¿De ahí esa frase suya, “el cuerpo habla lo que la boca calla”?
Antes de estar ahora contigo tuve una primera sesión —que debería haber tenido hace un año y medio, pero así pasó el tiempo de rápido— con una kinesióloga. Yo tuve dos microinfartos; estuve muy enferma hace un año y tanto, y eso me dejó un montón de consecuencias físicas. Entre otras, se me destruyó la cadera muscularmente hablando. Empecé hoy, y hablábamos con ella de cuánto mi espalda ha ido aguantando, o ha ido acumulando cosas, generosamente, para yo poder funcionar. Yo le decía cuando terminamos que qué maravilla sentir que uno se cumple; o sea, más allá de cuánto bien haga esto, es como honrar el cuerpo, entender que el cuerpo generosamente tradujo, traduce y va a seguir traduciendo muchas emociones que hay en mí.
Eso que dice de cumplir con uno mismo se vincula con el amor propio, que es el tema de su nuevo libro (Del amor propio al amor al otro). Parece haber como una contradicción, en una sociedad actual tan individualista, que falte amor propio.
Lo que pasa es que todavía se entiende el amor propio como una educación de egoísmo, y la verdad es todo lo contrario. La única garantía de amar sana y generosamente es amarme mucho yo, porque si no, siempre voy a amar desde la carencia, desde la falta, desde que el otro llena mi espacio. Creo que es superimportante el tener la capacidad de ser honesto con lo que a uno le está pasando y con lo que uno quiere lograr, porque ahí es donde se une con el conecta y manifiesta (del título de la conferencia), que es hasta dónde yo trabajo por mi bienestar, por mi paz interna, y hasta dónde estoy dispuesta a trabajar por el logro de mis sueños. Porque mis sueños se van a manifestar en la medida en que yo tenga una vida congruente entre lo que pienso, digo, siento y hago.
Yo tengo una historia de romance con Uruguay ya muy larga y muy profunda, y estoy muy contenta de poder llegar con Ale, una eminencia en el tema astrológico y espiritual más amplio, a mostrar otra cosa, a abrir un poco la cabeza y a entender que somos seres humanos más complejos de lo que se supone que somos, y más bellos también, y más poderosos. Siento que esta mezcla es como que resucita el poder del ser humano. Sí, de verdad yo puedo tener la vida que quiero. ¿Para eso se requiere coraje? Sí, no es para todo el mundo. Pero esta es una linda propuesta para mostrar cómo se hace.
Hablaba de cómo se manifestó esa carga que fue llevando en la espalda. ¿Cómo vive la responsabilidad de dirigirse ahora a una comunidad de más de 900.000 seguidores en Instagram?
Es una responsabilidad grande, pero no soy demasiado consciente de eso. Y tampoco quiero, porque si me hiciera consciente de eso perdería naturalidad, autenticidad. Yo creo que la gente que está ahí —acompañándome y no siguiéndome, porque la palabra seguidor no me gusta nada— es gente que necesita esa autenticidad, ese no filtro de mi cara, esa historia en pijama, o ese día difícil, o esa lágrima que salió en una historia porque me emocioné. Entonces prefiero ser solo consciente de mi entrega y de mí, y que cada quien reciba lo que quiera recibir en ese sentido. Siempre digo que uno es dueño de lo que dice, pero no de lo que el otro interpreta. Si me pongo a pensar en lo que el otro interpreta, me empantano y no hago nada, y creo que eso deteriora lo que soy. Yo no tengo un personaje, y ha sido un trabajo no tener un personaje, porque podría ser fácil haberlo construido en 35 años de profesión, y de haber recorrido y ser tan premiada o tan reconocida. Y la verdad es que siento que mi trabajo ha sido ser lo más yo posible, y cada vez ser lo más yo posible, y en eso estoy.
Hace poco fue parte de la conferencia Mentes expertas en España, algo que ha dicho que la sacó de su zona de confort y que la acercó a un público nuevo, el español. ¿Cómo decidió salir de esa comodidad y buscar el desafío?
