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Maitena fue la protagonista del cuarto Desayuno de Búsqueda
Maitena y Arotxa
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Director periodístico de Búsqueda Andrés Danza, Maitena y editora jefa de Galería Carolina Villamonte
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Maitena con la caricatura que le obsequió Junior
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Maitena y Junior
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Janet Rudman, Nicole Mitnik, Lola Vidart y Mery Bernardi
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Verónica Petrella y Rafael Ferreiro
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Director periodístico de Búsqueda Andrés Danza, Maitena y editora jefa de Galería Carolina Villamonte
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Fabricio Pascuali y Marcelo Danza
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ilustrador Junior, gerente general de Búsqueda y Galería Daniel Mendiverry y Paula Delgado
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Gerenta comercial de Magnolio Media Group Karen Jawetz, Maitena y Gonzalo Eyherabide
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Marisol Argüello y Melina Strakalaitis
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Carina Outeiro, Vanesa Martínez y María Elena Machado
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Florencia Zuasnabar y Carolina Lecuna
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Elena Tejeira, Judy del Bosque e Ifat Taube
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Gabriela Tellechea y Rosario Corral
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María Jesús El Helou y Gabriela Virgili
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Dominique Sarries, Nero de Vargas, Emma Sanguinetti y Maira David
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Beatriz Tuch y Viviana Lateulade
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Beatriz Viera, Anabela Aldaz y Carmen Sanguinetti
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Fernando Santullo y Noelia Campo
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Natalia Welker y Sofía Carrau
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En el cuarto encuentro deDesayunos
de Búsqueda, el director periodístico del semanario, Andrés Danza, y la editora
jefa de Galería,
Carolina Villamonte, entrevistaron a la historietista argentina
Maitena. La decisión que tomó hace años de vivir en La Pedrera fue
el disparador de la charla, en la que Maitena comentó que la
vorágine de Buenos Aires la agota y que prefiere levantarse al
amanecer tomando mate cocido y viendo el cielo. “Soy solitaria, me
gusta leer, me gusta escribir, me gusta dibujar (…) y ni que hablar
la naturaleza, que es el mayor lujo”. Según dijo, no puede
disfrutar de estas cosas en la ciudad porteña, porque siempre tiene
algo que hacer. “En Buenos Aires vivo en pleno centro y me entero
si hay luna llena por el teléfono”.
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En
relación con sus inicios aseguró que su principal escuela fue el
trabajo. “Siempre fui medio cabeza de chorlito para lo técnico. En
el colegio me pasaba con matemáticas, no entendía nada, resolvía
los ejercicios a mi manera. Para dibujar me pasa lo mismo, es un
proceso largo de trabajo”, contó. Es por este rasgo que también
se toma su tiempo en los dibujos, ya que hace muchos bocetos para
pequeños detalles. Respecto a sus maestros, respondió que su
inspiración vino de copiar a los que admiraba, como Quino,
Fontanarrosa y José Muñoz.
Trabajando
en la revista argentina Sex
Humor
fue perfeccionando distintas técnicas: “Lo que yo quería era
trabajar (…). Fui madre soltera a los 17 años, no había estudiado
nada”, relató. Sus padres se enteraron mucho tiempo después de
que trabajaba en una revista de erotismo. El secreto se develó
cuando la tía de Maitena, que llevaba el mismo nombre y era “una
solterona profesora de latín y pianista”, recibió una revista en
su oficina y los compañeros le preguntaron si era ella la que
realizaba esos dibujos: “Debe ser mi sobrina”, contestó. De esa
manera, sus padres se pusieron al día sobre las actividades de la
sexta de sus siete hijos. A la artista no le importó que se
conociera su fuente laboral, porque era la manera en la que ganaba el
dinero, sin pedirle nada a nadie.
En
la revista Sex
Humor
uno de los misterios que la rodeaban era si Maitena era nombre de
mujer o apellido de hombre. “No estaba mal la pregunta (…), había
muchos lectores que se sorprendían. En los 80, todas las historietas
que leía estaban dibujadas por hombres”, contó. “A mí nunca se
me pasó por la cabeza que había una posibilidad de dedicarse a
eso”. Cuando empezó a hacer humor y erotismo, lo hizo con una
visión feminista: “La época era machista, homofóbica, racista,
los chistes era malísimos y el deseo siempre era masculino, la mujer
era el objeto de ese deseo”; “yo hago personajes siempre de
mujeres que están calientes, que son deseantes y les pasan cosas”,
comentó.
Más
tarde, esa experiencia le sirvió cuando la llamaron de la revista
Para
Ti
para hacer Mujeres
Alteradas.
“Primero dije: no lo voy a poder hacer. Pero era muy buena plata,
con una editorial muy sólida y un sueldo fijo por mes. Lo intenté y
fue un éxito”, recordó.
Maitena
aseguró que nunca se autocensuró, pero también reconoció que
previo a las redes sociales no había una devolución directa tan
inmediata de la gente, ni haters.
Sobre
la presencia de caricaturas en diarios y revistas, nota que muy pocos
las incluyen, y en algunos casos ni les pagan. “Vendí dos millones
de libros pero ahora mis tiras las ven gratis en Instagram. Yo
trabajo por dinero. O me pagan o no lo hago”, afirmó.
Acerca
de su exposición Las
mujeres de mi vida
en el Centro Cultural Kirchner, en Buenos Aires, resaltó la
importancia del trabajo de la curadora Liliana Viola al seleccionar
sus dibujos y destacó el encuentro con sus lectoras, en especial con
madres e hijas. “Hablar mal de la familia y del amor son mis temas
favoritos”, aseguró entre risas, y contó que su madre es “la
insufrible number
one”.
Sobre
el final de la charla, Maitena recibió un retrato realizado por el
caricaturista de Búsqueda, Junior:
“Está bueno el dibujo, pero ¡qué vieja que estoy!”. Sin
embargo, reivindicó la madurez en la mujer: “Cuando para ser joven
hay que pasar trabajo es porque ya no sos joven. Estoy viviendo una
serenidad que nuca tuve”.
Maitena,
que dibuja y escribe pensando en mujeres, se siente orgullosa de
haber dejado una huella: “Ahora sabemos que lo único que queda en
un mundo que se cae a pedazos es el amor”.
En
el cierre los invitados la aplaudieron de pie y formaron fila para
tomarse fotos y pedirle autógrafos.