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Sebastián Sáez: ¨Está bueno estar activo, ser independiente¨
Nombre: Sebastián Sáez • Edad: 47 • Ocupación: Artista plástico y docente. • Señas particulares: le gusta la teoría de Theodor Adorno, aunque por momentos no la entienda del todo; va todos los domingos hasta Atlántida en bicicleta; tuvo un encuentro con un jaguar en la selva peruana.
Nombre: Sebastián Sáez • Edad: 47• Ocupación: Artista plástico y docente.• Señas particulares: le gusta la teoría de Theodor Adorno, aunque por momentos no la entienda del todo; va todos los domingos hasta Atlántida en bicicleta; tuvo un encuentro con un jaguar en la selva peruana.
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Es profesor de pintura y de teoría del arte. ¿Cómo era como alumno? Siempre tenía todo el carné bajo. Repetí y también me echaron de dos colegios. Era muy distraído y hablaba mucho. Tenía un compañero, Agustín Gallinal, con el que charlaba todo el tiempo. Era un colegio católico y todos los días entraba el cura y nos decía: "Sáez, Gallinal, ¡silencio!". No me gustaba ni el colegio ni el liceo. Cuando estudiaba me iba bien y llegué a terminar sexto de Economía.
Estudió filosofía. ¿Con qué filósofos o corrientes se identifica y por qué? Estudié la de los 60, los franceses, el surcoreano Byung-Chul Han. Me gusta mucho cómo habla Adorno sobre la parte espiritual del arte. A veces lo leo y no sé qué dijo, pero tiene cosas muy interesantes sobre la espiritualidad en el arte. Dice que lo invisible puede aparecer en el arte.
¿Medita o ejerce alguna práctica del estilo? Últimamente estuve muy ansioso e hice algo de meditación para bajar un poco cuando llego al taller. A veces me sirve y a veces no.
¿Es cierto que va todos los domingos a Atlántida en bicicleta? Me gusta mucho andar por ahí solo. Sí, voy a Atlántida con un grupo y a veces voy solo. Disfruto mucho de la instancia de salir y estar conmigo mismo. Paseo, me distraigo, paso por el Starbucks del aeropuerto y me tomo un café. Hace 10 años competía, cuando podía dedicar los domingos a irme a las carreras, y sigo teniendo un entrenador.
¿Le hubiera gustado dedicarse al ciclismo de manera profesional? Soy un aficionado y nada más. Es como cuando te gusta el fútbol, pero te das cuenta de que no vas a terminar en el Milan.
Dicen que le encantan los cuchillos. ¿Por qué? Mis padres me regalaron uno cuando era chico, porque siempre me gustó jugar y trabajar con la naturaleza. Es una herramienta. Me gustan los que son de monte, de campamento. Hago muchas picadas y también los uso para eso.
En sus últimas obras pintó los bañados de Carrasco. ¿Se metió allí para conocerlos de cerca? Sí, eso fue en 2019. Es un lugar muy sucio en cuanto a vegetación y es como un basurero vegetal. En alguna ocasión vi culebras y después me enteré de que estaba lleno. Justo me enteré de eso cuando ya había terminado mis obras y no fui más. En ese entonces iba al Queguay, pero fue un año complicado y tuve que quedarme más quieto en Montevideo. Ahí busqué en Google Earth el lugar verde más cerca para poder ir y volver en el día, así fue que terminé yendo a los bañados.
¿Cómo eran esas idas al monte de Queguay? Me quedaba en una cabaña muy precaria a la orilla del monte, no había nadie en 25 kilómetros a la redonda. Me gustaba mucho, escuchaba todo tipo de ruidos.
También viajó a la selva amazónica. ¿Qué le gusta más: la selva o el monte uruguayo? Sí, estuve en la selva de Perú, Colombia y en la mata brasilera. La selva amazónica es impresionante, pero me gusta más el monte nativo de acá, es más tranquilo, más amigable, lo otro es salvaje mismo. En Perú tuve un encuentro con un jaguar. Era de noche y estaba con mi primo y un guía en una canoa. Al iluminar la vegetación vimos unos ojos azules, que eran de un gato montés, pero arriba había unos ojos rojos, que eran del jaguar. Nos quedamos mirando, transmitía una energía polenta.
¿Viviría en el campo o en algún lugar lejos de la ciudad? A esta altura no podría vivir en el campo porque ya estoy demasiado metido en el sistema de la ciudad. Tengo la necesidad de irme y eso lo hago con la bici, hago un trayecto que por la izquierda tengo todo campo, me salva el día haber pasado por ahí.
Dicen que es distraído. ¿Cree que viene de familia? No sé. Luciana, mi pareja, me dice que soy muy distraído. En mi familia no hay nadie así y soy el único que se dedica al arte. Uno de mis hermanos es contador y el otro abogado.
¿Cómo nació su gusto por la percusión cubana? Me gustan las congas, las tumbadoras, el bongó y las campanas. Estudié unos años con Sergio Tulbovitz. Siempre me gustó mucho y Luciana me impulsó a estudiar y practicar. Por lo general, tocar algo me ayuda a concentrarme.
¿Cómo se lleva con la tecnología? No me llevo muy bien. Uso lo básico de Internet y manejo Instagram para subir fotos de mis trabajos. También lo uso para ver cosas no tan relacionadas con el trabajo, porque si no me vuelvo loco. Hay una cuenta que recomiendo, se llama @uruguay_fototrampeo. Es de una pareja de Lavalleja que pone cámaras escondidas por la naturaleza y se ven animales impresionantes.
Fue padre por primera vez hace unos meses. ¿Qué enseñanza de vida le gustaría compartir con su hijo Mateo? Que está bueno estar activo, ser independiente, hacerse cargo de las cosas de uno, que ese esfuerzo siempre vale la pena. Tampoco quiero ser un botón, pero está bueno que haga la suya, que disfrute de la vida.