¡Hola !

En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, tu plan tendrá un precio promocional:
$ Al año*
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

¡Hola !

En Búsqueda y Galería nos estamos renovando. Para mejorar tu experiencia te pedimos que actualices tus datos. Una vez que completes los datos, por los próximos tres meses tu plan tendrá un precio promocional:
$ por 3 meses*
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá
* A partir del cuarto mes por al mes. Podés cancelar el plan en el momento que lo desees
stopper description + stopper description

Tu aporte contribuye a la Búsqueda de la verdad

Suscribite ahora y obtené acceso ilimitado a los contenidos de Búsqueda y Galería.

Suscribite a Búsqueda
DESDE

UYU

299

/mes*

* Podés cancelar el plan en el momento que lo desees

¡Hola !

El venció tu suscripción de Búsqueda y Galería. Para poder continuar accediendo a los beneficios de tu plan es necesario que realices el pago de tu suscripción.
En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] o contactarte por WhatsApp acá

Marcelo Estefanell: “El principal problema de la humanidad no es el cambio climático, sigue siendo la pobreza”

Editora de Galería

Nombre: Marcelo Estefanell • Edad: 73Ocupación: Diseñador gráfico y escritorSeñas particulares: De chico jugaba a ser paloma, siempre tiene una buena serie para recomendar, su última novela parte de un encuentro con un hombre igual a él

Los libros fueron su refugio en sus años como preso político, leyó más de 1.500. Pero el que de verdad lo sacudió fue Don Quijote de la Mancha. ¿Por qué? Fue amor a primera vista en el año 75, cuando lo pedí (en la biblioteca que habían armado los presos en el penal) para ver qué tal. Era la obra preferida de un tío mío, profesor de Literatura. Me copó desde el principio. En el prólogo Cervantes dice: “Desocupado lector”, y nada más desocupado que un preso que está solo. “Esto lo hizo para mí”, pensé. En el primer párrafo pide disculpas por ese personaje que creó, que fue concebido “donde toda tristeza tiene su asiento y el frío también”, o sea, en una cárcel. Segundo párrafo, invita al lector a hacer uso de su libre albedrío, que opine de la obra lo que quiera. Entonces, en 1605 (cuando se publicó Don Quijote), pleno absolutismo español, él llama al libre albedrío. Es totalmente subversivo. Ahí ya entré y no pude zafar.

¿Cómo conoció a Délie, su compañera desde hace 37 años? Fue en el año 69, éramos compañeros de clase en la Facultad de Veterinaria. En esa época en la materia Anatomía los libros eran todos en francés. Délie era muy avanzada en francés, y nos pasábamos preguntándole: “Délie, ¿qué quiere decir esto? Y ella, muy generosa, siempre respondía. Pero para mí era una compañera de clase casada; vi nacer a su primer hijo. Después vino toda la circunstancia triste del Uruguay oscuro, estuve preso 13 años, y cuando estaba por salir en una libretita que tenía tapas rojas anoté a toda la gente que me gustaría volver a ver. Y Délie estaba. Pero yo no tenía idea de dónde vivía, qué era de su vida. Un día me encontré con un amigo en común y me dice: “Te quiere ver Délie”. Me da una tarjetita de ella y veo que trabajaba en un taxi aéreo. Por agosto del 85 un amigo del alma volvía del exilio de Suecia; llegaba un sábado y yo lo iba a ir a esperar al aeropuerto. Entonces la llamé para ver si iba a estar y me dijo que sí. Fui dos horas antes al aeropuerto y ahí nos reencontramos. Ella estaba divorciada hacía años. Ese fue el primer paso. Al mes y medio estábamos viviendo juntos.

Su primer nieto, Juan, es su debilidad. ¿Cómo vive la abuelez, como la llama usted? Juan es el primero y el único por ahora. Para mí, es como dijo una vez mi melliza (que tiene ocho nietos y desde mucho antes que nosotros): que ser abuelo es volver a enamorarse, y tiene razón. Es una experiencia maravillosa.

Cuando entró a trabajar a Búsqueda, en 1991, instaló la primera red de Apple en Uruguay. ¿Sigue siendo tan hincha de los dispositivos Mac? Siempre. Me cachan porque dicen que a mi casa, que se llama El Tarumán (por un árbol autóctono), le van a cambiar de nombre por iTarumán (risas).

Hasta hace poco cuestionaba la teoría del cambio climático. ¿Sigue pensando lo mismo? Parto de este concepto: el clima siempre cambió. No hay período histórico en el que dijeras: qué clima estable. Cuando empecé a escribir columnas en 180.com, una de ellas se titulaba: Calentamiento global, ¿verdadero o falso? Ponía las dos hipótesis: que tiene causas antropogénicas, la actividad humana cambia y produce los gases de efecto invernadero del calentamiento global; y la otra, que sostiene que no, que es la naturaleza (la que genera los cambios) y el principal promotor es el sol. ¡Para qué! Muchos lectores me relajaron todo, pero apareció un muchacho, un matemático español, que me dijo que había hecho su doctorado en sistemas caóticos y había elegido como objeto de estudio el clima, porque es absolutamente caótico. Creo que hay que tomárselo en serio, por supuesto. Hay tecnología para que ninguna fábrica contamine. ¿Que es cara? Es cara. Y bueno, que se invierta, y que las autoridades exijan que eso se cumpla. Por eso hay países muy industrializados que contaminan poco. Pero para mí, el principal problema de la humanidad no es el cambio climático, sigue siendo la pobreza.

Es de esas personas que tiene la capacidad de disfrutar de las pequeñas cosas. ¿Cree que tiene que ver con lo que le tocó vivir? A ciencia cierta, no lo sé. Lo que sé, que me cuentan, es que era un niño muy introvertido, y sí recuerdo que jugaba solo muchas horas. Era tan fanático de las palomas que jugaba a que era paloma. Me imaginaba que volaba y que me posaba en la cornisa de la basílica de Paysandú, y de ahí miraba la plaza. Además tuve la fortuna de ser mellizo de una mujer, en total éramos seis hermanos, y de tener una madre que se dedicaba a nosotros nada más. Cuando se enteró de que iba a tener mellizos —entonces pasábamos de ser tres a cinco—, le dijo a mi padre que iba a necesitar ayuda y contrataron a una niñera, que fue una segunda madre, Rosa. Pero nunca competían entre ellas, se complementaban. Capaz que de ahí también viene el disfrute de la vida. Y después está lo otro. Uno siempre es rebelde. Cuando estaba preso decía: “Estos no me pueden ganar”. Si su objetivo era enloquecerte o que salieras viejo, decrépito, no me podían ganar. ¿Cómo hacer? Son todos desafíos. No me acuerdo dónde leí una vez que siempre hay que disfrutar el aquí y el ahora. Me encantó esa expresión. Hay que hacerlo.