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Yamila Badell: “Hay que dejar de pensar que el fútbol femenino es pérdida”

Una de las primeras uruguayas en jugar en Europa habla de los debes, la profesionalización y el futuro del fútbol femenino
Editor de Galería

La vida de Yamila Badell pasa por el fútbol. Es hija del exfutbolista Gustavo Badell, debutó en primera división con tan solo 15 años, anotó los primeros goles de la selección uruguaya femenina en un torneo FIFA, se fue con 20 años a España (donde pasó por tres equipos) y desde junio forma parte del plantel profesional del Club Nacional de Football que disputará la Copa Libertadores de América Femenina, con partidos en Asunción y la final en el Gran Parque Central.

Pero Yamila —que ahora tiene 25 años—, no solo demuestra su pasión por el deporte en la cancha: en Instagram se la ve visitando distintos escenarios deportivos, en Twitter comparte opiniones relacionadas con el fútbol masculino y femenino, lidera una academia (que lleva su nombre) para niñas que aspiran a ser futbolistas y siempre se la puede ver con indumentaria deportiva o una pelota en los pies.

Pese a sus logros, prefiere el bajo perfil y es de pocas palabras. Sin embargo, cuando se la consulta sobre fútbol, sus inquietudes y aspiraciones, la pasión por lo que hace salta a la vista. Su regreso a Uruguay fue muy pensado, y hoy no se arrepiente de la decisión. Nota cambios positivos, desde formalidades como un contrato firmado y el compromiso de los clubes por mejorar las condiciones de las jugadoras. Ella, por su parte, se involucró con la causa desde lo personal y lo profesional, apostando a acortar la brecha que existe entre el fútbol masculino y femenino. 

Días antes de viajar a Paraguay, Badell conversó con Galería sobre su presente como jugadora, su futuro quizá en un cargo técnico, cómo ve el fútbol femenino en nuestro país, qué ejemplos se pueden tomar de Europa y su deseo de llegar a lo más alto en la Copa Libertadores.

¿Por qué volviste a Uruguay?

Fue un año complicado en lo mental y emocional, ya que había situaciones que me generaban inquietudes, temas de papeles y demás. Eso no me dejaba tranquila y me estaba repercutiendo en lo mental y en mi rendimiento dentro de la cancha. Decidí que era momento de bajar la pelota al piso, de estar en casa, de volver a retomar una estabilidad emocional y mental, y volver a disfrutar con la pelota. Para todo esto la mejor opción era estar en casa. 

¿Influyó la pandemia de Covid-19?

Sí, en diciembre quería venir a recargar las pilas en las fiestas, pasar 10 días en familia, pero finalmente me quedé allá. Una está sola todo el año porque no tiene las comodidades que existen en el fútbol masculino, donde los futbolistas pueden llevarse a toda la familia para Europa. No contamos con esa disponibilidad y entonces reencontrarse con la familia te da un plus para volver con más ganas. 

¿Cómo estás ahora? 

Estoy bien, estoy contenta. Estoy trabajando de una manera que es para destacar. El ámbito local es superamateur, pero trabajar de la forma en que trabajamos, en el horario en el que trabajamos (comenzando sobre las 7.30 de la mañana), y con profesionales que están realmente dedicados a esto, es de otro mundo. 

Este año Nacional profesionalizó su plantel femenino.¿Fue eso lo que te atrajo del club? 

Fueron varias cosas. Me gusta trabajar de la forma que se trabaja en Nacional. También me interesó que el club compite a nivel internacional y a pesar del amateurismo acá se trabaja de una forma profesional. Más allá de la remuneración económica que implica firmar un contrato, te dan otras cosas que llevan a una jugadora a ser profesional, como el compromiso, el respeto y otra serie de cosas que van de la mano. Además, hace años la institución llama la atención en el fútbol femenino y de chica mi primera camiseta fue la de Nacional. ¿Querés saber si soy hincha? Sí, soy hincha. Antes no me tiraba tanto la idea de venir al club por cómo estaba la estructura, por cómo se trabajaba y cómo estaba conformada la institución. Hoy el club hizo un cambio increíble que llama la atención. 

Adrián Echeverriaga Adrián Echeverriaga

¿Qué implica que Nacional tenga un plantel de fútbol femenino profesional?