No sé cómo lo decidí. Fue un día que estaba viendo en Instagram a un expositor que forma parte de Mentes expertas, que es Mario Alonso Puig. Lo había conocido en Colombia y se me ocurrió preguntarle, porque veía que había una sola mujer, Marian Rojas, que tiene toda mi admiración, la encuentro increíble. Mis hijos viven en España, mi hijo está en Barcelona y mi hija en Valencia, y de repente pensé: a lo mejor sale algo y me llaman para una conferencia. Yo soy corajuda, tengo los ovarios del porte de Tutankamón, entonces empecé a pasar etapas; hay como 1.500 personas esperando entrar a Mentes expertas y yo pasé por sobre las 1.500 y llegué directo a los dueños. Hoy los siento como casi mi familia, y ya di mi primera conferencia en Barcelona. Se empieza a abrir un espacio que no tengo idea a dónde me va a llevar. Según mis hijos, a lo mejor termino viviendo en España; la verdad es que no lo sé. No dejaría Chile por nada, sobre todo mi sur de Chile, creo que eso no lo transo, por lo tanto tendría que alternar. No tengo idea de cómo voy a armar mi vida. Han pasado cosas muy extrañas este último tiempo, y solo estoy mirando y tratando de no controlar y fluir. Estoy observando e intentando ser lo más congruente posible con cada una de mis decisiones, no traicionarme. De hecho, esa es mi frase terapéutica para este año. Es un año en el que intento estar lo más despierta y consciente posible. Esto lo voy a contar en la conferencia, porque creo que al final uno solo es un espejo, y lo que yo puedo contar le debe estar pasando a la mitad de la gente que esté sentada en el teatro. Yo creo que los que queremos sanar nuestras heridas o estar en paz y vivir una vida más calma, más centrada en lo más importante, en los afectos y no en el consumo, por ejemplo, estamos preguntándonos muchas cosas y observando la vida con cierta extrañeza o sorpresa.
Eso que decía, de ser fiel a uno mismo, implica conocerse muy bien, saber escucharse, saber interpretarse. Es difícil a veces saber lo que uno quiere en el fondo.
Sí, porque la mente te contamina. A mí me pasa que, desde que me enfermé, la mente me sigue diciendo que puedo hacer todo. Entonces, si me dicen de dar tres conferencias diarias, mi mente me dice: “Obvio, si antes las hacías, hazlas”. Pero mi cuerpo me dice: “¿Cómo se te ocurre? Ya no puedes hacer tres conferencias al día, porque vas a quedar reventada y yo, el cuerpo, voy a pagar un costo demasiado caro por esas tres conferencias. Necesito descansar, así que haz una”. Y eso implica coraje. Yo tengo una deuda que tengo que pagar, entonces está la tentación de pensar que si trabajo más, la deuda la pago antes, pero mi cuerpo me dice que no podemos aumentar el ritmo. Por eso digo lo de la congruencia. Siento que una de las cosas que más he tenido este año para no traicionarme es tener mucha valentía.
Pese a los libros, las conferencias y los viajes, sigue atendiendo pacientes. ¿Es una manera de seguir en contacto con la gente desde la consulta?
Partí atendiendo pacientes online por la cesantía de la pandemia. Yo había dicho y jurado ante la Biblia que no iba a atender nunca online porque me parecía espantoso (risas). Es maravilloso cómo la vida te lo devuelve. Y ha sido una experiencia maravillosa. Yo soy muy tocadora, soy muy afectuosa, y tuve que aprender a contener silencios a través del Zoom. Tuve que aprender a escuchar el llanto sin poder abrazar. Ha sido muy desafiante pero hermoso. Y recién ahora estoy incluyendo pacientes nuevos, porque por prescripción médica los tenía prohibidos. Estaba solo con los antiguos, con los que partieron en la pandemia, que ya a esta altura somos casi familia, que están de mimados más que porque lo necesiten. Ha sido una experiencia linda. Es una fuente de información. Es un pulso. Yo siento que me dan ese hacia dónde vamos, dónde están los problemas más frecuentes. Y es loco porque al final, en la parrilla completa, uno logra ver factores muy parecidos, que tienen mucho que ver con lo que decía al principio, el tema del propósito.
