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Marcos Sarraute: “Me crié con la idea de que no era capaz”

Nombre: Marcos Sarraute Edad: 25 • Profesión: Atleta profesional de remo, medalla de oro en Juegos Panamericanos 2023 • Señas particulares: Le apasionan las motos y los gatos, sueña con tener una cafetería, de chico no era bueno en ningún deporte

¿Cómo fueron sus inicios en remo? Yo no era bueno en ningún deporte. Jugué fútbol, hice karate­, probé atletismo, pero no me sentía cómodo en ningún lado­. Un día por un tema médico —tengo hiperactividad y déficit de atención— me mandaron buscar un deporte con más gasto calórico. Entonces, probé remo en el Colonia Rowing y me sentí muy bien. Era muy alto para la edad. Tenía 11 años y medía casi 1,80 metros, entonces era muy bueno para remo. Para uno que nunca había encajado en ningún lado era sublime.

¿Qué significa para usted el mar? Hoy justo estoy en un momento difícil, estoy un poco desenamorado, pero son procesos. Pero (el mar) es distinto a todo porque cuando estás ahí, estás alejado de todo. Ves la ciudad chiquita, escuchás el ruido de las olas, pero no cuando rompen. Es otro mundo. Es alucinante, magia. Te transmite mucha paz.

¿Por qué está desenamorado? Del remo, en general. Estoy entre que me ha dado todo —logré ser estudiante universitario gracias al deporte—, y los muchos golpes que me ha dado. Tampoco es el remo, es el entorno del remo.

¿Qué significó la medalla de oro de los Juegos Panamericanos del año pasado luego de que en los juegos de Lima 2019 se la sacaran? Significó un montón. La reivindicación de cuatro años atrás, pero no se disfrutó tanto. Cuatro años atrás era un imposible, teníamos 20 años, el remo no tenía tanta trayectoria y nadie se lo esperaba. Ganar esa competencia por 0,7 centésimas, en un bote que le habíamos comprado a Argentina­ porque a ellos no les gustaba, y terminar ganándole a Argentina por tan poco fue otra cosa. Hoy hace cinco años que ningún país nos gana en ese bote. Entonces, en los Juegos Panamericanos del año pasado, los países vieron que era muy complejo ganarle cuádruple a Uruguay. El único rival duro era Cuba. Veníamos controlando la regata y a Cuba se le rompió el bote a 1.200 metros. Entonces, cuando faltaba más de la mitad de la regata, ya sabíamos que ganábamos. No quiero quitarle emoción, pero la regata de hace cuatro años había sido una locura.

Después de que en Lima les sacaron la medalla de oro porque su test antidopaje dio positivo entró en un pico de depresión. ¿De qué se agarró para salir? Hubo un pico grande en los primeros tres meses, porque el abogado nos había dicho que era imposible que nos sacaran la medalla, entonces el golpe fue más duro. Al tiempo me ofrecieron de la Secretaría Nacional de Deportes la posibilidad de meterme en el programa Uruguay­ Estudia, que te ayuda a terminar las materias de liceo. Yo debía 14 materias en total. Entonces me enfoqué en eso, di todos los exámenes en cinco meses y al año siguiente empecé la Licenciatura en Nutrición. Hoy estoy a tres meses de recibirme. Volví a remar casi sin querer. Me dolía mucho lo de Lima­, fue totalmente injusto. No me interesa lo que diga el código de la Asociación Mundial de Dopaje­. Yo no soy culpable de nada. Fue en diciembre de 2021 que volví a entrar firme al equipo y retomé mi posición en el cuadro.

¿Cuál es la medicación que toma por la que dio positivo el antidopaje­? Tiene varios nombres comerciales. La droga es metifenidato­. Ahora la dejé de tomar porque un médico me dijo­: “Estás haciendo dos carreras universitarias, no necesitás tomar eso”. El déficit de atención hasta cierto punto es controlable.

¿Qué otra carrera estudia? En su momento me anoté en Nutrición porque no creí que fuera capaz de hacer Medicina. Me crié con la idea de que no era capaz. Sin embargo, hoy estoy en cuarto año de Nutrición­ y en tercero de Medicina y vengo al día con las dos. Suerte que me animé a meterme en Medicina­, es lo que más feliz me ha hecho. Con mi vida trato de demostrar­ que se pueden hacer dos carreras y entrenar en alto rendimiento. Hay gente que no lo hace por la misma razón que yo no terminaba el liceo, su cabeza le dice que no puede.

Le gustan los gatos. Me fascinan. Antes no me gustaban, pero en 2020 me quedé un mes en lo de mi madre, ella tenía una gatita y me encantó. Cuando me mudé solo adopté a Ludovico. Después encontré en la calle a Madame, que falleció y tengo un tatuaje de ella (lo muestra en el abdomen). Es el Principito con un gato, en lugar del zorro. El Principito dice que eres responsable de lo que domesticas. Para él su flor era la mejor, aunque era igual a las demás. Lo mismo me pasó con Madame, para mí es insustituible.

¿Qué le atrae de los días lluviosos? Me fascinan. Hay un poco de nostalgia en los días grises, me traen recuerdos de muchas cosas. Son días tranquilos. Yo soy del equipo invierno. En invierno no me quejo, me gusta el frío. El verano lo detesto.

¿Qué no puede faltar en su día? El café. De hecho, con una amiga tenemos el proyecto de abrir una cafetería el año que viene. Es un sueño, toda la vida quise tener una cafetería. Tengo café de todo tipo y de todos lados. Es algo que me ha ayudado a disfrutar de las pequeñas cosas. A veces tomo un café, me siento a mirar por la ventana y pienso lo privilegiado que soy de poder estar tomando ese café. Al final la vida son esas cosas.