Recordó la definición de salud que aprendió en los primeros días
de su carrera de Medicina, la de la Organización Mundial de la Salud: “Un
estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la
ausencia de afecciones o enfermedades”. Mencionó al exministro de Salud de
Canadá Marc Lalonde, un referente para los médicos de occidente, que
reflexionaba acerca de que la salud es un continuo bienestar-enfermedad, porque
nadie está completamente en un estado u otro.
Cuando el
director de la región sur de la Administración de los Servicios de Salud del
Estado (ASSE), Blauco Rodríguez (especialista en Medicina de Emergencia y en
Emergentología), recibió la invitación para realizar una breve presentación en
la séptima edición del Día Internacional del Ayurveda, repasó conceptos que ya
conocía sobre esta medicina y amplió sus conocimientos en la materia, y
concluyó: “¡Si habrá que integrarla!”. Él contó esto cuando subió al escenario
del salón del Hotel Radisson de Montevideo el 2 de noviembre pasado. Y aclaró: “Bajarla a hechos reales para poder generar mejor
calidad asistencial y, sobre todo, mejor calidad de vida”.
Tradicional
vs. “alternativa”. La medicina
que se practica en la actualidad en la región occidental del planeta, que
involucra recetas de fármacos y cirugías para tratar o curar enfermedades,
tiene una antigüedad de cientos de años. Se le llama medicina “tradicional”,
aunque el término da la idea de algo antiguo, algo que se transmite de
generación en generación. Si bien se reconoce al médico griego Hipócrates como
el padre de esa disciplina, existe un abismo entre lo que él predicaba en el
siglo quinto antes de Cristo y lo que hoy estudian y practican los doctores en Medicina
de este lado del mundo.
Existen
medicinas mucho más antiguas que la que se dice “tradicional”. Se las llama
“alternativas”, por ser distintas a la que se practica en occidente, pero
algunas datan de hace 5.000 años. Una de ellas es la medicina ayurvédica, que
tiene su origen en la India y parte de una concepción holística del individuo.
Esto es la unificación entre cuerpo, mente y espíritu. Comparte con la medicina
occidental moderna el objetivo de prevenir enfermedades y promover la salud,
pero usa métodos distintos.
Es ayurvédica
porque proviene de “ayurveda”, una palabra en sánscrito que significa “ciencia
de la vida”. Propone la incorporación de hábitos cotidianos para lograr una
buena salud y centra su objetivo en tratar al paciente, no a la enfermedad. Las
terapias de la medicina ayurvédica son naturales y no actúan solo sobre el
síntoma o dolencia actual sino también sobre la causa. Allí involucran el
estado emocional y mental de cada paciente, sus hábitos, su entorno y hasta el
clima. Se utilizan regímenes de alimentación, hierbas medicinales, ejercicios,
meditación, fisioterapia y otros métodos.
Según la
doctora en Medicina Pilar de Prado, posgraduada en Medicina Ayurvédica y una de
las fundadoras de la Asociación Uruguaya de Medicina Ayurvédica (AUMA), hoy en
occidente se aplica una medicina distinta a la de la India “por falta de
conocimiento y de integración (con oriente), nada más que eso”. “Es lo que
impera en este momento y es lo que también, desde las autoridades, desde el
Ministerio de Salud Pública, desde los centros educativos, quedó instalado. Y
eso es lo que tenemos que romper, la medicina de Descartes que separó el
espíritu del alma, del cuerpo y de la mente, y estudió cada órgano por
separado”, dijo a Galería.
Los
ciegos y el elefante. Es como el
viejo cuento popular. En la antigüedad, seis ciegos competían para ver quién
era el más sabio. Un día en el que no lograban ponerse de acuerdo sobre cómo
era la forma de un elefante, decidieron comprobarlo por sí mismos. Todos juntos
fueron a tocar distintas partes del cuerpo del animal. El que tocó su panza lo
describió como una pared de barro seco. El que tocó sus colmillos, como una
lanza. El tercero agarró la trompa y dijo que el elefante era como una gran
manguera. El siguiente, que tocó la cola del animal, dijo que se parecía a un
plumero; y el que le siguió tocó una oreja y aseguró que era como un gran
abanico. El último tocó una de las patas y dijo que era como el tronco de un
árbol. Todos tenían razón. Todos habían puesto el foco en una parte distinta de
un gran organismo y lo habían descripto a la perfección.
Es lo mismo
que ocurre con los diferentes tipos de medicina: no son opuestos, tienen
enfoques distintos. “Lo que tenemos que empezar a entender es que para algunas
cosas sirve una y para otras sirve otra. Si la medicina tradicional sirviera
para todo, estaríamos todos superfelices yendo a la mutualista, operándonos y
tomando medicamentos. Y no estamos superfelices con eso”, opinó De Prado. Según
la especialista, la mirada de ese tipo de medicina es “mucho más amplia”,
porque abarca cuerpo, mente y espíritu. Por eso, prefiere el término
“integrativa” antes que “alternativa”.