Que todas las jugadoras tengan contrato profesional. No importa si es mucho o es poco, es una primera instancia para después ir hacia arriba. Esa es la idea de la institución. Además de eso, está el llegar a las 7.20 y tener seguridad en la puerta. Que la gente de seguridad, de mantenimiento, el canchero y el resto de los funcionarios te saluden con un “buenos días” y te hagan sentir como en tu casa. Llegar y tener la ropa pronta con una persona que lleva el control de lo que te llevás, tener tu lugar en el vestuario, tener aire acondicionado, poder poner música, poder dejar tus championes; que sientas que es tu espacio. Salir y tener tu lugar exclusivo de gimnasio, ir a nuestra propia cancha sin depender de si la está usando el plantel masculino o las formativas. Llegar y que Diego (Testas, el técnico) tenga todo preparado: las estacas, los conos, las tapitas, las pelotas, los chalecos; te dan ganas de dejar todo en cada entrenamiento. Tenemos un día para entrenar en césped sintético y eso está genial teniendo en cuenta que el campeonato se juega en sintético. Luego de entrenar te podés dar una ducha de agua caliente, tenés un ómnibus que te lleva y te trae de los entrenamientos y ahora antes de irnos nos están dando comida. Todo eso genera un cambio. Una como futbolista piensa: “Qué bien nos están tratando, debo devolver algo de lo que me están dando”. Más allá del papel con una cifra, hay otras cosas. Tenemos un cuerpo técnico que está en todos los detalles, con una médica en los partidos y una kinesióloga a disposición. Muchas veces se ve el trato desigual y acá se trata por igual al equipo masculino de primera, al plantel femenino o a los chicos de las formativas. 

¿Cuáles son las principales falencias de nuestro fútbol femenino? 

Hay que dejar de pensar que el fútbol femenino es pérdida, que se invierte mucho y es poco lo que vuelve. Eso es verdad, pero si uno quiere ganar primero tiene que apostar. Son pocos los que apuestan de una y se la llevan toda. El fútbol es un mundo muy machista y se tiene una forma muy particular de ver, de pensar, de vivir, de manejar las cosas. El fútbol femenino va por otra rama, busca potenciar el tema de los valores y se vive de otra forma. Hoy es pérdida, pero en un futuro nos puede dar el doble o el triple. La liga española hace unos años no picaba y hoy es el campeonato que tiene a las mejores jugadoras. Armaron una liga profesional y cada vez son más las jugadoras que quieren ir a jugar allá. No fue de un día para el otro, hubo que pasar por un proceso. 

Jugaste varios años en España. ¿Qué creés que debemos adoptar de la liga española? 

El fútbol femenino en España recibe un apoyo bastante importante. Hay empresas que colaboran con el deporte y eso enriquece la liga, generando visibilidad y haciendo que llegue a muchos lados. Vos prendés el televisor y te encontrás con un partido de fútbol femenino. No solo una empresa tiene los derechos televisivos, transmitiendo los partidos por una plataforma, sino que se genera un combo. Se televisan partidos de la Copa de la Reina, dos o tres partidos del campeonato local y algunos más que van por privado. Cuanto más lo hagas visible, más se va a consumir y eso te va a retribuir mucho más. Hacia ese lado tenemos que ir en Uruguay, las instituciones se tienen que poner al firme con el fútbol femenino. 

¿Te imaginás partidos de fútbol femenino a estadio lleno en Uruguay? 

Cierro los ojos y me acuerdo de disputar una Copa Libertadores en Uruguay, de jugar un Sudamericano y que la gente fuera a vernos. Si hace unos años la gente iba, ahora que el fútbol femenino está creciendo, ¿no iría? Todo lo contrario. Hay partidos a estadio lleno en Estados Unidos y allá van a ver más a las mujeres que a los hombres. En España también llenan estadios. ¿Por qué la gente va? ¿Qué llama la atención? Ahora se está jugando un campeonato y se habilitan los estadios para el fútbol masculino, es fácil comprar una entrada. A nosotros nos limitan a 100 personas por equipo. Los familiares y poco más. ¿Por qué hacemos esa diferencia? No encuentro la respuesta. Como futbolista y luchadora me cuestiono, y creo que son varias las jugadoras que se lo cuestionan. La Organización de Futbolistas Uruguayas (OFU) le está metiendo al tema. En un momento el aforo era la mitad, limitado solo a jugadoras y gente de los clubes. Considero que si limitamos, no vamos a poder vender el show. 

Adrián Echeverriaga Adrián Echeverriaga

¿La poca visibilidad que tiene el fútbol femenino lleva a que las niñas tengan solo referentes o ídolos en el fútbol masculino?

Sí, porque es lo que nos dan para consumir. Al final lo que tenemos al alcance de la mano es el fútbol masculino. Solo en competencias importantes o mundiales podemos ver en los informativos segmentos muy cortos de fútbol femenino. Es importante que, aunque sea un poco, se muestre los fines de semana lo que pasa en el fútbol local, por lo menos con un show de goles o mostrando la tabla de posiciones. Siempre me cuestiono por qué cuesta tanto, si muchas veces rellenan huecos con cosas que son insignificantes. Con el respeto que merece la información, a veces nos muestran noticias de países que ni conocemos y no potenciamos lo que tenemos a nivel nacional. Necesitamos de todos. 

En julio inauguraste la Academia Yamila Badell. ¿Qué objetivos persigue? 