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Alejandra Sassano: “Pasé de estar loca a estar de moda”
Cuando tenía siete años, Alejandra Sassano se adentró, sin buscarlo, en la espiritualidad. “Empecé viendo cositas y le contaba a mi mamá lo que iba a pasar. Así de sencillo”, cuenta a Galería la astróloga venezolana. Su mamá no entendía lo que le pasaba y cuando pidió ayuda, la respuesta fue medicarla por cuatro años hasta que se “calmara”. Desde ese momento se dio cuenta de dos cosas: de que no la entendían y de que existía un mundo paralelo del que nadie hablaba.
Alejandra Sassano
Aunque se recibió muy joven de abogada como un “regalo” a su padre, su verdadera vocación era lo que la conectaba con ese otro mundo. En ese entonces tenía 21 años y, hasta hoy, es a lo que ha dedicado su vida. “Fue un camino de autodescubrimiento —dice—, y es un estilo de vida”.
Si bien “los seres humanos siempre hemos necesitado una conexión con algo que nos haga sentir más profundos”, tuvo que lidiar con varios prejuicios: “Yo pasé de estar loca a estar de moda”, dice hoy. Según Sassano, a partir de 2020 hubo un cambio importante y “la espiritualidad empezó a ponerse en boga”, sobre todo en los millennials. También dice que las nuevas generaciones “vienen”, a su entender, “con otra consciencia, totalmente distinta”, y que no los podemos educar desde el “tú tienes que estudiar, te tienes que casar, tienes que tener hijos”, porque “ellos no van a respetar eso”.
Según Sassano, el 2022 fue un año de transición por ciertos movimientos planetarios que ocurrirán en 2023; por ejemplo, la entrada de Plutón, “el gran planeta que destruye para construir, que acaba de entrar al signo de acuario”. Eso significa, según la astróloga, que “viene a destruir todo lo que no está alineado al nuevo mundo”. “Por ejemplo, si yo sigo en un matrimonio que no me hace feliz, porque tenemos cierta cantidad de años, tenemos algo construido, tenemos hijos… el ‘deber’ y el ‘tener’ ya no funcionan en 2023, sino el ‘ser’. Tengo que entender que tiene que haber una energía más elevada. Tengo que contactar con mi autenticidad. La vida te va a poner circunstancias afuera que te van a conectar con esa incomodidad”, explica Sassano. “Se nos pide accionar en pro del nuevo ser humano que eres, de a qué le das valor. Y eso requiere coraje”.
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Siente, conecta, manifiesta en Uruguay
Del sentir del título del encuentro se encarga, principalmente, Pilar Sordo. “Siento que hay mucho que aportar en términos de cómo estamos expresando nuestras emociones, de cómo el cuerpo está diciendo lo que nos pasa; cómo podemos transferir eso que sentimos a lo que deseamos o queremos vivir de una determinada manera, y desde ahí empezar a funcionar”, explica la psicóloga.
Pilar Sordo
Del conectar se ocupará principalmente Alejandra Sassano, que dice: “Yo conecto cuando me pongo en los zapatos del otro, cuando realmente involucro al otro en mi camino”, explica la astróloga. También “canalizará en vivo”, e intentará trasladar a la audiencia cómo “pueden deslastrarse, dejar pensamientos limitantes y cualquier circunstancia que tengan o emoción que los está limitando”.
Y sobre el tercer punto: “Manifestar es que puedas ver los anhelos que tienes. Digo anhelo y no deseo porque el deseo muchas veces está conectado con la mente. Estoy segura de que si te pregunto qué quieres, respondes rapidito. Pero cuando te pregunto qué anhelas de verdad, hasta te da miedo decirlo. Entonces primero sentimos, luego conectamos y desde la verdadera conexión —con mi alma, con mi esencia, con mi brillo, con lo que soy— puedo manifestar”.
Según Sassano, va a haber una “interacción divina” entre ella y Pilar Sordo, y el público se va a llevar “herramientas muy contundentes”; incluso prácticas cotidianas para realizar de manera muy sencilla y “empezar a conocerse, reconectar con su niño interior y aprender a cambiar la palabra culpa por responsabilidad”. La astróloga está convencida de que el mensaje de esa noche “calará en los corazones de la gente”: “estoy segura de que será un antes y un después”.
Para Sordo, el encuentro será “una mezcla muy bonita, que habla mucho del tiempo de hoy, y de las necesidades que hoy hay”.