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    ¿En qué negocios debe meterse el Estado?

    N° 1916 - 04 al 10 de Mayo de 2017

    , regenerado3

    Para los liberales, el Estado no debe meterse en ningún negocio. Para los comunistas, debe meterse en todos. Y para los populistas o “progresistas”, debe meterse en todos aquellos que les traiga votos, dinero o poder.

    A los uruguayos nos han lavado tanto la cabeza desde las épocas de “don Pepe” (Batlle) hasta las épocas de “el Pepe” (Mujica), que no concebimos un Uruguay sin un Estado “industrial y comercial”.

    De nada sirve la evidencia empírica de cien años de fracasos. Seguimos amando a la Ancap fundida, a la Antel monopólica y extrañamos a Pluna, que nos daba tanta “soberanía” y “conectividad”. Pero lo cierto es que todos esos negocios son de los negocios que menos dinero dejan en el mundo; demandan enormes cantidades de capital y van camino a su declinación.

    La telefonía fija está muerta. El petróleo tiene sus precios estancados en los U$S 50 el barril y no se moverá mucho más de eso en los próximos cinco años. Los márgenes son mínimos y los riesgos de explotación, enormes. Los seguros son un commodity y las empresas de aviación viven desesperadas para ver cómo ganar unos centavos. Y ni hablemos de la ridiculez de fabricar whisky, portland o perfumes.

    Entonces, ¿para qué se mete el Estado uruguayo en este tipo de negocios tan intensos en capital y con baja rentabilidad? No tiene sentido.

    Imaginemos por un momento que esos mil millones de dólares que acabamos de enterrar en el pozo negro de Ancap, lo hubiéramos invertido en nanotecnología, biotecnología, robótica, genética, energías limpias o impresoras 3D.

    ¿Qué tal si “Uruguay Sociedad Anónima”, en vez de ser accionista en la espantosa, fundida y ruin AFE, fuera accionista de Tesla Motors? ¿Qué les parece si en vez de tirar la plata en el absurdo Antel Arena, la hubiéramos invertido en alguna de las empresas más importantes a nivel global en fabricación de fibra óptica? ¿Y si en vez de gastar millones en crear la Universidad Tecnológica en el interior del país, hubiéramos utilizado ese dinero para abrir una sucursal del MIT (Massachusetts Institute of Technology) en Punta del Este? Y a cambio de esas inversiones, negociar la incorporación de técnicos, empleados, profesores o investigadores uruguayos en cada uno de estos emprendimientos de clase mundial.

    Los Estados (o mejor dicho: los ciudadanos representados a través de la institución Estado) probablemente estemos dispuestos a invertir parte de nuestros dineros en aquellos proyectos que, por sus enormes riesgos iniciales, pero a su vez, con sus enormes beneficios futuros, no estén dispuestos a correrlos solos unos pocos inversores privados.

    Así, en temas vinculados a las innovaciones en salud, al cuidado del medio ambiente, la mejora de la educación o las grandes obras de infraestructura, sería oportuno que los contribuyentes podamos apreciar que vale la pena pagar un poco de dinero hoy en impuestos para tener grandes beneficios mañana (directos algunos, indirectos otros).

    Dejo a los analistas bursátiles y a los especialistas en finanzas, para que hagan el siguiente cálculo: ¿cuánto dinero tendríamos hoy los uruguayos si en vez de haberlo despilfarrado en nuestras mal llamadas “empresas públicas”, lo hubiéramos invertido en un portafolio conservador de empresas Fortune 500, en el Nasdaq o en varias start up de Silicon Valley?. Seguramente hubiera sido mucho más rentable y provechoso que haberlo hecho en Ancap, AFE, Pluna, e incluso en el mismísimo BROU.

    Pero, ¿quién se anima a enfrentarse a estas vacas sagradas de la s?