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• Nombre: Sergio Miranda • Edad: 57 • Ocupación: Director de la Secretaría de Diversidad de la Intendencia de Montevideo • Señas particulares: Le gusta mantenerse siempre informado, su padre le leía la Ilíada para dormir, él y su esposo fueron la primera pareja en casarse amparados por la ley de matrimonio igualitario
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Está cursando la Licenciatura en Filosofía de Udelar. ¿Cómo aplica esos conocimientos a su vida y el mundo moderno? Quería estudiar algo diferente pero que me complementara, y encontré una nota que se llamaba Las carreras del siglo XXI, superinteresante. Era un listado de todo el universo tech, que no, gracias, lejos de mí; pero al final estaba filosofía. Me llamó la atención, decía que en un mundo tan tecnologizado, virtual y práctico se necesita más que nunca gente que piense. Y es tal cual, la filosofía no perdió nunca la vigencia, nunca ha habido tanta producción filosófica como en la actualidad. Antes los filósofos eran una élite, hoy llueve contenido y lo importante es discernir lo que vos sientas que te transmite algo. Pensar es ser libre, y si será importante en un mundo donde la información mediática está tergiversándose a un punto casi pornográfico. No quieren que pienses. Mirá lo que pasa con los planes de estudio; casualmente las materias que están sacando son todas las que tienen que ver con lo artístico, lo creativo…
Usted pudo desarrollar una brecha creativa como realizador cinematográfico… Soy egresado de la primera generación de la Escuela de Cine de Cinemateca, un grupo de delirantes, una experiencia increíble; pero estoy metido en las artes escénicas desde los 17 años. Siempre supe que era por ahí el asunto. Me acuerdo de mi trabajo de egreso, La velocidad de la sangre; era una ficción de tres minutos de las ocho historias de amor que formaban parte de un mismo largometraje. Todas pasaban en el Hotel Carrasco. La mía hablaba de la búsqueda desesperada del amor, esa violencia, esa pasión que en el fondo es compartida por todos.
Como productor cultural, ¿qué opina de la reciente denuncia de censura por parte de un artista a quien se pidió que su obra incorporara lenguaje inclusivo? ¿La cultura y el arte se distancian de las necesidades de las comunidades LGBTIQ+? Este tema es de esos que hacen quedar en agenda tres semanas corridas… Se aprovechó de muy mala manera, se partidizó, pero al final habla muy mal de nosotros estar escuchando autoridades públicas hablar del Ministerio de la Verdad de Orwell. Por otro lado, el mundo de las artes tiene un enorme potencial de la mano de la comunidad queer o festivales como Insumisxs, de arte lésbico. En tema necesidad, creo que se debería contemplar incluso más que a la comunidad LGBTIQ+ a la cultura afro. Pensá en las veces que fuiste al teatro, ¿cuántas personas afro viste? No hablemos del escenario, sino en el público. ¿En qué película de cine uruguayo el personaje principal es afro? Siempre son hombres blancos heterosexuales. Ahí tienen otro debe con el género y la diversidad.
¿Cuál fue el preconcepto más grande al que tuvo que enfrentarse? A pesar de todo el sufrimiento y la violencia transitada, el tema de la identidad nunca fue un tema. Nunca tuve dudas, me hice cargo aunque tuviera su costo; siempre supe que yo soy esto. Cero victimizaciones. A lo que sí me enfrenté, ahora, porque ya estoy en un momento de la vida más grande, es a este pensamiento de que por tener una opinión pública hay cosas que… No me reprimo ni digo una cosa por otra, pero está Sergio Miranda y el director de la Secretaría de Diversidad. Yo soy Sergio, y hago de. Es un rol pero a la vez una responsabilidad, entonces me encanta porque me desafía y da muchas satisfacciones.
Lo interpelo con una afirmación que es suya: ¿“Sería bueno que más políticos salieran del clóset”? Hasta lo pienso más que antes. Que salga del clóset el sector político, las artes, los deportes, la comunicación. Eso es dar un mensaje. Me acuerdo de todo el revuelo que se generó cuando lo de Ricky Martin. La gente decía: “¿A quién le interesa lo que hace Ricky en la intimidad?”. Pero una cosa es lo que hace un anónimo y otra cosa es una figura mundial que da una visibilidad y naturalidad que permite que se idolatre a un músico homosexual. Pero también te digo que no es casual que los futbolistas que salieron del clóset lo hayan hecho al final de su carrera. Nosotros nos casamos, lo hicimos público y tuvimos las dos semanas más intensas de nuestras vidas. Rodrigo (su esposo) no entendía mucho qué logramos hasta que caminando por Ciudad Vieja nos paró alguien para agradecernos y contarnos que su hijo era gay y sufría mucho en el liceo hasta que nos vio a nosotros y cambió de actitud. En ese momento me emocioné mucho y le dije: “¿Ves? Para esto fue”.
¿En algún momento las reivindicaciones se van a topar con un techo? No, porque lo que no se protege está en riesgo y para mí todos los puntos de llegada en realidad son puntos de partida. En mi equipo de la IM somos siete personas, tres son trans; un varón trans, una mujer afro trans y una joven trans de 25 años a punto de recibirse de psicóloga. Un panorama impensado años atrás. Pero ella no es el punto de llegada, sino que a partir de ella todo lo demás. Todavía hay grandes debes, por ejemplo, a nivel legislativo, una ley que prohíba las mal llamadas terapias de conversión; tratamientos, o mejor dicho torturas psicológicas para curar la homosexualidad. Acuérdense de que lo que no está prohibido está permitido.