Es una academia de fútbol femenino exclusiva para niñas de entre 6 y 12 años. La idea es potenciar, desarrollar y formar a niñas en esas edades. A esa edad quizás se las deja de lado y hay que prestarles mucha atención. De niña adquirimos muchas cosas que a futuro hacen la diferencia. Además de brindar valores y aspectos técnico-tácticos, trabajamos con Jackie Macadar, una coach deportiva, para ayudarlas a ir en busca de sus objetivos. Con ella hacemos pequeños trabajos, dependiendo de la edad, para que las chicas sepan qué quieren y hasta dónde desean llegar. También contamos con el nutricionista Federico Fernández, que les habla de aspectos nutricionales que son importantes para el futuro. Está bueno saber desde chicas qué alimentos nos aportan y cuáles debemos consumir menos, sabiendo las edades en las que están y sin prohibir, solo alertando y trazando un camino a seguir. Lo otro es abrirles la puerta a niñas que quieran practicar el deporte y que no hayan tenido la posibilidad de hacerlo. Han llegado niñas que iban a equipos mixtos y se sentían reprimidas o no se soltaban mucho. Algunas a raíz de esas situaciones dejan de practicar el deporte. No queremos excluir al fútbol masculino, pero es la rama que está más desarrollada en Uruguay y necesitamos que el fútbol femenino se potencie. 

Por lo que veo le das mucha importancia a lo mental… 

Sí, es una carrera que implica mucha cabeza. Hace un año o un año y medio incorporé a mi vida el coaching, que me abrió la cabeza. También empecé a asistir a psicólogos. Muchas veces pensamos que es para los locos o para quienes tienen algún tipo de trastorno y no es así. Hay que dejar de ser tan cuadrados. Hablar con una persona imparcial nos libera, nos hace mucho bien y es una ayuda que tenemos a mano. El coaching me ayudó a ir en busca de objetivos que quizás nunca me había planteado. Hace ya unos años, sumé también un nutricionista a mi carrera. Creo que una futbolista tiene que cuidar esos aspectos para marcar la diferencia. En el rendimiento dentro de la cancha te puede ir bien o mal, porque no somos robots y podemos pasar por momentos buenos o malos, pero la actitud y el profesionalismo son innegociables. 

¿Te ves ligada al fútbol una vez que te retires? ¿En qué rol?

Esto que hago con la academia va de la mano de lo que busco y lo que quiero. Quiero brindarles a niñas y adolescentes lo que para mí fue escaso cuando era chica. Quiero ir abriendo caminos y colaborar con quienes lo necesiten. Me gustaría también ser directora técnica. Cuando estoy jugando pienso como entrenadora y cuando salgo de la cancha analizo mucho, leo bien el juego y soy de dar una mano, sin faltarle el respeto a quien está a cargo. Me gustaría hacer el curso. 

¿Hace falta que más mujeres dirijan equipos u ocupen cargos a nivel de dirigencia? 

Sí, aunque de a poco el fútbol femenino se está metiendo en lugares de relevancia. Hay muchas futbolistas que están iniciando el curso de DT. De seguro vamos a tener varias jugadoras del otro lado de la línea. 

Se aproxima el debut de Nacional en la Copa Libertadores Femenina. ¿Cuáles son tus expectativas? 

Nacional tiene un gran equipo, con mucha calidad técnica. Venimos entrenando muy bien, haciendo un gran trabajo físico y táctico. La serie que nos tocó es muy pareja. Tenemos un equipo brasileño, que por historia y números es el más complicado. Igual creo que no es un cuco, que los partidos son partidos y que hay que jugarlo. Tenemos rivales argentinos y paraguayos que también están atravesando procesos de profesionalización y creo que van a ser partidos parejos. Nacional está preparado para pasar de fase y si clasificamos la ambición empieza a crecer. Yo sueño con levantar la copa en el Parque Central. 

¿Qué le falta a la selección uruguaya femenina para ser fuerte a nivel continental? 

En el último partido que jugamos, contra Chile, se vio que Uruguay tiene y puede. Quizás a la selección le falta ser consciente de que no podemos llegar a una competencia sin tener continuidad. Tenemos que aprovechar las fechas FIFA, que es el momento en que las futbolistas se juntan, entrenan, compiten y son evaluadas por el cuerpo técnico. Más allá de que se haga un seguimiento, es importante para el cuerpo técnico tener a las jugadoras cerca. Que futbolistas uruguayas se estén yendo al exterior le está dando otra jerarquía al equipo, por más que las del medio local están en buen nivel. Pero se pide mucho resultado y es imposible sin una continuidad, sin un proceso.

Adrián Echeverriaga Adrián Echeverriaga

Una rutina profesional 

Yamila Badell se despierta a las 6 de la mañana y antes de las 7 ya sale rumbo a la Ciudad Deportiva de Los Céspedes. Después del entrenamiento, que consiste en una parte de gimnasio y otra en cancha, vuelve a su casa y almuerza siguiendo las indicaciones de su nutricionista. En general, aprovecha la tarde para planificar los trabajos que más tarde hará en la academia que dirige, estudiar para el máster de entrenamiento personal y nutrición deportiva que está cursando e ir al gimnasio, donde la espera un entrenamiento personalizado. En su tiempo libre, la futbolista disfruta de compartir tiempo con sus padres, sus hermanos y sus amigas, tomar mate y ver partidos de fútbol. Los fines de semana le toca salir a la cancha y todo el resto de los planes giran alrededor de los partidos. Pero eso a ella es lo que la hace feliz.