Nombre: Ignacio Martirené • Edad: 39 • Ocupación: Periodista • Señas particulares: es eléctrico, le encantan las películas de superhéroes, uno de sus hijos siempre pide “las milanesas de papá”.
Nombre: Ignacio Martirené • Edad: 39 • Ocupación: Periodista • Señas particulares: es eléctrico, le encantan las películas de superhéroes, uno de sus hijos siempre pide “las milanesas de papá”.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáHace años trabaja en programas o informativos matutinos. ¿Es madrugador de alma o le cuesta salir de la cama? No, para nada. Me gusta más la noche que la mañana temprano. Me he acostumbrado con los años, pero soy una persona más nocturna. Generalmente me cuesta mucho conciliar el sueño y me gusta mucho más el tema de la noche, leer, mirar alguna serie, una película. El de madrugar es un hábito que no he tenido siempre. De hecho, cuando tengo oportunidad de dormir un poquito más, lo hago.
¿Es eso lo que lo lleva a consumir tanto mate? Tomo mate todo el día, pero desde que estaba en el liceo. Para mí es fundamental, infaltable. Me preparo dos mates al día, uno antes de trabajar y de tarde en Telemundo me llevo el mate pronto y lo tomo de tardecita. Dos termos completos.
Estuvo viviendo en Chile casi cuatro años. ¿Qué palabras se le pegaron de allí? Se me pegó poco. Se me escapaba alguna expresión, como el ya, que es como decir sí, pero también una señal de entendimiento. Y el poh, que es como pues, se me escapaba alguna vez. Nunca cambié la manera de hablar. Hay palabras típicas de Chile que en algún contexto determinado las usaba pero a conciencia, para explicar algo y que me entendieran mejor. No se me escapaban.
¿Qué extraña de Chile? A mi familia de allá, mis amigos y el entorno. El barrio en el que vivíamos me gustaba mucho. Tengo un amigo con el que jugábamos al tenis, salíamos a correr. Santiago tiene muchos parques grandes muy lindos, con mucho verde y alternativas para los niños. El paisaje de montañas es muy lindo también. Cuando estaba en Santiago extrañaba la rambla.
¿Sigue corriendo? He corrido bien poco, no he retomado el tenis por cuestiones de tiempo, porque cuando tengo unas horas libres me ocupo de mis hijos, trato de estar con ellos lo más que puedo. Voy a tratar de retomar. Para mí el deporte es muy importante y algo que me gusta mucho hacer. Me ayuda a desenchufarme, como a tanta gente.
Es eléctrico, acelerado. ¿Medita o hace algo para relajarse? Nunca he meditado, no lo descarto, o hacer yoga. Cuando estoy muy eléctrico o acelerado salgo a correr, eso me ayuda. Pero no he agarrado ninguna otra actividad que la practique para bajar los decibeles. A veces me pongo a leer o miro alguna serie y eso me sirve también. Pero cuando estoy de verdad acelerado, con una ansiedad bastante notoria, lo que me funciona es salir a correr. Soy un tipo bastante intenso y es algo que también trato de mantener bastante en línea, que no se me escape mucho la intensidad o se vuelva algo incontrolable.
¿A nivel laboral también se considera intenso? Sí. Soy muy intenso, muy pasional para mi trabajo. Defiendo mucho las cosas que me parece que están bien. Trato de escuchar, de entender, de compartir. Pero soy muy autoexigente. Todos los compromisos que uno asume hay que hacerlos con intensidad, porque si no, qué sentido tiene. Mi personalidad a veces es muy intensa, a veces avasallante, eso trato de cuidarlo. Con el tiempo creo que he logrado un cierto equilibrio en lo que tiene que ver con cómo desempeño cada tarea que me toca encarar.
¿Qué es lo que más le gusta de trabajar como conductor de televisión? Me gusta mucho hablar, hablo mucho delante o detrás de cámaras. Soy bastante expresivo, me gusta mucho decir lo que pienso. Me gusta mucho debatir, intercambiar opiniones. Y de conducir me gusta comunicarme con la gente, informar en la medida de lo que creo que es importante destacar o priorizar. Entrevistar me gusta mucho, en televisión o en radio, compartir las historias o actividades o realidades de otros.
En Chile tuvo covid. ¿Cómo lo llevó? Un familiar cercano tuvo y estuvo muy grave. Fue muy duro para nosotros. De mi familia el que dio positivo fui yo. En Chile si das positivo, a tu pareja no le hacen el PCR, la dan como positivo y te mandan cuarentena. Estuve 14 días aislado de mi familia. Fue a principios de diciembre, había mucho nerviosismo. Por eso, al haber atravesado esta situación me parece que es algo que no hay que tomar a la ligera. No digo que la gente lo haga, pero en algún momento quizás muchas personas no consideraron la gravedad de lo que podía provocar esta pandemia acá. No hay que vivir con miedo, pero hay que cuidarse y cuidar al otro; todavía no hemos salido de esto.
Su esposa es chilena y se conocieron en Israel. ¿Volvieron a ir? No hemos ido de vuelta. Es uno de los planes, nos gusta mucho viajar, pero tenemos otros destinos prioritarios antes de volver a Israel. Fuimos a estudiar invitados por la Embajada de Israel para un curso de periodismo en zona de conflicto. Me gustaría volver para recordar donde nos conocimos y que nuestros hijos conozcan también.
Dicen que lo de ustedes fue un flechazo. ¿Cree en el amor a primera vista? No sé si tan estrictamente a primera vista. Fue muy rápido, ni hablar. La verdad que me gustó desde el momento en que la conocí, cuando empezamos a hablar. El viaje fue de menos de un mes y volví convencido de que quería pelear para seguir con ella. Hicimos un esfuerzo, mantuvimos el vínculo, íbamos y veníamos y a los meses vino a vivir conmigo a Uruguay. Se la rejugó, dejó allá su trabajo y tomó el primer riesgo. Todas las relaciones requieren siempre de mucho esfuerzo y de querer seguir para adelante. Pero cuando tienen el elemento de la nacionalidad, ese esfuerzo es mayor. Por suerte nunca nos rendimos y hoy tengo una familia preciosa.