El Día
Internacional del Ayurveda se conmemora en Uruguay de forma anual desde hace
siete años. En cada jornada se realizan charlas sobre distintos aspectos de la
medicina de la India, se incluyen stands con comida típica, libros y otros
productos, y se realizan también talleres vivenciales de disciplinas
relacionadas como el yoga. Todos los años se plantean, además, distintos
objetivos. Uno de los que se propuso AUMA para este año fue el de “crear
conciencia de que ayurveda es un sistema médico científico basado en
evidencia”.
Puede parecer
que la ciencia y una medicina que hace tanto hincapié en lo emocional o
espiritual están muy lejos, pero De Prado explicó a Galería que esa es
una concepción errónea. Ayurveda se basa en la evidencia, en experiencias de
métodos que desde hace 5.000 años vienen dando resultados. “La ciencia cambia
constantemente”, reflexionó, y añadió que muchas de las cosas que aprendió en
la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, donde estudió, hoy
cambiaron. Cosas que antes se creían beneficiosas “hoy están matando a la
gente”, dijo.
Iguales pero diferentes. Entre las
conferencias del Día Internacional del Ayurveda 2022, algunas trataron los
vínculos entre la medicina de occidente y la de oriente. Una de ellas fue la de
la argentina María Laura Colombo, especialista en Clínica Médica, Medicina
Ayurvédica y Homeopatía. Y hubo un concepto que repitió varias veces durante su
exposición: microbiota. La definió como “el conjunto de organismos vivos que
van a residir en un nicho ecológico determinado”. Explicó que, en el caso de la
microbiota humana, se trata de microorganismos que viven dentro y sobre las
personas y son, en su mayoría, bacterias. La mayor parte de ellas se ubica en
el colon, pero también están en la cavidad vaginal de la mujer, en la boca, en
el oído, los pulmones y la piel.
En el
ayurveda, la microbiota es un objeto de estudio central. También lo es en la
medicina tradicional. Según la primera, hay un macrocosmos, que es el universo,
y un microcosmos que son los seres vivos. Lo que sucede en uno repercute en el
otro. La “ciencia moderna”, según Colombo, habla de un ecosistema formado por
un conjunto de organismos vivos, el medio ambiente y las relaciones entre
ellos. “Podemos decir que somos ecosistemas andantes”, concluyó.
Para la
medicina ayurvédica es sabido que cada individuo tiene una microbiota única. Es
como si fuera una huella digital, no hay dos iguales. Hipócrates también
manejaba estos conceptos: sostenía que toda enfermedad comienza en el
intestino. El ayurveda rescata los síntomas del tracto digestivo y los
considera como el estadio primero de una enfermedad. Por eso, en esa medicina
integrativa se da mucha trascendencia a ese tipo de dolencias o desórdenes y se
apunta a removerlos o encontrar un equilibrio entre ellos.
Los distintos
tipos de microbiota en ayurveda tienen que ver también con los tres principales
“doshas”, que son humores o “aires vitales” presentes en todo organismo humano.
Se llaman Vata, Pitta y Kapha, y, según sus distintas combinaciones, pueden
hacer que un individuo esté en equilibrio o desequilibrio. Colombo explicó que,
si bien existe un microbioma central que comparten todas las personas, hay
microorganismos que son exclusivos de Vata, de Pitta y de Kapha. “Esto es
importantísimo porque hoy en día ya se habla de medicina de precisión. La
medicina ayurvédica ya desde hace miles de años estaba hablando de que no somos
todos iguales y no a todos nos vienen bien las mismas cosas, y ahora la ciencia
también lo reconoce”, dijo.
AUMA,
formación e integración. La Asociación Uruguaya de Medicina Ayurvédica es referente en Uruguay y
se propone difundir el conocimiento de esa disciplina integrativa para
contribuir en la salud de la población y en la educación de quienes ejercen la
medicina y otras profesiones relacionadas. Pero las opciones de formación que
existen en la actualidad se reducen a dos cursos que se ofrecen en AUMA. El
primero dura cuatro meses y las clases se dictan una vez por semana, durante
dos horas. El segundo es de profundización, para un segundo nivel, y dura un
año.
Según De
Prado, la asociación tiene entre sus proyectos el de crear un tercer curso que
esté dedicado solo a profesionales de la salud, en particular médicos,
psicólogos y nutricionistas. Para eso, los directivos de AUMA están en
conversaciones con autoridades de la India para que certifique sus opciones de
formación y les garantice un nivel profesional.
La doctora
especializada en Ayurveda explicó a Galería que, hasta el momento, en el
país esta medicina integrativa se ejerce “a pulmón”, en consultorios
particulares. Uno de los objetivos que se propone la asociación es poder
llevarla al ámbito comunitario, a hospitales o policlínicas. Y, sobre todo,
“que este conocimiento forme parte del sistema de enseñanza médico”, enfatizó.
De Prado es uno de los 14 miembros fundadores de AUMA, e integra el 20% o 25%
de médicos (estimado por ella misma) que practica el ayurveda en Uruguay.
En el Sistema
Nacional Integrado de Salud hasta el momento no existe un lugar para esta
medicina, no se puede sacar hora con un especialista en ayurveda porque no se
reconoce formalmente como especialidad. Pero, según Blauco Rodríguez, se podría
“cambiar el paradigma de la atención de salud” en Uruguay si se logra “plasmar
en los hechos e incluirla en todos los prestadores públicos y privados del
país”.