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    ¿A quién sirve la inclusión financiera?

    N° 1977 - 12 al 18 de Julio de 2018

    , regenerado3

    Nadie duda de la practicidad de tener una cuenta bancaria, tarjetas de crédito o mover el dinero en forma electrónica; pero esa decisión debe ser tomada en forma libre y voluntaria por cada persona y no ser una imposición del Estado.

    Los bancos privados siempre se quejaban de la baja “bancarización” de la sociedad, pero tampoco hacían mucho por mejorar ese indicador: cobraban costos muy altos por mantener una cuenta, demoraron en incorporar tecnología (entre otras cosas por la presión de los sindicatos) y no tenían demasiado interés en el segmento de “personas”.

    Ahora que la tecnología permite entregar servicios bancarios a un costo muy bajo, las personas deberían lanzarse a abrir cuentas y disfrutar de los beneficios de la “inclusión”. Pero si así fuera, ¿por qué algo tan bueno, lo tienen que imponer como obligatorio?

    En realidad, la llamada “inclusión financiera” es un lobo vestido de cordero. Bajo el ropaje de “incorporar a segmentos de la población y a las empresas que hasta ahora estaban excluidos del sistema financiero, otorgándoles el derecho de acceder en forma gratuita a un conjunto de servicios financieros básicos” 1, lo que se busca es que “el Gran Hermano” se asegure de cobrar hasta el último centavo en impuestos.

    George Orwell, en su famoso libro 1984, describe un mundo bajo un régimen totalitario, cuya mejor arma de control era el “neolenguaje”, una manera de controlar la mente de los ciudadanos a través de frases contradictorias como: “la guerra es la paz”, “la libertad es la esclavitud” o “la ignorancia es la fuerza”.

    Las palabras no son inertes e influyen en el comportamiento de las personas. Esto lo entendió Joseph Goebbles, jefe de propaganda nazi y también lo entendió Wall Street cuando armaron el negocio de las hipotecas subprime (hipotecas de baja calidad), que al incluirlas en fondos de inversión con lindos “nombres”, los hacían atractivos para los inversores.

    Así, por el año 2007, la firma Bear Stearns tuvo que lanzar un fondo de 3.200 millones de dólares2 para rescatar otro fondo que había perdido casi todo su capital. Pero si le llamaba Fondo con Hipotecas Basura, seguramente nadie invertiría en él. En cambio, le pusieron High Grade Structured Credit Strategies Enhanced Leverage Master Fund3 (algo así como Fondo Estratégico de Crédito Estructurado y Apalancado de Alta Gama). ¿Quién no compraría algo con ese nombre tan bonito?4

    Si nuestra “ley de inclusión financiera” se llamara “ley de esclavitud financiera”, no recogería ni adeptos, ni votos. Si en Uruguay se cobrara impuestos razonables (un IVA al 10% y no al 22%), si los costos de contratar personal no fueran de casi el 50% y los servicios públicos funcionaran adecuadamente, la gente no se preocuparía por evadir impuestos ni el Estado tendría que crear estos mecanismos orwellianos de control.

    La llamada “inclusión financiera” —en definitiva— sirve más al Estado y a los bancos que a los ciudadanos; cuando debería ser al revés.

    Ya lo dijo Peter Drücker en su libro La gerencia: “La empresa existe para realizar aportes fuera de sí misma, para atender y satisfacer a quienes no son sus miembros. El hospital no existe para bien de los médicos y las enfermeras, sino de los pacientes. La escuela no existe para provecho de los docentes, sino de los alumnos. La administración que olvida este hecho administra mal”.

    Y cuando tienes que imponer un servicio, restringir la libertad o evitar la libre contratación, es que estás administrando mal.

    1 http://inclusionfinanciera.mef.gub.uy/18839/15/areas/fundamentos-del-programa-de-inclusion-financiera.html

    2 https://www.nytimes.com/2007/06/23/business/23bond.html

    3 https://fcic-static.law.stanford.edu/cdn_media/fcic-docs/2006-12-31%20Bear%20Stearns%20High%20Grade%20Structured%20Credit%20Strategies%20Enhanced%20Le...

    4 Vale la pena que vean este breve video donde dos comediantes ingleses explican la crisis subprime con datos reales, ya que no hay nada más tragicómico que la propia realidad: https://www.youtube.com/watch?v=pFmYIFk5i1Q