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    ¿Para qué queremos a la DEA?

    Columnista de Búsqueda

    Nº 2221 - 20 al 26 de Abril de 2023

    Con sus luces y sombras, la DEA (la agencia estadounidense para el combate al narcotráfico) está rodeada de un aura mítica y de una imagen poderosa que en más de una ocasión los carteles de la droga han puesto en entredicho.

    Al comienzo de este gobierno, en esa cultura de mezclar temas técnicos con la demagogia, se dijo que la oficina de la DEA se había mudado de Montevideo a Buenos Aires disconforme con la política antidrogas de la anterior administración.

    Nada que ver. La DEA se mudó a Buenos Aires por razones presupuestales y porque Argentina es un mercado mucho más grande, interesante e influyente que Uruguay. Punto.

    Los oficiales de la DEA van y vienen desde la vecina orilla pero en ciertos círculos se ha instalado una obsesión por lograr que la agencia, que cuenta con unos 11.000 funcionarios en 62 países y un presupuesto de 2.500 millones de dólares, regrese a Montevideo.

    ¿Para qué?

    Nadie lo sabe con certeza.

    La DEA no llega a un país a solucionar el problema que ese país no soluciona por sí. No llega a hundirse en un problema que es irresoluble para los nacionales. Más bien llega cuando hay soluciones encaminadas y puede contribuir a culminarlas de la mejor manera.

    ¿Para qué va a venir la DEA que hace años esperó en vano que se tomara en serio el sistema de escáneres del Puerto de Montevideo, considerado hoy uno de los llamados “puertos de nueva generación”, desde donde sale buena parte de la droga que va hacia Europa desde América del Sur, lugar en el que se produce el 96% de la cocaína?

    Los oficiales antinarcóticos saben que cuando le dan un golpe al narco las mafias ya están pensando dos pasos hacia adelante y por eso, con la esperanza de que el puerto controle en algo el pasaje de drogas con el nuevo escáner, se adquirieron lanchas patrulleras, ya que el próximo paso de los narcos, se sospecha, será el trasiego de droga en alta mar.

    ¿Para qué va a venir la DEA a un país que se sumió en un debate sobre ley de derribos, que tiene una incidencia mínima en el combate al narco, primero porque las grandes cantidades no ingresan por avión y porque se sabe desde hace años que los carteles no le dan a los transportistas ninguna información que permita avanzar en una investigación?

    ¿Para qué va a venir la DEA a un país donde los gobiernos se disputan quién requisó más droga cuando hace años se sabe que la droga es ilimitada y que a lo que hay que apuntar es a destruir la organización mafiosa, sin importar la cantidad de droga que cayó, normalmente en controles fronterizos y no por investigaciones de inteligencia?

    ¿Para qué va a venir la DEA si desde los organismos vinculados al combate al lavado de dinero tienen muy poco para ofrecer? Un país, primero en consumo en la región, que hace gala de combatir el creciente microtráfico en operativos que nunca pero nunca llegan a saber cómo esas organizaciones, que manejan millones de dólares, hacen para lavar el dinero.

    ¿Para qué va a venir la DEA si en su país están tratando de liberar las cárceles porque se han dado cuenta de que no solo son base de operaciones de los carteles sino que no rehabilitan y son una escuela de narcos y aquí no se ven pasos para mejorar esas mazmorras medioevales?

    Con un agravante en Uruguay: las fuerzas de seguridad temen que el Primer Comando de la Capital (PCC), la mayor mafia regional, entre a Uruguay por la frontera cuando desde Estados Unidos se está advirtiendo que, si no se hace una reforma carcelaria, el PCC no va a ingresar por la frontera sino que va a salir de las cárceles, donde recluta a sus soldados que luego cambian drogas por armas y se convierten en una especie de guerrilla del crimen organizado, dando un salto cualitativo de violencia como el país jamás vio.

    ¿Para qué quieren que venga la DEA si esta oficina tiene como una de sus modalidades más eficientes de funcionamiento la creación de comandos unificados con policías y militares, con base en territorio extranjero, algo que ni las leyes uruguayas permiten ni algunos sectores políticos lo permitirían porque lo ven como una injerencia externa en el país?

    ¿Para qué va a venir la DEA? ¿A ver cómo se viene el próximo debate acerca de que los militares necesariamente en este régimen prohibicionista tendrán que involucrarse en la guerra al narco, ya que los cielos y el mar son de su incumbencia y no de la Policía?

    La DEA, como todas las grandes organizaciones de inteligencia, ha tenido desvíos en su accionar, pero se toma en serio el paradigma prohibicionista y está en guerra contra el narco, una guerra a juicio de muchos perdida, pero cuando los países admiten ingresar en esta lógica deben tomársela en serio.

    Y en esta experiencia acumulada en todo el planeta, las organizaciones antinarcóticos están advirtiendo que quienes se sienten alejados de las zonas donde los sicarios riegan de sangre las calles de las ciudades un día verán cómo el crimen organizado tiene mil caras. Por ejemplo: el rapiñero va por el dinero y en su camino puede terminar agrediendo a la persona. El sicario agrede a la persona en busca del dinero. Acostumbrado a disparar y luego preguntar, cuando son dejados de lado por una organización o el trabajo escasea, cambian de rubro. Todo indica que el próximo paso será el de los secuestros, que ya se están dando en la periferia pero con modalidades y en entornos que no trascienden al gran público.

    Todos los males asociados al narcotráfico que, se anunció, llegarían al país han ido llegando. Lo que no parece que vaya a llegar por ahora es la DEA.