Sole Ramírez: "Estuve dos años reencontrándome en lo personal y lo artístico"

Y esos dos años, ¿ya le permitieron definir un rumbo? Sí, ya encontré por dónde arrancar, por dónde van mis primeros pasos, estando atenta momento a momento de lo que me vaya saliendo. Encontré un lugar por donde ir y siempre buscando ser honesta con lo que me representa. No volver a perderme más.

¿Cómo fue pasar la cuarentena en Punta del Este? Usted no es de ahí. No, mis padres sí son de Maldonado: mi padre de Pan de Azúcar y mi madre de Piriápolis. Y eso fue hermoso, una muy buena decisión. Me mudé en octubre de 2019, antes de la pandemia. Cuando explotó todo me agarró instalada ahí y lo pude encarar desde un lugar distinto. En Montevideo tenía gente que estaba más encerrada. En ese momento estaba en la 16 de la Mansa. Sacaba a pasear a la perra. Respiraba otro aire, otra libertad.

Tiene un bulldog francés. ¿Cómo se lleva con los animales? Me gustan, me transmiten mucho amor, los veo como seres muy puros, admirables. Nunca tuve muchas mascotas de niña. Pero ahora de grande me hago cargo yo de mi perra.

Estudió Comunicación en la Udelar y la ORT. ¿Se graduó? Sí, en la ORT, en Comunicación Corporativa y Relaciones Públicas. Eso me dio herramientas y formación, que sin darte cuenta las tenés ahí para usar. Vos constantemente estás transmitiendo tu trabajo en redes y en prensa. También aprendí actuación en El Tinglado, siempre me gustó mucho. Pero lo que más me dio la carrera en la ORT fue conocer a Juanfra (Saralegui) y poder armar Mala Tuya. Solo compartimos un par de materias, una era Marketing... y la otra no me acuerdo.

¿Llegó a actuar? Estuve en algunos proyectos. Nunca lo desarrollé; es un objetivo que tuve siempre, estar en una tira o una peli. He hecho alguna obra para niños, Los dinámicos, he estado en algún proyecto de una tira digital, una vez hice un bolo en una serie de HBO que se hizo acá, El hipnotizador.

¿Cómo fue trabajar con un público infantil? ¿Más complicado que el de Mala Tuya? Sí, pero los niños no son complicados, ¡no tienen filtro! O ganás su corazón o no. Igualmente, con Mala Tuya teníamos un gran público infantil. En los shows grandes siempre había un público familiar con muchos, muchos niños.

Su propuesta musical ahora es más adulta. Sí, se corresponde con mi etapa personal. Arranqué en Mala Tuya con 21 años, ahora tengo 30 y tenía que acompasar lo que siento y vivo con mi música.

Hubo otro cambio reciente en su vida: se separó. Sí, hace casi un año. Fue una relación muy larga, así que se puede decir que es reciente. Estaba viviendo en Punta del Este en un apartamento y me mudé a otro también ahí, es que encontré ahí mi lugar.

Que se supiera su soltería, ¿no hizo que estallara el WhatsApp? Sucedió... sobre todo porque hace unos meses se hizo un ranking de solteras y solteros (en radio Universal) y eso trajo bastante repercusión, una cierta movida (risas).

¿No le da miedo un verano atiborrado de público en su lugar? ¿Vos sabés que sí? Me gusta más que no haya nadie. Pero es necesaria para la gente que vive del turismo que haya una buena temporada.

¿Haría otro Pibas, como en 2020? Sí, re. Con las chicas (Agus Morales, Nati Ferrero y Clipper) quedamos muy unidas después de ese show. Nos encantaría y nos han llegado algunas propuestas. Siento que es algo que convive con los proyectos que tenemos por separado, porque Pibas es un encuentro donde convive la música de todas.

¿Alguna vez le dijeron que es muy parecida a la periodista Ana Inés Martínez? ¿Las confunden? ¡Sí! Me han encontrado muy parecida a muchas personas: Aitana, Nicki Nicole, Katy Perry. No sé si es el cerquillo en los ojos o qué, pero me matchean con muchas personas. Pero una vez, con Ana Inés, nos hicieron un “Separados al nacer” en Bendita TV, cuando hacía poco que había arrancado con Mala Tuya.

Hoy, ¿qué considera que fue para usted Mala Tuya? Fue el primer proyecto con el que arranqué mi carrera, con el que confirmé que iba a poder dedicar mi vida a lo que quería ser. Viví experiencias que no me las voy a olvidar nunca más. Con los chicos tenemos una hermandad que no se compara con nada. Fue un giro de 180 grados, repentino, en mi vida. Podría decirte que fue lo mejor que pasó en mi vida. Si no, iba a terminar en una oficina, haciendo la comunicación de alguna empresa. De hecho, cuando comenzó estaba haciendo una pasantía en el World Trade Center, ¡no me acuerdo ni del nombre completo de la empresa! Cumplir horarios y estar sentada en una computadora no era para mí, no hubiera sido feliz.