Nombre: Santiago Wilkins • Edad: 22 • Ocupación: Periodista y presentador de televisión • Señas particulares: Es muy puntual; no mira películas ni series de ficción; es la persona más joven en haber presentado el noticiero de canal 4.
Nombre: Santiago Wilkins • Edad: 22 • Ocupación: Periodista y presentador de televisión • Señas particulares: Es muy puntual; no mira películas ni series de ficción; es la persona más joven en haber presentado el noticiero de canal 4.
Nombre: Santiago Wilkins • Edad: 22 • Ocupación: Periodista y presentador de televisión • Señas particulares: Es muy puntual; no mira películas ni series de ficción; es la persona más joven en haber presentado el noticiero de canal 4.
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En caso de que tengas dudas o consultas podés escribir a [email protected] contactarte por WhatsApp acáCuando era niño le gustaba llegar una hora antes a la escuela. ¿Por qué?
Me gustaba saber cómo funcionaba todo, más allá de las clases que recibía. Entonces, el ir temprano me permitía eso, conocer a las personas que trabajaban allí, ver cómo se preparaba todo. Al día de hoy sigo en contacto con ellos. El colegio abría a las 8 de la mañana y yo a las 7:10 ya estaba ahí. En secundaria aflojé un poco.
Al día de hoy conserva la puntualidad.
No me gusta que sean impuntuales conmigo: si yo mando un correo me gusta que me lo contesten, si me dicen que me van a llamar a determinada hora, espero ese llamado. Creo que la puntualidad representa la disciplina y el respeto al otro. Una persona disciplinada tiene muchas más oportunidades que una persona que no lo es. Además, si estoy nervioso, llegar antes me permite bajar la pelota al piso.
De niño leía biografías de personas exitosas. ¿Por qué esa elección?
Mi madre era muy fanática de los libros de desarrollo personal, hay quienes le dicen de “autoayuda” pero yo prefiero no decirles así. Esa biblioteca me permitió encontrar una forma de ir mejorando como persona. Cada libro me hacía crecer poco a poco, sobre todo cuando me mudé de Tacuarembó a Maldonado, a los 15 años: perdí relaciones y amistades, entonces me refugié en la lectura.
¿Qué aprendizajes le dejaron esos libros?
Soy fanático de la lectura. Creo que cuando entendemos que somos responsables de nuestra propia vida tenemos más capacidad de hacer. Y, si nos apalancamos en los conocimientos de personas exitosas que ya cometieron muchos errores para llegar al éxito, también nos facilita el trabajo a quienes quieren concretar un proyecto. Dicen que cada libro que uno lee le deja un poco de la sabiduría del escritor, entonces, cuanto más libros leamos, más de eso va quedando. Hay una frase de Bill Gates que me fascina: “No somos responsables de dónde venimos, pero sí de dónde queremos llegar”.
¿Qué libro recomienda a todo el mundo?
Padre rico, Padre pobre, de Kiyosaki.
¿Cuál fue su primer emprendimiento?
A los 13 años le pedí a mi abuelo 5.000 pesos para invertirlos en alfajores que yo compraba a una fábrica de Minas que había encontrado por Mercado Libre, cuando todavía no era tan popular. Yo les ofrecía a los almacenes de Tacuarembó —donde vivía—un precio diferencial si ponían mi producto más adelante en el mostrador. Me quedé sin alfajores enseguida.
¿Se considera un emprendedor?
Uno tiene que visualizarse a uno mismo como empresa. Nosotros brindamos un servicio, entonces tenemos que ver qué ganancias estamos generando, hacer un control de calidad. Yo creo que estoy brindándole un servicio a Canal 4, por ejemplo, y quiero brindarle el mejor servicio, ser el mejor periodista, tener la mayor cantidad de información. Lo visualizo desde ese lugar y también entiendo que es una plataforma de oportunidades, porque te está viendo un país.
¿Por qué se terminó decidiendo por la comunicación?
En Tacuarembó había tenido la experiencia de una radio comunitaria e incluso cuando era niño agarraba la computadora de mi tía, que estaba estudiando para arquitecta, y con el programa sketch up diseñaba mis propios estudios de televisión en 3D. Siempre me gustó mucho la televisión. Entonces, cuando estaba estudiando el bachillerato de Administración en la UTU y salió un curso municipal que daba la Intendencia de Maldonado, me anoté. Me fascinó.
Mi primera experiencia profesional fue en un programa de la mañana en San Carlos que era un horror, es importante decirlo: era malísimo. Pero cuanto más te equivocás, más aprendés. Después lo dejé, porque era honorario y yo estaba en una situación familiar complicada. A los 17 años me llamaron de ese mismo canal para conducir el informativo del mediodía. Ahí quedé efectivo.
¿Faltan jóvenes en la televisión?
Faltan jóvenes que tomen decisiones, porque ha habido un cambio de cabeza, un cambio en el consumo, que está generando desafíos a estructuras que poco a poco están quedando como elefantes gigantes a los que les cuesta el movimiento. Hoy en día todo es más rápido, la gente mira y lee lo que quiere, cuando quiere y como quiere; y no cuando nosotros queremos.
Usted aparenta ser más grande de lo que es. ¿Siempre le pasó eso?
Sí y creo entender por qué se debe, por muchos desafíos y responsabilidades que llegaron temprano en mi vida, por temas familiares que me llevaron a tener que hacerme cargo de mí. Además por la lectura, eso te enriquece mucho.
Vive en Maldonado y viaja todos los días a Montevideo. ¿Por qué esa elección?
Vivo con mi novia en Maldonado y me encanta, es mi lugar en el mundo. Tengo los fines de semana libres y prefiero estar allá donde se encuentra parte de mi familia. De todas formas, no me molesta tanto el viaje. Son 4 horas por día y aprovecho el tiempo leyendo, informándome, durmiendo.
Dicen que de niño era bastante irascible. ¿Qué lo enoja hoy?
Me preocupa la educación en los niños. Cuando estamos en una reunión y veo que hay un niño al que los padres le dan el teléfono como para deslindarse del tema, me molesta mucho y me da mucha impotencia. Creo que están atrofiando el futuro del niño. También me irrita la ignorancia y el prejuicio, a veces es demasiado fácil opinar.