Luis Cao, quien hace de Michael Jackson en Noche americana. Actorazo. En esta es el protagonista, así que hay más para verlo. Es un rockero venido a menos, grande, y yo soy su hermana, también un poco rockerita y la representante de él; lo mío es una participación. Es una road movie. Ya la terminaron, saldrá a la luz este año.
Uno de los últimos tuits que publicó, allá por abril de 2017, decía que le gustaría trabajar en una serie como Big Little Lies. ¿Tiene algún proyecto soñado del que le gustaría ser parte?
Me interesa trabajar con gente talentosa, que puedo conocerla o no. Lo que más disfruto y quiero que me siga sucediendo es esto, tener la posibilidad de tener proyectos interesantes con grandes equipos de talentos y formar parte de ese equipo, me parece maravilloso, ya sea esta película, la obra que estoy haciendo… Que siga sucediendo eso me encanta.